Katu Arkonada
ALAI AMLATINA, 26/11/2013.- Lo que hemos vivido los últimos días en
Honduras merece un análisis mucho más profundo, pero a modo de reflexión
preliminar y síntesis, podemos decir que la voluntad mayoritaria de
refundar el país manifestada por el pueblo hondureño ha sido cercenada
por las élites políticas y económicas. Todo ello además sufriendo un
nivel de injerencia por parte de la Embajada de Estados Unidos nunca
visto antes.
En estos momentos podemos hablar de una situación no resuelta en
Honduras donde el Tribunal Supremo Electoral tiene 30 días para dar
resultados definitivos y son ya 3 los candidatos que se han declarado
ganadores de las elecciones. La diferencia entre Juan Orlando Hernández y
Xiomara Castro, candidata de Libre, que comenzó siendo de 7 puntos a
favor del Partido Nacional, ha bajado en estos momentos a 5 puntos
mientras el recuento continua, y todo parece indicar que se va a dar un
empate con una diferencia todavía no se sabe a favor de quien, de en
torno a 1 punto de diferencia. La situación y el escenario que se
vislumbra son de incertidumbre y no se descarta incluso la posibilidad
de repetición de las elecciones.
Mientras tanto, en un Estado fallido como Honduras donde la
institucionalidad es prácticamente inexistente, los representantes
políticos de los grupos económicos y los representantes económicos de
los grupos políticos, continúan negociando votos y diputaciones y se han
acercado a candidatos de Libre para sugerir que si quieren que se
confirme su elección debe abonar una cantidad de dinero o comprometerse a
ciertos favores futuros.
Genealogía de un fraude
En las calles hondureñas no se tiene ninguna duda de que Libre ganó las
elecciones y ha sido víctima de un fraude cometido mediante una
estrategia perfectamente organizada y diseñada por JJ Rendón y la
Embajada de Estados Unidos. Si en algún momento llegamos a creer en la
victoria de Libre, este golpe de estado electoral dado el domingo y
televisado en directo nos devuelve a la realidad y demuestra que a veces
la izquierda peca de inocencia y la derecha está perfectamente
articulada tanto a nivel de medios como en el plano internacional.
Son varios niveles de este fraude en el que el menos importante es la
compra de votos en zonas populares y regiones más pobres mediante la
entrega de bolsas con comida por parte de delegados del Partido Nacional
el mismo día de las elecciones. Pero hay dos niveles en los que es
preciso detenerse. Por un lado, uno más central y nuclear como es el
propio Tribunal Supremo Electoral, cuyo presidente David Matamoros es
militante y ex diputado del Partido Nacional. El Tribunal Supremo
Electoral comenzó la noche del recuento publicando actas de zonas donde
ganaba los cachurecos, como popularmente se conoce al PN, mientras al
mismo tiempo mandaba a auditoría en torno a un 20% de las actas (que
representan 400 mil votos) de territorios como el departamento de Santa
Bárbara donde el voto mayoritario es para Libre. En el equipo de
coordinación electoral del partido Libertad y Refundación se tiene la
certeza de que en torno al 75% de las actas auditadas son ganadas por
Xiomara. Todo lo anterior se realiza con el objetivo de crear la
sensación de que el Partido Nacional estaba ganando las elecciones,
sembrando descontento y desconfianza, e incitando a muchos fiscales de
Libre a abandonar las mesas electorales después del recuento de los
candidatos presidenciales, dejando vía libre para la manipulación de
datos en el recuento de diputados y alcaldes.
El otro nivel es precisamente el territorial, en el que, desde lo local,
se ha cometido fraude nacional. Los candidatos presidenciales eran 8 de
9 partidos diferentes y cada partido tenía 2 credenciales para sus
representantes en cada una de las mesas electorales (16 mil en todo el
país). Sin embargo, en centenares de mesas, como hemos podido comprobar
personalmente en las actas escaneadas enviadas al TSE, el voto a 4 de
estos candidatos era de 0 votos. Esto significa que ni siquiera los
representantes de estos partidos en cada municipio han votado por su
candidato, vendiendo sus credenciales al Partido Nacional. Los
candidatos de estos 4 partidos, Democracia Cristiana, Alianza Patriótica
del golpista Romeo Vásquez Velásquez, Unificación Democrática y PINU,
ni siquiera alcanzan entre los 4 el 1% de los votos escrutados hasta el
momento. Queda claro que se han presentado a las elecciones para hacer
un negocio con las credenciales electorales otorgadas por el TSE.
Toda esta estrategia de fraude vino acompañada el domingo por una, hay
que reconocer perfecta, estrategia mediática en la que el clímax fue la
llamada de felicitación del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos en
mitad del discurso del candidato del Partido Nacional. Asimismo, el
actual presidente de Honduras, Porfirio Lobo, también ha reconocido como
vencedor al candidato de su mismo partido cuando aún falta 1 millón de
votos por escrutar y la diferencia a pesar del fraude es de tan solo 100
mil votos.
Una mirada hacia delante
La posibilidad de 8 años continuados de gobierno del Partido Nacional
aterra de solo pensarla, pero es más real que nunca. El pueblo hondureño
ha hecho un esfuerzo inmenso, logrando construir una herramienta para
la transformación y refundación de Honduras llamada Libre y el primer
objetivo en estos momentos debe ser defender la victoria de la candidata
Xiomara Castro voto por voto, pero quizás hay que empezar a plantearse
que en un escenario en el que el Partido Liberal (20% de los votos) no
se ha hundido a pesar del golpe de Estado, y el Partido Nacional tiene
mucha fuerza a pesar del fraude cometido, la izquierda necesita recorrer
aun el camino hasta la madurez política que le permita ganar las
elecciones con un proyecto identificado con los sectores populares que
pase por encima de cualquier tipo de fraude e injerencia. También en
algún momento es necesario analizar el papel del Partido Anti
Corrupción, que se ha convertido en la tercera fuerza de Honduras
habiendo sido en un primer momento menospreciado por todos los partidos,
incluido Libre. El PAC ha canalizado mejor que la izquierda el voto
antisistema, con un discurso populista y de derecha, pero que ha calado
en varios sectores, especialmente entre la juventud.
El objetivo más allá de la defensa del voto para la candidatura de
Xiomara, debe ser asegurar un buen porcentaje de alcaldes y diputados de
Libre, así como mantener la cohesión de un partido frágil
ideológicamente, en el que la izquierda, los movimientos sociales y
sectores provenientes del liberalismo se han unido con el objetivo de
romper el tradicional bipartidismo.
Es el momento de comenzar a pensar en (re)construir el partido,
fortalecerlo política, ideológica y organizativamente para convertirlo
de una vez por todas en el proyecto político de todo un pueblo, de toda
una nación, de una Honduras libre y soberana.
- Katu Arkonada se encuentra en Honduras como observador electoral y acompañante internacional de Libre.
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