Magnífico y mordaz documental que retrata de forma crítica la manera en que la colonialidad trasciende a la colonia, trasciende a las independencias. Durante siglos los países europeos emprendieron campañas conquistadoras que, a lo largo de América, África y Oceanía, dejaron establecidas relaciones de dominio y subyugación. La subyugación era política en tanto que un Estado soberano sometía y dominaba a un Estado colonial, sin independencia. Sin embargo, cuando los Estados coloniales rompen las cadenas de sumisión y se declaran independientes un fantasma llamado “colonialidad” continúa viviendo, y vive porque se estableció, de manera mucho más arraigada, otra jerarquización a parte de la política, la jerarquización sociocultural.
De esta manera se establece una dicotomía entre las maneras correctas y equivocadas de ser, civilizado vs salvaje, moderno vs primitivo… en últimas, occidental vs no occidental. La jerarquización está establecida. A esa alteridad que es el no occidental, principalmente hay que civilizarla, hay que indicarle el camino ilustrado que le lleve de ser un salvaje a ser un “ser humano” en toda regla, es decir, cristiano, capaz de escribir, productivo y con zapatos… en otras palabras, los sueños, los fines, las perspectivas de occidente han de serle impuestas al no occidental, todo sea por su bien, claro.
En cierto punto (tal vez desde siempre), el otro, el que “es” de forma incorrecta, se ve envuelto por un irresistible manto de atracción, aquello que llamamos “exótico”. El occidental siente curiosidad y desea saciarla, y si cierta curiosidad se puede satisfacer observando animales salvajes en un safari, esta fascinación por “el otro” bien puede saciarse a través de un tour como el que protagonizan buena parte de los personajes de este documental.
La relación es de colonialidad, de dominación, nunca hay un dialogo horizontal entre nativos y turistas, nunca se pone en duda que el futuro de los nativos será y deberá ser una transición hacía la “civilización”. Papúa Nueva Guinea obtuvo su independencia en 1975, sin embargo, cuando estos turistas tratan a los indígenas cual si fueran animales o juguetes, ejercen el rol de colonizadores.
Me quedo con una frase de mi profesora de antropología visual: “el autor hace que te preguntes ¿Quiénes son los caníbales?
PD: Deberían por favor cambiar la sinopsis, que a día de hoy menosprecia todo lo que el autor ha tratado de comunicar.