viernes, 21 de mayo de 2010

GRECIA, EL ORDEN GLOBAL, EUROPA Y LA ARGENTINA



POR ALDO FERRER

Buenos Aires Económico de 13-05-2010


Como decía Epicuro (Samos h.341-Atenas h.270 a. de C.), “Lo que perturba a los hombres no son las cosas sino lo que piensan de ellas”.

Para observar los problemas actuales en la península originaria de nuestra civilización, es prudente recordar la enseñanza del gran filósofo de la Grecia clásica.
La situación de la economía griega es reveladora de la magnitud de los desequilibrios de la economía mundial y de los problemas de la Unión Europea.

De otro modo, no se entiende cómo las dificultades de un país de diez millones de habitantes y una participación ínfima en la economía europea y mundial, puede provocar semejante revuelo en el orden global.

¿Cuáles son los desequilibrios y los problemas que constituyen el contexto externo de la crisis griega?

En primer lugar, el salvamento masivo para enfrentar la debacle inaugurada por el derrumbe de las hipotecas subprime y multiplicada por la caída de Lehman Bros.; en efecto, salvó del desastre al sistema financiero pero no generó un nuevo marco regulatorio para ordenar el mundo del dinero.

No es extraño, porque la esfera financiera de la economía mundial ha adquirido un peso abrumador como lo revela, por ejemplo, que el 95% de los más de dos billones de dólares, negociados diariamente en los mercados de cambio del mundo, corresponda a operaciones especulativas de corto plazo.

Hasta ahora, los anuncios de reformas en el G-20 no han producido cambios en el comportamiento especulativo del sistema y de allí el ataque a las economías vulnerables de la Unión Europea, como Grecia.

Y de allí, también, el temor al contagio en los mercados mundiales sujetos a los comportamientos “en manada” de los operadores.

En segundo lugar, en la Unión Europea, el impacto de la crisis griega revela la vulnerabilidad del proceso de integración.

Los Estados miembros de la UE mantienen la autonomía en sus políticas fiscales, pero la adopción de una moneda común trasladó a la esfera comunitaria un instrumento (el tipo de cambio) que es fundamental para administrar los equilibrios macro de una economía nacional.

La UE no son los Estados Unidos de Europa sino un mercado común con moneda única en 16 de los 26 miembros de la Unión.

La crisis griega vuelve a poner de manifiesto la vulnerabilidad del sistema y los problemas resultantes de someter a las mismas reglas a economías tan dispares como la alemana y la griega.

La resolución de la crisis griega y de las amenazas sobre otros países vulnerables de la Unión, difícilmente podrá alcanzarse, sobre bases sólidas de lago plazo, con programas tradicionales de ajuste a un costo social que, como estamos viendo, generan reacciones inmanejables.

Las alternativas son pocas.

Una es que los países más fuertes de la Unión, con Alemania en primer lugar, se hagan cargo de viabilizar el ajuste de los países con problemas, con moderación y en un plazo más o menos prolongado, evitando el default sobre la deuda y manteniendo a Grecia dentro del euro y de la Unión.

Otra es que Grecia rompa las reglas de juego, realizando una fuerte quita sobre su deuda y salga del euro recuperando la administración de una moneda nacional.

En cualquier caso, Grecia es un nuevo llamado de atención sobre la vulnerabilidad de la integración europea.

La variante del default y ajuste cambiario, en Grecia, ha llevado a varios observadores a comparar esa situación con la crisis argentina del 2001/02.

En efecto, la paridad uno a uno con el dólar y la deuda impagable culminaron en la Argentina de esa manera.

Pero el resultado en Grecia puede no ser el mismo que el de la Argentina.

Al fin y al cabo, el nuestro es un país de una extraordinaria dotación de recursos, autoabastecido en insumos críticos, como alimentos y energía, que logró restablecer sus equilibrios macroeconómicos con recursos propios, en un plazo relativamente breve.

¿Cómo impacta la crisis griega en el orden global?

En Europa, puede dar lugar al contagio de otras economías vulnerables y, en el mundo, a repetir las turbulencias recientes de los mercados financieros.

Frente a los problemas que el mundo del dinero plantea a la economía mundial, en realidad, lo que Estados Unidos y la Unión Europea están haciendo, hasta ahora, es rescatar a los bancos y a los especuladores como en la reciente crisis global, o confrontar fuerzas con los mercados, como en la respuesta actual de la UE y el FMI a la crisis griega y del euro.

En este caso, se asignan 650.000 millones de euros para resistir el ataque especulativo.

Es claro que el poder de los Estados nacionales de las mayores economías es grande pero ¿se justifica pulsear con los mercados y asignar una inmensa masa de recursos para tales fines, en vez de regularlos y destinar los recursos a la resolución de los problemas reales del de sarrollo global, la paz, la seguridad y la protección del medio ambiente?

Además, como ha destacado el ex presidente del gobierno español Felipe González, en ocasión de la presentación del informe del Grupo de Reflexión que presidió, al presidente del Consejo de la UE, el salvamento del sistema financiero de la crisis del 2007/09 multiplicó el déficit fiscal de los países y los hicieron más vulnerables a los ataques especulativos.

Es decir, se ha formado un círculo vicioso, en el cual las crisis del mundo del dinero multiplican el déficit fiscal y éste retroactiva la especulación y la crisis.

La crisis griega puede inducir cambios profundos en el planteo estratégico de la integración de la Unión Europea.

En el sistema mundial global es posible, pero poco probable, que induzca a fortalecer las presiones favorables a una mayor regulación del mundo del dinero, como, por ejemplo, la aplicación de una tasa Tobin para las operaciones de corto plazo.

Por ahora, cabe esperar que las grandes potencias continúen en la frustrante tarea de resolver las turbulencias especulativas del mundo del dinero pulseando con los mercados o rescatando a los especuladores.

En cualquier caso, el impacto de la crisis griega sobre la economía real será incomparablemente menor que el producido por la reciente megacrisis financiera, la cual provocó una fuerte desaceleración en la economía mundial y una caída del orden del 20% en el comercio internacional.

Nada semejante es previsible ahora.

En cuanto al impacto en la Argentina, la crisis griega no nos dice nada nuevo.

No es viable sostener la actividad económica sobre la base de la deuda, la apertura indiscriminada al mundo del dinero y la renuncia a conducir instrumentos fundamentales de la política económica.

Es una evidencia oportuna para evaluar la propuesta de la “vuelta a los mercados” y recordar que la Argentina está operando con sus propios recursos y en un escenario en el cual han sido removidas (a menos que volvamos a cometer los de satinos del pasado) las restricciones fiscal y externa.

Como hemos visto en notas anteriores en este mismo espacio, en los últimos años se ha producido un cambio radical en el comportamiento de la economía argentina.

Desde la salida de la crisis del 2001/02, en el transcurso de esta primera década del siglo XXI, los pagos internacionales vienen operando con un elevado superávit en el balance comercial y en la cuenta corriente del balance de pagos.

A su vez, el exitoso canje de deuda de 2005, el pago posterior al FMI y el encuadre de los pagos dentro de límites manejables con recursos propios, contribuyeron a resolver la restricción fiscal, derivada de los déficits crónicos de las finanzas públicas.

En el mismo sentido operó la incorporación, en la esfera pública, de los recursos del sistema previsional, que constituyen parte principal del ahorro interno.

Con la recuperación de la soberanía en el comando de su política económica, la Argentina dejó de estar crucificada en las “expectativas racionales” del mercado y las condicionalidades del FMI, las cuales, como volvemos a ver en la crisis griega, siguen siendo las mismas de siempre.

En tales condiciones, el impacto de la crisis griega sobre las finanzas argentinas es insignificante, más allá de algunos efectos en las cotizaciones en el mercado bursátil, que reflejan expectativas infundadas en los hechos reales y sin consecuencias mayores en el comportamiento de la demanda agregada, la producción y el empleo.

En cuanto al efecto de la crisis sobre el comercio internacional en general y el de nuestro país en particular, las consecuencias de la crisis griega probablemente serán también insignificantes.

Lo mismo puede decirse respecto del efecto en el canje de deuda en curso.

La crisis griega probablemente no afectará su resultado porque la operación es muy conveniente para los holdouts. Probablemente se conseguirá una aceptación igual o superior a la del primer canje.

De todos modos, con o sin uso de reservas, con o sin canje, el país está en condiciones de cumplir sus compromisos externos y crecer.

Por lo tanto, lo importante es apuntalar la solvencia fiscal y afianzar la competitividad de la economía nacional para consolidar la fortaleza actual de sus pagos internacionales.

Éste es el mejor antídoto para enfrentar las turbulencias que vienen de afuera y sostener con firmeza, en manos propias, la conducción de nuestro destino en el mundo global.

* Director Editorial de Buenos Aires Económico

Indígenas copan la Plaza Mayo en Argentina





Los conductores de la ciudad de Buenos Aires están acostumbrados a ver pasar por las calles todo tipo de movilizaciones que les cortan el tráfico. Pero la marcha que paralizó el centro porteño este jueves, sorprendió a más de uno.
Cientos de indígenas, algunos de ellos vestidos con atuendos típicos, desfilaron por algunas de las principales vías de la ciudad para llegar hasta la mítica Plaza de Mayo, sede del gobierno nacional.
Se trató de la primera marcha multitudinaria de indígenas en décadas.
Los manifestantes, que representan a los 30 pueblos originarios de Argentina, ponían punto final a una travesía de ocho días y hasta 2.000 kilómetros, que comenzó en las tres regiones de donde provienen, en el noroeste, noreste y sudeste del país.
El principal reclamo de la llamada "Marcha Nacional de los Pueblos Originarios" es la restitución de tierras ancestrales.
Indígenas protestan por las  calles de Buenos Aires
En sus protestas pedían la restitución de tierras ancestrales y una reforma educativa.
Líderes indígenas dijeron a BBC Mundo que muchas de estas tierras están hoy en manos de productores de soja.
Otro reclamo que recogió este medio de muchos de los presentes en la marcha es una reforma educativa.
"Queremos que la educación sea pluricultural, que se enseñen en las escuelas las lenguas nativas como el quechua, el aymara. Queremos aprender nuestras lenguas. ¿Por qué aprender inglés o francés?", dijo Fabiola Suárez, del pueblo Aymara de Jujuy, en el norte de Argentina.

Bicentenario

La fecha para realizar la movilización no es casual: este fin de semana comienzan en Argentina los festejos por los 200 años de la Independencia y la llegada del primer Gobierno nacional, el 25 de mayo de 1810.
Pero para muchos indígenas, la independencia no trajo nada para celebrar.
"El Cabildo abierto expresó el primer grito de libertad, pero ¿libertad para quiénes?", dijo a BBC Mundo Israel Alegre, de la comunidad Toba, que marchó desde la provincia de Formosa, en el noreste del país.
"Venimos aquí para reclamar una justa reparación histórica", señaló a su lado Norberto Zorrilla.
Los hombres recordaron las muchas matanzas que enfrentó su pueblo, incluyendo la llamada Campaña del Desierto, que a partir de 1870 aniquiló y puso fin a la independencia de las comunidades indígenas en gran parte del territorio argentino.
"A pesar de las injusticias, el Estado no tiene una voluntad política de resolver la situación del pueblo indígena. Se habla de que Argentina es un país federal, republicano y representativo, pero todo este tiempo los pueblos indígenas han estado excluidos", denunció Alegre.
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, adelantó que recibiría a los líderes de la manifestación, que le harán entrega de un petitorio.
Se prevé que el viernes la mandataria realice algún anuncio, que podría beneficiar a los pueblos originarios.

Ser escuchados

Muchos de los presentes abogan por un "Estado plurinacional", como el que instauró en Bolivia Evo Morales, de ascendencia aymara.
Uno de los líderes del movimiento indígena en Argentina.
Norberto Zorrilla aseguró que el objetivo de la marcha era "reclamar una justa reparación histórica".
En ese sentido, los líderes de la movilización afirmaron que sus objetivos ya no son "oponer resistencia" a las autoridades, sino ser incluidos y escuchados en la toma de decisiones del país.
Pero mientras que en Bolivia el 60% de la población pertenece a etnias originarias, en Argentina alcanzan apenas al 1,5% de la población, según el último censo sobre pueblos indígenas de 2004-2005.
Organizaciones indígenas afirman que el número real es más cercano al 4%.
Pero lo cierto es que el movimiento indígena en Argentina está atomizado y fraccionado, algo que –según los analistas- les ha restado poder político.
Quienes sí apoyaron la movilización este jueves fueron varios sindicatos, organizaciones políticas de izquierda y movimientos "piqueteros", como se conoce a las organizaciones sociales que exigen empleos.
Entretanto, los asuntos indígenas también son debatidos en estos días en el Congreso, que discute una serie de propuestas que buscan ampliar los derechos de los pueblos originarios.

Evo Morales llama a los pueblos indígenas a combatir el capitalismo para salvar la Tierra


Copenhague, 21 may (EFE).- El presidente de Bolivia, Evo Morales, hizo hoy en el Parlamento de la minoría sami en Karasjok, al norte de Noruega, un llamamiento a los pueblos indígenas para luchar contra el capitalismo como única forma de salvar la Tierra frente a las amenazas del cambio climático.

"Hay dos caminos: o muere el capitalismo o muere la Madre Tierra", dijo Morales, quien resaltó que por encima de cualquier reivindicación regional, los pueblos originarios tienen la "obligación" de identificar a los enemigos del Planeta, "sino nuestra lucha será en vano".

La condición del capitalismo como "primer enemigo" de la Tierra se justifica porque la convierte en una mercancía, cuando se trata de algo "sagrado", explicó el mandatario boliviano en su discurso, difundido en directo por la página web del Parlamento sami (Sametinget).

Frente a ese modelo contrapuso las vivencias colectivas de los pueblos indígenas, basadas en una vida en armonía con la naturaleza, priorizando el interés colectivo frente a la ambición individual, de ahí que sean la "reserva moral de la humanidad".

Más allá de la exigencia de que sus derechos sean reconocidos, los pueblos originarios tienen la "responsabilidad" de convencer a la humanidad de que para salvarse y salvar a la Madre Tierra es necesario respetar primero los derechos de ésta.

"La Madre Tierra puede existir sin el ser humano, pero el ser humano no puede vivir sin ella", afirmó Morales, quien recordó que las multinacionales tampoco se salvarán si se destruye el Planeta.

La anteposición de los derechos de la Tierra marca una "diferencia" con el socialismo, señaló el dirigente boliviano, ya que éste sólo busca satisfacer las necesidades del hombre y no las del Planeta.

El debate mundial sobre el cambio climático va por el "buen camino", si bien matizó que en realidad se trata de una "crisis climática" originada por la crisis del capitalismo que se ha extendido a todos los ámbitos.

En el acto celebrado hoy en el Sametinget, último punto de su visita oficial de tres días a Noruega, Morales declaró que nunca había buscado ser presidente, pero que el compromiso con el movimiento indígena le había llevado a serlo y que esto suponía una gran responsabilidad.

Su condición de primer presidente indígena del mundo en los tiempos modernos supone una obligación moral añadida, ya que si no lo hace bien "nunca más ni en Bolivia ni en todo el mundo" van a confiar en un indígena para dirigir un país.

Morales trazó un panorama exitoso de sus cuatro años de gobierno, destacando el fuerte apoyo popular y logros económicos como el aumento de las reservas internacionales y de la inversión pública, aparte de que Bolivia "ahora es escuchada y respetada en el mundo".

Pese a los progresos reconoció que todavía faltaba mucho para lograr la "democratización" de la economía, si bien ironizó señalando que mientras en Bolivia se aumentan los salarios y se habla de bajar la edad de jubilación a los 58 años, en Europa se reducen los sueldos y se aumenta la jubilación a los 67.

El dirigente boliviano mostró el "orgullo" y "honor" que supone ser el primer presidente que visita el Sametinget en su historia desde su inauguración en 1989 y envió un saludo "de hermandad y revolucionario" al pueblo sami.

Los samis habitan en la región de la Laponia, con una población de unas 80.000 personas que se extiende por Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, aunque en el primer país reside más de la mitad.

El acto en Karasjov cerró la visita a Noruega de Morales, invitado por el ministro de Medio Ambiente y de Desarrollo noruego, Erik Solheim, quien ayer en Oslo le mostró su apoyo en su lucha contra el cambio climático y le ofreció compartir la experiencia de este país escandinavo en la administración estatal de hidrocarburos y su gestión medioambiental.