Resistencia, rendimientos, uso de pesticidas y diversidad genética, todo mucho peor que los cultivos no transgénicos de Europa
Por la Dra. Eva Sirinathsinghji
Un nuevo estudio muestra que el sistema básico de cultivo del Medio
Oeste de los Estados Unidos, donde predominan los cultivos modificados
genéticamente, se está quedando atrás con respecto a otras regiones de
desarrollo económico y tecnológico similares. Europa Occidental, por
ejemplo, supera a los Estados Unidos ( y Canadá) en cuanto a
rendimientos, el uso de pesticidas, la diversidad genética y la
resiliencia de los cultivos, así como el bienestar de los agricultores.
El estudio, dirigido por
Jack Heinemann de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda, es una
dura crítica a este modelo a gran escala, el monocultivo en los Estados
Unidos, el mayor productor mundial de maíz según los registros que se
tienen desde 1961, confiando en producir cada vez más ante una población
en aumento (1). Esto es una advertencia para el
Ministro de Alimentación y Agricultura del Reino Unido Owen Paterson, que propone la introducción de los cultivos transgénicos en el Reino Unido (2).
Comparación entre el rendimiento en Europa y el Medio Oeste estadounidense
Los datos
del rendimiento del maíz, la colza, la soja y el algodón se obtuvieron
de la base de datos de la organización para la Alimentación y la
Agricultura de las Naciones Unidas (FAO), de Estados Unidos, Canadá y
los siguientes países europeos: Austria, Bélgica, Luxemburgo, Francia,
Alemania, Países Bajos y Suiza. Se utilizaron los registros desde 1961 a
2011, mientras que los datos de 2011 y 2012 se incluyeron por medio de
proyecciones y estadísticas adicionales. Se realizaron análisis de
covarianza (estadísticas ANCOVA) para comprobar si el rendimiento
difería significativamente entre localidades, años, porcentaje de
cultivos transgénicos y cualquier otro tipo de interacción.
Primero se compararon la
colza y el maíz, que tienen agroecosistemas similares (latitud,
temporada de cultivo y sistemas agrícolas comparables en acceso a la
biotecnología…). La principal diferencia entre los dos continentes es
que los Estados Unidos está saturado de variedades transgénicas, en
comparación con su casi total ausencia en Europa Occidental. Entre 1961 y
1986, el rendimiento medio de los cultivos de maíz en los Estados
Unidos fue de 5700 kg por hectárea, más que en Europa, que fue de 5438
kg por hectárea. Sin embargo, después de 1986, se produjo un cambio
significativo en el rendimiento entre las regiones comparadas. En Europa
Occidental el promedio fue de 8290 kg por hectárea, algo por encima de
los 8284 en los Estados Unidos ( véase el cuadro 1, expresado en
hectogramos). Esto viene a decirnos que los cultivos transgénicos no han
supuesto ningún beneficio para los Estados Unidos, contrariamente a lo
que se ha dicho, y el aumento de los rendimientos en ambas regiones se
debe a una mejora de la gestión y del cultivo convencional (véase la
figura 1).
Cuadro 1: Datos del rendimiento del maíz y la
colza en los Estados Unidos (Canadá) y en Europa. Rendimiento expresado
en hectogramos por hectárea
Figura 1: Los datos de rendimiento del maíz
muestran un mayor aumento en Europa en comparación con los Estados
Unidos, a pesar de que en Europa se cultivan muy poco las variedades
genéticamente modificadas.
Además, la diferencia entre
el potencial estimado de rendimiento y el rendimiento real, brecha de
rendimiento, es menor en Europa. Durante el período de 1961-2010, los
Estados Unidos alcanzaron unos promedios de rendimiento
significativamente más amplios, pero si se tiene en cuenta la
interacción entre año y ubicación, se observa un aumento más pronunciado
en el rendimiento del maíz en Europa en los últimos años, algo
coherente con unos mayores rendimientos en Europa que en los Estados
Unidos, a pesar de que aquí se utilizan cultivos transgénicos. Los datos
de rendimiento a partir de 2011, y los rendimientos proyectados para
2012, revelan una tendencia a la baja en los Estados Unidos en
comparación con Europa. Las fluctuaciones en los rendimientos son más
acusadas en los Estados Unidos, un signo de resistencia a los factores
de estrés ambiental, que también pueden desencadenar cambios importantes
en los precios de los productos agrícolas.
La colza ( o canola) muestra
un patrón similar cuando se comparan los rendimientos obtenidos en
Canadá, el siguiente país en adoptar los cultivos transgénicos después
de los Estados Unidos, con los rendimientos obtenidos en Europa. El
rendimiento medio ha sido siempre menor en Canadá, con unos 1100 kg por
hectárea durante le período 1961-1985, y una diferencia promedio aún
mayor entre 1986 y 2010, período en el que aparecen los cultivos
transgénicos en Canadá, pero no en Europa, con 1730 kg por hectárea. Los
rendimientos del trigo han aumentado de manera constante en ambas
regiones, pero aumentan a mayor ritmo en Europa. En ninguna región crece
el rendimiento del trigo transgénico, subrayando una vez más que el
incremento en los rendimientos en los últimos años no depende de las
tecnologías de modificación genética y que las tecnologías utilizadas en
Europa están mostrando una mayor productividad que en los Estados
Unidos.
Baja diversidad genética en los cultivos estadounidenses
A pesar de su tamaño, los
agroecosistemas de los Estados Unidos tienen niveles muy bajos de
diversidad genética, con el 80 al 85% del maíz, por ejemplo, basado en
la modificación del citoplasma T, en la década de 1980. Muchos cultivos
básicos han visto disminuir las variedades anteriormente existentes.
Como señala la FAO, China pasó de poseer 10.000 variedades de trigo en
1949 a 1000 en 1970, mientras que los Estados Unidos ha perdido el 95%
de las variedades de coliflor, el 91% de las variedades de maíz, el 94%
de las del guisante y el 81% de las variedades de tomate que poseía el
siglo pasado.
Las fuerzas económicas y
legislativas siguen promoviendo la uniformidad. La política agrícola de
los Estados Unidos afecta a la sostenibilidad : en la innovación ( con
la aplicación y desarrollo de las licencias y derechos de propiedad
intelectual); y las subvenciones públicas. Las subvenciones aumentan con
una mayor superficie de cultivo, con lo que se promociona el
monocultivo. Esto supondría una reducción en el coste del control de
plagas, en la cosecha y la mecanización, lo cual también ha sido el
impulsor de los cultivos transgénicos. Con los enormes subsidios
agrícolas otorgados a las explotaciones agrícolas, los Estados Unidos
puede vender los cultivos básicos como el maíz, el trigo, el azúcar y la
leche a un 73, 67, 44 y 61% del precio de coste en el mercado mundial,
lo que probablemente socave la aparición de más sistemas sostenibles de
producción. La baja diversidad en los cultivos ha llevado históricamente
a una incertidumbre en la producción de alimentos y en los precios.
La enorme producción a la
que han llegado los cultivos básicos ha supuesto en contra una reducción
en las variedades de semilla de las que pueden disponer los pequeños
agricultores y los agricultores más pobres, así como los agricultores de
producción ecológica. Mientras, los cultivos básicos son utilizados a
gran escala por las industrias no alimentarias, utilizándose para
producir cosméticos o medicamentos, por ejemplo, desodorantes,
antibióticos, tabaco, combustibles, pastas y adhesivos, productos
textiles, materiales de construcción o disolventes, entre otros. El
control que ejercen las grandes Corporaciones sobre estos cultivos
tienen consecuencias más allá de las fronteras nacionales. Los Estados
Unidos ha pasado de un sistema basado en el ahorro y el intercambio
público de semillas entre grandes y pequeños agricultores en el siglo
XIX, a uno basado en las patentes y la protección de las patentes de las
distintas variedades, semillas que no pueden guardarse para la próxima
plantación.
La aparición de variedades híbridas en la década de 1970,
con su consiguiente patente biológica y sin que los rasgos se transmitan
a las siguientes generaciones, ha dado el control de las semillas a las
grandes empresas, que mantienen la patente legal sobre las mismas. Esto
ha llevado a la desaparición de muchos empresas de semillas a pequeña
escala… Las patentes sobre los cultivos transgénicos están ampliando
esta tendencia. Reservar semillas de soja era algo común hasta que
aparecieron los cultivos modificados genéticamente, que quedaron bajo el
control de las patentes en la década de 1990.
Esta concentración en manos
de las Empresas conduce a una pérdida en la agrodiversidad. La epidemia
de tizón en la hoja de maíz de 1970 es un claro ejemplo de la falta de
diversidad genética, lo que supone un riesgo para la seguridad
alimentaria, dejando al descubierto los peligros y la insostenibilidad
de la práctica del monocultivo y la uniformidad genética.
¿Qué ha pasado con la
diversidad de semillas como resultado del desarrollo de las innovaciones
agrícolas en los Estados Unidos? Si miramos el catálogo que Monsanto
envió al Departamento de Justicia ante la investigación por la
investigación antimonopolio de la industria de semillas de Estados
Unidos, el equipo de Heinemann analizó el número de variedades de
semillas que se ofertaban. Encontraron que la base genética del maíz era
mucho más estrecha que lo que parecía en principio por los nombres y
números que tenían asignados. Hay una única variedad de maíz, Redd Dent Yellow,
que supone el 47% de la reserva genética que se utiliza para crear
variedades híbridas.
El germoplasma se limita a 7 líneas puras de donde
salen casi todo el maíz estadounidense. Hallazgos similares se han
observado en las variedades de soja, con una disminución del 13% entre
2005 y 2010 en el número de variedades que se pueden cultivar. Una
disminución en la biodiversidad es consistente con la disminución de los
rendimientos en la última década, más o menos, con fenómenos adversos,
tales como altas temperaturas y sequía. Las predicciones de los
rendimientos para el maíz y la soja para 2012 son las más bajas desde
2003.
Con esta preocupante
tendencia en la disminución de los rendimientos se produce un aumento de
la dependencia mundial en el consumo de calorías procedentes de los
cereales. Aunque en el mundo se producen más calorías procedentes de los
alimentos que en 1970, la proporción de calorías derivadas del maíz
aumentó un 4% en 1970, frente al 5% de 2007. Esta fuerte dependencia
hacia un cultivo muestra la gran inestabilidad y la falta de
sostenibilidad debido a estrés por factores bióticos y abióticos.
Esto
supone un claro contraste con los avances agroecológicos realizados
sobre la base de una mayor diversidad en los cultivos de arroz, con
menor uso de plaguicidas y mayores ingresos de los agricultores. La
alternancia del cultivo del maíz y el tabaco, el maíz con la caña de
azúcar, el maíz con las patatas y trigo con habas, ha demostrado que
aumenta los rendimientos de al menos uno de los cultivos, o incluso los
rendimientos globales, así como la reducción en las plagas (3).
Mayor uso de plaguicidas en los Estados Unidos
El uso de plaguicidas ha aumentado en su conjunto desde que aparecieron los cultivos transgénicos (véase [4]
Study Confirms GM Crops Increase Pesticide Use,
SiS
56), en gran parte debido a que se ha introducido los cultivos
transgénicos tolerantes al herbicida Roundup de Monsanto. El uso de
insecticidas ha disminuido ligeramente, pero este resultado queda
eclipsado por el aumento en el uso de herbicidas. Esto coincide con la
introducción de los cultivos Bt modificados genéticamente que producen
un insecticida ( que no está incluido en la lista oficial de los
plaguicidas que se emplean).
Sin embargo, en Europa se ha observado una
disminución en el uso de plaguicidas en el mismo período. En los Estados
Unidos en 2007, el uso de herbicidas creció en un 108% desde los
niveles de 1995., mientras que el uso de insecticidas se redujo al 85%
de los niveles de 1995. En Europa, sin embargo, se observaron
reducciones más impresionantes: Francia redujo su uso hasta el 94% de
los niveles de 1995 y el uso de insecticidas químicos al 24% de los
niveles de 1995. En el año 2009, herbicidas y pesticidas se redujeron al
82% y al 12% de los niveles de 1995. Se observan tendencias similares
en Suiza y Alemania.
Los agricultores sometidos al sistema del monocultivo
Otro
perjuicio del sistema de monocultivos ha recaído en los agricultores.
El número de explotaciones ha disminuido desde su máximo de 1935, con la
pérdida de 2 millones de explotaciones en el año 2007, a pesar de que
la cantidad de superficie cultivada sigue siendo la misma. En el caso
del maíz, el 69% se cultiva en grandes o muy grandes explotaciones, como
señala la USDA, es decir, con unas ventas de más de 250.000 y 500.000
dólares respectivamente. Por otro lado se encuentra la incapacidad de
los agricultores para innovar y producir nuevas variedades, debido a la
monopolización del mercado de semillas y los derechos de propiedad
intelectual, que han abolido prácticamente los programas públicos de
mejora de semillas.
Como señalan los autores (1): “La
pérdida de experimentación por parte de los agricultores probablemente
produzca una falta de resistencia y adaptación al cambio climático, los
desastres naturales o como resultado de los conflictos”. El
sistema de cultivos transgénicos, con sus acuerdos de patentes de
propiedad intelectual y desarrollo comercial, ha contribuido a la concentración del mercado de semillas, como se observa en las variedades de soja que se plantan hoy en día: un
0,5% de las variedades de soja fueron desarrolladas por el sector
público en 2007, en comparación con el 70% de 1980. Los precios de las
semillas han aumentado en un 140% desde 1994. El cambio
climático está afectando a los rendimientos globales de la soja desde
los años 1980 y 1990, sin que haya evidencias de que las patentes
biológicas hayan aumentado la resistencia de los cultivos
Una advertencia para los Estados Unidos y el resto del mundo
Las lecciones de la epidemia
de 1972 de la roya de la hoja de maíz todavía parecen no haberse
aprendido. El Comité para la vulnerabilidad genética de los principales
cultivos del Consejo Nacional de Investigación de los Estados Unidos, en
su momento planteó la siguiente pregunta: “¿Que uniformidad genética existe en los cultivos de los que depende la nación y qué vulnerabilidad tienen ante las epidemias? La respuesta fue que la mayoría de los principales cultivos tienen “una
gran uniformidad genética y por lo tanto son vulnerables y es el
resultado de la política legislativa y económica del Gobierno”.
Los autores recomiendan una
serie de estrategias que deben ser llevadas a cabo por los Estados
Unidos para que de nuevo sea un enorme reservorio de semillas y sus
variedades, en lugar del actual sistema antidemocrático e insostenible,
al que están sometidos los agricultores estadounidenses y del resto del
mundo.
Tres sugerencias principales
se incluyen: la elaboración de estadísticas anuales sobre la diversidad
genética junto con los factores de estrés ambiental, para así obtener
una imagen de la resistencia de los cultivos y su rendimiento: en
segundo lugar, el fomento de la biodiversidad a través de políticas, por
ejemplo, mediante subvenciones; en tercer lugar, en lugar de mirar
solamente los rendimientos de los cultivos, la meta debiera ser la de
seleccionar los cultivos son rendimientos sostenibles a largo plazo.
Los
cultivos transgénicos, que es la versión extrema de la agricultura
industrial, está obstruyendo el paso a métodos más sostenibles para la
producción de alimentos, con una reducción de los rendimientos, pero
asociándose también con efectos sobre la
salud humana e impactos ambientales negativos, como se señala en
Ban GMOs Now – Special ISIS Report
[5]. Para aumentar el rendimiento de las cosechas, proteger el medio
ambiente y proteger la salud de los ciudadanos de todo el mundo, los
cultivos transgénicos deben ser prohibidos.
Referencias:
-
Heinemann JA , Massaro M, Coray DS,
Agapito-Tenfen SZ, Wen JD. Sustainability and innovation in staple crop
production in the US Midwest.
International Journal of Agricultural Sustainability 2013,
http://dx.doi.org/10.1080/14735903.2013.806408
-
-
Lee EA & Tracy WF. Modern maize
breeding. In: J. Bennetzen and S. Hake, eds. Handbook of maize: genetics
and genomics. New York, NY: Springer, 141–160
-
Sirinathsinghji E. Study Confirms GM crops lead to increased Pesticide Use.
Science in Society 56, 8-10, 2012
- Ho MW & Sirinathsinghji E. Ban GMOs Now. Health and Environmental Hazards Especially in Light of the New Genetics. ISIS Special Report, 2013. http://www.i-sis.org.uk/Ban_GMOs_Now.php