Mario Itzep, Coordinador del Observatorio Indígena Nacional y de la Red Nacional de Organizaciones de Jóvenes Mayas Reno’J, Guatemala, hace un análisis de la situación actual de los pueblos indígenas.
En su repaso por la realidad nacional, resalta que las necesidades más sentidas de los pueblos son la inclusión y reformar el modelo del Estado que, a su criterio, está caduco y es excluyente.
¿Cuál es la presencia indígena en el país?
Primero hay un dato interesante: el censo de 2012 del Instituto Nacional de Estadística (INE) -establece que el 42% de la población es indígena; sin embargo, hay contradicción con algunos estudios que han hecho las universidades del país en los cuales se establece que es hasta el 61% de población -indígena.
¿Cuál cree que es la razón por la que ocurre esto?
Podemos mencionar un dato sobresaliente y es el racismo estructural, porque en el censo que hace el INE yo, personalmente, pude ver los recolectores de datos; si miraban una casa de adobe, eran indígenas, pero si era una casa de concreto de dos o tres niveles, automáticamente asimilaban que eran no indígenas.
Esto tiene que ver con la lógica del racismo y la discriminación y a nivel de una política pública. Las instituciones de Guatemala tienen una actitud racista que, al final de cuentas, provoca que no se avance.
Creo que el racismo es el peor enemigo que tenemos; incluso más que la pobreza y enfermedades, ya que es una actitud que al final busca la eliminación de un pueblo.
¿Cómo hacemos para salir de este esquema?
Creo que es fácil. La nueva generación va a tener la tarea de cambiar este país. Confío en que una de las formas es con la educación para que los niños aprendan la convivencia y cómo disminuir el racismo.
¿Cuál es la percepción de las poblaciones indígenas ante el juicio por genocidio contra Efraín Ríos Montt?
Vemos el caso de genocidio en el país con mucha preocupación, porque gente que vivió en carne propia los horrores de la guerra llegó por varios días a dar sus declaraciones y, luego de dictar sentencia, se anula el juicio. Nos parece que es una violación a los derechos humanos.
Hacemos, sin embargo, la salvedad de que, aunque la sentencia del juicio duró unas semanas y un par de horas, sienta un precedente para decir que en Guatemala sí hubo genocidio.
¿Y en el caso de la extradición del expresidente Alfonso Portillo?
Fue usado como un distractor para la sociedad. Era un momento crucial para la Corte Suprema de Justicia (CSJ), porque estaba por integrarse un equipo para conocer y dar seguimiento en el caso de genocidio contra Ríos Montt.
Lastimosamente usaron al expresidente Portillo como un gancho o estrategia para llamar la atención y desviarla del tema de genocidio en Guatemala.
¿Qué visión de vida tienen las poblaciones indígenas?
Aquí hay varios elementos que debemos considerar. La generación de nuevos actores jóvenes vemos a Guatemala de otra manera, por decirlo de otra forma, un país que debemos cambiar. Soy optimista y sé que necesitamos construir una Guatemala diferente a la que tenemos ahora, un Estado plurinacional donde se reconozca a los cuatro pueblos. Además de eso, creo que es necesario revisar los procesos.
¿Hacia dónde van las poblaciones indígenas?
Nuestra visión es cambiar Guatemala y se logrará refundando el Estado. Yo lo planteo así: el Estado actual que tenemos no está funcionado, porque hay corrupción y el modelo económico neoliberal ha fallado. El cambio a futuro pasa por dos variables: reformas ordinarias y reformas constitucionales para transformar este país hacia una sociedad integradora, que debe ser de un estado plurinacional.
¿Cuáles son las principales demandas de los pueblos indígenas?
Podemos decir que a lo largo de 42 años de lucha de los Pueblos Indígenas encontramos más de 50, pero ninguna de ellas se ha convertido en política pública.
Me referiré a dos. La primera, la Ley de Lugares Sagrados, que lleva doce años en el Congreso tiene su segunda lectura y no pasa y se quedó entrampada. Luego, la otra, que tiene ocho años y va para nueve, es la reforma a la Ley de Educación Bilingüe Intercultural.
Lo irónico es que sí pasan rápido los paquetes del Presidente, los préstamos y las leyes fiscales que benefician al sector empresarial. Lo que vemos es que hay una desigualdad. Vuelvo a insistir en que la causa es el racismo, el racismo estructural, político, económico, institucional y jurídico.
¿Qué áreas necesitan más apoyo?
Lastimosamente queda demostrado que en este Gobierno no hay interés de apoyar a los Pueblos Indígenas, porque ya lo hubieran hecho.
Urge un sistema de diálogo que sustituya al actual, que está fracasado y no ha tenido la capacidad de hallar soluciones a los problemas de los pueblos.
¿Qué evaluación hace de la infraestructura del país en función del desarrollo de los Pueblos Indígenas?
Desde el período de Álvaro Arzú la infraestructura la desarrollan mejor en la Costa Sur, es decir, donde están las empresas, es ahí donde llevan el desarrollo.
Vemos que las comunidades están abandonadas. No hay políticas públicas para el desarrollo de pueblos indígenas, mucho menos fondos específicos. Los programas de vivienda ni siquiera reflejan el modelo de vida de los pueblos, y los gobiernos ven a los pueblos como escalera para sus fines electorales.
¿Qué tanto ha avanzado el desarrollo en el marco de la vida rural?
Es lamentable decir que ha avanzado más el uso de la tecnología que el desarrollo que lleva el Gobierno. Objetivamente se puede decir que existen puestos de salud, aunque no tengan medicinas; en los 90 no existían. En el tema de educación el Estado no ha llegado a las comunidades. No se ha avanzado mucho, pero al menos sí va en un proceso con el esfuerzo de las comunidades.
¿Cuál es el aporte de los migrantes indígenas al país?
Se traduce en millonarias remesas para el país, pero no hay reconocimiento para ellos. Esto es una vergüenza. Los migrantes envían muchos cientos de millones de dólares anualmente.
¿Cómo se debería apoyar a los migrantes?
En la parte política se debe reformar la Ley Electoral y pensar en el voto migrante para darle esa legitimidad. No es posible que los gobiernos les den la espalda a las comunidades rurales luego de ganar una elección y ellos lo único que hacen es migrar para sacrificarse y mandar remesas.
También podrían organizarlos a través de una federación de la banca para tener una representación de la Junta Monetaria y buscar cómo el Ministerio de Economía puede atender la demanda de los migrantes y principalmente sus familias.
Recuadro:
Conflictividad viene desde varias vías
Mario Itzep explica que el tema de la conflictividad surge debido a los problemas estructurales que vive el país, por los "500 años de dominación”, por lo que es vital identificarla y atacar los focos para evitar la ingobernabilidad.
"Primero está la minería e hidroeléctricas, que hoy por hoy, es una consigna de resistencia. El principal problema con ellas es que las poblaciones hacen sus consultas y estas no son vinculantes, ni tomadas en cuenta por el Estado”, declaró Itzep.
Indicó que otro tema que genera conflictividad es la corrupción, que es otro enemigo de la democracia y genera conflictividad. Para ejemplificar este caso hizo alusión al programa de fertilizantes, el cual catalogó como "lleno de vicios y clientelar”.
"La manipulación política o conflictividad electoral tiende a ir en crecimiento y tiene que ver también con la pobreza y la corrupción. Los partidos políticos causan división y rompen el tejido social; así empiezan los problemas que generan -violencia”, dijo.
Explicó que este tipo conflictividad viene acompañada de una campaña anticipada demasiada prematura y un Tribunal Supremo Electoral que no ha tenido la capacidad ni moral ni jurídica para sancionar a los partidos políticos.
"Creo que veremos una campaña en 2015 en la cual se repite la exclusión de los indígenas, por lo que no habrá representación. Es urgente reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos”, finalizó.