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Ya hemos sabido que al soldado Bradley Manning (a partir de ahora la soldado Chelsea Manning) por decir la verdad y advertir sobre la corrupción estadounidense le han caído 35 años de prisión, en un principio querían aplicarle la pena de muerte y luego 60 años, rebajados por la tortura a la que los propios militares han reconocido que le han sometido hasta ahora. A otro militar, el sargento Robert Bales, por asesinar a sangre fría a 16 civiles (mujeres y niños incluidos), sólo 10 años. Es el famoso doble rasero criminal que aplica el imperio y que el héroe militar Leonard Matlovich, el primer militar que salió intencionadamente del armario en el ejército estadounidense para combatir su prohibición de los gays, y quizás el gay más famoso en los EEUU de los años 70 junto a Harvey Milk, evidenció con su histórica declaración, que se lee en su tumba sin nombre: “Cuando estaba en el ejército, me dieron una medalla por matar a dos hombres y la expulsión con deshonor por amar a uno”.
Esa es la sociedad que el capitalismo y sus peones de derechas, la Iglesia y los poderosos, impone en el mundo: una sociedad en la que se castiga a alguien por amar, por decir la verdad, por defender al oprimido y se premia al que odia, al que miente y manipula, al que oprime y perpetúa la opresión. Porque el sistema capitalista necesita esa mentira, esa desigualdad, esa opresión, esa polarización para seguir funcionando, para seguir especulando y vendiendo lo escaso (que no lo es) a los triunfadores que sólo pueden calibrar su “éxito” en base al fracaso de los otros, la gran masa, cuantos más sufran, pasen hambre, sean pobres, más valioso es el “éxito” de los privilegiados peones del capitalismo. En una sociedad en armonía, en igualdad, el capitalismo no tendría sentido, no se podría manufacturar deseos de tener lo que la maquinaria capitalista nos ha robado para motivarnos a recuperarlo dándole juego (ese mismo concepto que tan valioso y operativo es en los realities).
Otro factor que se ha silenciado en muchos medios es el hecho de que Manning se haya declarado orgullosamente mujer transexual. Si a esta mujer transexual responsable de las filtraciones de wikileaks le unimos que el periodista del Guardian que publicó valientemente los datos de espionaje mundial del ‘caso Snowden’ también es gay (como atestigua la bochornosa persecución de su novio brasileño sin razón alguna) tenemos el orgullo de saber que, contra el estereotipo del gay cobarde, sometido y apocado (extrapolable a mujeres y hombres transexuales), los dos más importantes luchadores de la libertad del momento pertenecen a la comunidad LGTB (Lesbianas, gays, transexuales, bisexuales).
También hemos sabido que su abogado ha pedido a Obama que le indulte. Sabremos si Obama es ese factor de cambio que han querido inventar u otro peón más de la maquinaria represora imperialista que el capitalismo necesita para sobrevivir. Basta con leer el soberbio ensayo del profesor Webster Tarpley para saber que Obama no sólo es un mero lifting del capitalismo imperialista ya agotado por el camino del agresivo Bush, sino que en realidad es mucho más peligroso con su buenrollismo y su disidencia manufacturada como explica en su libro Obama, El Golpe de Estado Postmoderno, La Construcción de un Candidato Manchú.
La hipocresía y doblez del presidente Obama ha quedado más que en evidencia en el vídeo que ha difundido el Fondo para la Defensa de Bradley Manning en el que militares destacados en Irak afirman que Chelsea Manning no sólo no les ha puesto en peligro, sino que ha salvado muchas vidas. También han montado declaraciones pasadas de Obama en las que aplaudía y se comprometía a proteger a los llamados whistleblowers (viene a ser “los que tocan el silbato”: personas que denuncian corrupciones ocultas o las sacan a la luz) como Manning. Lo podéis ver (en inglés) en este video:
También es interesante leer el comunicado que el abogado de Chelsey Manning ha leído tras conocerse su condena a 35 años, y que guerra eterna ha traducido:
“Las decisiones que tomé en 2010 lo fueron por la preocupación que sentía por mi país y el mundo en que vivimos. Desde los trágicos acontecimientos del 11S, nuestro país ha estado en guerra. Estamos en guerra contra un enemigo que eligió no enfrentarse a nosotros en un campo de batalla tradicional, y debido a este hecho hemos tenido que cambiar nuestros métodos de combatir los riesgos que afrontamos nosotros y nuestro estilo de vida.
Al principio, yo estaba de acuerdo con estos métodos y me presenté como voluntario para defender a mi país. Hasta que estuve en Irak donde leía cada día los informes militares secretos, no comencé a cuestionarme la moralidad de lo que estábamos haciendo. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que en nuestros intentos de afrontar los riesgos que suponía el enemigo habíamos olvidado nuestra humanidad. Elegimos conscientemente devaluar la vida humana tanto en Irak como en Afganistán. Cuando atacábamos a aquellos a los que considerábamos el enemigo, a veces matábamos a civiles inocentes. Siempre que matábamos a civiles inocentes, en vez de aceptar nuestra responsabilidad, preferíamos escondernos tras el velo de la seguridad nacional y la información secreta con el fin de evitar cualquier sentido de responsabilidad.
En nuestro celo por matar al enemigo, discutíamos internamente la definición de tortura. Recluimos a personas en Guantánamo sin derecho a un juicio justo. Inexplicablemente, ignoramos las torturas y ejecuciones del Gobierno iraquí. Y asumimos otras innumerables actuaciones en el nombre de la guerra contra el terror.
A menudo, el patriotismo es el reclamo invocado cuando los que están en el poder reclaman actos moralmente cuestionables. Cuando este llamamiento al patriotismo ahoga cualquier intención lógica que tengamos, suele ser un soldado norteamericano el que tiene que llevar algunas misiones inapropiadas.
Nuestra nación ha pasado por momentos oscuros similares para la democracia, el Sendero de las Lágrimas, la decisión sobre Dred Scott, el McCarthyismo o los campos de internamiento de americanos de origen japonés, por nombrar unos pocos ejemplos. Estoy seguro de que muchos de nuestros actos posteriores al 11S serán visto del mismo modo algún día.
Como dijo una vez el ya fallecido Howard Zinn, “no existe la bandera lo bastante grande como para tapar el asesinato de gente inocente”.¿Cruzamos apuestas o nos limitamos a recordar Guantánamo y las repetidas promesas de Obama?
Sé que mis actos violaron la ley y lamento si mis actos han dañado a alguien o a los Estados Unidos. Nunca fue mi intención hacer daño a nadie. Sólo quería ayudar a la gente. Cuando decidí revelar información secreta, lo hice por amor a mi país y por un sentido del deber hacia otras personas.
Si ustedes rechazan mi petición de perdón, cumpliré mi pena sabiendo que a veces hay que pagar un alto precio para poder vivir en una sociedad libre. Lo pagaré muy gustoso si sirve para que tengamos un país inspirado en la libertad y con la idea de que todos los hombres y mujeres nacen iguales.”
PD: Hace unos minutos Reuters ha publicado la noticia, el hasta ahora soldado estadounidense Bradley Manning, condenado a 35 años de cárcel por filtrar documentos secretos al portal Wikileaks, se ha identificado este jueves como mujer y ha pedido que a partir de ahora se le conozca con el nombre de Chelsea. Personalmente le doy la enhorabuena y me enorgullece que forme parte de nuestra comunidad y de visibilidad a tantas y tantos transexuales valientes.
Fuente: http://blogs.publico.es/shangaylily/2013/08/22/bradley-manning-mi-heroe-gay-obama-verdugo/