lunes, 30 de mayo de 2011

La revolución será feminista


Hace unos días volví a Sol invitado por un amigo que se ocupa de la biblioteca infantil, la que está en la guardería, y aproveché para intentar aclarar uno de los episodios más oscuros de este movimiento. Me refiero a cuando la palabra “feminista” fue arrancada de una pancarta que acababa de ser colgada por un grupo de feministas en la ya famosa “fachada de Paz Vega”.

Este infame episodio, que revela más del talante de gran parte de los “indignados” que todos sus ambiguos lemas juntos, ocurrió del siguiente modo: varias mujeres, que muchos acreditan como miembros de la mítica Eskalera Karacola, empezaron a colgar un enorme lema que decía: “La revolución será feminista”. La plaza aplaudía entusiasmada cada vez que las mujeres, que treparon por el andamio, colgaban una nueva palabra: “La”, bieennnn, salva de aplausos, gran entusiasmo revolucionario; “revolución”, bieennnn, salva de aplausos, gran entusiasmo revolucionario, gritos de afirmación “esto es una revolución, sí”; “será”, bieennnn, salva de aplausos, gran entusiasmo revolucionario… “feminista”, shock, silencio incómodo, algunos aplausos indecisos, pero una gran parte de la plaza, según me cuentan, empieza a abuchear y a gritar contra la palabra “que no es nada revolucionaria” (¿¿!!). Las feministas que habían decidido exponer lo obvio (el feminismo como movimiento ha generado las más importantes revoluciones del pasado siglo) se quedan perplejas y se bajan algo desconcertadas.

Entonces un joven, un machista de mierda, se sube y arranca la palabra feminista de la pancarta ante el gran regocijo general. A continuación se dirige al público en la plaza y hace el gesto de un gorila golpeándose el pecho en clara referencia al macho dominante. La plaza le vitorea y ríe la gracia “revolucionaria”. Nadie se acuerda entonces del tan cacareado “consenso”.

Es curioso este interés de los “indignados” en no adherirse a ningún movimiento u organización, en no tener que explicar sus antecedentes, sus credenciales activistas. Yo creo que, sobre todo, se debe a que si las tuviesen que exponer nos enteraríamos de que el 99% de los entusiasmados revolucionario jamás han hecho nada más que plegarse al sistema (aunque no es un descrédito, siempre es buen momento para iniciar la rebeldía). Ese rasero igualador es el que ha hecho posible que este movimiento haya sido tan popular. La mera asistencia acredita la pertenencia. ¿En serio da igual una feminista luchadora de la Eskalera Karacola, que lleva décadas planteando una alternativa autogestionada, que una persona que bien podría ser el oportunista gorrón-casas de amigos para quedarse “unos días”? No lo creo.

Llevo días escuchando a la gente más dispar (desde genuinos millonarios y fascistas hasta jóvenes despistados) afirmar que esta es la revolución que cambiará nuestra historia. Que da igual quién haya ganado las elecciones porque la democracia de antes se ha quedado caduca aunque la maquinaria del PP ya se haya puesto en funcionamiento coordinándose entre comunidades y ayuntamientos para repetir las operaciones de Madrid, Murcia y Valencia. No es popular recordar que la democracia “no real” (que es la real, la que manda) no se ha detenido y el resultado es un verdadero golpe de estado de las derechas. Pero hablar de eso es “reaccionario”, “burgués”, “contrarrevolucionario”. Cuestionar la realidad de la revolución es causa inmediata de purga revolucionaria, aunque lleves años movilizándotre contra ese sistema que nos asfixia (y preguntándote dónde mierda estaban todos esos jóvenes en las mis manifestaciones y protestas a las que fuiste). La respuesta suele ser que no hay que cuestionar su valía sino abrazarla, mimarla, animar a esos nuevos revolucionarios sospechosamente atentos a las modas.

¿En serio? ¿De verdad hay que considerar revolucionarios a unos jóvenes sistematizados, que han abrazado los valores patriarcales, exponentes claros del analfabetismo alternativo del que adolece quien está “institucionalizado”, integrado en el sistema hasta tal punto que ni sabe ni quiere pensar fuera de él, que ni siquiera sabe que el feminismo es un ideal, un pensamiento que abarca, afecta, por igual a hombres y mujeres? ¿Qué revolución se ha hecho “consensuando” lo que la mayoría ya cree, reforzando lo ya aceptado por la mayoría, sin ninguna discrepancia? Ninguna. Sobre todo porque la dictadura de la mayoría es lo que ha hecho necesaria (y es cada vez más necesaria, creedme) una revolución que traiga una alternativa a este corrupto sistema capitalista.

El concepto de una revolución que sea popular, que no ofenda a nadie y que no sea conflictiva, es un chiste. Pero esto pocos articulistas lo ha dicho. Se han limitado a adherirse a la moda del momento esquivado cualquier arista en la que su benevolente magnanimidad pudiese engancharse. Y este movimiento ha tenido más aristas que una alambrada de espinos, creedme.

Aunque unos días después colgaron otro cartel más pequeño junto al roto que dice “Sin feminismo no habrá revolución. Igualdad. Apoyo mutuo” (se aprecia en la primera foto) y es evidente en esta segunda foto que el movimiento feminista estuvo desde el primer momento, creo que tener que educar a estas alturas a una masa de jóvenes que supuestamente deberían haber evolucionado dice mucho sobre el potencial de este movimiento.

Yo apoyo las movilizaciones, estoy a favor de la protesta contra un sistema que nos está hundiendo con él, pero creo en protestas reales que planteen un conflicto para el sistema y una alternativa. De hecho de eso llevo años hablando en mis libros y en mi teatro. Especialmente en mi última obra “Movilizarse no es hablar por el móvil”, en la que expongo que o respondemos a estos desmanes o nos hundimos. Pero me preocupa la abstracción, blandeza y sumisión de este movimiento. Por mucho que se empeñen algunos en negar cualquier defecto y acusar de “contrarevolucionario” a cualquiera que cuestione su eficacia. Algo que surge desde el verdadero activismo y a lo que debería ser capaz de responder el sistema si estuviese destinado a cambiar mentes, no seducirlas por la simpatía.



Las manifestaciones sociales se replican en otros países de Europa

*

Miles de jóvenes se reunieron ayer, y aún permanecen, en las principales plazas de las capitales de Francia, Alemania, Bélgica, Grecia e Italia para protestar, siguiendo el modelo de los "indignados" españoles, contra "el desempleo, la precariedad, la corrupción" y la "deriva de la democracia".

Y, según Gerald Celente, director de Trends Research Institute de los Estados Unidos, “la agitación juvenil alcanzará toda Europa este verano (invierno argentino) y será global en pocos meses más".

El malestar social recuerda al que protagonizaron hace apenas dos meses los pobladores de Túnez y Egipto y que lograron derrocar a sus respectivos gobiernos. La diferencia, no obstante, radica en que en España, Grecia, Francia e Italia no son regímenes dictatoriales, sino democracias.

En Francia, los manifestantes exhibieron una gran pancarta con el lema "Democracia real ya", que colocaron sobre las escaleras de la Ópera Bastilla y desplegaron otra en la plaza con el mensaje "París despierta".

Los jóvenes también mostraron carteles con lemas alusivos al mayo del 68, en referencia a las revueltas lideradas por los estudiantes franceses en 1968: "Mayo del 68, pide lo imposible; mayo de 2011, consigue lo imposible" y también "El pueblo unido jamás será vencido"."

En España, el movimiento de "indignados" acampados enla Puertadel Sol acordó anoche en asamblea y a mano alzada permanecer “por tiempo indefinido” en la céntrica plaza madrileña.

A la asamblea popular, que duró unas cuatro horas, asistieron varios miles de personas según un vocero del movimiento, quien no precisó cuándo se tomará la decisión de seguir o no con el campamento ni si se volvió a debatir una respuesta a los comerciantes de la zona, que días atrás denunciaron que la protesta ha causado una caída drástica de las ventas en sus establecimientos.

Inspirados en la ola de revolucionarias manifestaciones en Medio Oriente y el norte de Africa- recuerda un matutino porteño- los jóvenes españoles ocupan desde el 15 de mayo las plazas de unas 60 ciudades del país para protestar contra el desempleo y las severas medidas de austeridad impuestas por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

Similar es la situación que se vive en Grecia, donde decenas de miles de personas, unas 40.000 según la policía de Atenas y el doble según los espacios en redes sociales, acudieron el domingo a la plaza central de la capital griega (Síntagma) al llamado de protestas paneuropeas.

El canal griego skai.gr, que transmite las concentraciones en directo desde diversas ciudades, sitúa la asistencia en Atenas en al menos 100.000 personas, mucho más que cuando los sindicatos mayoritarios habían convocado a huelgas generales.

Los "indignados griegos" llaman a sus compañeros del mundo a reaccionar con pancartas en francés y en inglés, al tiempo que han enviado un mensaje de solidaridad al español Movimiento 15-M.

Los jóvenes belgas también salieron ayer a protestar en Bruselas, ciudad sede dela Unión Europea, mientras que manifestaciones de idénticas características podían también verse en el corazón de las capitales de Italia, Alemania, Chile y Colombia, según publica un matutino porteño.

En Portugal, en tanto, se espera que esta semana gran parte de sus jóvenes inicien las mismas protestas, ya que su país, al igual que Grecia, resultó gravemente afectado por la crisis.