Red Indoamérica, Temuko, Wallmapu, 2 de septiembre.- Franck Gaudichaud, destacado cientista político francés y uno de los editores del portal Rebelión.org, visitó Wallmapu para adentrarse en la lucha del pueblo mapuche por sus derechos. Visitó comunidades, se entrevistó con líderes de organizaciones y recorrió parte de un territorio bajo amenaza mercantil. En Temuko compartió con miembros de Azkintuwe los desafíos del periodismo y la comunicación alternativa.
Lo que sigue es una entrevista realizada por Gaudichaud a Wladimir Painemal, subdirector de nuestra publicación. En varias partes del Sur de Chile, la represión en contra de las luchas del movimiento mapuche sigue e incluso se ha agudizado en los últimos meses. Desde el fin de la dictadura (1990), aunque ha habido devoluciones de tierras gracias a la movilización de este pueblo indígena [1], los grandes problemas que lo afecta no han sido resueltos por lo sucesivos gobiernos de la Concertación, todo al contrario…
Muchas comunidades se están quedando sin o con pocas tierras en su propio territorio histórico, les falta el agua que es utilizada prioritariamente en las grandes plantaciones forestales, la discriminación está muy presente en todo el país y en varios lugares del Sur la represión policial es brutal, como lo denunció -entre otros- Amnistía Internacional o el relator especial para los pueblos indígenas de la ONU.
El conflicto es particularmente agudo en los lugares donde se han producido “tomas” colectivas de tierras, que son recuperadas. La represión de Estado es violenta, muchas veces con aplicación de la Ley de Seguridad Interior o incluso de la Ley Antiterrorista de la dictadura. Solo basta pensar en los casos más mediáticos como Patricia Troncoso, Elena Varela o últimamente Héctor Llaitul, preso político de la “democracia” chilena.
El 12 de agosto pasado, un joven mapuche de 24 años, Jaime Mendoza Collío, fue asesinado por Carabineros en el fundo “San Sebastián”. Recibió el disparo de una pistola 9 mm tras resistirse al desalojo policial del predio. Tras esta espiral de violencia se combinan los elementos de un conflicto indígena, sus legítimas reivindicaciones de identidad, culturales, idiomáticos y de autodeterminación, con los efectos directos del modelo neoliberal que en esta zona están al desnudo.
Junto a poderosos terratenientes que ocupan tierras ancestrales arrebatadas a los indígenas, están las enormes plantaciones forestales de las empresas transnacionales que depredan al bosque nativo y lo reemplazan por pinos, eucaliptos, que agotan el agua y deterioran el suelo para producir celulosa y otros productos de exportación.
Están también las empresas eléctricas que construyen centrales y tienden sus líneas trasmisoras atravesando las tierras mapuches o bien pretenden instalar plantas termoeléctricas a carbón contaminando el medio ambiente. En la costa, las empresas salmoneras se han apoderado del mar a través de concesiones, liquidando la pesca artesanal y contaminando las aguas. Hay un concentrado capitalista neoliberal que arrasa con todo y choca contra un movimiento mapuche secular.
En este conflicto, el Estado chileno aparece claramente y una vez más al lado de las transnacionales y no como defensor de los derechos de las mayorías. La pregunta es: ¿Cómo enfrentar esta permanente criminalización del movimiento mapuche? Y también: ¿Cómo vencer la fragmentación de las comunidades, unificar la nación mapuche, tomando en cuenta su fuerte evolución y urbanización de las ultimas décadas? ¿Qué hacer con los recursos naturales?
¿Explotarlos en beneficio de grandes propietarios, del capital transnacional o establecer algún tipo de economía sustentable que respete la vida, las tierras y las tradiciones colectivas del pueblo mapuche? Se trata al final de construir un nuevo proyecto político para defender el derecho a la autodeterminación, forjar perspectivas para un Estado plurinacional democrático y, al mismo tiempo, debatir las vías para un desarrollo alternativo al capitalismo neoliberal, abierto a los mapuche y no mapuches en su diversidad creadora.
Desde Temuko y el Wallmapu (País Mapuche), hemos conversado de esta situación con Wladimir Painemal. En los 90´, Wladimir era un joven dirigente mapuche y participó activamente en la formación de los actuales hogares estudiantiles, centros comunitarios y autogestionados. Junto con Pedro Cayuqueo y otros compañeros ha sido uno de los fundadores del periódico Azkintuwe, del cual es actualmente subdirector.
Este dinámico proyecto informativo desarrolla un periodismo desde el Pueblo mapuche y con una perspectiva multicultural, posee “una línea editorial fundamentada en la democracia y el derecho de los pueblos a la comunicación” y también se dedica “a la capacitación de temas de comunicación y a mejorar el acceso de las comunidades indígenas y organizaciones sociales a los medios masivos de prensa” >> Continúa…