TEGUCIGALPA (Agencias).— El derrocado mandatario de Honduras, Manuel Zelaya, fracasó ayer en su intento de regresar a su país en medio de amenazas del gobierno de facto de interceptar su aeronave y luego de que fuerzas de seguridad reprimieran a sus seguidores, causando al menos un muerto y varios heridos graves.
En los alrededores del aeropuerto de Toncontín, miles de simpatizantes del depuesto mandatario se enfrentaron con las fuerzas de seguridad, que dispararon gases lacrimógenos. Testigos escucharon detonaciones de armas de fuego, en el peor incidente desde que hace una semana los militares encabezaron un golpe de Estado contra Zelaya para frenar sus intentos por habilitar su reelección.
Jefry Barahona, vocero de la Cruz Roja, declaró que el fallecido es “un menor de edad y murió de un disparo”. Más tarde fue identificado como Isis Obed Murillo, de 19 años. Después del enfrentamiento, el gobierno de facto decidió adelantar tres horas el toque de queda que aplica desde que estalló el golpe de Estado y ahora correrá desde las 19:00 hasta las 5:00, hora local.
La torre de control del aeropuerto internacional de Tegucigalpa le negó el permiso para aterrizar a la nave venezolana que trasladó a Zelaya desde Washington cuando estaba cerca de la terminal, argumentando que la pista sólo estaba abierta a aviones militares y amenazó con interceptarla. Poco después, el aparato partió con rumbo a Managua, donde se reabasteció y de inmediato partió hacia El Salvador.
Tenían órdenes de captura
Adolfo Lionel Sevilla, ministro de Defensa del gobierno de Roberto Micheletti, dijo a la radio Cadena de Noticias que “dejar entrar a Zelaya causaría graves problemas al país, por eso se le impidió hacerlo. La policía tiene órdenes de capturarlo. Si hubiera aterrizado, ya estaría preso”.
En declaraciones a la cadena venezolana Telesur, Zelaya pidió a Estados Unidos que intervenga en la crisis política que sacude a su país y que imponga sanciones al gobierno de facto. “Creo que a partir de mañana la responsabilidad de esto también recae sobre las potencias, especialmente sobre Estados Unidos, que teniendo una fuerza tan grande... debe tomar acciones”, dijo.
Tras aterrizar en El Salvador, Zelaya se reunió con los mandatarios de ese país, Mauricio Funes; de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner; de Ecuador, Rafael Correa, y de Paraguay, Fernando Lugo, así como con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
En conferencia de prensa, en San Salvador, Zelaya calificó de “criminal” la represión al pueblo hondureño y dijo que los “criminales no pueden gobernar” y que sus crímenes “no quedarán impunes”. Llamó al Ejército y a la policía a “cesar la represión al pueblo”.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmó por su parte que el mandatario depuesto obtuvo una “victoria moral”, pese a que no pudo aterrizar en Tegucigalpa. Chávez advirtió que “las oligarquías” del continente “preparan nuevas ofensivas” militares adicionales a la de Honduras, pero que los soldados y sus pueblos no permitirán que tengan éxito.
Acusan a Nicaragua de mover tropas
Roberto Micheletti denunció que la vecina Nicaragua, aliada de Zelaya y de Chávez, estaba enviando tropas a la frontera para presionar al gobierno provisional, y advirtió que no crucen la línea limítrofe porque estaban dispuestos a defenderse, pero de inmediato el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, declaró que “eso es totalmente falso”.
El gobierno de Micheletti también anunció que envió una nota diplomática a la OEA para poder “dialogar y buscar una salida negociada a la crisis”.
En la víspera la OEA suspendió a Honduras de sus filas después de que fracasaron los esfuerzos del secretario general de la organización de gestionar en Tegucigalpa el viernes la restitución de Zelaya.