viernes, 25 de noviembre de 2011

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AF3IRM Responde a SlutWalk: El movimiento de las mujeres no es monocromático

AF3IRM Responde a SlutWalk: El movimiento de las mujeres no es monocromático

Desde el momento en que surgió el llamado para formar el primer SlutWalk (Caminata de las Putas) en los EEUU, la membrecía de AF3IRM – mujeres de origen transnacional cuyas familias, o inclusive ellas mismas, provienen de Latinoamérica, Africa y Asia – ha estado analizando este creciente movimiento que busca abordar el tema de la violencia sexual, al igual que la persecución de las víctimas de la violación sexual por parte de la policía, el sistema jurídico y otras autoridades oficiales.

Es testamento a la naturaleza convincente del llamado de SlutWalk en contra de la victimización de la mujer que hemos debatido el tema por varios meses, analizando cuidadosamente el por qué. Mientras que aplaudimos el esfuerzo por parte de las organizadoras SlutWalk, permanecemos con dudas de acudir al llamado.

Nosotras componemos la mayoría de mujeres víctimas del tráfico sexual en este país, la mayoría de mujeres que son vendidas por medio del sistema de esposa-por-catálogo, quienes son ofrecidas como el producto principal en los burdeles cercanos a las bases militares estadunidenses dentro y fuera de este país, la mayoría de mujeres que sufren de violación sexual en la prostitución. Históricamente, nosotras hemos sido las “sluts-putas” que traen $20 mil millones de dólares de ganancia anual a los traficantes, proxenetas y a otras “autoridades” del tráfico sexual mundial. Con conciencia clara no podemos aceptar este calificativo para referirnos a nosotras mismas y a nuestra lucha en contra de la violencia sexual y a favor de la liberación de la mujer.

Por lo tanto, sentimos que es nuestra responsabilidad de dirigirnos a las organizadoras y participantes de SlutWalk y recordarles que la lucha de la mujer no puede, y no debe ser monocromática.

Nuestras Preocupaciones

Le hacemos un llamado al comité directivo de SlutWalk para que reevalúe y reexamine su uso de lenguaje, ya que es ofensivo hacia nuestras historias, y negligente de las sensibilidades y competencias históricas. Esta ideología indolente sólamente logra alejar de la narrativa feminista dominante a las mujeres transnacionales, mujeres de color. Nos previene establecer un frente amplio que puede crear un movimiento feminista duradero y poderosamente dinámico. El vaivén del movimiento feminista de los Estados Unidos es un claro enjuiciamiento de la negligencia del movimiento en cuanto a las particularidades históricas de la condición de la mujer transnacional y la mujer de color.

Nuestra historia transnacional colectiva está compuesta por 500 años de colonización. Como mujeres provenientes y descendientes de Latinoamérica, Asia y de Africa, no podemos “retomar” la palabra “Slut-Puta.” Nunca fue nuestra. Este calificativo nos fue impuesto por los colonizadores, quienes nos transformaron en productos cuyo fin es el entretenimiento de los soldados estadunidenses que ocupan nuestros países. Existen muchas variaciones de la palabra “slut-puta:” en Centroamérica es “pequeñas máquinas morenas para cojer,” y en Asia en las Filipinas, es “pequeñas máquinas morenas para cojer impulsadas por el arroz.” Esto sucede hoy día, y sería una deshonra grave para nuestras primas quienes continúan la lucha en contra del imperialismo, la globalización y la ocupación de nuestros países de origen el aceptar un calificativo que proviene de un policía en la ciudad de Toronto, Canadá.

Hay dos palabras peyorativas dominantes que se usan para referirse a las mujeres en el mundo, y “slut” es una de ellas. Puta, en español y tagalog, sharmoota en árabe, jendeh en persa. Este calificativo se ha integrado a nuestros idiomas y a nuestras culturas; ha atravesado los océanos para integrarse a nuestras comunidades aquí en los Estados Unidos. Ha seguido la propagación venenosa del feudalismo y el capialismo para integrarse en las economías y, por ende a las culturas, del sur global, construyendo así sus propios sistemas de poder y explotación de los cuerpos de las mujeres. Nos ha seguido en la inmigración y aun nos afecta en nuestras comunidades aquí en los Estados Unidos. Nos tratan como “sluts-putas” como resultado del racismo y sexismo estructural de la sociedad estadunidense, así como en las culturas de nuestras familias, traspasadas desde nuestros países de origen.

Les hacemos un llamado, a las organizadoras de SlutWalk, a que estudien el número de veces que mujeres inmigrantes de color han sido obligadas a tener relaciones sexuales con personal de inmigración, oficiales de la patrulla fronteriza, y sus carcelarios. Estos datos serán suficientes para subrayar el hecho de que unirnos a SlutWalk es como llevar una gran roca en el pecho, que nos previene respirar—de hecho, matándonos.

Les hacemos un llamado, a las organizadoras de SlutWalk, a que examinen detenidamente los catálogos de las agencias que ofrecen a mujeres como esposas-por-catálogo. Ciertamente, ésto será suficiente para subrayar la idea de que aceptar este calificativo es aceptar la identitad que nos ha sido impuesta por una sociedad explotativa, violenta, y sexista.

Les hacemos un llamado, a las organizadoras de SlutWalk, a que caminen por los burdeles para que vean cómo nuestras mujeres son tratadas como “sluts-putas:” carne sin mente propia, con orificios cuyo valor proviene de las ganancias que logran. Ciertamente, ésto será suficiente para subrayar el por qué cada fibra de nuestra mente nos grita que rechacemos esta palabra en protesta.

En AF3IRM rechazamos este calificativo; nos rehusamos a ser identificadas de esta forma; vemos este término como una abominación. Esta palabra ha sido utilizada para exacerbar la explotación clasista, el racismo, y la discriminación basada en género. Preferimos invertir trabajo hacia la eradicación de esta palabra del vocabulario cotidiano, así como otras palabras que son despectivas hacia la humanidad de la mujer. Además, AF3IRM trabaja para eradicar las condiciones materiales sociales que promueven y facilitan el uso de estas palabras.

No somos putas. Somos mujeres cuya lucha es multi-facética, quienes luchan en contra del punto de vista dominante que ve a las mujeres como objetos y productos para la ganancia y el entretenimiento.

En AF3IRM esperamos que esta carta abierta sirva como base para iniciar el diálogo con las organizadoras de SlutWalk. Para lograr la sociedad igualitaria que todos queremos, necesitamos, necesitaremos, y siempre hemos necesitado un movimiento de mujeres de todos los colores y proveniencias.

Les agradecemos y esperamos su respuesta.

Para ponerse en contacto con AF3IRM, siéntase libre de contactar a las organizadoras de las siguientes regiones.

Nacional – Jollene Levid, Presidenta Nacional de AF3IRM, chair@af3irm.org

Nueva York/Nueva Jersey – Leilani Montes, Coordinadora, nynj@af3irm.org

Boston – Emelyn De La Pena, Coordinadora, boston@af3irm.org

San Francisco/Area de la Bahía de San Francisco– Katrina Socco, Lauren Funiestas, Co-Coordinadorassfbayarea@af3irm.org

Los Angeles – Angela Bartolome, Coordinadora, losangeles@af3irm.org

Irvine – Mona Lisa Navarro, Coordinadora, Irvine@af3irm.org

Riverside – Gayle Palma, Coordinadora, riverside@af3irm.org

San Diego – Olive Panes, Coordinadora, sandiego@af3irm.org

Igualdad de derechos contra la violencia sexista


Hay una violencia específica contra las mujeres que moviliza a la ciudadanía y a las instituciones ante los casos más brutales. No obstante, desde el movimiento feminista se advierte de que las mujeres, la mitad de la población, siguen sometidas también a una violencia más sutil, que se traduce en falta de derechos y libertades.

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Nerea GOTI

Hoy, 25 de noviembre, señalado como el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, el mensaje institucional volverá a volcarse en la violencia más brutal, la físicamente más visible, la que en demasiadas ocasiones se salda con resultados trágicos. No en vano es la primera causa de invalidez y muerte para las europeas de entre 16 y 44 años, según datos del Consejo de Europa. Mientras, pasarán más desapercebidas en las estadísticas esas otras formas de violencia «de baja intensidad», término utilizado habitualmente para describir un maltrato que no resulta tan evidente, ni se reconoce como tal en muchas ocasiones.

De alta, baja o media intensidad, hay una violencia que se ejerce día a día contra las mujeres en el ámbito doméstico, en el laboral y hasta en la calle, cuando el miedo a sufrir una agresión limita sus movimientos en espacios públicos en los que los hombres ni siquiera se preguntarían «¿puedo...?».

«Sólo actuamos ante la violencia más salvaje: cada vez que hay un asesinato, una violación. Hay que redignificarla como la violencia política que es, porque tiene un objetivo político, que es mantener un orden social machista», sostiene Maitena Monroy, del colectivo FeministALde.

«La violencia contra las mujeres puede aparecer en cualquier ámbito, en casa, en la calle, en la comisaría, en la cárcel, el trabajo o en las aulas», explica Miren Aranguren, de Bilgune Feminista. Desde este colectivo resaltan que reconocemos fácilmente como violencia los golpes y los insultos pero, con distintos niveles de intensidad, hay muchas formas de ejercer la violencia contra las mujeres que se traducen en situaciones habituales que van desde el diferente trato que reciben chicos y chicas en las aulas, pasando por el hecho de cobrar salarios inferiores que los hombres sólo por ser mujer, las repercusiones que en la carrera profesional representa la maternidad, los chistes en torno a la opresión de la mujer o, incluso, hasta cuando a la palabra y opinión de las mujeres no se le concede el mismo peso que a las de los hombres en una asamblea.

Identificar qué es violencia

Detrás de esas expresiones de violencia hay situaciones que, por repetidas y aprendidas, se asumen como lo más normal cuando en realidad esconden una falta de libertades, de derechos. Incipientes iniciativas institucionales, así como particularmente el movimiento feminista, intentan abrir los ojos ante esas otras formas de violencia e instruir en mecanismos de autodefensa.

«¿Has dejado de hacer cosas sola como ir al cine, a la playa o al monte? ¿Alguna vez aceleraste el paso al escuchar pasos detrás de ti porque tenías miedo?». Estas dos preguntas son exponentes de algunas situaciones a las que mujeres y hombres enfrentan de diferente manera. Ambas interrogantes forman parte de una guía con la que trabaja Beldur Barik, una iniciativa especialmente dirigida a adolescentes y jóvenes que persigue promover en las aulas la reflexión en torno a conceptos como la igualdad, el respeto o la libertad, en la que trabajan varios municipios de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

Una de las claves para afrontar esas situaciones es saber identificar la violencia sexista. Sostiene Monroy que «ser mujer sigue siendo un riesgo vital» y añade que además «genera inseguridad». Son dos reflexiones de una militante de FeministAlde con pocos huecos en su agenda como impartidora de talleres de autodefensa feminista. Esta joven bilbaina es una de esas voces que llama la atención sobre una realidad que ocupa un segundo plano en la escala de la violencia hacia las mujeres. Ella distingue entre violencia de baja intensidad y violencia simbólica. En el primer supuesto cita «situaciones de acoso, de abuso sexual en espacios de ocio, no respetar o invadir el espacio de la otra persona...». «La violencia simbólica , a través del terror sexual -puntualiza-, es la que lleva a las mujeres a no acceder a derechos de ciudadanía plena».

Como exponentes de ese miedo con el que crecen las mujeres, Monroy cita algunas situaciones que ha encontrado en los testimonios de víctimas de la violencia sexista y ahonda en la cantidad de limitaciones que puede autoimponerse una persona sólo por el hecho de ser mujer. Sale a colación una zona de ocio de Bilbo que, por encontrarse apartada y poco iluminada, representa un conocido -también para las instituciones- espacio de riesgo para las mujeres. «No se tiene en cuenta la seguridad de las mujeres, de quienes sufren una violencia específica por el hecho de ser mujer. Hay elementos estructurales y físicos que hacen que ciertos espacios de ocio no sean accesibles para todo el mundo, porque son espacios donde se perpetúa la violencia sexista con total impunidad», denuncia.

En estas situaciones juega un papel fundamental el miedo, lo que Monroy llama «terror sexual». «El terror sexual conlleva que muchas mujeres, antes de hacer algo, se planteen si pueden o no hacerlo. Conlleva, incluso, una aceptación, en cierto grado, del daño que les puedan hacer. Y eso tiene una enorme repercusión en la autoestima, en la seguridad o la confianza, porque el mensaje es que `es mejor que no actúes'».

A juicio de esta vecina de Bilbo, en general el miedo está definido -«se tiene miedo a algo», precisa-, mientras que en el caso del terror sexual no es así. «Se construye desde la niñez a partir de expresiones como `cuidado con quién vas', `cuidado con lo que haces', `si vas por ahí te puede pasar algo', y ese algo no se define». «Independientemente de que las mujeres tengamos o no cuidado, la responsabilidad está en quien la ejerce», mantiene.

Esta última reflexión parece una obviedad pero, según explica, «la violencia contra las mujeres es el único delito donde se considera a la víctima culpable y al agresor, la víctima de un mala mujer por su vestimenta, actitud o lo que fuere». Recuerda el caso de Nagore Laffage como ejemplo de la victimización del agresor: «Es quizás el caso reciente más claro en el que se ha juzgado más a la víctima que al responsable del asesinato. Una mujer decidió hacer con su cuerpo y con su vida lo que quería, y un asesino machista decidió que no tenía derecho a eso».

Déficit democrático

«Hay un aparataje estructural, ideológico, normativo, en cuanto a señales, pensamiento, en cuanto a valores sociales y culturales que sigue transmitiendo que las mujeres son agredidas porque son merecedoras de sufrir agresiones», expone, al tiempo que aclara que eso se traduce en «negar los derechos y justificar a los agresores, legitimar lo que han hecho y quitarles responsabilidad».

A juicio de Miren Aranguren, una situación de violencia siempre genera discriminación y eso se traduce en una gran falta de democracia. «No podemos hablar de democracia cuando en una sociedad un colectivo permanece pisoteado por la fuerza», sostiene.

En el mismo sentido, Monroy considera que el «terror sexual» genera «un apartheid encubierto», porque «no se permite a las mujeres el ejercicio de sus derechos mientras ven cómo socialmente, y a veces judicialmente, se justifica la violencia contra ellas». Al hilo de ello, invita a imaginar si, en lugar de las mujeres, fuera cualquier otro colectivo el afectado, el que tuviera su libertad controlada y sus derechos restringidos.

Para atajar las expresiones de violencia es importante situar su origen y objetivos, por lo que desde Bilgune Feminista destacan que la violencia sexista es un «grave problema social que provoca el sistema patriarcal. Es el instrumento principal que utiliza el patriarcado para perpetuar la dominación de la mujer y la separación de sexos, que está arraigado en la estructura social y tiene mil formas de expresión».

Educar en la autodefensa

Sea cual sea su expresión y grado de intensidad, la violencia sexista tiene en frente un mecanismo que el feminismo considera básico y que denomina «autodefensa feminista», algo que va más allá de las técnicas de defensa personal. Explica Miren Aranguren que la autodefensa feminista pasa por «llegar a las raíces de la violencia y dotarse de un «conjunto de actitudes y posicionamientos» que ayudan a seguir adelante, a reforzar la autoestima y a despertar o a tomar conciencia sobre los roles que alrededor del género están implantados en la sociedad».

Interpelada por esta cuestión, Monroy se muestra igualmente tajante con respecto a la necesidad de adquirir este tipo de mecanismos y explica en qué consiste un curso de autodefensa feminista. Uno de los ejercicios pasa por definir la violencia sexista. «Es importante que las mujeres sepamos qué es violencia sexista, que la identifiquemos en aquellos actos en los que yo me siento agredida, y decidir que yo tengo derecho a defenderme ante cualquier agresión y poner en práctica mis derechos», detalla.

Monroy subraya que «la cuestión previa es convertirse una misma en sujeto de derecho, algo que no es fácil, y dotarse de recursos para enfrentarse al agresor». «Nos han engañado en cuanto a nuestra vulnerabilidad y en la superioridad masculina -prosigue-, y los agresores no buscan pelear con las mujeres, sino demostrar que tienen el control. Por eso las respuestas a esas situaciones de violencia tienen que ser distintas».

A juicio de Aranguren, junto a la autodefensa feminista, que representa «fuerza, protección, autoestima y confianza», también es fundamental para enfrentar a la violencia sexista la solidaridad entre mujeres y su organización. Trabajar en la autodefensa tiene que ver, pues, con «adoptar un actitud vital, que se traduce en la postura que tomamos en la vida a la hora de manifestar múltiples formas de expresión corporal o la posición que sugerimos con la voz y la mirada, una actitud útil para el conocimiento de una misma y la disposición de límites».

Movilizaciones durante toda la jornada en Euskal Herria

Asociaciones feministas llaman a participar en las marchas convocadas para hoy. En Baiona la concentración será frente al ayuntamiento a las 18.00. La cita de Bilbo será a las 20.00 en la plaza Arriaga. En Iruñea, a la misma hora, en la plaza del Castillo. En Donostia, a las 19.00 desde el Boulevard. GARA

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Perú: Entre el agua y el oro


Por Cecilia Remón desde Lima

“¿Qué es más importante, el agua o el oro? Porque ustedes no toman oro, no comen oro. Que no venga la minera a agarrar los colchones acuíferos”, decía el pasado abril durante la campaña electoral el entonces candidato presidencial Ollanta Humala a miles de personas reunidas en la norandina ciudad de Cajamarca.

El 16 de noviembre, casi cuatro meses después de haber asumido la presidencia, Humala pareciera haber cambiado de discurso tras las violentas protestas contra la explotación minera ocurridas en cuatro departamentos del país, incluido Cajamarca.

En una conferencia de prensa realizada en Palacio de Gobierno, el mandatario afirmó que “el gobierno no acepta el ultimátum de nadie”, en relación a la presión de las comunidades contra la minería. “Como gobierno vamos a proteger los recursos naturales pero también las actividades productivas”.

“No somos antimineros”, agregó. “No queremos entrar a posiciones extremas y eso tenemos que hacerle entender a la población. Queremos el agua y el oro”.

Humala se refería específicamente a Conga, un proyecto de US$4.8 millardos para extraer oro y cobre que se encuentran debajo de tres lagunas ubicadas en la parte sureste de Cajamarca y que desarrollará Minera Yanacocha, de propiedad de la empresa estadunidense Newmont Mining, la peruana Buenaventura y la Corporación Financiera Internacional (IFC), afiliada al Banco Mundial.

El proyecto, que está ubicado en una cabecera de cuenca, prevé trasvasar las aguas de las lagunas a reservorios artificiales, lo cual provocó la ira de la población.

“No queremos que afecten nuestras aguas”
No es la primera vez que la población de Cajamarca protesta contra la minería a gran escala que amenaza sus recursos hídricos. Hace siete años, masivas protestas obligaron a Yanacocha a abandonar su pretensión de explorar el Cerro Quilish, considerado sagrado y fuente de agua para las comunidades locales, en busca de oro.

El nuevo conflicto social estalló a mediados de octubre, cuando las comunidades aledañas bloquearon la carretera que lleva al campamento minero e incendiaron maquinaria perteneciente a un contratista de la empresa. Los comuneros afirman que el proyecto amenaza los recursos hídricos.

“Dicen que somos antimineros y que no queremos el desarrollo, pero no es así”, dijo en entrevista con el diario La República Daniel Gil Terrones, poblador del caserío El Lirio. “Lo que no queremos es que afecten nuestras aguas que usamos para nuestro consumo y el de nuestro ganado. Queremos que se conserven nuestras lagunas naturales”.

Estas comunidades, dedicadas a la agricultura y la ganadería, se encuentran entre las más pobres del país. Ocho de cada 10 pobladores de ellas viven en la pobreza, según el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI).

La visita a principios de noviembre de tres ministros —Miguel Caillaux, de Agricultura, Carlos Herrera, de Energía y Minas, y Ricardo Giesecke, del Ambiente— no calmó los ánimos de la población. El 9 de noviembre los residentes de Cajamarca volvieron a protestar contra el proyecto.

Lo que actualmente está en la mira es el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Conga, aprobado en octubre del año pasado y que garantiza que el proyecto se va a desarrollar.

Según un funcionario gubernamental que pidió mantener su nombre en reserva, “Yanacocha presentó el EIA en febrero del 2010 y fue aprobado en octubre del 2010, en sólo ocho meses, todo un récord. El proceso de aprobación de un EIA en el Perú demora dos años en promedio”.

El Ministerio del Ambiente se encuentra revisando el EIA de Conga y hasta el momento ha encontrado una serie de vacíos, incluyendo la ausencia de un estudio hidrogeológico, indispensable para entender el funcionamiento de las lagunas, y no haber valorizado los servicios ambientales que prestan esos ecosistemas.

“Las lagunas cumplen un servicio ambiental, de captación y redistribución del agua; implica cantidad, calidad y disponibilidad del recurso”, explicó Julia Cuadros, directora de la organización no gubernamental CooperAcción. “No es posible reemplazar un sistema natural por uno artificial, así este tenga más agua. Lo que hay que proteger son las zonas de recarga hídrica. Conga es una muestra de todo lo que no se debe hacer”.

“Los principales yacimientos mineros del país se encuentran en las alturas de los Andes donde hay cabeceras de cuencas y zonas de recarga hídrica”, dijo.

Para Cuadros, “es necesario ordenar el territorio, dónde se puede desarrollar minería y dónde no, y no dividirlo en cuadrículas (concesiones), a través de una decisión administrativa del Ministerio de Energía y Minas (MINEM). No hay un mecanismo técnico para determinar si esa cuadrícula debe ser concesionada”.

Uno de los problemas de fondo es que los EIA son realizados por consultoras contratadas por las empresas mineras y se hacen “a gusto del cliente”, señaló Cuadros. Además, la evaluación del EIA, realizada por el MINEM, no puede estar en manos de mismo sector que otorga las concesiones.

Conflictos socioambientales en todo el país
Actualmente existen 217 conflictos sociales en el país, 50% de ellos socioambientales, de los cuales 70% son mineros, según la Defensoría del Pueblo.

Entre octubre y noviembre, además de Conga, estallaron otros conflictos relacionados con minería en los departamentos de Ancash, Apurímac y Madre de Dios, lo cual es considerado por muchos como el “fin de la tregua” que le dieron a Humala las comunidades afectadas por la minería y que votaron mayoritariamente por él.

Cuadros considera que el manejo de conflictos del actual gobierno es “más de lo mismo”.

El funcionario gubernamental y Cuadros coinciden en que no existe una política de prevención de los conflictos sociales; no se resuelven, sino que se adecúan.

Cuadros dice que no se abordan las causas estructurales de los conflictos: política de concesiones, expansión minera, disputa por tierra y agua con comunidades locales y el trato antidemocrático del Estado y las empresas hacia las poblaciones cuyas opiniones son pasadas por alto.

“Lo que está en juego son los derechos que no son tomados en cuenta”, sostiene.

Aunque un sector del gobierno considera que existe un grupo de izquierda radical que está detrás de los conflictos sociales, interesado en golpear al gabinete, el funcionario gubernamental cree que cada conflicto tiene su propia dinámica.

“Los actores son sumamente débiles como para pensar que todo lo que está pasando tiene una estrategia común, de que hay un grupo político detrás de los conflictos”, dijo. “Creo, más bien, que estamos en una nueva etapa política, un momento de giro muy complicado”, añadió, en referencia a las declaraciones presidenciales defendiendo las inversiones mineras.

—Noticias Aliadas.

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Perú: CAJAMARCA-PERU: PARO SIGUE Y ANUNCIAN VACANCIA DE PRESIDENTE HUMALA


PARTIDO SOCIALISTA DE JAVIER DIEZ CANSECO CAPITULA CONTRA EL PARO CONTRA MINAS CONGA EN CAJAMARCA, QUE SIGUE CONTUNDENTE PESE A MILITARIZACION DECRETADA POR GOBIERNO. ANUNCIAN PEDIDO DE VACANCIA DE PRESIDENTE HUMALA POR INCAPACIDAD MORAL POR MENTIR EN CAMPAÑA ELECTORAL Y PLEGARSE A LA MINERA TRANSNACIONAL YANACOCHA.

CAJAMARCA-PERU: PARO...
Paro en Cajamarca

Por Mauricio Quiroz Torres

En una Región totalmente militarizada por el Presidente Humala y teniendo a todos los medios de comunicación nacionales en contra, que el Paro Indefinido contra la instalación de las Minas Conga en Cajamarca, se haya iniciado el Jueves 24 de Noviembre es un éxito, afirmó el analista político Mauricio Quiroz T., VicePresidente del Instituto Pueblo Continente.

Para sacar oro a favor de Minas Conga- proyecto de la Compañía de Minas Buenaventura, Newmont Minning Corporation y la Corporación Financiera Internacional-IFC del Banco Mundial, se va a DESAPARECER las Lagunas Mala, Chica, Azul y Perol así como la Laguna Chailhuagón, señaló Quiroz; situación que no se presenta en otro lugar del mundo.

Los 4,800 millones de dólares que se anuncia como inversión en esta Minas Conga van a dañar el ecosistema de dos Regiones del Perú afectando tanto el agua para la agricultura y ganadería lechera como el agua para consumo doméstico.

El daño será irreversible pues no sólo son los 2’600,000 m3 de agua de dichas lagunas sino el complejo biológico y geológico que implican su funcionamiento, afirmó Quiróz, quien restó importancia a las afirmaciones de Telmo Rojas del Instituto Cuenca, que dijo que se podía reproducir dichos ecosistemas con reservorios similares a las Lagunas que destruirá Minas Conga.

Allí está como prueba, la propia Cajamarca que pese a decenios de explotación minera sigue de pobre como antaño y con daño irreversible de su ecosistema que los miles de millones de las Minas no solucionan hasta hoy como sucede con los contaminados con Mercurio en la localidad de Choropampa.

En Cajamarca, la Minera Yanacocha es responsable de la reducción del agua en sus distintas actividades y llega contaminada a la Planta de Tratamiento de Agua y se raciona a los miles de familias de la capital Cajamarquina y sus distritos, para el uso doméstico.

Esta Minera usa cianuro en sus operaciones que afectan los suelos y tornan irreversible su recuperación como acontece en la zona de influencia de sus concesiones.

La Mina Conga va a afectar los Ríos Jadibamba, Chirimoyo, Chugurmayo, Punre, Rejo que son afluentes del Rio Sendamal en la Provincia de Celendín; el Rio Chaullagón que es afluente del Rio Chonta en la Provincia de Cajamarca y el Quengorío que es afluente del Rio Llaucano de la Provincia de Hualgayoc.

Este Proyecto afectará el ecosistema de dichas Provincias y tendrá graves secuelas en el desabastecimiento de Agua en las partes medias y bajas de la Región Cajamarca y la Región Lambayeque.

Quiróz cuestionó, asimismo, al Partido Socialista del Congresista Javier Diez Canseco que se ha vendido al Proyecto Minas Conga y al Presidente Ollanta Humala por mantener sus cuotas de Poder en un gobierno totalmente antiobrero y pro gran capital minero.

Resulta extraño que uno de sus militantes como es Telmo Rojas, del Instituto Cuenca, salga a despotricar contra el Paro Indefinido y el Presidente Regional de Cajamarca Gregorio Santos y que el propio Congresista Diez Canseco asuma una posición vacilante y proempresarial frente a Minas Conga, similar al que tuvo cuando investigó las tropelías del Grupo Wong-Delgado Parker en la Azucarera Paramonga. Es sorprendente, también, el silencio cómplice del exConstituyente Hugo Blanco.

Es una traición, asimismo, que los cuadros del Partido Socialista hayan invitado al Presidente Humala al XI Congreso de la Confederación Campesina del Perú-CCP pese a que el Jueves 24 de Noviembre se iba a iniciar el Paro de Cajamarca y a que el Presidente Humala avala a Minas Conga y la destrucción de la agricultura y ganadería en Cajamarca.

Pese a esta traición del socialismo domesticado peruano, Quiróz expresó su confianza en los dirigentes regionales de Cajamarca que con sus Rondas Campesinas han manifestado la continuidad de la lucha hasta que se anuncie la expulsión de Minas Conga de su Región.

El analista peruano hizo conocer, asimismo, que en Cajamarca se viene gestando el pedido de vacancia del Presidente Humala por incapacidad moral al haberlos engañado en su campaña electoral donde dijo que iba a respetar la decisión del pueblo de priorizar el agua y no la Mina.

Esto resulta correcto toda vez que ya es hora de que la sociedad civil peruana ponga coto a las mentiras de los candidatos para llegar a los puestos de elección popular.

Y la Vacancia por Incapacidad Moral del Presidente Humala sería una buena señal para que esto no vuelva a ocurrir.

Hemos dialogado con varios dirigentes de los Frentes Regionales y Rondas Campesinas de Cajamarca que han asegurado dicha posición, señaló finalmente el analista político.