NUAKCHOTT, 17 Jul. (Reuters/EP) - Mauritaria acude el sábado a las urnas en unos comicios que buscan poner fin a la crisis política generada por el golpe de Estado militar protagonizado por el general Mohamed Ould Abdelaziz, quien derrocó al presidente del país democráticamente electo, Sidi Mohamed Ould Cheikh Abdallahi, en agosto del año pasado y puso fin a un experimento democrático de menos de dos años.
Las elecciones son una oportunidad no solo para que el Gobierno de Mauritania reclame la legitimidad que los donantes e inversores reclaman, sino también para revertir la tendencia regional que ha dañado los credenciales democráticos de Africa, tras el golpe de Estado militar en Guinea Conakry y el asesinato del presidente de Guinea Bissau, Joao Bernardo 'Nino' Vieira.
Hasta hace poco, Abdelaziz era visto comom el único candidato serio, pero los partidos opositores levantaron su boicot cuando la Junta accedió a retrasar la votación, inicialmente prevista para el 6 de junio, y actualmente Ely Ould Mohamed Vall, que llevó a cabo un golpe de Estado en 2005, y el veterano opositor Ahmed Ould Daddah parecen ofrecer alternativas.
La celebración de elecciones libres y con varios candidatos en este país, aliado de Occidente en la lucha contra Al Qaeda, es importante para la gobernanza y la integridad de esta nación de Africa Occidental, según diplomáticos.
"Junto con el crimen organizado, el tráfico de drogas y la amenaza del terrorismo, existe el riesgo de inestabilidad en la región y Mauritania es el corazón de esta fragilidad", afirma un diplomático europeo en Nuakchott. "La elección permitirá fortalecer las estructuras institucionales y de seguridad del país", añadió.
Mauritania recibió los aplausos de la comunidad internacional por la celebración de elecciones en 2007 que pusieron fin a más de dos décadas de régimen militar, pero el golpe de Estado del año pasado puso fin a esta era democrática. "Lo que Mauritania perdió con el último golpe de Estado fue su imagen atractiva", señala otro diplomático occidental en la capital mauritana.
DONANTES E INVERSORES
Pero no sólo la imagen sino el dinero está en juego. El regreso a un gobierno democrático abrirá la puerta a los donantes para reiniciar los programas de ayuda que se han visto diezmados en protesta por el golpe de Estado.
"Mauritania depende completamente de la ayuda exterior. Si la comunidad internacional no reconoce esta elección y no reanuda la cooperación, el país no estará lejos de una catástrofe", advierte el economista mauritano Isselmou Ould Mohamed.
La Unión Europea, uno de los principales socios de Mauritania, dijo en abril que no puede trabajar con un Gobierno militar, pero indicó que estaría dispuesta a reanudar la cooperación si el país vuelve a la democracia. Bruselas concedió 156 millones de euros de ayuda para el periodo 2008-2013, que suspendió tras el golpe, mientras que el marzo de 2008 llegó a un acuerdo de cuatro años que autoriza la pesca en aguas mauritanas con un coste de 72 millones de euros al año.
"Los inversores extranjeros no vendrán si la comunidad internacional no respalda al régimen elegido en estas elecciones", insiste el economista Mohamed.
OBSERVADORES
Ni la Unión Europea ni Estados Unidos han enviado observadores, pero habrá más de 200 de organizaciones como la Unión Africana, que levantó este mes sus sanciones al país, y la Liga Arabe.
"Hasta ahora no hemos visto ninguna irregularidad. Ha habido de vez en cuando errores en el censo, pero han sido rectificados cada vez", explica el vicepresidente de la comisión electoral, Hamdi Ould Mahjoub. "La presencia de observadores internacionales nos permitirá garantizar la fiabilidad y la transparencia de las elecciones, algo que es muy importante para nosotros", añadió.