domingo, 11 de marzo de 2012

Argentina XVIII UAC: Mendoza recibe a los pueblos en lucha


A la vera de la majestuosidad de la cordillera, se está realizando una nueva edición del encuentro de asambleas ciudadanas de todo el país.

Más de 300 personas se dieron cita en las afueras de la ciudad de Mendoza. El viernes se realizaron talleres sobre la comunicación de las asambleas socioambientales, estrategias frente a la Iniciativa de Infraestructura Regional Sudamericana y las posibles respuestas ante la sanción de la ley antiterrorista.

En primera instancia se desarrolló un Taller sobre la comunicación en las organizaciones y asambleas sociambientales donde se debatió y reflexionó sobre las estrategias comunicacionales a la luz de los últimos conflictos.

En simultaneo se desarrolló el Taller sobre Iniciativa de Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) . Se abordó la finalidad de este proyecto que busca la extracción de los bienes comunes de la manera más rápida y más barata posible y sus impactos en los territorios de Sudamérica. Se remarcó la importante labor que vienen desarrollando las asambleas en formación e investigación sobre las iniciativas que atentan contra nuestro territorio y que afectan el suelo, el agua y el aire y se debatieron diferentes articulaciones entren las organizaciones.

Para finalizar se realizó el Taller sobre la Ley antiterrorista donde se problematizó sobre los conceptos de terrorista y terrorismo y sus implicancias en las actuales luchas sociales.

Otras de las actividades fue la realización de una transmisión de radio llevada adelante por Radio Cuyun de Mendoza, Radio Voces de La Rioja, Indymedia Córdoba, Prensa UAC y RNMA.

Como cierre de la jornada se invitó a los/as participantes al fogón de bienvenida. Las asambleas y grupos de diferentes partes del país alimentaron el fuego con sus consignas y esperanzas, y se construyo así una mística colectiva.

“El agua de Mendoza no se negocia”, esta consigna enronqueció más de 10 mil gargantas que no la dejaron de corear aplaudidos por el público durante las diez cuadras en la que se extendió la marcha contra la megaminería en el marco del Carrusel de la Vendimia, la principal fiesta de la provincia.

Con la Asamblea Popular por el Agua como anfitriona, la UAC/Unión de Asambleas Ciudadanas desfiló en la capital mendocina en una multitudinaria movilización en la que se unieron asambleas de todo el país junto a visitantes de Chile, México, Canadá y Brasil. También acompañaron numerosos gremios, organizaciones sociales y partidos políticos. Murgas, sikuris, cuerdas de candombe, todos, todas con disfraces y maquillajes, al ritmo de diversas danzas y cantos con las
banderas de cada una de las luchas socioambientales que jalonan el país, fueron aplaudidos por el público que esperaba el tradicional desfile de carrozas mendocino.

Varias de las pancartas respondieron a las descalificaciones gubernamentales contra las poblaciones que resisten el modelo extractivo de saqueo “sin flora ni fauna no hay seres humanos” y “sin agua pura no hay vendimia” fueron algunas de las múltiples ideas que adornaron una expresión contundente a favor de la vida.



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Ecuador: "Cuando Correa no logre mover la lógica consumista entraría en crisis"


El cientista social Francisco Rhon reflexiona sobre la jornada de protesta social frente al Gobierno. Explica por qué una parte del país está ‘adormecida’.

¿En verdad fracasó la movilización convocada por las organizaciones sociales de izquierda, como lo sostiene el presidente Rafael Correa?

Depende de las lecturas que se hagan. Pero las organizaciones y movimientos sociales que han sido golpeados y limitados por el Gobierno lograron una convocatoria importante.

¿Esa protesta crea un cambio de escenario político?

La convocatoria revela que la oposición vuelve a las calles. En el escenario anterior teníamos una oposición ligada a temas como la libertad de expresión, la vigencia o no de algunos derechos humanos, pero no había esta movilización popular.

¿Entonces la lectura del ‘fracaso’ que hace el Gobierno no es la adecuada?

La lectura que debe hacerse es en el marco de la coyuntura electoral. La dimensión de la protesta se medirá en las elecciones del 2013. Por eso, de alguna manera, los actores se están posicionando. No hay que perder de vista que los organizadores de la movilización son la izquierda.

¿Qué quiere decir eso?

Que es una oposición de otro orden, que critica el modelo económico mismo del Gobierno.

¿Entonces la jornada del jueves es solo el inicio de una movilización progresiva?

Es parte de un proceso que se irá decantando, cuyos resultados se verán en las elecciones.

Pero todo el escenario político y económico parece jugar para el Gobierno...

No necesariamente. El Presidente ha mostrado lo que ya es conocido: capacidad de convocatoria, aceptación y la estructura del Gobierno. Entonces, ha mostrado una presencia en las calles. La pregunta es: ¿Por qué necesita estar en las calles?

El discurso oficialista sostiene que es la respuesta a una desestabilización

Es muy difícil creer eso. Siempre se pueden usar esas versiones de desestabilización, pero todos estamos embarcados en el juego democrático a resolverse en el 2013. No tiene sentido hablar de desestabilización.

¿No hay un escenario para una conspiración?

Es muy difícil. No tiene sentido desestabilizar a un Gobierno en un contexto internacional donde es difícil la alteración de la democracia, sin que la opinión pública se ponga en contra. No es una coyuntura para dictaduras.

Entonces, ¿para qué Correa saca a la calle sus bases?

Necesita posicionarse internamente y busca evidenciar sus apoyos ante una situación internacional poco favorable por el caso El Universo. Hacia el plano internacional necesitaba demostrar su poder de convocatoria.

¿El Gobierno logra revertir su mala imagen externa con una ‘contramarcha’?

Es complicado que a la opinión pública de Europa, de EE.UU. y algunos países de América Latina se venda la idea de que un periódico fue parte de una supuesta conspiración desestabilizadora. En la opinión pública internacional los medios son respetados. El hecho no fue favorable para el Gobierno y no mostró una imagen de adscripción a la democracia, como la entendemos todos.

¿No es una contradicción que dirigentes y movimientos que salieron a las calles hayan apoyado a Correa, pese a que él ya exteriorizaba rasgos autoritarios que ahora cuestionan?

Así es, pero hay una distancia entre los movimientos sociales alrededor del Gobierno y otros que toman distancia y lo critican.

¿No son actores que se quedaron sin las mieles del poder y ahora atacan?

No olvidemos que este proceso no se inicia con Alianza País. Es la personalidad del Presidente y una convocatoria amplia de sectores los que hacen posible el triunfo de Correa. Pero eso no quiere decir que se trataba de una concertación al estilo del Frente Amplio de Izquierda de Uruguay. De ahí que no hay que sorprenderse que estos grupos sociales hayan tomado distancia de aquello que no coincide con su propuesta original.

¿La figura presidencial fue más fuerte que el proyecto político original?

Hay propuestas de orden distinto. Entre la pragmática política (Correa) y la construcción de otras formas de realidad van a existir desencuentros. Esto es lógico si se piensa en la democracia. Una de las instituciones principales de la democracia es la alternancia; si no existe, no hay democracia. La alternancia es diferencia de opinión que va al plano electoral y luego se plasma en configuración de las nuevas autoridades, de distinto signo.

El Presidente no tolera esas diferencias de pensamientos...

Hay una expresión en las calles, que de alguna manera ya debió llamar la atención. Ya apareció en el referéndum de mayo pasado. Quienes se movilizan son la Sierra y parte de la Amazonía, donde el Presidente no fue tan exitoso en el referéndum. Ganó por escasos votos y en algunas preguntas incluso perdió.

¿Hay una explicación para que ese espacio geográfico-social se exprese?

Vemos una continuidad (del referendo), aunque con una diferencia: ese descontento se trasladó a las calles. Aquí puede explicarse porque en la Asamblea no se logra aprobar la ley de comunicación. Hay una fuerza frente a la cual los asambleístas intuyen que no sería un buen negocio político aprobar esa ley.

¿La movilización social es un signo de alerta?

Es un signo de alerta de que en el país hay opiniones diferentes, que tienen momentos de fuerza. Quiere decir que no es un país de un pensamiento único.

Por su discurso, Correa parece no comprender ni procesar esa diversidad

El Presidente integra una tendencia de ver a la política, al Estado, a la democracia, a los poderes, al liderazgo fuerte. En palabras de colegas se asiste a un neopopulismo.

Y para usted, ¿qué representa Correa?

Un liderazgo fuerte que se abstrae de la existencia de unos movimientos sociales activos, más allá de que estén fracturados, debilitados, agobiados…

¿Un Presidente prisionero de su Constitución y reacio a aceptar al otro?

Prisionero de sus buenos deseos, del pragmatismo de la política, de su tendencia al liderazgo fuerte y a la concentración del poder en el Gobierno Central por sobre otras instituciones de la democracia.

¿Y qué pasa en la Costa? ¿Cómo se explica esa suerte de adormecimiento social en el resto del país?

Hay dos hechos significativos. El referéndum lo gana el Presidente en la Costa, recogiendo tesis que se las podría llamar ‘conservadoras’, como el incremento a las penas y esta versión de control de los individuos.

¿Y el segundo hecho?

Cuando están en juego los derechos de las personas, la movilización social es casi mínima. El poder de convocatoria del Presidente va más allá de las políticas sociales, algunas de las cuales serán regresivas, como es el Bono de Desarrollo Humano. En este punto hay que tomar en cuenta que el Gobierno ha provisto una sensación de estabilidad al país.

¿Estabilidad verdadera?

Los precios simbólicos del transporte público, la luz y el agua potable no sufren incremento. Esto da a las personas una sensación de que este Gobierno le da estabilidad y no hay razón por la cual molestarlo.

Si el bolsillo de la gente está bien, ¿entonces no hay espacio para la protesta del resto de la sociedad?

Una de las transformaciones más importantes de la sociedad actual es que, en esencia, es consumista. Y si se ha incrementado ese consumo es por el flujo de recursos monetarios importantes. El eje de la circulación monetaria es el Gobierno, que refuerza el imaginario del consumismo. Esto crea individuos pensando en un presente por consumir; no piensan en el futuro y, por lo tanto, tampoco en un proyecto histórico de Estado nacional.

¿Cómo el Gobierno capitaliza esa contradicción?

El Gobierno tiene su discurso de la estabilidad y que solo él hace posible que la sociedad cumpla su sueño: consumir. Si esto se hace con una mayor o menor autoritarismo, con mayor o menor centralización del poder, no es un tema que convoque a la gente. La persona solo piensa en que mañana podrá ir al centro comercial y comprar lo que quiera.

¿Y si se frena ese caudal de recursos que mueve ese consumismo adormecedor?

Si el Gobierno ya no tiene capacidad de mover esta lógica consumista, muy probablemente entraría en crisis. Pero no olvidemos que ya hay problemas estructurales hace tiempo. Entre 2006 y 2011 la informalidad creció un 10%, según estudios recientes. Entonces hace rato que la gente busca otras vías de ingresos en una competencia brutal.

Correa exhibe cifras que muestran que el desempleo se ha reducido, que hay avances y, por lo tanto, no hay motivo para protestar

No se ha hecho exámenes de la calidad del empleo. Solo crece el sector ligado a los servicios, en detrimento del sector más productivo-industrial. Recuerde que para las cifras oficiales empleo es haber trabajado en tres de los últimos 15 días. ¿Dónde trabaja esa gente? ¿Limpiando ventanas? ¿Sirviendo café durante tres días en un restaurante?

Usted asesoró a Alberto Acosta en Montecristi, ¿no fue un error de los constituyentes de Pachakutik, MPD y del Movimiento País los que alimentaron ese liderazgo fuerte al dar carta abierta a Correa para que hiciera su voluntad?

Creo que fue un momento político que habría que volver a pensarlo. Hay la necesidad de hacer una historia contemporánea y pensar esos momentos políticos. Había un esquema oligárquico que se quería vencer y se sumaban todas las fuerzas. ¿Cuántos nos preguntamos qué significaba la democracia?

¿Solo se vio la coyuntura y se dio un cheque en blanco al Presidente?

No se midieron mucho las consecuencias políticas reales.

¿Cuáles consecuencias?

Todavía no hemos logrado que los derechos de las personas -consagradas en la Constitución- estén por encima de las decisiones de la política y de la pragmática política.

¿Esa pragmática política la representa Correa?

El sesgo presidencialista de la Constitución lleva al ejercicio de este poder centralizado y fuerte.

¿Un ejercicio autoritario?

Con sesgos autoritarios.

HOJA DE VIDA
Francisco Rhon Dávila
Su experiencia. Antropólogo que ha realizado estudios en filosofía y economía del desarrollo. Dirige el Centro Andino de Acción Popular. Asesoró a Alberto Acosta en Montecristi.

Su punto de vista. Sostiene que la jornada de movilización social es la continuidad del descontento expresado en el referendo del 2011. Dice que la sensación de estabilidad económica que ofrece el Gobierno desactiva una protesta más amplia.

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La gran "estafa financiera" de EE.UU. para ser el dueño del mundo


Todas las teclas son buenas para EE. UU. a la hora de consolidar la gobernanza global. La Reserva Federal (Fed) recurre a "prácticas ilegales" de impresión de dinero y trasferencias de "bonos falsificados", lo que evidencia que la "mafia financiera internacional" nunca cesa de manipular las monedas mundiales para conseguir sus objetivos geopolíticos, según expertos y fuentes cercanas a las agencias de inteligencia citados por el periódico Torgovo-promýshlennye Védomosti.

El volumen de lavado de dinero alcanza los 15 billones de dólares, según lo reveló el empresario británico James de Blackheath, quien hizo pública la historia. Esas transacciones financieras fraudulentas, afirma la citada edición de la Cámara de Comercio e Industria de Rusia, están dirigidas a cambiar radicalmente el orden mundial y a preservar una posición dominante de las empresas transnacionales en las nuevas condiciones históricas.

Millones de razones para emitir dólares sin respaldo

Los analistas destacan que las operaciones de emisión de billetes sin respaldo en la debilitada economía de EE. UU. no son un fenómeno nuevo. Estas medidas "son dictadas por la mafia financiera global" por una serie de razones objetivas.

En primer lugar, en el planeta se reduce el número de compradores de bonos del Tesoro estadounidense. En segundo lugar; incluso si hubiera compradores interesados, no existen fuentes de capital disponibles para absorber miles de millones de dólares emitidos anualmente. En tercer lugar, las transacciones de esta índole contradicen el principio general de la oferta y la demanda y, en cuarto lugar, la economía de EE.UU. se encuentra en el momento de mayor insolvencia de su historia.

A la luz de estos factores, el único método de mantener el mercado de bonos del Tesoro de EE. UU., y así sostener sus precios en máximos históricos, fue la emisión de grandes cantidades de dinero sin respaldo y luego usar la moneda oficial para la compra de los títulos.

La primera economía mundial juega a lo grande

Y no hay nada nuevo. Wall Street anualmente recurre a "prácticas ilegales de lavado" de cientos de miles de millones de dólares, incluyendo dinero de origen criminal.

La "creación" de 15 billones de dólares legales requeriría aumentar el tamaño de la deuda en el balance de los gobiernos occidentales por otros 15 billones de dólares. Mientras tanto, casi una pequeña parte de esta cantidad es suficiente para causar el colapso inmediato de toda la deuda. Como resultado de ello, sobre la mafia financiera global se cierne la hiperinflación que en última instancia podría socavar los cimientos de la economía mundial y de las relaciones internacionales injustas.

Ahora el dólar estadounidense se fabrica mucho más allá de la marca de cero costos. Lo único que contiene su caída final e inmediata es la utilización por parte de diferentes mercados nacionales de grandes cantidades de dólares estadounidenses en detrimento de sus países y pueblos. Sin embargo, si el mercado mundial se inundara con otros 15 billones de billetes sin respaldo, todos se darían cuenta de que el declive del dólar es inevitable, afirman los expertos citados por el periódico Torgovo-promýshlennye Védomosti.

Objetivo final: guerra permanente y duradera

Los fines geopolíticos de la "estafa financiera" también están claros, señalan los analistas. Las mentiras y la propaganda de los medios de EE. UU. y sus satélites de Europa y Asia muestran la premura con la que tratan de realizar la tarea: hundir el arco árabe a ritmo acelerado y luego sumir a Eurasia en revoluciones y guerras permanentes.

En concreto, los planes de negocios globales son los siguientes: elevar los precios de la energía, metales preciosos y otros activos reales (alimentos, agua, minerales, madera), apoderarse de reservas de petróleo a través del "estrangulamiento" de las élites nacionales y las empresas, luego hallar sus propias reservas de petróleo y derribar los precios del crudo, pasar la factura a todo el mundo en la nueva "moneda" (oro, metales preciosos, comida limpia, agua dulce, etc.).

Además, rediseñar las bases del orden mundial según sus propios intereses, elevar a una nueva élite de directores a la categoría de "dioses terrenales" y establecer la gobernanza global por medio de armas innovadoras incluyendo nano-robots, influencia 3D-psíquica y manipulaciones genéticas, entre otras.


El indígena, portador de una cosmovisión

La Razón / Félix Patzi

El debate sobre ser y no ser indígena en Bolivia se ha convertido en una polémica desde el momento en que se ha iniciado el denominado “proceso de cambio”, porque se dice que el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) es de los indígenas y descuida o excluye a los mestizos, que supuestamente es la población mayoritaria del país. Otros responden a ese tipo de afirmaciones y dicen que, más bien, la mayoría en Bolivia es la población indígena. Entonces, así se inicia la controversia de quién realmente es el indígena, a sabiendas de que la población rural migró a las ciudades y se reprodujeron biológicamente en esas áreas urbanas. Por lo tanto, ¿este hecho bastará para llamarlos mestizos? ¿Cuáles serían los indicadores para llamarlos indígenas?

Nosotros nos referimos como indígenas a todas las sociedades o grupos culturales étnicos que existían antes de la llegada de los españoles y que se reprodujeron a lo largo de la historia (inclusive con sus propias transformaciones), y en términos sociales y políticos han sido sometidos a la opresión y marginación. Hoy, esta población fundamentalmente está en las ciudades y la única variable identificable es la continuidad biológica porque no fue posible el proceso de mestizaje por las fuertes relaciones endogámicas con los grupos culturales dominantes, en este caso los blancos. Entonces, hoy, el color de piel funciona como una “marca” distinta y distinguible, que en la mayoría de los casos sirvió para distribuir oportunidades, ya sean laborales, académicas, políticas e inclusive económicas.

Hoy, en Bolivia, la continuidad biológica es la que marca los límites que podemos llamar identidades definidas, en un proceso de interacción con los otros y, en nuestro caso, particularmente con los grupos culturales blanco-mestizos. En este sentido, ni siquiera los contenidos culturales, ya sean objetivados o subjetivados, marcan las distinciones, ya que el indígena de hoy se ha apropiado, o acoplado operacionalmente, de las visiones, consumos materiales, simbólicos y culturales modernos que vienen de la civilización occidental a su vida cotidiana. Desde este punto de vista cultural, evidentemente podemos afirmar que el indígena ya es “mestizo”. En esta línea de análisis, ni la variable de autodefinición o autoafirmación es suficiente debido a que el sujeto indígena ha sido sometido a diferentes procesos de alienación cultural como resultado de la educación que enfatizó el estigma negativo del sujeto y la visión de los indígenas, y una sobrevaloración hacia el sujeto y cultura de raíz occidental; eso ha hecho que muchos inclusive nieguen su pertenencia étnica.

Ahora, en términos políticos, el ser indígena representa dos cosas: Primero, la búsqueda de igualdad de oportunidades para superar precisamente la colonialidad que distribuía y clasificaba a la gente conforme a pertenencias étnico/raciales. El indígena reivindica la antigua y universal teoría de “que todos somos iguales”, no sólo ante los ámbitos legales sino, sobre todo, en las capacidades. En ese sentido, el indígena se ha convertido en defensor de la teoría de que el blanco-mestizo no es “más” ni “menos”, ni tampoco es “superior” ni “inferior”, sino que todos son humanos y deben ser considerados sin ningún tipo discriminación, cualquiera sea el grupo cultural.

Segundo, el ser indígena de hoy también implica ser portador de la nueva concepción del mundo distinto a la visión del que proviene de la civilización occidental eurocéntrica. En palabras más simples podemos decir: el indígena, particularmente desde su élite intelectual, va estructurando un nuevo pensamiento anticapitalista e inclusive antisocialista, que son y han sido símbolos y paradigmas de la sociedad moderna occidental. Plantea como alternativa a esos dos modelos de sociedad el sistema comunal, que consiste, por ejemplo, en el campo de la economía, en sustituir a la propiedad privada y estatal de los medios de trabajo o de producción con la propiedad colectiva de los trabajadores; o sea, en esta propuesta, los trabajadores directos serían los dueños de la empresa o de los medios de producción y por ende, como dueños de dichas empresas, también serían dueños absolutos de la totalidad del excedente o ganancia que se generaría en esas empresas y que son producidas por el propio trabajador. De esta manera, se eliminaría definitivamente la explotación o enajenación que ejerce el patrón de la empresa privada capitalista o patrón de la empresa estatal sobre los trabajadores.

En el campo político, se pretende que la soberanía, el poder o la decisión sean tomadas por la propia colectividad mediante deliberaciones colectivas que pueden ser congresos, cabildos, ampliados o asambleas; que los representantes y/o autoridades de diferentes niveles de Estado (nacional, departamental y municipal) sólo sean portavoces y operadores de dicha decisión colectiva; y, que estos representantes sean elegidos no mediante voto secreto ni a través de partidos políticos, sino mediante mecanismos directos, los cuales pueden ser el sistema de turno y rotación obligatorios. Sin duda, este planteamiento aparece como alternativa a la democracia representativa y las formas socialistas de dominio político.

A estos dos elementos (la búsqueda de igualdad de oportunidades y la nueva concepción social del mundo) se han denominando “proceso de descolonización”, que en términos teóricos no implica, en primer lugar, negar el mercado ni los avances tecnológicos de la modernidad, sino que se trata de fundar nuevas relaciones sociales de producción, sin explotación ni opresión.

Mientras, ser blanco aún tiene el fuerte estigma de representar al pensamiento colonial y neoliberal capitalista y socialista; en otras palabras, son portadores del pensamiento occidental eurocéntrico, aunque existen muchos blancos-mestizos más osados como los marxistas no dogmáticos, que van asumiendo los postulados del sistema comunal y comunitario, o ven como coincidencias con los planteamientos de Marx y Engels, quienes decían que una vez extinguido el Estado se formará una economía basada en asociación libre de productores y un poder político constituido desde abajo para arriba que está expuesta en el análisis de Comuna de París.