domingo, 27 de septiembre de 2009

Esporádicos cierres de vías en inicio de protesta indígena indefinida en Ecuador

La protesta comenzó a la medianoche con el bloqueo de ciertas vías con piedras, árboles y neumáticos quemados, que la Policía procedió a retirar.

En algunos sectores, los indígenas volvieron a colocar los obstáculos tras el paso de las autoridades que no han reportado, hasta el momento, ningún enfrentamiento con los manifestantes.

En general, las actividades en el país se desarrollaron en las primeras horas de forma normal mientras el dirigente indígena Humberto Cholango advirtió que la fuerza de la protesta se sentirá conforme avancen los días, pues se trata de una medida de fuerza indefinida.

En una evaluación preliminar de la jornada, el ministro ecuatoriano de Gobierno, Gustavo Jalkh, aseguró que ésta comienza "con calma" pero advirtió que la Policía se "mantendrá atenta" para garantizar la libre circulación por la nación.

El ministro formuló un llamamiento a los indígenas para dialogar y recordó que en la Constitución se garantiza que no se puede privatizar el agua, el principal temor de las comunidades que protestan en defensa del uso del líquido vital.

Jalkh subrayó que zonas estratégicas del país, como los pozos petroleros, están debidamente protegidos para evitar acciones de manifestantes.

Ante la aparente poca acogida a la protesta en las primeras horas, el dirigente indígena Jorge Guamán apuntó que "no se trata de una carrera de velocidad (...) sino de resistencia", por lo que insistió en que la medida de fuerza se incrementará paulatinamente.



Brown defiende su liderazgo en el inicio de un congreso laborista en el que prima el derrotismo


El Partido Laborista británico inició ayer en la ciudad costera de Brighton su último congreso nacional antes de las elecciones generales de la próxima primavera, en las que todas las encuestas auguran un desastre del laborismo. La sospecha general entre los delegados y los periodistas allí reunidos es que este también puede ser el último congreso laborista con Gordon Brown como líder y primer ministro. Ante las puertas del congreso, miles de personas protestaron contra los laboristas por incumplir sus promesas.

Una de las características políticas de Brown es su capacidad para sobrevivir a desastres, no tanto por su habilidad diplomática como por la ausencia de alternativas, candidatos de altura, que puedan arrebatar su hegemonía en el partido. Para dar una idea de la escasa confianza que inspira en su propio partido, su ministro para el Desarrollo del Comercio e Industria, Peter Mandelson, se desmarcaba del barco laborista a la deriva, lanzando un guiño al Partido Conservador, al insinuar que a él no le importaría poner en manos de los tories su experiencia política. ¿Tan claro ve Mandelson, materia gris del Nuevo Laborismo de Tony Blair, el desastre electoral?

Brown llegó al congreso con la intención de desplegar confianza no solo entre las bases del partido, sino en la propia dirección , donde sus enemigos le ejercen un estrecho marcaje. El ex ministro Charles Clarke calificó la actuación de Brown de «débil, incierta, tácticamente insegura y falta de visión», por la torpe manera en la que ha conducido crisis políticas como los gastos injustificados de los parlamentarios o la liberación del condenado por el atentado de Lockerbie o su pérdida de prestigio en Washington.

Ayer, Brown desayunaba con las encuestas publicadas en dos diarios, que sugirieren la dificultad para lograr un cuarto mandato laborista. El sondeo del News of the World ofrecía a los conservadores una ventaja de 14 puntos -en el del Daily Mail la ventaja era de 15-, con un 40% del voto para los tories y un 26% para los laboristas.


Merkel moviliza a la derecha para dejar al SPD fuera del Gobierno en Alemania

Por PAOLA ÁLVAREZ

Recién llegada de la cumbre del G-20 en Pittsburgh, con el brillo que le
da a la cancillera ejercer de líder internacional y tras haber podido presentar unos resultados más ambiciosos de lo esperado, Angela Merkel cerró ayer la campaña electoral de la Unión Cristianodemócrata (CDU) pidiendo el voto para que los suyos sean «el partido fuerte dentro de una coalición con los liberales».

Un Gobierno de derechas, fruto de la unión de su partido con sus hermanos bávaros de la CSU y los liberales del FDP es para Merkel la única opción que tiene Alemania de lograr una estabilidad que facilite la salida de la crisis.


La cancillera parte como segura ganadora en las elecciones de hoy y si bien no oculta su deseo de lograr la mayoría con el FDP, los últimos sondeos no descartan que se vea obligada a reeditar la gran coalición con los socialdemócratas.

Por eso, ayer, en las últimas horas de la campaña, no hubo sitio en su discurso para las buenas palabras sobre el trabajo realizado por la gran coalición en los últimos años y sí entró en la crítica directa a los hasta ahora sus socios. «El SPD es un partido que no sabe lo que quiere», afirmó.


MÉRITOS PROPIOS/

Olvidando que en algunas de las políticas socialdemócratas está precisamente la clave de su éxito personal, Merkel se limitó a resumir los méritos de las iniciativas de su partido, como el aumento de la inversión en investigación o las políticas de familia. Es más, la cancillera quitó a sus socios socialdemócratas el título de
Volkspartei (partido mayoritario) y aseguró que la CDU es el único partido de este tipo que queda en Alemania. Por eso, según Merkel, son ellos los que deben «determinar el camino que debe seguir el país en los próximos cuatro años».

La apuesta de Merkel por la coalición con los liberales era su mejor manera de tratar de atraer el voto del 35% de indecisos que ayer seguía habiendo entre los 62 millones de alemanes llamados a las urnas. Dejar una puerta abierta a la gran coalición podría inclinar el voto hacia el SPD, que apenas tiene opción de formar Gobierno si no es con la CDU. Por eso, Merkel dejó ayer a un lado su talante más socialdemócrata y apostó sin complejos por un Gobierno de derechas, especialmente en política económica: «Nos encontramos ante la peor crisis de la historia y aún queda mucho para salir de ella. En ese camino tenemos que estar del lado de los trabajadores, pero también de los empresarios, porque de ellos dependen los puestos de trabajo», aseguró prometiendo una bajada de impuestos e intentando recuperar los votos que puedan habérsele escapado a favor del FDP.


La cancillera pidió a los suyos que luchen por cada voto hasta el último momento y agitó el fantasma de lo ocurrido en las elecciones del 2002: «Entonces fueron 6.000 votos los que evitaron un cambio de dirección en la política alemana. No podemos permitir que vuelva a pasar algo así», dijo.


LA FUERZA DE LOS PEQUEÑOS/

Pero la política alemana ha cambiado mucho desde el 2002. Por primera vez, en las elecciones de hoy, los tres partidos menores podrían obtener más de un 10% de los votos.

Aunque los intereses políticos y las enemistades entre partidos hacen casi imposible cualquier coalición que no tenga a Angela
Merkel como cancillera, como dijo el candidato socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, las verdaderas negociaciones de coalición no empiezan hasta el cierre de los colegios electorales.


Dear Mr. President - Pink