miércoles, 24 de diciembre de 2014

Ecuador: Dos casas

Parece de mala película gringa que durante la misma semana las informaciones políticas más relevantes sean la compra de una vivienda suntuaria por parte de la asambleísta Gabriela Rivadeneira y el despojo de la sede en que funciona la CONAIE desde 1991.



Antonio Villarruel Quito, Ecuador

Parece coincidencia de mala película gringa que durante la misma semana las informaciones políticas más relevantes del Ecuador hayan sido la compra de una vivienda suntuaria por parte de la asambleísta Gabriela Rivadeneira y el despojo de la sede en que funcionaba la CONAIE desde el año 1991. Por más que sean acontecimientos que no tengan que ver el uno con el otro, no creo que resulte desafortunado considerarlos como eventos análogos o que inclusive formen, entre los dos, una explicación plausible de la vida política del país.

Nada más burdo se le pudo ocurrir a la asambleísta Rivadeneira que insinuar, de forma demagógica, que adquiría su casa como cualquier familia trabajadora ecuatoriana, endeudándose por decenas de años para pagar a cómodos plazos el lugar donde ella y sus más cercanos dormirán, se despertarán, saldrán a trabajar. Rivadeneira pasa por alto que, dentro del más ordinario concepto que tiene de ciudad, ha ido a recluirse en uno de esos conjuntos de vivienda donde moran los ricos a los que mandó a comer excremento dos veces. Ahora le tocará ser vecina de ellos mismos.

No obstante, esto no es lo más grave. Cada uno con sus gustos elementales. Siguiendo la penosa tradición de las élites aterrorizadas y asqueadas de los espacios públicos, pero también de los nuevos ricos de los gobiernos supuestamente progresistas con que su grupo se alía, la presidenta de la Asamblea ha escogido atrincherarse en esos nuevos espacios de no-ciudad pensados para las élites vehiculizadas, en esas urbanizaciones cerradas donde la servidumbre, que quizá votó por ella, camina por la vera del camino, y los residentes salen y entran con sus autos. 

No me imagino a una familia ecuatoriana, trabajadora y dependiente de los créditos del BIESS, tener la capacidad de comprar una casa de al menos un cuarto de millón de dólares. Tampoco me imagino a Gabriela Rivadeneira tomando transporte público, aunque ésta sea la revolución de la inclusión. Disfrazar con el discurso de la transparencia y la rendición de cuentas semejante cinismo solo corrobora la falta de un ideario no solamente político, sino estético, una suerte de destierro de cualquier concordancia entre las pulsiones de micrófono y las prácticas y relaciones diarias.

Simultáneamente, el gobierno correísta ha hecho pespuntes legales para sacar a la CONAIE del lugar donde ha venido trabajando desde hace veinte años. Ya lo dijo Manolo Sarmiento: no es al código civil a lo que debería apelar el oficialismo para sacar de allí a aquella organización. Es al huasipungo. O lo que es lo mismo, y esto lo digo yo, a los hábitos de gobierno que han quebrado cualquier forma de convergencia entre el Estado y sus bases, indígenas o no, desde que este país se llama como se llama. Ahora que Correa decide que esta agrupación no representa al movimiento indígena, el Estado ha de responder contra ella como si quienes la conformaran fuesen todavía sus mitayos.

Visto desde allí, el encierro en una urbanización pelucona y el desahucio, insultos incluidos, de la CONAIE, parecen delatar un mismo concepto de poder y ciudadanía, de espacio y derechos. Y por supuesto, una brecha entre el trabajo político y su reflexión. Al Supremo Líder se le olvida que fue en la CONAIE donde se planificaron las marchas que mandaron a Gutiérrez a Brasil y de las que él, con sus alumnos de la Universidad San Francisco y otros militantes de movimientos sociales que orbitaban alrededor de las organizaciones indígenas, participó. No me dejará mentir, ni él ni sus censores.

Así entonces, permisivos como somos, olvidadizos y embelesados por las fiestas alcoholizadas, les damos permiso para que se vuelvan en lo que combatieron cuando aún no tenían el poder. O tal vez esas dos casas puedan decirnos más a nosotros de lo que se les ocurrió a ellos mismos.



Haití:Durante las fiestas seguirán las protestas que exigen la renuncia de Martelly

Opositores haitianos recorrerán las calles de Puerto Príncipe durante las fiestas navideñas para exigir la renuncia del presidente del país, Michel Martelly, y la convocatoria de elecciones generales anticipadas.

Las manifestaciones están programadas para este miércoles y los días 26, 28 y 31 de diciembre, así como el primero de enero de 2015.

Las movilizaciones contra el Gobierno se organizan en un momento en el que el jefe del Estado negocia con los actores de la vida política del país, siguiendo las recomendaciones de una comisión de personalidades haitianas designada por el propio presidente con el propósito de buscar una salida a la crisis política en la que está sumida la nación caribeña.

El pasado 17 de diciembre, Martelly se reunió con cinco grupos opositores, entre los que se encontraban las organizaciones Fusión, Kontra Pèp, Inite, y Haitianos por Haití.

El gobernante también se reunió con la dirección del partido Familia Lavalas, liderado por el expresidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, quien enfrenta un proceso judicial por supuesta corrupción cuando dirigió el país.

No obstante, otras formaciones políticas de la oposición como MoPod y la plataforma Pitit Desalin rechazaron unirse a estas conversaciones con el presidente haitiano y manifestaron que continuarán con las protestas exigiendo su dimisión.

Otros colectivos opositores han expresado que durante la fiesta de Año Nuevo harán una tregua, argumentando que este periodo no se presta a la reivindicación política.

Martelly deberá nombrar en los próximos días al sustituto permanente del exprimer ministro Laurent Lamothe, quien deberá ser refrendado por el Parlamento (bicameral), de mayoría opositora.

La ministra de Salud y Población de Haití, Florence Duperval Guillame, fue nombrada este domingo primera ministra por un período de 30 días, una semana después de la renuncia de Lamothe, quien fue obligado a dejar el cargo por recomendación de la comisión asesora creada por el jefe de Estado.

Dicha Comisión también recomendó la sustitución del presidente del Consejo Superior del Poder Judicial (CSPJ), Anel Alexis José, y de los jueces del Consejo Electoral Provisional (CEP), órgano clave para la celebración de las elecciones legislativas y municipales, pendientes de celebrarse desde hace años.

En este sentido, los nueve miembros del CEP presentaron su renuncia en una carta al presidente haitiano la pasada semana.

(Tomado de http://www.nodal.am/2014/12/durante-las-fiestas-seguiran-las-protestas-que-exigen-la-renuncia-de-martelly/)


Michelle Bachelet no asistirá a la toma de posesión de Evo Morales

chi 

Una cargada agenda internacional tendrá la Presidenta Michelle Bachelet en enero próximo. Nueva York, Costa Rica y Guatemala son parte de los itinerarios de la mandataria y el ministro de RR.EE. para el inicio del 2015.

Un destino clave, sin embargo, quedará fuera de la agenda: La Paz. Según fuentes diplomáticas, la Mandataria no asistirá a la ceremonia en que Evo Morales asumirá su tercer mandato presidencial consecutivo, la que se realizará el 22 de enero próximo.

En el gobierno dicen que la Mandataria tendrá una agitada agenda esa semana. Primero, Bachelet estará el lunes 19 de enero en Nueva York para presidir una sesión del Consejo de Seguridad en Naciones Unidas, donde se abordará el tema “Desarrollo Inclusivo y Paz”, asunto propuesto por Chile y aceptado por los otros países miembros de la instancia. La jornada finalizará con una cena ofrecida por el secretario general del organismo, Ban Ki Moon.

Pero además, la fecha de la ceremonia de Evo Morales en Bolivia -22 de enero- coincidiría con otra de alto nivel: la Presidenta iría junto a su par de Argentina, Cristina Fernández, a Roma para reunirse en El Vaticano con el Papa Francisco, con el objetivo de conmemorar los 30 años de la firma del Tratado de Paz entre ambos países (ver página 11).

Más allá de los cruces de agenda de la Mandataria, desde hace varias semanas que en la Cancillería chilena los análisis apuntaban a que la Presidenta no viajara a La Paz.

Esto, en medio de la dura ofensiva paceña contra Chile por el juicio en La Haya, que ha incluido -además de constantes críticas públicas a la posición de Santiago-, la gestión de apoyos de otros países, como la declaración que la semana pasada divulgaron los países del Alba o los dichos del presidente de Uruguay, José Mujica.

Bolivia, además, ha redoblado su lobby internacional, con visitas del ex presidente Carlos Mesa a distintos países y gestiones directas de Evo Morales, como la realizada hace algunos meses directamente con el Papa Francisco en Roma.

En ese contexto, la dura señal que significaría la ausencia de Bachelet de la ceremonia en La Paz, dicen fuentes diplomáticas, se inscribiría en el clima de permanente tensión impulsado desde Bolivia.

Aunque en La Moneda algunos señalan que Bachelet no suele asistir a asunciones de mando para segundos períodos presidenciales, ya lo había hecho en enero de 2010, cuando viajó para la segunda posesión de Morales.

Algo similar hará el 1 de enero próximo, cuando arribe a Brasilia para participar en la ceremonia en que Dilma Rousseff iniciará un nuevo mandato (ver recuadro).
Nuevas críticas

Ayer, en medio del intenso debate en Santiago sobre la estrategia diplomática y comunicacional para hacer frente a Bolivia, el gobernante paceño lanzó algunos cuestionamientos, aludiendo a las críticas que lanzaron los ex presidentes Eduardo Frei y Sebastián Piñera.

“Algunos sectores de Chile, especialmente en la clase dominante, están nerviosos. Pero el pueblo está conciente gritando mar para Bolivia, eso está en Chile, las contradicciones entre ex presidentes”, dijo el líder paceño, aludiendo a las declaraciones en que Eduardo Frei señaló que la ofensiva boliviana era “exitosa” y que Santiago podría “perder” en La Haya, mientras que Piñera indicó que “hasta ahora no ha habido” un trabajo con la Cancillería para planificar el despliegue internacional.

El canciller Muñoz pidió ayer públicamente terminar con los cuestionamientos a la estrategia ante Bolivia, al tiempo que analizó el tema con los principales dirigentes de la UDI y RN.
En paralelo, el ministro transmitió a la Alianza y a parlamentarios oficialistas -la semana pasada, en una cena privada- la idea de realizar una reunión de todos los partidos políticos con la Presidenta Michelle Bachelet, para analizar las posturas críticas y el futuro de la estrategia ante la demanda en La Haya.

A Brasil a primera hora del 1 de enero

Un festejo no demasiado extenso tendrán la noche de Año Nuevo la Presidenta Michelle Bachelet y el canciller Muñoz el próximo miércoles 31 en el Palacio de Cerro Castillo, en Viña del Mar. La razón: a primera hora del 1 de enero deberán abordar un avión desde la base de Torquemada para asistir a la ceremonia en que la mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, asumirá su segundo mandato consecutivo.

Pese a los apretados horarios, la fecha de dicha actividad es inamovible: está en la Constitución brasileña. Sin embargo, en el gobierno chileno comentan -con algo de alivio- que para este año Brasilia decidió postergar en dos horas el inicio de la ceremonia, que comenzará a las 15 horas local, lo que permite a su vez aplazar en algo la partida desde Viña del Mar.

Del bloqueo de Cuba al bloqueo del Alba

Por Rafael Bautista S.

Si el propósito del bloqueo a Cuba fue aislar a esa revolución y, de ese modo, condenarla a la inanición; el reciente anuncio de apertura de relaciones bilaterales entre USA y Cuba, ¿es el fin del bloqueo o el anuncio de uno nuevo? Porque a partir de la caída del precio del petróleo, la nueva contraofensiva occidental (contra los BRICS) contempla un nuevo bloqueo en ciernes; no se trata sólo de una guerra declarada contra Rusia e Irán, sino también contra Venezuela (y, en definitiva, contra el ALBA). Como consecuencia del desplome inducido del petróleo, la revolución bolivariana parece perfilarse hacia otra inanición, coadyuvada esta vez por una jugada geopolítica maestra de Washington; pues el discurso antimperialista de Maduro se desinfla una vez que Cuba “normaliza” sus relaciones con el Imperio.

En toda jugada estratégica, hay siempre un tercero, pero en el caso presente, ya no se trata sólo de Venezuela sino de todo el ALBA, pues esta decisión no sólo descoloca a los gobiernos de la región sino que nos muestra que, en definitiva, más allá de la retórica integracionista, prima demasiado la sobrevivencia propia. Desgraciadamente esa es la tónica en toda nueva reconfiguración geopolítica global; todo se trata de sobrevivir en un nuevo orden. Eso lo sabe muy bien el Imperio, por eso prefiere la bilateralidad y no tratar con bloques conjuntos (que era a lo que apuntaba la creación del ALBA). Más allá del triunfo moral que representa, para la isla, la admisión del fracaso de la política gringa con respecto a Cuba, llama la atención el desconocimiento que los gobiernos del ALBA tenían al respecto y, más aun, el “oportuno” anuncio de Obama, en medio de dos cumbres latinoamericanas importantes. Aunque no significa el fin del bloqueo a Cuba, en las palabras del presidente Maduro –en el MERCOSUR– se podía conjeturar lo bloqueada que quedaba, con esa decisión, Venezuela (¿será que para desbloquearse hay que bloquear a otro?).

Para colmo, el silencio de Fidel hace más incómodo el asunto (¿también habrá sido sorprendido como lo fue Maduro?); pues si ya se sabía del pragmatismo político que venía mostrando el gobierno de Raúl Castro, nadie podía sospechar un acuerdo de tal magnitud y, sobre todo, envuelto en medio de una guerra híbrida que patrocina Washington, valiéndose de toda su infraestructura financiera global. ¿Se precipitaron los presidentes o todo formaba parte de una estrategia que preparaba USA después de que China le arrebatara la iniciativa del libre comercio en el pacífico? Recordemos que el reciente “Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico”, culminó con la creación del “Área de Libre Comercio Asia-Pacífico”, donde China sienta hegemonía incluso con los países del TPP y de la Alianza del Pacífico (bastiones de USA contra el ascenso chino).

Si en toda recomposición geopolítica global, todo se trata de sobrevivir, pareciera que la apuesta cubana se precipita y es subsumida por la geopolítica imperial, que no considera favorable a sus intereses una franca integración económico-política de Latinoamérica. Bolivia también anunció una reanudación de relaciones diplomáticas con USA, dejando incómoda a una Venezuela que se verá también en la necesidad de pelear por lo suyo. Si es así, ¿en qué queda el ALBA, la CELAC, la UNASUR y el MERCOSUR? Si no hay una clara perspectiva geoestratégica, todas podrían quedar refuncionalizadas bajo las prerrogativas de una nueva recomposición hegemónica imperial. Nadie objeta la repatriación de los héroes cubanos o el cese de hostilidades, pero lo que se quiere subrayar es que la supuesta apertura no es ajena a la contraofensiva reciente que ha desatado USA y la OTAN contra los BRICS, el grupo de Shanghai, el ALBA y todo bloque hostil a la supremacía gringa. Y Venezuela es, en la mirada imperial, el eslabón decisivo para iniciar una ofensiva contra toda la región. No sólo se le quita el sostén económico a la revolución bolivariana (con la caída el precio del petróleo) sino también el sostén discursivo (pues su antimperialismo se queda sin su mejor argumento).

Las reacciones de nuestros países han sido demasiado ingenuas y, por lo dicho, no sólo ha descolocado a todos sino que ha logrado desunirlos. Venezuela resulta la más afectada pero, si no hay un serio balance de situación geoestratégica (que sólo podría ser común), esa afectación podría expandirse a todo el conjunto ahora en desequilibrio. Como en los episodios anteriores (el golpe a Honduras, o el secuestro del avión presidencial boliviano), nuestros países todavía no sopesan la magnitud de las apuestas de recomposición geopolítica que asume el Imperio; pues al no consolidar una efectiva comunidad político-económica, cada una sigue velando por su estabilidad de manera unilateral. Esa es la mejor forma de arrinconar a nuestros países a una suerte de sobrevivencia marginal, sin nunca consolidar una unión efectiva. Esa ausencia alimenta las pretensiones imperiales. La apuesta del gobierno cubano es sumamente pragmática: ante un eventual recorte de ayuda venezolana (debido a la inestable situación de su economía), opta por una normalización de las relaciones, lo cual conduciría a la apertura comercial y ello, a una peligrosa asimilación vertiginosa al mercado norteamericano. Lo que no pudo el bloqueo bien podría lograrlo el comercio: liberalizar la economía para disolver la revolución.

            Fue en la reunión del MERCOSUR que se notó la incomodidad que produce un anuncio que desinfla uno de los argumentos bandera del anti-imperialismo latinoamericano. También hay que recalcar que, al no actualizar, de modo estratégico, el discurso anti-imperialista, éste se encuentra a merced de la pura nostalgia sin repercusión decisiva en el presente. La sola insistencia de la condena al bloqueo fue la carta que le sirvió al Imperio para desinflar el anti-imperialismo de nuestros gobiernos, dejando sin argumentos a los presidentes que no pudieron hacer otra cosa que saludar las declaraciones del presidente Obama. En eso hay que destacar la casi nula perspectiva geopolítica que nuestros Estados manifiestan y que les impide diagnosticar de mejor modo la transición hacia un mundo multipolar (que podrían direccionar regionalmente hacia la cero-polaridad, más pertinente al Sur global). Parece que el episodio del secuestro del avión presidencial boliviano sirvió de muy poco, pues la nula respuesta de carácter estratégico que muestran nuestros países ante las arremetidas imperiales, no hace sino constatar, para desgracia nuestra, que nuestros gobiernos son todavía incautos en materia geopolítica.

Los términos que enuncia la declaración del gobierno cubano, guarda los amargores que representa el haber vivido el “periodo especial” y, sobre todo, el haber vivido aquello solitariamente. Cuando toda la OEA le dio la espalda a la revolución cubana, ésta persistió heroica, sin más apoyo que el que pudo encontrar en la ex URSS. Cuando sucedió la crisis de los misiles, y el mundo estaba al borde de una guerra nuclear, Cuba fue el chivo expiatorio que cargó con todas las penas, pues gringos y soviéticos negociaron todo, a espaldas de la más afectada, que se quedó para siempre estrangulada y, sin embargo, sobrevivió. Y sobrevivió inspirando la liberación de nuestros pueblos.

Desde entonces la liberación se entendía no como una apuesta aislada sino mancomunada. Ese fue el legado de Fidel y, cómo no, de Hugo Chávez. Desde Bolívar esa fue la única posibilidad efectiva de independencia hemisférica. Por eso preocupa que la unidad se vea menguada por gambetas geopolíticas que descolocan de tal modo a nuestros países, que la reacción que pueden ofrecer muestra la pervivencia de estructuras coloniales aun en los estamentos revolucionarios.

Aunque el bloqueo se levantara, otro bloqueo parece estar en ciernes, pero ya no sólo contra Venezuela. No hay que olvidar que la política norteamericana no es decidida por el presidente sino por el complejo petro-militar-financiero; estando el Congreso en manos del Oil Party, podría producirse un acuerdo como parte de un canje propuesto entre lobbies que acechan la Casa Blanca: “cedemos” Cuba pero recapturamos Venezuela y su petróleo. Deslegitimar la revolución bolivariana forma parte de las guerras híbridas, es decir, guerras no convencionales que inciden en guerras de desinformación, ciberguerras y la promoción de los letales “caos constructivos”.

Aunque el bloqueo a Cuba formaba parte de la guerra fría, una vez acabada ésta y balcanizada la ex URSS, el bloqueo persiste, pues éste no servía sólo de escarmiento sino significaba la prevalencia de la Doctrina Monroe. El anuncio que hizo John Kerry, a propósito el fin de tal doctrina, no hizo sino confirmar su actualidad en la política exterior norteamericana (desde Madeleine Albright hasta Hilary Clinton, uno puede leer entre líneas el Destino Manifiesto que funda el excepcionalismo gringo).

No sólo la creación de la Alianza del Pacífico sino otras instancias han venido mostrando la insistencia norteamericana en minar toda posibilidad de independencia regional. Lo más inmediato es mermar la influencia china. En el Caribe, la presencia china es preocupante para USA (sumado a ello la influencia rusa); por eso una recaptura estratégica del Caribe se hace necesaria, y nada mejor que la cobertura mediática de la reanudación de relaciones con Cuba. Se trata de una contraofensiva geopolítica. USA no puede renunciar a su Mediterráneo, es decir, el Caribe. Como tampoco Obama se puede permitir ser considerado como el presidente que perdió a Latinoamérica. Si el partido republicano, considerado el Oil Party, no ve con buenos ojos el anuncio de Obama, otro tipo de financiadores de la política norteamericana (ligados a los demócratas) aplaude la decisión, pues se trata siempre de la expansión del capital; por eso Thomas Donohue, quien es presidente de la Cámara de Comercio, resalta, en términos que suenan a los prolegómenos de los acuerdos de libre comercio que, “un diálogo abierto e intercambio comercial entre sectores privados de ambos países generará beneficios comunes”, y termina señalando que “la comunidad empresarial de Estados Unidos da la bienvenida al anuncio de hoy”.

            Al parecer, bajo sofisticadas estratagemas de política exterior, se están detonando armas de destrucción masiva que, en medio de la nueva reconfiguración planetaria, se busca asegurar áreas estratégicas para la recomposición de la economía norteamericana (el poder militar es apenas un apéndice del poder real, aquél se encarga de crear las condiciones para la reproducción del dólar). Si de la reanudación de las relaciones entre USA y Cuba se produjera un distanciamiento con los demás países el ALBA, se confirmaría la intención del juego norteamericano. Aislando a Venezuela, los demás no correrían mejor suerte; como ya se viene diciendo: donde no haya procesos de regionalización económica sucederán inevitablemente procesos de balcanización.

Lo que se proponía el ALBA, con Chávez y Fidel, era la mancomunidad de esfuerzos para iniciar un proceso de independencia política y económica conjunta. Cuba fue tenaz y fue ejemplo; y cuando aparecieron Chávez, Kirchner, Evo, Correa, Lula, Pepe Mujica, etc., en palabras de Fidel, la isla ya no era más isla. La integración parecía asegurada mientras el Imperio se encontraba acorralado en Medio Oriente. Ahora que la aislada es Venezuela, ¿cómo se puede sostener una integración si, por sobrevivir, y a cualquier precio, empieza a cundir el bilateralismo, pertinente siempre al dominio imperial? Con China se había logrado un foro permanente con la CELAC, es decir, una novedosa agenda de relaciones comerciales y económicas entre la región y China, de forma simultánea; lo cual parecía dejar atrás la historia de negociaciones bilaterales siempre funcionales al Imperio (aislados somos fáciles de dominar), pues la asimetría constituye siempre el factor insalvable para nuestros países.

            El desplome del precio del petróleo tuvo su impacto en las alternativas que se le presentaba al gobierno cubano; el deterioro de la economía venezolana aparece como una sombra nada halagüeña para la isla: si los venezolanos también optasen por sobrevivir, a toda costa, los cubanos también saldrían afectados. Nos encontramos ya en medio de una guerra fría, donde la guerra económica se expresa en el desplome deliberado del precio del petróleo; sólo los ingenuos en geopolítica no se dan cuenta que el precio del petróleo ha sido siempre político. Y lo que sucede actualmente no es producto de los vaivenes de la oferta y la demanda sino de la manipulación de la mano del mercado, que no es invisible sino bien visible y bien armada.   

El mundo post-Crimea obliga a la decadente potencia unipolar a realizar un retroceso táctico y hacer uso de su infraestructura financiera global. Pero los riesgos son considerables. La ofensiva multidimensional desatada contra Rusia, agravada por la caída del precio del petróleo, que está seriamente dañado el equilibrio presupuestario de países como Irán y Venezuela (sólo Qatar y los Emiratos Árabes podrían sobrevivir con un crudo por debajo de los 70 $US), parece formar parte de una declaración de guerra que USA y la OTAN anuncian al mundo entero: el mundo no será repartido.

Financieramente el mundo es rehén del dólar, desde que el binomio dólar-petróleo ha sido el sostén del orden mundial desde Bretton Woods, pero desde que el petróleo ha ido retornando a manos nacionales, el orden ya no es más orden y el actual desorden desregulado del mercado petrolero es lo que está originando, en gran medida, la incertidumbre planetaria. Todas las arremetidas imperiales tratan de desordenar todo para imponer un orden mucho más vertical, que se traduciría en un nuevo mapa energético; el TLCAN es una muestra de ello, pues sobre aquella integración de USA, Canadá y México (sobre todo por el petróleo del Golfo y del norte del país azteca), se trataría de sostener la estabilidad energética norteamericana.

La estrategia gringa consiste en controlar áreas estratégicas de acceso privilegiado a fuentes energéticas, lo cual le brinda poder disuasivo ante otras potencias. Contrarrestar el ascenso chino es combinado con una guerra multidimensional contra una Rusia económicamente vulnerable (aunque ya cotiza el gas y el petróleo en otras monedas, lo cual le hace menos dependiente del dólar); al igual que otras economías que, curiosamente, conforman la lista gringa de países hostiles (es difícil que Venezuela y Ecuador sostengan su presupuesto fiscal con los actuales precios del petróleo). Pero esta guerra económica que promueve USA tiene también consecuencias negativas en su propia producción que, gracias a los hidrocarburos no convencionales, le garantiza (aunque discutible) autosuficiencia.  

Pero la arremetida contra el ALBA, su fracturación, tiene que ver con un otro asunto que empieza a cobrar relevancia. Desde el 2006, USA viene promoviendo y preparando (en el TLCAN) las condiciones de la transición hacia una nueva moneda, ante el probable y posible apocalipsis del dólar. Pues para paliar la descomunal deuda gringa (que oscila por sobre el 600% de su PIB) y cuando los gastos militares superen los ingresos de la propia Reserva Federal, produciendo el estallido de la burbuja del dólar, USA –se dice– adoptará el amero, mientras congele los dólares del mercado global. Esto conduciría a un colapso del sistema financiero y, en definitiva, al colapso de la economía mundial. Mientras el mundo se venga abajo con todos sus dólares, USA podría imponer un nuevo patrón monetario sostenido por el colchón energético del TLCAN, además de la recoptación financiera de las economías del Sur.

El bloqueo sería regional y supondría una sangría de nuestras economías mucho más inaudita. En toda reconfiguración geopolítica global, todo consiste en sobrevivir, incluso el Imperio pugna por aquello. Sobrevivir a costa de los demás parece ser su apuesta, por eso la guerra se convierte en una disposición latente de las potencias decadentes, como muestra de su insana resistencia a un nuevo orden global mucho más democrático. El ultimátum de los halcones straussianos, ahora que el Congreso norteamericano está en control del Oil Party y el lobby financiero, suena más amenazante que nunca: “si USA cae, haremos que el mundo entero caiga con nosotros”. Parece que a Latinoamérica le ha tocado, en esta transición civilizatoria postcapitalista, enfrentar el desafío de su definitiva independencia. Eso convierte a la región en factor decisivo en la nueva geopolítica mundial. Las condiciones objetivas están dadas. Falta saber si las condiciones subjetivas de la dirigencia de nuestros procesos estarán a la altura de la definición de este culminante momento histórico. 


La Paz, Bolivia, 21 de diciembre de 2014
Rafael Bautista S.
autor de “Reflexiones des-coloniales”,
rincón ediciones, la Paz, Bolivia
rafaelcorso@yahoo.com

La unidad latinoamericana como proyecto histórico

La unidad latinoamericana como proyecto histórico

Monica Bruckmann

ALAI AMLATINA, 24/12/2014.-  La coyuntura latinoamericana contemporánea está marcada por grandes avances en los proyectos y procesos de integración regional.  Nunca antes en la historia, la región tuvo una densidad diplomática tan dinámica y un conjunto tan amplio y diverso de mecanismos de intercambio y acción política conjunta.  A la dinámica compleja de integración de las naciones, acompaña también la integración de los pueblos y de los movimientos populares, con un creciente poder de presión social y participación en la elaboración de políticas públicas que reflejan la afirmación del movimiento democrático. En este contexto, un principio que adquiere cada vez mayor centralidad es de la soberanía, como la capacidad de autodeterminación de los Estados, de las naciones, de los pueblos y de las comunidades. 

El debate actual en torno a la integración regional y sus perspectivas tiene fuertes antecedentes que muestran la profundidad de la unidad latinoamericana como proyecto histórico.  Sin detenernos en un desarrollo más extenso de estos antecedentes, buscamos presentar algunos ejemplos de lo que constituyen las bases doctrinarias del actual proceso de integración regional.  Este enfoque muestra, sobre todo, los límites de un intento de convertir este proceso de integración en un simple intercambio comercial. 

Integración regional y proyecto estratégico

La geopolítica de la integración regional latinoamericana está profundamente impactada por una disputa de intereses entre el proyecto hegemónico de Estados Unidos, expresado en una estrategia compleja de dominación y apropiación de recursos naturales considerados “vitales”, lo que convierte el acceso a estos recursos, que se encuentran fundamentalmente fuera del territorio continental y de ultramar de Estados Unidos, en un asunto de “seguridad nacional” para este país.   Por otro lado, se desarrollan procesos de integración regional herederos de las luchas continentales por la independencia durante el siglo XIX, que encuentran en la renovación del bolivarianismo un proyecto de afirmación soberana que ha avanzado y se ha profundizado durante los últimos años.

Sin embargo, el fortalecimiento de la integración regional exige una nueva visión estratégica elaborada a partir de una amplia discusión sobre la dinámica y las tendencias del sistema mundial, la emergencia de nuevas potencias a nivel global, el desarrollo de una visión geopolítica que articule los intereses en juego y la conformación de nuevas territorialidades a partir de una amplio movimiento social de “abajo hacia arriba”.  Este momento de elaboración del pensamiento regional tiene como desafíos la construcción de una estrategia de reapropiación social de los recursos naturales y de su gestión económica y científica, lo que exige una rediscusión profunda de la propia noción de desarrollo, del concepto mismo de soberanía y de la posición de América Latina en la geopolítica mundial. 

El análisis de las diversas dimensiones que implica la disputa global por los recursos naturales considerados estratégicos, requiere un balance de la historia mundial reciente que tiene en la emergencia de China en el sistema mundial, un aspecto fundamental.  La nueva centralidad de China en la economía y política mundial nos conduce a destacar la importancia del enfoque de larga duración (desde la perspectiva Braudeliana) y de los procesos civilizatorios en la construcción de los instrumentos teórico-metodológicos para el análisis de la coyuntura. En este contexto, y desde un enfoque que se esfuerza en capturar la complejidad del mundo contemporáneo, la cuestión estratégica trasciende ampliamente el marco de la política de seguridad y de la defensa nacional, para insertase en el análisis de los procesos históricos de larga duración y de la dimensión civilizatoria de las visiones estratégicas.

América Latina tiene, en relación a China, una oportunidad histórica de desarrollar una cooperación estratégica de largo plazo, orientada a romper la relación de dependencia que marcó su inserción en el sistema mundial.  Cabe a la región aprovechar esta oportunidad o reproducir la lógica de la dependencia y la dinámica de exportación de materias primas de bajo valor agregado, que tiene como base la lógica del llamado extractivismo, que ajeno a cualquier proyecto nacional, restringe nuestro horizonte económico a los intereses de las economías centrales y de las empresas transnacionales que se constituyen en agentes económicos de estos intereses. 

De la hegemonía unipolar a la hegemonía compartida

Durante la última década, el debate teórico y político estuvo profundamente marcado por la crisis de la hegemonía unipolar y por la configuración de un espacio global con hegemonía compartida, o multipolar.  La creciente importancia económica y política de las potencias emergentes, los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y, recientemente, Sudáfrica), colocan elementos nuevos para pensar la dinámica económica y política de un mundo multipolar, donde los procesos y proyectos de integración regional se conviertan en mecanismos necesarios para la compartimentación del poder mundial y regional y para el fortalecimiento de los proyectos de desarrollo desde y para el Sur.

La colaboración sur-sur encuentra su inspiración más profunda en la afirmación de la lucha anticolonial del tercer mundo y en el surgimiento de los países no alineados.  La Conferencia de Bandung, celebrada en abril de 1955, significó uno de los momentos más importantes de este proceso.  Esta reunión, en la que participaron 23 países asiáticos y 5 africanos, se sustentó en los principios de la lucha anti-colonial y antiimperialista, elaborando un amplio llamado de autodeterminación y desarrollo de los pueblos basado en la solidaridad y cooperación económica y cultural y buscando crear un espacio político independiente en relación a los bloques militares y la confrontación entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante el periodo de la Guerra Fría.  El foco principal estaba puesto en las luchas nacionales por la independencia, la erradicación de la pobreza y el desarrollo económico, a través de organizaciones regionales y políticas económicas de cooperación entre los países del tercer mundo.

El espíritu de Bandung permitió crear un amplio consenso entre los principales líderes y los pueblos de Asia, África y América Latina en relación a la afirmación de la paz y los principios de coexistencia pacífica, en un momento en que el mundo vivía una situación de extrema tensión y amenaza de guerra: la invasión a Guatemala organizada por Estados Unidos para derrocar al presidente Jacobo Árbenz, el desplazamiento de la Séptima Flota de Estados Unidos hacia el mar de China, la sustitución de las tropas francesas por estadounidenses en la región sur de Vietnam, después de la derrota francesa en Dien Bien Phu en 1954 y la guerra de Corea (1950-1953).

Los cinco principios de coexistencia pacífica, propuestos por el primer Ministro chino Chou En-lai y ratificados por el Premier hindú Jawaharlal Neru en 1954: no agresión, no intervención en los asuntos internos de otros Estados, igualdad y ventajas mutuas y coexistencia pacífica, fueron asumidos por la Conferencia de Bandung como parte de los diez principios generales, que incluían:

-    El respeto a los derechos fundamentales de acuerdo a la Carta de la ONU de 1948;

-    Respeto a la soberanía y la integridad territorial de todas las naciones;

-    Reconocimiento de la igualdad de todas las razas y naciones, sin importar el tamaño;

-    No intervención y no injerencia en los asuntos internos de otros países;

-    Respeto a los derechos de cada nación a defenderse, individual o colectivamente de acuerdo a la Carta de la ONU;

-    Rechazo a participar de los preparativos de defensa destinados a servir a los intereses particulares de las superpotencias;

-    Abstención de todo acto o amenaza de agresión o empleo de fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de otros países;

-    Solución pacífica de los conflictos internacionales, de acuerdo a la Carta de la ONU;

-    Estímulo a los intereses mutuos de cooperación;

-    Respeto a la justicia y obligaciones internacionales.

El movimiento de los no alineados dio contenido diplomático, dentro de las Naciones Unidas, a sus líneas de acción. Bajo influencia latinoamericana se crea la United Nations Conference on Trade and Development -UNCTAD. Surgen también expresiones radicales de la lucha política revolucionaria, como la organización Trilateral, que se crea en La Habana, en 1973.  La emergencia de gobiernos como el de Velasco Alvarado en Perú, Juan José Torres en Bolivia, Omar Torrijos en Panamá, Salvador Allende en Chile, y el regreso de Perón en Argentina, conducen a iniciativas estatales que se expresan en la transformación de la ALALC en ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración). Se crea también el Sistema Económica Latinoamericano y del Caribe (SELA) en 1975, destinado al estudio de la integración regional y a la formulación de sus políticas. Sin embargo, la organización interestatal más fuerte se crea en 1960 con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).  En este mismo momento, la votación de la “Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados", en 1972, promovida por el presidente mexicano Luis Echeverría, consagra los principios del no-alineamiento en las Naciones Unidas.

Son varias las iniciativas internacionales que forman parte de esta ofensiva del tercer mundo, que tiene en la victoria de la revolución vietnamita y la liberación de Laos y Camboya una epopeya de la lucha antiimperialista mundial.  La respuesta del centro imperial a esta ofensiva se empieza a articular en torno a la formación de la Comisión Trilateral (Trilateral Commission) en 1973, que reúne Estados Unidos, Europa y Japón en una estrategia de recuperación de poder mundial. Esta estrategia alcanzará sus resultados en la década de 1980, durante los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y se expresa en el establecimiento de la hegemonía del pensamiento único que logra, incluso, transformar el Glasnost y la Perestroika, iniciadas por los soviéticos, en la disolución de la Unión Soviética.

Durante la década de 1990 se inician fuertes movimientos de reestructuración de la ofensiva de los gobiernos y movimientos del tercer mundo, que tiene en el éxito económico de China e India y, en parte, de Brasil a inicios del siglo XXI, una búsqueda de formas institucionales que expresan esta nueva situación.

Si en la década de 1970 se creó el Grupo de los 7 principales países desarrollados, en la década del 2000, además de la incorporación de Rusia, se incluyen también varios países emergentes conformando el grupo de los 20.  Se consagra así el principio de la hegemonía compartida como sucesor de los desastres causados por la política del unilateralismo que se impuso con el gobierno de Bush hijo(1). 

El legado histórico de las luchas del tercer mundo se revela de gran utilidad para una estrategia de afirmación de un sistema multipolar y para orientar, desde el punto de vista estratégico, el proceso de integración latinoamericana y su impacto en la geopolítica mundial contemporánea.

América Latina y la construcción de la unidad continental

En este mismo momento América Latina vive un proceso a través del cual la diplomacia regional adquiere una densidad hasta entonces desconocida.  Un conjunto de nuevas articulaciones se traducen en instituciones subregionales, regionales y continentales, que transforman el proceso de integración en una compleja realidad que involucra a jefes de Estado, ministerios de relaciones exteriores y varias otras agencias nacionales, lo que al mismo tiempo, está acompañado de un proceso de integración de los pueblos y de los movimientos sociales, incluyendo los sindicatos y los movimientos campesinos y estudiantiles que ya tenían una cierta tradición de integración regional. 

En el plano de las ciencias sociales, se desarrolló un proceso creciente de integración regional con nuevas instituciones de estudio, universidades y redes académicas que permiten avanzar hacia el estudio de la problemática regional, fortaleciendo una visión de conjunto.  Tal vez algunos de los ejemplos más notables de este proceso sea el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), cuya primera sesión se realizó en Lima, en 1968; o la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales  (FLACSO), que se crea en 1954, en Chile, y luego se amplía hacia Argentina, México, Brasil, Ecuador y América Central.

En el ámbito de la investigación se crearon, después de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), en Chile (1957); la Escolatina, en el área de economía (Chile); el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES); la Maestría Latinoamericana de Administración Pública de la Fundación Getulio Vargas, en Brasil; el Consejo Superior Universitario Centro Americano (CSUCA), que coordina las universidades de esta sub-región; la Coordinación de Universidades del Cono Sur y, más recientemente, el Foro Universitario del Mercosur (FOMERCO) y la Universidad de Integración Latinoamericana (UNILA), con sede en la ciudad de triple frontera, Foz de Iguaçú (Brasil).  Entre las varias asociaciones profesionales que se constituyeron a lo largo de las últimas décadas se destacan la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe (AEALC) y la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS). Esto muestra que se están creando condiciones para una integración de largo plazo a través de una red de instituciones que permitan la cooperación y el intercambio en diversas áreas del conocimiento.

Un balance histórico mínimamente informado muestra la creciente densidad de la integración regional, al contrario de lo que sostienen los defensores del panamericanismo, que descalifican sistemáticamente los avances de este proceso.

Los parlamentos latinoamericanos del Mercosur, de la Comunidad Andina, del Pacto Amazónico, son también mecanismos de ampliación del proceso de integración. Este marco institucional creciente abre camino para el debate sobre una estrategia común sudamericana y latinoamericana, con posibilidades de convertirse en políticas concretas. El fortalecimiento del Mercosur y la posterior creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA); el creciente impacto subregional de la Comunidad y Mercado Común del Caribe, que actualmente lleva el nombre de  Comunidad del Caribe- Caricom y más recientemente, la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), son expresión de la creciente densidad y dinamismo de la integración regional, al contrario de lo que sostiene los defensores del panamericanismo, que descalifican sistemáticamente los avances de este proceso y que persisten en sus intentos de desestabilizar y debilitar un proyecto histórico de unidad de los pueblos de la región que se revela, en última instancia, como un proyecto histórico da larga duración.

- Monica Bruckmann es Doctora en ciencia política, profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil. Directora de Investigación de la Cátedra UNESCO sobre Economía Global y Desarrollo Sustentable –REGGEN.  Integrante del Consejo de ALAI.

Este texto es parte de la Revista América Latina en Movimiento, No.500 de diciembre de 2014, que trata sobre el tema "América Latina: Cuestiones de fondo" - http://alainet.org/publica/500.phtml

(1) Véase SANTOS, Theotonio.  The future of geopolitical alignments.  En: The Ritsumeikan Journal of International Relations, Kyoto, Vol 4, N°3, marzo de 1992, p. 1-32.  y Unipolaridad ou hegemonia compartilhada, En: Os impasses da globalização: Hegemonia e contra-hegemonia (Vol. 1),  Loyola: São Pulo, 2003, p. 46-106.


URL de este artículo: http://alainet.org/active/79724

Mas informacion: http://alainet.org
RSS: http://alainet.org/rss.phtml
Twitter: http://twitter.com/ALAIinfo

Te invitamos a sostener el trabajo de ALAI.
Contribuciones: http://alainet.org/donaciones.php
______________________________
________
Agencia Latinoamericana de Informacion
email: info@alainet.org

Suscripciones: http://listas.alainet.org/listas/subscribe/alai-amlatina
Desuscripciones: mailto:sympa@listas.alainet.org?subject=UNS%20alai-amlatina