"Las miradas forman
parte del espectro de percepciones que circulan en el mundo respecto de
Bolivia, su modelo económico, y del presidente Evo Morales”.
"La Bolivia de Morales ha conocido en la última década la racha de mayor
expansión capitalista de su historia”, afirma el periodista Miguel
Ángel Bastenier, en El País. "Evo deberá enfrentar el fin del boom de
los commodities”, sostiene a su vez el especialista John Paul Rathbone,
en el Financial Times.
Las miradas forman parte del espectro de
percepciones que circulan en el mundo respecto de Bolivia, su modelo
económico, y sobre el presidente Evo Morales, las cuales se
actualizaron con las elecciones del pasado 12 de octubre, en las que
éste fue reelecto para un tercer mandato.
En estas páginas, Ideas
difunde los artículos publicados en El País, The Guardian, Financial
Times, entre otros. Dos de los puntos de análisis que se vislumbra en
las consideraciones de los especialistas, además del modelo económico,
son: el discurso del Gobierno versus su real práctica, y si Morales
buscará perpetuarse en el poder.
Bastenier sostiene al respecto de
lo primero, que el presidente Morales "maneja una revolución solo
retórica y únicamente étnica”. Sobre lo segundo, el escritor Martín
Caparrós en una conversación con Martín Sivak -autor de la biografía
Jefazo- reproduce una frase de Sivak, quien afirma que a Morales le
tocará elegir "entre su promesa (‘Nunca habrá borrachera de poder’) y
los que lo quieren para siempre en el Palacio Quemado”.
La cancha inclinada de Evo Morales
Por: Miguel Ángel Bastenier, publicado en El País, el 14 de octubre.
El
presidente boliviano Evo Morales lo quería TODO, así con mayúsculas, y
todo ha conseguido si acaso con caligrafía más modesta. Quería pasar del
70% de voto popular, mejorando sus resultados anteriores (2006 y 2010),
y quedará a tres o cuatro puntos de las últimas presidenciales, cuando
obtuvo el 64%; logrará los dos tercios de escaños en la Asamblea
Nacional para gobernar sin oposición, y si no ha cumplido su objetivo de
vencer en las nueve regiones del país -perdió solo en Beni- ha
triunfado en Santa Cruz, motor económico y empresarial del país, antaño
gran bastión opositor. El politólogo Fernando Molina lo ha calificado de
"fin de la polarización” entre indonacionalistas y élites que habían
gobernado Bolivia los siglos anteriores. Sólo le falta para completar
tan majestuoso copo hacer que se apruebe la reelección indefinida, como
el desaparecido Hugo Chávez en Venezuela y posiblemente Rafael Correa en
Ecuador.
Esa puede ser la explicación, aparte del ego inflado de
tanto éxito, de lo que se ha llamado la política de la "cancha
inclinada”, de la que el Presidente podría haber prescindido para ganar
sin problemas. Así se designa un campo de juego en el que el rival tiene
que jugar cuesta arriba y el local se desencadena hacia abajo. La
inclinación consiste en la utilización de recursos públicos, medios de
comunicación, inauguración de obras en televisión, generosidades de
última hora, como un nuevo aguinaldo anual para mayores de 60 años que
perciban la renta dignidad, y todo un reparto de la riqueza, aunque por
vía básicamente asistencial.
El Presidente, que gobierna en nombre de
una Bolivia plurinacional de indígenas, mestizos y eurodescendientes,
pero sobre la base de que el indio ha vuelto a reclamar lo que tenía y
le arrebataron los españoles, maneja una revolución sólo retórica y
únicamente étnica. Si en la Venezuela fundadora del bolivarianismo no
cesan de proclamar la próxima domesticación del capitalismo, y en
Ecuador el presidente Correa está cada día más enfadado con las grandes
compañías occidentales, la Bolivia de Morales ha conocido en la última
década la racha de mayor expansión capitalista de su historia, bien que
haciéndole pagar por los hidrocarburos lo que los Gobiernos criollos
jamás osaron limosnear; con el remate de un crecimiento del PIB de 9.500
millones de dólares en 2005 a 33.000 millones en 2013.
Esta Bolivia
ha volcado en gasto social más de 8.000 millones de dólares en esos
años; multiplicado por 10 o más los ingresos por exportación de
combustible; creado una incipiente clase media que se le mantiene fiel, y
convencido a la clase empresarial cruceña de que con su Gobierno le va a
ir aún mejor. Si Nuestro Señor y la Pachamama lo tienen a bien, Morales
será el Jefe de Estado más longevo de la historia, cuando menos de la
democrática del país (2006-2020).
En su discurso de exaltación de la
victoria el Presidente volvió a hablar, sin embargo, de futuras
nacionalizaciones, que hasta hace unos años solemnizaba anunciando
alguna cada 1 de Mayo. Pero puede que sea sólo un brindis al sol. Con
todo su griterío antiimperialista y homenaje al castrismo fundacional es
por su construcción de una nueva Bolivia por lo que Evo arrasa.
Evo deberá enfrentar el fin del boom de los commodities
Por: John Paul Rathbone, publicado el 14 de octubre en el Financial Times.
Después
de cambiar la Constitución para poder presentarse nuevamente como
candidato, Evo Morales acaba de obtener su tercer mandato como
presidente de Bolivia con un triunfo aplastante. El ex líder sindical
consiguió el dominio mayoritario del Congreso. También domina el Poder
Judicial, por lo que consolidó el control del país. Por lo tanto,
cualquier éxito o fracaso en los próximos cinco años será sólo de
Morales. El mayor interrogante es si en cinco años buscará otra
reelección.
Hay varias razones que explican porqué este próximo
mandato será más difícil que el último. A Morales normalmente se lo
asocia al grupo de países latinoamericanos ALBA, dominado por Venezuela y
Cuba. Sin embargo, hay que decir que el Presidente de Bolivia condujo
la economía mucho mejor que la mayoría de sus pares de izquierda. Y lo
que es verdaderamente importante, comprendió que una macroeconomía
sólida le otorgaba la autonomía que le permitía fanfarronear frente a
capitalistas e imperialistas cuando quisiera. Con esa retórica consiguió
apoyo popular en su país. También le brindó protección política para
formar alianzas más estrechas con el sector privado. Dependiendo del
punto de vista, ésta fue una política inteligente, o son señales
incipientes de la "democracia administrada” característica de algunos
otros países dominados por los commodities, como Rusia o Venezuela.
Pero
ahora se está desvaneciendo el auge de los precios de los commodities.
Eso dañará el valor de las exportaciones mineras de Bolivia. Morales
también necesita más inversión, que a sólo 19% del PBI sigue siendo
baja. El mayor atractivo para los inversores son las reservas de gas
natural que tiene el país. Pero la revolución del shale gas en Estados
Unidos, las reformas del sector energético de México, y hasta las
enormes reservas de shale gas que posee Argentina limitarán el relativo
encanto de Bolivia. Morales podría enfrentar un malabarismo financiero
más complicado.
Hasta ahora, el boom de las materias primas ayudó al
gobierno de Morales a financiar algunos de los impresionantes avances
sociales. Sin embargo, no son logros únicos de su país; en el resto de
la región también disminuyeron la pobreza y la desigualdad durante la
década pasada. La cuestión es si se pueden sostener económicamente.
Luego
está la política: ¿Morales va a dar un paso al costado en 2020, o
querrá otro mandato? Desafortunadamente, el fin del auge de las materias
primas en América Latina coincide con una simultánea erosión de los
frenos y equilibrios constitucionales: "continuismo”, y no "populismo”
es la palabra que se escucha allí. El Partido de los Trabajadores de
Brasil hace 12 años que está en el poder y busca otros cuatro en el
balotage de este mes. Cristina Fernández, ya sea como presidenta ella
misma o como primera dama, gobierna Argentina hace 12 años; el Partido
Socialista venezolano está en poder hace 16 años; y para finales de su
mandato, Morales habrá acumulado 15.
Comparado con el optimismo que
en los 80 posterior a la transición democrática en la región, ésta es
una tendencia potencialmente preocupante.
Evo prueba que el socialismo no arruina la economía
Por: Ellie Mae O’Hagan, publicado en The Guardian, el 14 de octubre.
El
socialista Evo Morales, que hace unos días fue reelegido para un tercer
mandato en Bolivia, ha sido por mucho tiempo motivo de la burla de los
medios del hemisferio norte. Así como el desaparecido Hugo Chávez fue
frecuentemente representado como un payaso populista cuyos discursos
antinorteamericanos disfrazaban su incompetencia. De esta forma, las
noticias de su aplastante victoria se enfocaron en que era "una victoria
del antiimperialismo”, como si el sentimiento antinorteamericano fuera
la única pauta de sus ocho años de su gobierno.
En realidad es más
probable que la popularidad de Morales sea el resultado de las
extraordinarias reformas socioeconómicas que ha impulsado, las que -de
acuerdo al New York Times- han transformado la economía boliviana de un
caso perdido a un modelo que recibe elogios incluso de inesperadas
instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional,
una ironía considerando que el éxito de este país es el resultado de una
administración socialista que rechazó las recomendaciones del FMI desde
el primer día (...).
Es así que la reelección de Morales era
obvia: a la gente le atrae la seguridad económica, de manera que si
alguien reduce la pobreza es probable que voten por él.
Es cierto que
Evo hizo muchos enemigos dentro de la Casa Blanca, pero probablemente
esto tiene menos que ver con la retórica que con el hecho de que él haya
demandado internacionalmente la legalización de la hoja de coca, que es
masticada por muchos bolivianos como parte de su cultura, pero que
también es convertida en cocaína (...).
Con todo, no sería correcto
decir que todo en el gobierno de Evo Morales es perfecto. A principios
de este año, su gobierno recibió críticas de organizaciones de derechos
humanos por bajar la edad para el trabajo infantil a los 10 años. Sin
embargo, lo que estas organizaciones ignoraron es que el Gobierno
boliviano había sido presionado por campañas de los propios sindicatos
de trabajadores infantiles (Unatsbo), que sostenían que la legalización
de la edad para trabajar es el primer paso para proteger a los más de
850 mil niños trabajadores de la explotación que proviene del trabajo
clandestino. Con todo, ésta tendrá que ser una de las prioridades para
su nuevo mandato. No hacerlo sería un error para un proyecto
progresista.
Además, en términos sociales, Evo ha recibido el pedido del
defensor del Pueblo de Bolivia, Rolando Villena, para legalizar las
uniones del mismo sexo. Asimismo, tendría que imitar la decisión del
presidente uruguayo, José Mujica, sobre la despenalización del aborto,
para disminuir los altos índices de mortalidad materna. Finalmente,
Morales también debe enfrentar las críticas de los líderes indígenas que
lo acusan de haber fallado en sus compromisos por defender los derechos
de los indígenas y al medio ambiente.
Haga lo que haga en este
tercer mandado, lo hecho hasta ahora por este Presidente es
sobresaliente. Ha desafiado la sabiduría convencional, que sostenía que
las políticas de izquierda dañaban las economías y que las clases
trabajadoras no pueden conducir exitosamente una economía. Él lo hizo
enfrentando la presión del FMI, de la comunidad internacional y del
Gobierno de EEUU. En el éxito de Morales se pueden encontrar importantes
lecciones políticas y, posiblemente, todos podamos aprender de él
Puntos de vista
Flavio Machicado S. Economista
"Se vislumbra el espejismo del crecimiento”
Hay
no más el espejismo del crecimiento de la economía. Lamentablemente la
gente ni siquiera los organismos internacionales se han preocupado de
calcular exactamente bien qué es lo que significa.
Si la economía ha
crecido al 5% en nueve años -la economía real, o sea la cantidad de
bienes y servicios efectivos-, no pudo haberse triplicado como sostiene
el Gobierno. El crecimiento no puede ser mayor al 50%.
Entonces,
¿qué es lo que hace el Gobierno? Utiliza el concepto de PIB nominal, que
es el valor de la producción, que es simplemente el incremento de los
precios y no de los bienes. En consecuencia toda la gente piensa que lo
que se han triplicado es el PIB real. Y el Gobierno, claro, habla de PIB
nominal, ¿y quién sabe qué es PIB real y PIB nominal? Sólo un
profesional.
En consecuencia lo que se ha aumentado es el precio, el
valor de la producción. Eso es lo que hace pensar a la gente que hubo
un gran milagro, que no es tal.
El crecimiento de la economía no es
de forma permanente, sino que unas veces es más y otras veces no. Ahora,
el 2008, la irrupción de San Cristóbal en la economía significó el
incremento del 50% del PIB de ese año, porque irrumpió con una
cantidad brutal de minerales. El otro fenómeno es que los otros
incrementos es la sobreexplotación de los yacimientos gasíferos, más
allá de lo que aconsejable. Entonces, han acelerado la producción, que
es algo muy peligroso porque da lugar a un agotamiento prematuro de
yacimientos.
Eso ha provocado una mayor demanda, que es otro de
los factores de crecimiento. Entonces, no hay una base real que pueda
justificar el entusiasmo que tiene el Gobierno en materia económica... y
en consecuencia el círculo que hay es perverso. No es un círculo
virtuoso. Es muy complicado si es que los precios de las materias primas
se caen en algún momento.
Una tercera vía andina
Por: Alicia González, publicado en El País el 13 de octubre.
Si
uno repasa la hoja de servicios macroeconómicos de Bolivia en los
últimos años, no podría menos que equiparar al Gobierno de Evo Morales
con la más pura ortodoxia económica. La economía boliviana crecerá un
5,2% este año, después de alcanzar un 6,8% en 2013; su balanza por
cuenta corriente exhibe un saludable superávit del 3,3% del PIB; las
cuentas públicas arrojaron un saldo positivo del 1% el año pasado y algo
parecido se prevé para éste, y la deuda pública se situó en el 32,6% en
2013. Al mismo tiempo, la pobreza se ha reducido del 60% de la
población en 2006 al 45% en 2011, según el Banco Mundial.
Es el
Modelo Económico Social Comunitario Productivo de Evo Morales, una
especie de tercera vía que el líder boliviano parece querer imponer para
uno de los países más pobres de América Latina. Un modelo alejado del
desastre económico y social venezolano pero manteniendo una clara
distancia con la inversión extranjera y el sector empresarial, más en la
línea seguida por Ecuador. Una ecuación que se sostiene sobre la base
de unos suculentos ingresos por la exportación del gas -3.670 millones
de euros entre enero y septiembre-, aupados por la fuerte demanda de
materias primas de China y la estabilidad que arrojan los contratos con
Brasil y Argentina, explotados a través de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos (YPFB) con escasas interferencias políticas. "Hay un
discurso político muy radical que poco tiene que ver con su política
económica”, apunta Gonzalo Garland, economista de IE Business School.
Un
equilibrio complicado y con muchas complicaciones para el futuro.
"Morales tiene que consolidar lo logrado en el ámbito de la disciplina
económica y fiscal y lograr la explotación de los yacimientos de hierro y
litio, una decisión que lleva tiempo parada por sus recelos frente a la
inversión extranjera”, advierte Carlos Malamud, investigador principal
de América Latina del Real Instituto Elcano. Sin esas inversiones, será
difícil avanzar en los planes para reindustrializar el país, que el
Gobierno ha anunciado de forma genérica para 2025, invertir en
infraestructuras y avanzar hasta ser considerado una economía emergente
"porque Bolivia ni siquiera está ahí”, advierte Ramón Casilda, consultor
estratégico para América Latina. "Por ahora, desarrolla una economía de
bajos salarios y basada en el comercio de materias primas.
Pero tiene
que apostar por la educación y por el desarrollo tecnológico para poder
competir con otros países más avanzados. O corre el riesgo de caer en la
trampa del crecimiento”.
Nadie ha hablado de los planes educativos
durante la campaña, donde sí han sido varios los guiños al sector
empresarial, hasta sellar una especie de paz con los empresarios de
Santa Cruz, la provincia más rica y más dinámica del país. No se espera
una nueva oleada de nacionalizaciones, como las llevadas a cabo en 2006,
aunque la reciente ley de servicios financieros, que obliga a los
bancos a facilitar el crédito para vivienda a determinados grupos,
suscita algunos recelos. "Habrá que ver si las promesas electorales se
cumplen”, remata Casilda.
Evo Morales: la tentación de uno mismo
Por: Martín Caparrós, publicado el 14 de octubre en El País.
Debe
haber un momento en que miran alrededor y piensan: pobrecitos, qué
sería de todos ellos si no estuviera yo. O, incluso: qué habría sido de
todos ellos si yo no hubiese estado. O, si acaso: qué será de todos
ellos cuando yo ya no esté. O quizá piensen ay, qué duro ser el único
que. O tal vez, quién sabe: ¿por qué será que solo yo lo puedo? Lo
cierto es que, piensen lo que piensen, creen que el Estado -de las
cosas, de los cambios, de su ¿revolución?- son ellos y que sin ellos
nada. Entonces, se contradicen en lo más hondo y ceden gozosamente a la
tentación de sí mismos.
La novela de dictador fue un clásico de la
literatura hispanoamericana durante décadas, entre los veintes del
Tirano Banderas y los setentas del Otoño del patriarca, pasando por
El señor presidente y Yo el supremo. Pero ya no se escriben; ahora, en
América Latina, la figura del dictador tradicional ha sido reemplazada
por la realidad del presidente democráticamente elegido que no soporta
la idea de dejar de serlo.
El comandante Chávez iba para los 20
años, el doctor Correa va para un mínimo de 10, el matrimonio
Kirchner -donde el concepto de hombre fuerte fue reemplazado por la
pareja fuerte- para 12, el ex Uribe perdió su intento cuando ya había
hecho ocho. Nadie quiere bajarse. Pero hay uno que, en principio,
parecía inmunizado: un campesino boliviano, aborigen, dirigente de
sufridos cocaleros, un muchacho curtido en mil peleas que conocía el
valor del colectivo. Hasta que, inesperadamente, se transformó en
Presidente hace ocho años y lo hizo con tanto éxito y soltura que nunca
más quiso dejarlo. Hoy, 12 de octubre, Bolivia podría convertirlo en el
Presidente más persistente de su historia. Hace unos días se publicó su
mejor biografía, Jefazo (Debate), del argentino Martín Sivak, que ya
fue traducida al inglés, francés, chino e italiano.
-Su relación con el poder es sacrificial.
Me
dice Sivak, y que Morales no se toma vacaciones, que no tiene días
libres ni vida familiar, que vive al borde de sus posibilidades físicas.
-Pero, aun así, no se planteó dejar su lugar a otro. ¿Por qué?
-Bueno,
para estas elecciones tenía excelentes condiciones para hacerlo. Entre
el boom económico que sus medidas produjeron, las grandes mejoras
sociales, su popularidad y la pobreza de la oposición, podrían haber
impuesto un candidato nuevo.
-¿Y por qué no lo hizo?
Sivak conoce a Morales desde sus años pobres, cuando, a veces, de visita militante en Buenos Aires, le pedía dormir en su sofá.
-No
lo sé. Recuerdo de aquellas conversaciones, antes de ganar la elección
de 2005, y también después, una frase suya: "Nunca habrá borrachera de
poder”. Ahora, en campaña, ha dicho que en 2020 se irá a su casa. Los
más obsecuentes pedirán el cambio de la Constitución para introducir la
reelección indefinida. Así que a él le tocará elegir entre su promesa y
los que lo quieren para siempre en el Palacio Quemado.
Hay un punto que Sivak insiste en subrayar: Que desde que Morales es presidente, Bolivia es un país más justo y más democrático:
-Pero
esa democratización no se tradujo en el modo en que el Ejecutivo
gobierna: Morales no impide la propagación del evismo y concentra todas
las decisiones, desde las negociaciones con YPFB - Repsol hasta el menú
de sus custodias.
Porque una cosa, parece, es invocar al pueblo, y otra confiar en lo que él haga.