miércoles, 11 de diciembre de 2013

Boilivia/ ¡QUE SALGAN DE RODILLAS! Crónica sobre el sexto intento de toma del CONAMAQ

Este martes 10 de diciembre, llego la noticia que en el Jacha Tantachawi Wist´u de Conamaq, financiado por el gobierno, se había decidido la toma de las oficinas y la destitución de autoridades del Consejo. Ante estas amenazas, la CONAMAQ orgánica decidió iniciar una vigilia para evitar una posible toma violenta.
 
A partir de las siete, comenzaron a llegar paulatinamente taxis que transportaban a una gran cantidad de gente desde el Coliseo Evo Morales, sede del encuentro, quienes sobre todo provenían de la Nación Chichas de Potosí, Qhapax Umasuyus de La Paz, una fracción de los ayllus de Oruro y gente de la Nación Qhara-Qhara. “Esa sede no es suya, le pertenece al Estado”, señalaban.
 
Los gritos provenían de un grupo de unas 100 personas que se reunieron en la puerta principal de CONAMAQ (gente afín al gobierno, en estado de ebriedad, y algunas que no pertenecen a ningún Suyu), que llegaron pidiendo alojamiento y bajo supuesta son de paz. Sin embargo, era esta misma gente la que en anteriores y reiteradas ocasiones ya había intentado tomar de manera violenta esta central indígena, desconociendo a las autoridades legítimas.
 
Amparo Carvajal, representante de derechos humanos, se apersonó al lugar e intentó mediar en el problema político. Sin embargo, la consigna oficialista estaba dada: el desalojo de las autoridades y la toma de las oficinas. Por tanto, luego del intento no exitoso de pacificación, Carvajal se retiró del lugar. Inmediatamente recomenzaron los gritos y propinaron una brutal paliza a personas que son parte de la CONAMAQ orgánica, así como a un activista de derechos humanos, quienes habían permanecido afuera en un intento de apaciguar la situación.
 
Luego de estos hechos, la violencia ejercida por parte de los afines al gobierno, recrudeció y comenzaron a patear la puerta principal que estaba resguardada interiormente por las autoridades orgánicas e indígenas de base, entre las que se encontraban madres con sus hijxs. Sin ninguna consideración, los gritos de amenazas hacia el conjunto que resguardaba la sede se exacerbaron hasta el punto de llegar a amenazas de muerte: ““¡¡¡Estás muerto!!!”, “¡¡¡Les vamos a matar!!”, “¡¡Va a ser hoy por las buenas o por las malas!!”.
 
Fue tal la violencia que lograron, finalmente, con palos preparados con antelación, destrozar y abrir la puerta. Sin embargo, la segunda puerta quedó protegida por una barricada armada por la vigilia protagonizada sobre todo por valientes Mamas T´allas. Mientras tanto, llegó la policía que se apersono únicamente para negociar el abandono y la rendición de las autoridades legítimas. La gente se resistió alegando que no tenían donde quedarse; la policía les dijo que ese “no era su problema”. El mismísimo Comandante de la Policía, que llegó al lugar, reiteró que las personas que estaban dentro deberían abandonar el lugar para “guardar su seguridad”. Sin embargo, horas más tarde, estando ya fuera, se lo escuchó diciendo a la gente del MAS que “no se preocupen, si no salen los vamos a sacar de la oreja”.
 
Agentes de Inteligencia y de la UTOP negociaron la entrada de representantes de la fracción progobierno, quienes además de exigir la entrega de las oficinas aceptaron claramente su inclinación partidaria: “ahora tenemos canchas de césped sintético”. Además, justificaron su accionar con críticas a algunas exautoridades por pactos inconsultos: “han pactado con el partido verde sin consultar”, en un tono de reclamo ante la insubordinación de las autoridades orgánicas “al hermano Evo” y al partido de gobierno. Las autoridades y bases, sobre todo mujeres, se opusieron totalmente a esas exigencias, ya que el congreso financiado por el gobierno no era orgánico y que por lo tanto las supuestas autoridades que reclamaban la entrega de la sede, no estarían reconocidas por los 16 suyus. Entre palabras y entredichos se “acordó” un encuentro para este miércoles 11 de diciembre, a las 9 de la mañana en las inmediaciones de derechos humanos.
 
Finalmente y ante las amenazas de toma, la salida era inevitable: u ocupaba el lugar la policía, o tomaban el lugar lxs Wist´us, lo cual representa prácticamente lo mismo. Continuaban los gritos: “¡Que salgan de rodillas!!!”
 
La lluvia caía y la policía tardó mucho en lograr que la vigilia abandonase la sede, finalmente las mamas salieron llorando, resguardadas por la policía y en medio de silbatinas, burlas e insultos.
 
Al abandonar la sede, los indígenas en vigilia, afirmaron que su retirada momentánea respondía al cumplimiento de su palabra para evitar más conflicto y agresión. La retirada final no fue menos preocupante, ya que las oficinas del CONAMAQ quedaron bajo la custodia, nada más ni nada menos, que de la policía quienes, una vez desalojados ambos grupos (lxs Wist’us y las autoridades orgánicas), ingresaron a las oficinas. Cuando se les interrogó el motivo del allanamiento, lo justificaron con el pretexto de que el Comandante de la Policía “había olvidado su celular”.
 
De esta manera se consumó la división y pelea entre las mismas comunidades, más allá del hecho de la toma de la sede, está el intento de división de organizaciones indígenas y la creación y agudización de las pugnas internas entre comunidades, como se hizo en el TIPNIS, y con la CIDOB.
 
Todos estos acontecimientos, hacen manifiesta la estrategia del gobierno reformista de anular, por todos los medios, la potencia subversiva de los pueblos indígenas, a partir de la desestabilización de sus organizaciones y la cooptación de las dirigencias. No es casual que la misma estrategia haya sido utilizada con organizaciones sindicales. Los acontecimientos del 10 de diciembre dejan en claro que el actual gobierno de “izquierda” reformista ha resultado más funcional al colonialismo y al propio capitalismo, al que se precian tanto de criticar. Esto puede observarse en prácticas eminentemente hegemonistas, características de la política moderna, como la división de las organizaciones o la cooptación de dirigencias, sustentadas además en la promesa de un bienestar capitalista absolutamente ilusorio (canchas de césped sintético, servicios básicos). De esta manera es cómo se consuma el colonialismo, a través de las políticas pseudo-modernistas del gobierno y la alienación que las mismas producen, resultando más funcionales al capitalismo que las propias derechas reaccionarias.
 
Esta comprensión de los hechos, la cooptación y la manera en cómo esta dinámica hegemonista contribuye también al colonialismo, la llevan a cabo las propias autoridades orgánicas que fueron recusadas: “ellos no están peleando por la reconstitución de territorios ni por cuidar los recursos, si no por cargos políticos y por el dinero que les están pagando por este congreso”. Esta es la miseria de la política reformista actual.
 
Por todo lo anotado, el CONAMAQ se declara en estado de alerta y convoca a la solidaridad de toda la población, solicitando además se garantice la integridad, tanto personal de las dirigencias, como de la organización, en espera al Jach’a T’antachawi legítimo.
 
¡JALLALLA la resistencia de los pueblos!
 
 
 

Bolivia/ El verdugo al acecho: Desenlaces de la violencia estatal

El Asalto a la fortaleza moral del QONAMAQ
 
Raúl Prada Alcoreza
 
Al gobierno no le queda otra cosa que la descomunal violencia, después de haber  perdido la legitimidad; una vez que se dieron las crisis del gasolinazo, cuando enfrentó a su pueblo, y la crisis del conflicto del TIPNIS, cuando se enfrentó a las naciones y pueblos indígenas. Ahora, quedó claro, completamente verificado, su decidida opción por el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Después de aprobar con las organizaciones afines una ley de consulta donde desaparece la consulta con consentimiento y previa, constatándose la consumación del nuevo etnocidio, perpetrado por el gobierno progresista, el ejecutivo nuevamente intenta, por sexta vez, intervenir el CONAMAQ y dividirlo. Lo hace con gente sin representación ninguna, en contra la legitimidad de las dieciséis regiones y suyus del QONAMAQ. Esto es una muestra de desesperación, en plena campaña electoral. El gobierno, en su hazaña, recurre también a la policía, que coadyuva en la intervención; vulnerando grotescamente los derechos de las naciones y pueblos indígenas, consagrados en la Constitución, además de destrozar los derechos fundamentales. 
 
¿Por qué lo hace en plena campaña electoral? ¿Por qué se arriesga a mayor desprestigio del que ya tiene? ¿Es que, después de encaminarse a un quiebre ético y moral, sin precedentes, después de apostar al extractivismo etnocida y matricida, después de derrumbarse como proyecto politico, no le queda otra cosa que la violencia? ¿Cómo terminan los encaminándose los gobiernos progresistas en no solamente contradicciones profundas, inocultables, sino en una descarnada práctica, indisimulada, de control despótico y represión permanente? ¿Cuáles son las condiciones y los factores que terminan empujándolo a semejante caída política? Parece ser que se trata de la intervención calamitosa de un conjunto de condiciones, que sostienen el avatar de otros conjuntos de “variables”, que se dan, en parte, como herencia histórica y, en parte, como azar desafortunado de eventos, que repiten fatalmente la misma condena: los que se consagran al poder “venden su alma al diablo”. 
 
En esta coyuntura, ante la desenvoltura abierta de la violencia estatal, la defensa de los derechos es prioritaria, la defensa de los derechos fundamentales, la defensa de los derechos de las naciones y pueblos indígenas, la defensa de la Constitución. Nadie puede quedarse callado o callada ante la suma de atropellos; de lo contrario, al ser indiferentes, al callarnos, terminamos siendo cómplices de la violencia desmedida; pero, también de la muerte del llamado “proceso” de cambio. Peor aún, de la suspensión de la democracia. 
 
Lo que parece darse detrás de estas inconductas gubernamentales, además de desesperación por controlarlo todo, con malas artes, es la duda ante las elecciones. Duda ante la respuesta de las ciudades, incluso del núcleo duro del campo. Aunque puede haber cierta apreciación de una victoria pírrica, en comparación con los resultados de las elecciones anteriores, presumible victoria, dificultosamente conseguida, que no parece llegar al 50%,  con gran aprieto superar el 30%, relativo al núcleo duro, comprometiendo la probabilidad de una segunda vuelta. A pesar de las ínfulas de imaginario ganador, de encontrarse desconectados de la “realidad”, publicitar y volcarse a la propaganda desmedida, manifestando una popularidad perdida, en algún lugar prende la duda. Esta duda es como un gusano que se come la fruta. Por eso, se apuesta a la prebenda, en mayor escala, se propone doble aguinaldo, sólo a algunos sectores, no a todos, como debería ser, queriendo ganarse votos de los trabajadores o asegurarlos. Por otra parte, en la misma presunción, se teme a una organización, que no han podido dividir el gobierno, como es el CONAMA;, se teme a su interpelación y consistencia. La desesperación se convierte en bronca, por eso intervienen de la forma bochornosa como lo han hecho, apoyados por los aparatos represivos del Estado. No se oculta nada. A pesar que se efectuó la intervención en la noche y bajo lluvia. Se apuesta a sostenerse con el crédito de los afines, de los partidarios, de los medios oficiales y privados que controla. Se apuesta a cubrir el atropello con humareda, como acostumbran. No es la primera vez que lo hacen; empero, en la medida, que se alarga la lista, cada vez es menos consistente lo que se hace, por más violencia que se emplee.
 
También interviene, en el desenlace de los hechos, la premura sumisa de los aduladores, de los que quieren hacer buena nota, y se esfuerzan por dar muestras no solo de fidelidad sin razonamiento, sino también de muestras torpes de adhesión, que son estas decisiones de intervención, por parte de una trucha organización “indígena”, armada apresuradamente, con gente de largo recorrido prebendal. Son los que quieren entrar en las listas electorales los que se esmeran por destacar en estos actos exaltados. Al final, el MAS se ha convertido en eso, en una masa gelatinosa de adherentes prebendales, clientelares, dispuestos a todo por formar parte de los entonos de poder, por más que su órbita esté muy distante del núcleo de poder. 
 
Son síntomas de la degradación política. Lo que al principio era discurso populista, con pretensiones de “ideología”, se convierte en acción descarnada sin discurso y sin “ideología”, solo gritos: ¡Salgan de rodillas! Es la venganza del verdugo a sus víctimas vencidas. De esta clase de gente se llenan los cuerpos represivos, que terminan en torturadores. Esta clase de gente es la que hace de grupo de choque del oficialismo, esta clase de gente se presta a las usurpaciones más desacreditadas de nombre y representación. Esta clase de gente no tiene la menor idea de la Constitución y de las razones, causas, condiciones, que abrieron el “proceso” que se debate ante su propia muerte. Esta clase de gente son los sepultureros del “proceso” de cambio.
 
Como dijimos antes, parece una condena, se repite la trama. Es un guión escrito por el poder, en tanto destino perturbador de los que se entregan a la vorágine de su lógica de captura, de control, de dominio y destrucción. Lo que comienza como esperanza se vuelve frustración, lo que comienza con entusiasmo se convierte en pusilanimidad, las buenas intensiones son piedras del camino al infierno. Los gobiernos “revolucionarios” se convierten en contra-revolucionarios, los “revolucionarios” se convierten en maniáticas caricaturas de la farsa. La lucha contra la clase dominante convierte a los nuevos ocupantes en la nueva clase dominante. La represión a los enemigos se traslada a la represión intestina, adentro, convirtiendo a los críticos o rebeldes en los enemigos más entrañables, más temidos y más odiados, pues les hacen recuerdo a lo que abandonaron. Este desgarramiento es un esfuerzo por el olvido, por imponer una “realidad” condescendiente con sus actos, donde sus fechorías se convierten en buenas acciones. 
 
La resistencia ante la decadencia y la descomposición política, la resistencia ante la restauración de lo anterior, del Estado-nación, de la colonialidad, de las prácticas prebendales y clientelares acostumbradas, de las estructuras y relaciones de poder instauradas históricamente, tiene al QONAMAQ como referente y motor de la resistencia. El CONAMAQ como organización indígena, comprometida en la descolonización, en la defensa de la Constitución, en la defensa de los derechos de las naciones y pueblos indígenas, en la defensa de la madre tierra. La resistencia ante el despotismo cuenta también con la resistencia del TIPNIS. Ambas instancias son las formas materiales y orgánicas de la resistencia. En torno a ellas se genera y regenera la posibilidad de continuar el proceso y profundizarlo, de rescatar el proceso de manos de sus usurpadores, de darse la oportunidad de salir de la condena histórica de la trama del poder. Por eso, es indispensable la defensa del QONAMAQ, la defensa del TIPNIS, la defensa de la Constitución. Un pueblo que no lucha por sus derechos no merece existir. Hay como una obligación, una convocatoria de la memoria social a luchar, a persistir en la construcción de alternativas, a insistir en las acciones alterativas, que inventan líneas de fuga, espacios liberados, y rutas a mundos posibles.