Diario
Progresista: Hetaira es una asociación pionera en los derechos básicos y
libertades de las prostitutas. Pero es un tema que sigue ocasionando
cansinos debates dentro y fuera del movimiento feminista. ¿Podías
citarme algún país o legislación como ejemplo o no existe tal cosa?
Cristina Garaizabal: Hetaira, desde su nacimiento hace 20 años, se ha inspirado en lo que plantean las trabajadoras del sexo (tanto a nivel internacional como a nivel local) y mantiene contacto con otras organizaciones pro derechos. Por ejemplo, hemos participado en los últimos años, en un proyecto europeo INDOORS donde hemos podido constatar que no existe ningún país que en estos momentos represente bien aquello por lo que luchamos. Quizás lo más próximo pueda ser Alemania pero la tendencia general en Europa en estos momentos es un recorte importante de los derechos de las trabajadoras del sexo imponiéndose una línea más puritana y abolicionista en la forma de legislar sobre este asunto. Por lo general se impone el “control” sobre las prostitutas pero no se legisla desde una perspectiva de derechos.
Diario P: Se habla hoy ya de varios feminismos, sobre todo, dentro del amplio espectro de ese feminismo que “no llegó al poder”. ¿Confías en el compromiso de las nuevas fuerzas políticas surgidas tras el 15-M con los derechos y libertades de las mujeres en todos los ámbitos sociales?
C.G.:Como Hetaira siempre hemos confiado en las fuerzas progresistas surgidas tras el 15-M aunque somos conscientes de que eso no vendrá dado sino que deberá ser conquistado por las personas implicadas. Y particularmente en relación a los derechos de las mujeres trabajadoras del sexo sabemos que es uno de los temas más controvertidos dentro de la sociedad y del propio feminismo y por ello hemos solicitado entrevistas con las nuevas fuerzas políticas y estamos participando, en la medida de nuestras posibilidades, en los espacios donde se discute el asunto.
Diario Progresista: El compromiso de Hetaira no ha sido en un único sentido sino en varios No obstante desde organizaciones como la vuestra habéis sido pioneras en reivindicar los derechos y libertades de las trabajadoras sexuales. Pero lo más importante, como me decía Montse Neira, es que disteis voz a las interesadas, españolas e inmigrantes. Ellas empezaron a hablar sin intermediarios e incluso a contar sus historias por escrito.
Cristina G:Las trabajadoras del sexo estuvieron presentes en la propia fundación de Hetaira. Siempre hemos tenido claro que el protagonismo en esta lucha tenía que ser de las trabajadoras del sexo. Por ello, cuando tenemos entrevistas con instituciones o con quien sea intentamos que ellas estén presentes y sean las que hablen. Las acciones en las que nos involuicramos van precedidas de las necesidades que ellas mismas expresan previamente en asambleas y, entre todas, redactamos las consignas, hacemos las máscaras (para las que no quieren ser reconocidas) y las pancartas, publicamos sus historias… es decir intentamos siempre darles el protagonismo que se merecen porque lo que no tiene sentido son esos actos donde quienes hablan lo hacen desde la teoría, la ideología o sus propias convicciones pero no está la voz de las prostitutas. Uno de nuestros objetivos prioritarios como organización es que cualquier política que se elabore en relación a este tema tenga en cuenta la voz de las trabajadoras del sexo.
D.P: También te has aproximado a las nuevas visiones sobre la transexualidad. El tema de la despatologización sigue en el candelero porque las leyes no garantizan del todo el fin de protocolos y visitas a todo tipo de consultas. Dentro del propio movimiento transexual y transfeminista hay diferentes visiones ¿Cuál es la vuestra (tuya?)?
C.G.: Como Hetaira apoyamos el tema de la despatologización trans y hemos acudido a los actos y reivindicaciones que desde estos colectivos se plantean. Muchas de las personas que ejercen la prostitución por decisión propia son mujeres trans y, por tanto, estamos muy atentas a sus necesidades.
Personalmente la transexualidad es algo que me ha interesado desde los años 80, tanto desde el punto de vista activista como desde el punto de vista profesional. Algunas profesionales de la psicología nos lanzamos a hacer acompañamientos a las personas trans. Ya en esa época, desde mi perspectiva activista feminista, consideraba que la transexualidad no era una enfermedad. Eso me ayudaba en los acompañamientos pero no extraje las consecuencias de ello que, posteriormente, el movimiento por la despatologización ha planteado. La existencia de este movimiento me parece muy importante y creo que plantea cosas que nos concierne no solo a las personas trans sino a todo el mundo. En este sentido estoy encantada de que exista gente joven que esté desarrollando todo esto. Además creo que la crítica a la dicotomía de géneros y al binarismo nos plantea toda una serie de retos a las teorías feministas tradicionales que, si sabemos recoger y profundizar bien, pueden ampliar el margen de actuación del feminismo (o transfeminismo, como quiera llamársele) y enriquecer en mucho las diferentes teorías feministas.
D.P: La militancia en una causa a-aunque en tu caso haya podido estar unida a tu experiencia profesional- ha sido siempre algo bastante complicado de conciliar con una vida de estudiante o trabajador/a etc. ¿Esto va a mejorar en estos tiempos o al revés?
C.G.: En mi caso particular el activismo ha estado unido a mi experiencia profesional en algunos casos pero no siempre. Mi actividad en Hetaira no está marcada por ser psicóloga sino que hago cosas diferentes en el colectivo aunque a veces atiendo a alguna mujer trabajadora del sexo porque lo necesita. Es decir, mi trabajo en Hetaira es voluntario y nada tiene que ver con lo profesional y, en este sentido, no siempre ha sido fácil conciliar la necesidad de trabajar para vivir y el activismo.
En relación a la perspectiva creo que va a empeorar y se están aumentando ya las dificultades para conciliar el trabajo profesional con el compromiso social (que con la crisis está cada vez peor pagado, con más exigencias y con jornadas laborales interminables… y para quien no lo tiene la angustia de buscarlo y las horas que eso implica. Además, antes algunas personas encontraban trabajo en ONG´s que algo tenía que ver con su militancia pero en la actualidad esto está cada vez más difícil por los recortes que hemos sufrido las organizaciones (algunas más que otras en función de la ideología y la adhesión a los distintos partidos que han estado en el Gobierno) con la tan manida crisis.
D.P: El tema del derecho al aborto y la negación de los derechos reproductivos de las madres lesbianas parecían devolvernos a un pasado de oscurantismo. También el fin de las campañas contra la expansión del VIH ¿Ha cesado esa amenaza o las feministas no deben bajar nunca la guardia ni dar temas por zanjados?
C.G: Estas amenazas siguen ahí y no creo que podamos dar ningún logro por definitivo. Más aún cuando los logros conseguidos son tan precarios y nuevos como en nuestro país y algunos de ellos incluso son logros parciales, por ejemplo los derechos reproductivos de las lesbianas. Un tema que el gobierno del PSOE, cuando legisló sobre el matrimonio homosexual dejó “olvidado”, retomó posteriormente y con el gobierno del PP es cuando volvió a estar presente para mal. En resumen, los logros no están tan afianzados y por lo tanto es necesario seguir con la guardia en alto.
D.P: Personalmente creo que desde la psicología no se han contemplado bien ni las cuestiones de género ni, sobre todo, los problemas de los adolescentes LGTB ni tampoco otro tipo de estigmas ligadas al género y la raza ¿Veis avances importantes en ese sentido o solo se producen en lugares específicos y ámbitos puntuales?
C.G: Completamente de acuerdo con lo que planteas. Creo que se van dando avances pero son muy lentos y parciales. Parece que la aprobación del matrimonio homosexual y de la Ley de Identidad de Género para muchos sectores de la población ha supuesto la consideración de que los problemas ya están solventados para la población LGTBI. Y nada más lejano a la realidad. Esas leyes acaban con la desigualdad legal en relación a algunos asuntos pero no implican que esta población esté en pie de igualdad en la realidad en todos los ámbitos de la vida. A las personas trans se les sigue exigiendo (según la ley) pruebas diagnósticas y patologizantes, la heterosexualidad se sigue considerando mejor que otras formas de orientación del deseo, las agresiones homófobas y tránfobas siguen a la orden del día, en los colegios se sigue dando el bulling homofóbico y las marcas de géneros concebida de forma binaria (baños y vestuarios diferentes para niñas y niños, uniformes diferentes también…) siguen estando presentes en los colegios. En resumen: queda mucho por hacer aún para acabar con la situación de desigualdad y el estigma que recae sobre esta población.
Cristina Garaizabal: Hetaira, desde su nacimiento hace 20 años, se ha inspirado en lo que plantean las trabajadoras del sexo (tanto a nivel internacional como a nivel local) y mantiene contacto con otras organizaciones pro derechos. Por ejemplo, hemos participado en los últimos años, en un proyecto europeo INDOORS donde hemos podido constatar que no existe ningún país que en estos momentos represente bien aquello por lo que luchamos. Quizás lo más próximo pueda ser Alemania pero la tendencia general en Europa en estos momentos es un recorte importante de los derechos de las trabajadoras del sexo imponiéndose una línea más puritana y abolicionista en la forma de legislar sobre este asunto. Por lo general se impone el “control” sobre las prostitutas pero no se legisla desde una perspectiva de derechos.
Diario P: Se habla hoy ya de varios feminismos, sobre todo, dentro del amplio espectro de ese feminismo que “no llegó al poder”. ¿Confías en el compromiso de las nuevas fuerzas políticas surgidas tras el 15-M con los derechos y libertades de las mujeres en todos los ámbitos sociales?
C.G.:Como Hetaira siempre hemos confiado en las fuerzas progresistas surgidas tras el 15-M aunque somos conscientes de que eso no vendrá dado sino que deberá ser conquistado por las personas implicadas. Y particularmente en relación a los derechos de las mujeres trabajadoras del sexo sabemos que es uno de los temas más controvertidos dentro de la sociedad y del propio feminismo y por ello hemos solicitado entrevistas con las nuevas fuerzas políticas y estamos participando, en la medida de nuestras posibilidades, en los espacios donde se discute el asunto.
Diario Progresista: El compromiso de Hetaira no ha sido en un único sentido sino en varios No obstante desde organizaciones como la vuestra habéis sido pioneras en reivindicar los derechos y libertades de las trabajadoras sexuales. Pero lo más importante, como me decía Montse Neira, es que disteis voz a las interesadas, españolas e inmigrantes. Ellas empezaron a hablar sin intermediarios e incluso a contar sus historias por escrito.
Cristina G:Las trabajadoras del sexo estuvieron presentes en la propia fundación de Hetaira. Siempre hemos tenido claro que el protagonismo en esta lucha tenía que ser de las trabajadoras del sexo. Por ello, cuando tenemos entrevistas con instituciones o con quien sea intentamos que ellas estén presentes y sean las que hablen. Las acciones en las que nos involuicramos van precedidas de las necesidades que ellas mismas expresan previamente en asambleas y, entre todas, redactamos las consignas, hacemos las máscaras (para las que no quieren ser reconocidas) y las pancartas, publicamos sus historias… es decir intentamos siempre darles el protagonismo que se merecen porque lo que no tiene sentido son esos actos donde quienes hablan lo hacen desde la teoría, la ideología o sus propias convicciones pero no está la voz de las prostitutas. Uno de nuestros objetivos prioritarios como organización es que cualquier política que se elabore en relación a este tema tenga en cuenta la voz de las trabajadoras del sexo.
D.P: También te has aproximado a las nuevas visiones sobre la transexualidad. El tema de la despatologización sigue en el candelero porque las leyes no garantizan del todo el fin de protocolos y visitas a todo tipo de consultas. Dentro del propio movimiento transexual y transfeminista hay diferentes visiones ¿Cuál es la vuestra (tuya?)?
C.G.: Como Hetaira apoyamos el tema de la despatologización trans y hemos acudido a los actos y reivindicaciones que desde estos colectivos se plantean. Muchas de las personas que ejercen la prostitución por decisión propia son mujeres trans y, por tanto, estamos muy atentas a sus necesidades.
Personalmente la transexualidad es algo que me ha interesado desde los años 80, tanto desde el punto de vista activista como desde el punto de vista profesional. Algunas profesionales de la psicología nos lanzamos a hacer acompañamientos a las personas trans. Ya en esa época, desde mi perspectiva activista feminista, consideraba que la transexualidad no era una enfermedad. Eso me ayudaba en los acompañamientos pero no extraje las consecuencias de ello que, posteriormente, el movimiento por la despatologización ha planteado. La existencia de este movimiento me parece muy importante y creo que plantea cosas que nos concierne no solo a las personas trans sino a todo el mundo. En este sentido estoy encantada de que exista gente joven que esté desarrollando todo esto. Además creo que la crítica a la dicotomía de géneros y al binarismo nos plantea toda una serie de retos a las teorías feministas tradicionales que, si sabemos recoger y profundizar bien, pueden ampliar el margen de actuación del feminismo (o transfeminismo, como quiera llamársele) y enriquecer en mucho las diferentes teorías feministas.
D.P: La militancia en una causa a-aunque en tu caso haya podido estar unida a tu experiencia profesional- ha sido siempre algo bastante complicado de conciliar con una vida de estudiante o trabajador/a etc. ¿Esto va a mejorar en estos tiempos o al revés?
C.G.: En mi caso particular el activismo ha estado unido a mi experiencia profesional en algunos casos pero no siempre. Mi actividad en Hetaira no está marcada por ser psicóloga sino que hago cosas diferentes en el colectivo aunque a veces atiendo a alguna mujer trabajadora del sexo porque lo necesita. Es decir, mi trabajo en Hetaira es voluntario y nada tiene que ver con lo profesional y, en este sentido, no siempre ha sido fácil conciliar la necesidad de trabajar para vivir y el activismo.
En relación a la perspectiva creo que va a empeorar y se están aumentando ya las dificultades para conciliar el trabajo profesional con el compromiso social (que con la crisis está cada vez peor pagado, con más exigencias y con jornadas laborales interminables… y para quien no lo tiene la angustia de buscarlo y las horas que eso implica. Además, antes algunas personas encontraban trabajo en ONG´s que algo tenía que ver con su militancia pero en la actualidad esto está cada vez más difícil por los recortes que hemos sufrido las organizaciones (algunas más que otras en función de la ideología y la adhesión a los distintos partidos que han estado en el Gobierno) con la tan manida crisis.
D.P: El tema del derecho al aborto y la negación de los derechos reproductivos de las madres lesbianas parecían devolvernos a un pasado de oscurantismo. También el fin de las campañas contra la expansión del VIH ¿Ha cesado esa amenaza o las feministas no deben bajar nunca la guardia ni dar temas por zanjados?
C.G: Estas amenazas siguen ahí y no creo que podamos dar ningún logro por definitivo. Más aún cuando los logros conseguidos son tan precarios y nuevos como en nuestro país y algunos de ellos incluso son logros parciales, por ejemplo los derechos reproductivos de las lesbianas. Un tema que el gobierno del PSOE, cuando legisló sobre el matrimonio homosexual dejó “olvidado”, retomó posteriormente y con el gobierno del PP es cuando volvió a estar presente para mal. En resumen, los logros no están tan afianzados y por lo tanto es necesario seguir con la guardia en alto.
D.P: Personalmente creo que desde la psicología no se han contemplado bien ni las cuestiones de género ni, sobre todo, los problemas de los adolescentes LGTB ni tampoco otro tipo de estigmas ligadas al género y la raza ¿Veis avances importantes en ese sentido o solo se producen en lugares específicos y ámbitos puntuales?
C.G: Completamente de acuerdo con lo que planteas. Creo que se van dando avances pero son muy lentos y parciales. Parece que la aprobación del matrimonio homosexual y de la Ley de Identidad de Género para muchos sectores de la población ha supuesto la consideración de que los problemas ya están solventados para la población LGTBI. Y nada más lejano a la realidad. Esas leyes acaban con la desigualdad legal en relación a algunos asuntos pero no implican que esta población esté en pie de igualdad en la realidad en todos los ámbitos de la vida. A las personas trans se les sigue exigiendo (según la ley) pruebas diagnósticas y patologizantes, la heterosexualidad se sigue considerando mejor que otras formas de orientación del deseo, las agresiones homófobas y tránfobas siguen a la orden del día, en los colegios se sigue dando el bulling homofóbico y las marcas de géneros concebida de forma binaria (baños y vestuarios diferentes para niñas y niños, uniformes diferentes también…) siguen estando presentes en los colegios. En resumen: queda mucho por hacer aún para acabar con la situación de desigualdad y el estigma que recae sobre esta población.
(Tomado de http://www.diarioprogresista.es/entrevista-a-cristina-garaizabal-militante-feminista-de-izquierdas-y-por-los-59561.htm)