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Foto adaptada: sfgate.com
La familia puede ser un ámbito de apoyo, pero también de rechazo para las personas jóvenes con orientación sexual diferente. ¿Cómo influye en su desarrollo, qué implicaciones tiene la dinámica hogareña en la conformación de su personalidad, sus proyectos de vida?
La psicóloga Ana María Cano, especialista en el trabajo con adolescentes del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX); Raúl Regueiro, quien trabaja con los proyectos contra el VIH/Sida y la tuberculosis, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); y el también psicólogo del CENESEX Yasmani Díaz, coordinador de la Red de Jóvenes de esa institución abordan este tema.
¿Cómo impacta el apoyo o rechazo de la familia a jóvenes con identidades sexuales diferentes?
Ana María Cano: La familia es esencial para la conformación de la personalidad. En este tema de las orientaciones sexuales, cuando jóvenes o adolescentes no son heterosexuales, siempre hay mitos, prejuicios, tabúes y a menudo esas personas son discriminadas en el ámbito de la escuela y la sociedad en su conjunto. Si no cuentan con el apoyo de las familias, entonces se desarrollan en un ambiente muy hostil. Es importante trabajar con la familia para establecer un modo de relación que sea sano, saludable, placentero, de manera tal que estas personas crezcan siendo aceptadas y puedan desarrollarse como seres humanos.
Raúl Regueiro: La homofobia son todos aquellos rasgos, síntomas, que se desarrollan en aquellas personas que no aceptan, no comprenden, la orientación sexual de otras personas cuando es diferente de la heterosexual. Y la familia es un espacio que no está libre de homofobia, con la particularidad de que es el medio familiar el que más influye en la conformación de la personalidad, en la construcción de la autoestima, vital para las personas con orientación sexual diferente porque de ella depende, en gran medida, el autocuidado y la práctica de conductas sexuales responsables. En Cuba, más del 80 por ciento de las personas seropositivas al VIH/sida son Hombres que tienen sexo con Hombres y este comportamiento está altamente relacionado con el rechazo social y, sobre todo, familiar, que han experimentado estos hombres, por solo poner un ejemplo.
Yasmani Díaz: Al interior de la familia, como importante espacio de socialización, se establecen interrelaciones que participan en la modificación o aparición de nuevas opiniones, valoraciones, conductas e incluso afectos. Cuando la familia es estable y va conformando sus normas, este afecto se va haciendo perdurable y forma a las personas en determinadas conductas, les provee estabilidad y autoestima. Pero cuando no existe comprensión, ni buena comunicación en el núcleo familiar, el efecto puede ser muy dañino para el proceso de formación de adolescentes y jóvenes.
¿Dirías que ese rechazo es una forma de violencia? ¿Por qué?
AMC: Por supuesto. El hecho de no aceptar, discriminar, rechazar a hijas e hijos con orientaciones sexuales no heterosexuales, hace que se establezcan relaciones de violencia. Estas hijas e hijos van a acrecer en un ambiente de irrespeto, incomprensión, de no aceptación, que produce manifestaciones de maltrato, a menudo agravadas según pasa el tiempo
RR: El rechazo familiar a las personas con orientación sexual diversa casi siempre va acompañado de actos de violencia, exclusiones, expulsión del hogar, desacreditación ante otros integrantes de la familia. Y estos comportamientos constituyen claros actos de violencia, segregación, discriminación.
YD: La familia es sin dudas un excelente espacio de socialización, pero si en ella se reproducen conductas sexistas, estereotipadas, de rechazo a lo diferente, se convierte en un espacio violento que, a la larga, además del costo personal para las personas que sufren el rechazo, puede traer como consecuencia que adolescentes y jóvenes, en el futuro, también reproduzcan las conductas violentas.
¿Cómo enfrentarlo en Cuba, por dónde empezar?
AMC: Buscamos transmitir el mensaje de que las personas son importantes por lo que son, no por su orientación sexual. Se trata de enseñar a la familia a tener recursos y herramientas para tratar con sus hijos e hijas no heterosexuales de manera que no haya discriminación, rechazo, expulsión del hogar y otras manifestaciones de maltrato.
Desde el CENESEX ya existe una experiencia de trabajo con familia de personas transexuales que coordina la doctora Mayra Rodríguez y este año estamos abriendo otro espacio para familias de homosexuales, lesbianas, para enseñarles a convivir con ese hijo o hija que tiene valores y, no por diferente, debe ser discriminado.
RR: Tener la posibilidad de visibilizar un problema tan grave como la homofobia, en cualquier espacio, es vital. Significa tener la posibilidad de hacer partícipe a las familias y la comunidad de personas homosexuales, bisexuales, transexuales, de un espacio de reflexión, debate, socialización; que ayude a reconocer que estas personas existen, que tienen necesidades, problemas y que, con el apoyo de la familia, serían mucho más seguras, estables y felices.
YD: Creo que se debe visibilizar el problema, pero también enseñar herramientas para enfrentarse a él. Por ahí van muchos de los espacios de capacitación que emprendemos desde la Red de Jóvenes del CENESEX, que parte del principio de que debe ser un espacio, primero, de crecimiento personal, pero también para compartir herramientas para la comunicación, la comprensión de estos problemas.