jueves, 12 de marzo de 2009

La Biblioteca


Castro Gómez, SantiagoMichael Foucault y la colonialidad del poder

Carnilo Cajigas, Juan
La biocolonialidad del poder. Cartografías epistémicas en torno a la abundancia y la escasez


Delgado Ramos, Gian Carlo
Colonialidad, Tecnología y Desindustrialización en América Latina

Ecobar, Arturo
Más allá del tercer mundo: globalización y diferencia

La Invención del Tercer Mundo. Construcción y desconstrucción del desarrollo

Mundos y conocimientos de otro modo. El programa de investigación de modernidad/colonialidad latinoamericano

Espinoza, Roberto
Alternativas a la crisis de la modernidad/colonialidad

Espinoza Arango, Mónica L.

Ese indiscreto asunto de la violencia:modernidad, colonialidad y genocidio en Colombia

Espinoza Miñoso, Yuderkys
Etnocentrismo y colonialidad en los feminismos Latinoamericanos: Complicidades y consolidación de las hegemonías feministas en el espacio transnacional

Grosfoguel, Ramón
Latinos (as) y la descolonización del imperio estadounidense en el siglo XXI

Dialogos Descoloniales con Ramón Grosfoguel. Entrevista por Doris Lamus

Grasfoguel, Ramon; Mignolo, Walter
Intervenciones Descoloniales: Una breve introducción

Heriberto Cairo Carou
La Colonialidad y la imperialidad del sistema mundo

Hernandez Salgar, Oscar

Colonialidad y poscolonialidad musical en Colombia

Lander, Edgardo
Ciencias Sociales: saberes coloniales y eurocéntricos

Lugones, María
Colonialidad y Género


Mignolo,Walter D.
La colonialidad a lo largo y ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modernidad

Cambiando las éticas y las políticas del conocimiento: lógica de la colonialidad y postcolonialidad imperial

Las geopolíticas del conocimiento y la colonialidad del poder. Entrevista a Walter Mignolo

Sobre Pensamiento Fronterizo. Entrevista a Walter Mignolo

La colonialidad: la cara oculta de la modernidad

Ortíz Fernandez, Carolina
El bien vivir y el buen convivir en la Nueva Crónica y Buen Gobierno. Un pensamiento otro: su legado a la teoría crítica y a la descolonización

Vargas Soler, Juan Carlos
Hacia la construcción de otra economía: aportes desde la perspectiva descolonial
Walsh, Catherine
Interculturalidad, poder y comunicación: lecturas desde la (de)colonialidad

la pluriculturalidad, una forma de dominación del capitalismo
Interculturalidad, Reformas Constitucionales y Pluralismo Jurídico

Yehia, Elena
Descolonización del conocimiento y la práctica: un encuentro dialógico entre el programa sobre investigación sobre modernidad/colonialidad/decolonialidad latinoamericanas y la Teoría Actor-Red


Renna, Henri
A 522 años, otro mundo es posible 



miércoles, 11 de marzo de 2009

Escritos Anibal Quijano


Escritos




Mapas del Mundo

martes, 10 de marzo de 2009

La "globalización": Un escenario de crisis, contrarrevolución y resistencia


Jaime Coronado

América Latina se ha convertido, hoy por hoy, en el escenario de la más importante resistencia al orden de poder mundial. Y eso, de cierta manera, no es una casualidad. No sólo por que junto a África, fue una de las principales víctimas de los llamados "ajustes estructurales" mediante los cuales se trato de remontar la crisis profunda del sistema mundial, crisis que se desarrollo a lo largo de de las tres últimas décadas del siglo pasado, sino que fue en su territorio, donde comenzó a fraguarse el patrón histórico de poder mundial que aloja a ese orden mundial, hoy en crisis.

Lo primero implicó que el orden internacional que se constituye luego de la segunda guerra mundial, caracterizado por un marcado crecimiento económico, por la expansión del orden comercial y productivo; por la internacionalización y transnacionalización de un "nivel superior" del capital, llegó a una situación de crisis estructural. Sus manifestaciones fueron las crisis monetarias, principalmente del dólar norteamericano; la inflación, el estancamiento económico y de la inversión; las crisis energética, principalmente del petróleo y la crisis del endeudamiento. Pero estas no eran sino manifestaciones de una crisis de los límites de la forma acumulación internacional y de la hasta ese entonces, división internacional del trabajo, marcos estructurales del orden mundial nacido luego de la segunda posguerra mundial.

En su esencia, el capital ve reducida sus tasa de ganancias, tanto por la suturación de los mercados internacionales, como por lo que llamó "alto costo salarial", lo que le conllevó a introducir nuevas tecnologías ahorradoras de fuerza de trabajo, modificar sus procesos laborales básicos y a utilizar nuevas técnicas de administración empresarial corporativas. En un primer momento, se trataba de resistir la crisis estructural del capital, sobrevivir y mantenerse en el mercado y por supuesto, intentar seguir manteniendo las altas tasas de beneficios a nivel internacional y nacional. Pero sobre esas mismas bases, plantearse luego toda una estrategía mundial de reestructuración de todo el orden mundial.

Es cierto que no todo implicó acciones deliberadamente concientemente planificadas, sino que también entrarón en juego factores que escapaban relativamente a la voluntad de los actores, pero que sin embargo, tanto las estrategias deliberadas como los factores del azar, condujeron a una reestructuración mundial con hondas consecuencias en los planos económicos, sociales, políticos, culturales y más aún, en los planos de la subjetividad, de la intersubjetividad y del sentido común. Los espacios intitucionales de elaboración de esta estrategia mundial, fueron sin duda, la Comisión Trilateral y sus instituciones ejecutoras, el FMI y el BM. Los factores no necesariamente deliberados, fueron las implicancias de los nuevos inventos e innovaciones que se aplicaron para fortalecer la amplitud y dominio voraz de las empresas transnacionales y del gran capital internacional.

Todo este vasto proceso de reestucturación capitalista se desarrollo en un plano efectivamente mundial, pues casi no hubo sociedad alguna que pudiese colocarse al margén del mismo, y todas ellas debieron procesar "políticas de ajuste" para ajustarse precisamente a las consecuencias de la crisis estructural mundial capitalista. Pero indudablemente, ese proceso mundial no podía dejar de tener un signo y una naturaleza diferente para cada una de esas sociedades, pues están estan implicadas en un orden de poder y dominio, cuyo andamiaje entreteje relaciones entre países "desarrollados" y paises "subdesarrollados", entre "modernos" y "atrasados", entre el "centro" y la "perifería", entre "autónomos" y "dependientes", y aún, en aquel tiempo, entre "capitalistas" y "socialistas".

Hoy sabemos, gracias a los aportes de Aníbal Quijano, que el lecho de este andamiaje de poder, esta heterogenea estructura de dominación mundial, corresponde a una matriz nacida desde el siglo XVI con la conquista de América: la colonialidad del poder

No es por ello una casualidad que el "ajuste" al orden internacional que nacia con la reestructuración, significase para los países del "centro", una premeditada y deliberada intervención del Estado, para proteger sus industrias claves, a sus capitales más fuertes y cerrar sus mercados. El signo fue el proteccionismo, sin quebrantar, mayormente, los regimenes democráticos liberales. Todo lo contrario de América Latina, de Asía y sobre todo de Africa. Aquí, en terminos generales, salvo raras excepciones, el "ajuste" conllevaba, más bien, a rematar y reducir el aparato del Estado, convertirlo en un ente supuestamente "neutro" frente a la catastrofe de la crisis, a desproteger el aparato industrial surgido desde tres decadas anteriores, abrir los mercados a la importación de mercancias y la inversión indiscriminada del capital internacional, lo cual implicaba, quebrar el orden democrático liberal y llevar a cabo el ajuste en el contexto de regimenes militares autoritarios y muchos de ellos sangrientos y sanguinarios.

En las "democracias populares" y "estados socialistas", incluyendo a la ex URSS y a la RPCH, caracterizadas no por su autonomía e independencia del orden capitalista mundial, sino precisamente, por la forma desventajosa de su incersión, oculta por la naturaleza de sus omnipresentes Estados autoritarios y dictatoriales, la crisis presionaba por manifestarse abiertamente. Aquí el "ajuste" fue lento y gradual, a tal punto que cuando se penso que comenzaba a estallar, en realidad, estaba culminando.

Ciertamente que cualquiera fuera los espacios del orden mundial en proceso de "ajuste" y "reestructuración", las principales víctimas fueron los trabajadores, pues fueron los obreros y campesinos, asalariados e independientes de Europa, América, Asía y Africa los que la padecieron las consecuencias de la crisis estructural y mundial del capital. Estos serían virtualmente destrosados en los dos niveles en que se jugo la reestructuración neoliberal: en el plano de los procesos socio-económicos y en el plano político y estatal. Aunque tambien es muy cierto, que aún esa derrota mundial no dejo de mostrar las lineas de la colonialidad del poder, pues fueron en los países fraguados en aquella matriz de poder colonial, los que serían los más afectados.

Este proceso de reestructuración mundial se verificaba y entrelazaba, no solo con la historia particular de cada país y con la heterogénea matriz de cada sociedad, sino con las respectivas coyunturas inmediatas y sus correpondientes correlaciones de fuerza, en cada espacio social, por lo que implicaba una forma y un ritmo diferente de procesarse para cada una de ellas. El escenario mundial que surgía como consecuencia de ese proceso de reestructuración capitalista mundial fue lo que pasó a llamarse "la globalización

Nadie podría negar lo admirable y sorprendente que puede parecer, el que haya ingresado a un momento histórico en la que se hace evidente una creciente integración económica, política, social y cultural, y que presenciemos y sintamos, hechos y fenómenos que afectan al mundo entero o que ocurran simultanea e inmediatamente, lo que da cuenta de una globalidad del planeta. Pero esa mirada no solamente es parcial, sino falseada en sus fundamentos e ideologizada en cuanto a lo que ello esta significando para la humanidad en su conjunto, pues se la refiere a los productos de la “revolución científica tecnológica”, a la destrucción de la “cortina de hierro” y del “muro de Berlín”, y con ello, de la libre y amplia operación del mercado capitalista mundial, y de la necesaria e inevitable aplicación de la “ciencia” económica “neoliberal”.

Por el contrario, el resultado de la reestructuración capitalista fue, también, un proceso contrarrevolucionario que acabo por reconfigurar todo aquel orden surgido luego de la segunda posguerra mundial y marco a una nueva etapa o fase del "patrón histórico de poder mundial".

Como nos lo recuerda Aníbal Quijano, entre 1945 y 1974, se asiste a la descolonización política del sudeste asiático (india, indonesia, Indochina, Ceylan, etc.), del oeste asiático (China, Corea), de la mayor parte de África y del Medio Oriente, las Antillas, Australia, Nueva Zelanda; triunfan revoluciones sociales en China, en Vietnam, en Bolivia, en Cuba y se extienden los movimientos revolucionarios "socialistas" y de "liberación nacional", incluidos los "socialismos africanos".

En Europa y Estados Unidos, se extienden los regímenes de Welfare State, mientras que en América latina, surgen movimientos y regímenes con tendencias nacional-democráticas, que producen reformas orientadas a la democratización de las relaciones sociales y políticas, incluyendo la estatización de recursos de producción como el peronismo, el velasquismo, el allendismo; el desarrollo de movimientos sociales radicalmente democráticos, anticapitalistas, antiautoritarios y antiburocráticos, en Europa, Estados Unidos y en algunas zonas de Asia y América Latina, varias de las cuales producen oleadas revolucionarias en Francia, Alemania, Estados Unidos, China, México; se extienden movimientos socialesde demoratización radical en las relaciones sexuales, en las relaciones de género, en las relaciones "raciales" y "étnicas", y de edad; comienza la crítica sistemática del eurocentrismo como perspectiva de conocimiento, sobre todo en América Latina pero que se extiende luego a Europa, Asía y Africa.

Todos estos procesos implicaron una amplia desconcentración del control de la autoridad pública, arrebatando ese control al colonialismo europeo y al imperialismo europeo y estadounidense; una relativa pero importante redistribución del control del capital y del trabajo, entre grupos de capitalistas internacionales y capitalistas locales; una relativa redistribición de recursos de producción, sobre todo, por medio de "reformas agrarias" en diversos países, Japón, Corea del sur, América Latina; una relativa pero importante redistribución de beneficios, derechos e ingresos hacía los trabajadores, sea por medio del Welfare State en los países del "centro" por medio de la extensión de empleo, servicios públicos, educación, salud y seguridad social pública, en América Latina y otras "periferias"; y una extensión de de la crítica anticapitalista y de movimientos políticos anticapitalistas o antiimperialistas.

Todo estos procesos, movimientos y conflictos, produjeron un escenario inequívocamente revolucionario en su conjunto pues, aunque de modos y medidas desiguales, según regiones y países o problemas implicados, era el patrón de poder mundial como tal, sea sus regímenes de explotación o de dominación, o en ambas dimensiones, el que estaba en cuestión y en algún momento, como al finalde los 60, en efectivo riesgo.

La reestructuración capitalista mundial requeria, y logró, la derrota de todo ese contexto. Y esa derrota, como hemos señalado, se jugo en un plano "estructural", es decir, que la crisis del capital y la propia restructuración, implicaron cambios profundos en las bases "estructurales" de todos esos grupos y movimientos sociales, y segundo, por premeditadas estrategias políticas y militares, directas o por medio de acciones de inteligencia encubierta. Estas se implementaron, en muchos casos, con acuerdo y en alianza, explicita o implícita, entre los países capitalistas del "centro" y los regimenes "rivales" del "socialismo realmente existente", sobre todo, con la ex- Unión Soviética, para que despues, éstos ultimos, también cayeran víctimas de esas mismas estrategias mundiales.

La reestructuración y la contrarrevolución mundial capitalista, a partir de mediados de los años 70, permiten una reconfiguración del orden mundial, de signo históricamente inverso al del perido anterior.

La contrarrevolución implica una reconcentración mundial de los principales recursos, bienes e ingresos del mundo, en manos de una minoría reducida de la especie, lo que da a su vez como resultado, una polarización social creciente de la población mundial, entre esa minoría cada vez rica y una vasta mayoría de la especie, cada vez más pobre; la derrota abre las compuertas para el incremento de la sobre-explotación de la masa mayor de trabajadores del mundo, pues al mismo tiempo que disminuyen los salarios, se reducen los propios asalariados y se expanden los desempleados marginalizados de los niveles más importantes de la estructura de acumulación capitalista mundial; y como consecuencia, se produce también, la reexpansión de las formas no salariales de control del trabajo.

Con ello, se reconfigura el capitalismo mundial, esto es, la estructura mundial de explotación del trabajo, pues la relaciones entre el capital, y todas y cada una de las formas de control del trabajo, sí como las relaciones de conjunto entre todas ellas, entran en un proceso de drástico cambio, lo que implica, una nueva heterogeneidad histórica-estructural del capitalismo mundial. No solamente se produce una reconfiguración mundial del control del trabajo, sino que eso implica, también, una virtual reconcentración en el "centro" de la cada vez minoritaria foma asalariada y una tendencial reconcentración abultada de las formas no asalariadas en las "periferías". En todo cado, estaría en curso un proceso de re-clasificación de la población del mundo, a escala global, en especial de la clase trabajadora. Y tales procesos están indudablemente asociaos a la forma como se configura la actual estructura mundial de acumulación capitalista.

Finalmente, una de más importantes consecuencias de la reestructuración capitalista mundial fue la reconfiguración del propio orden de poder mundial y constitución de un "bloque imperial global" que concentra la autoridad publica a nivel global. Esto es, que unos pocos de los modernos estado-nación más fuertes -el grupo de los 7 u 8 considerando a Rusia- varios de los cuales fueron en el anterior orden, sedes centrales de los modernos inperios coloniales y todos ellos, sedes del imperialismo capitalista durante el siglo XX, forman un bloque cuyas decisiones son impuestas sobre el conjunto de los demás países y sobre puntos neurálgicos de las relaciones económicas, políticas y culturales del mundo.

Es a partir de los espacios institucionales de la burguesía internacional, que sirvieron para delinear y llevar a cabo las estrategias de reestructuración frente a la crisis capitalista mundial, que se fue conformando un "bloque imperial global" integrado ya no tan sólo por los estados-nación mundialmente hegemónicos, sino que también, por entidades intergubernamentales encargadas del control y del ejercicio de la violencia como la OTAN; por entidades intergubernamentales y privadas encargadas del control del flujo mundial de capital (FMI, Banco Mundial, BID, Club de París) y por las grandes corporaciones internacionales, transnacionales y globales. Y como afirma Aníbal Quijano, esa trama institucional constituye, de hecho, una suerte de gobierno mundial invisible. No es la "tecnología" ni la intercomunicación globales, sino esta trama de poder mundial, la que somete y reduce la autonomía de los demás estados, controla y fuerza el "ajuste" de cada sociedad al nuevo orden, les impone sus políticas económicas "neoliberales", y justifica ideologiocamente todo ésto como "naturalmente" invitable.

La derrota de todos aquellos movimientos sociales, partidos y regimenes políticos anti o no capitalistas, a manos del capital globalizado, permitió a los estados nación más poderosos del patrón de poder mundial, la rápida y relativamente fácil concentración de la autoridad mundial, hegemonía y fuerza para imponer sus intereses y políticas, sin resistencia apreciable.... hasta hace poco.

Como todo escenario de poder, donde esta implicada la explotación y la dominación, tambien implica a la resistencia y al conflicto. Las luchas desde el "caracazo" del 89 y las movimilizaciones desde Sattle hacia adelante, las luchas y movilizaciones de sectores sociales en cada región y país del mundo, han significado el desarrollo de una resistencia al poder mundial, que amerita ser vista desde una perpectiva mundial... global.

lunes, 9 de marzo de 2009

Presentación


Pese a todos los avances, es evidente que la humanidad sigue viviendo en una era caracterizada por relaciones de explotación, dominación, marginación y exclusión, cuando no de abierta e indiscriminada violencia.
Pero de igual modo, también nos encontramos quienes pensamos que esta forma de organización social, no sólo debiera ser completamente desterrada, si no remontarla autoconstruyendo democraticamente un mundo diferente y mejor. Aunque desde mi punto de vista, no ha sido asumida con seriedad y con la consecuencia que requiere, es completamente cierta la famosa frase del Foro Social Mundial, que "otro mundo es posible".

Ello requiere tomar una posición frente a este mundo de explotación y violencia, pero para ello, también es necesario re-conocerlo como tal; esto es, indagar y reflexionar criticamente, sobre sus estructuras, sus tendencias, sus movimientos, su patrón de organización. Esta es la posición que pretendo asuma este blog y que lo haga desde una perspectiva, teórica e histórica, de crítica al poder.

Una de las principales vertientes de este pensamiento crítico, se origina y es puesto a debate y discusión, por el destacado y reconocido intelectual revolucionario Aníbal Quijano. Desde esta perspectiva:

El poder es una relación social que implica la co-presencia de tres elementos: la dominación, la explotación y el conflicto, que afectan a cuatro dimensiones básicas de la existencia social: el trabajo, el sexo, la autoridad colectiva (o pública), la subjetividad/intersubjetividad. El poder es el resultado y expresión de la disputa por el control de estas dimensiones.

Sin embargo, las formas de existencia social en cada una de estas dimensiones, no nacen unas de las otras, aunque no puedan existir ni operar separadas o independientes entre sí. Esto es, que el poder, en tanto espacio de disputa por los recursos y productos de esas dimensiones fundamentales de nuestra existencia social, forman un complejo estructural cuyo carácter es siempre histórico y específico. En otros términos, se trata siempre de un determinado "patrón histórico de poder". (1)

Y desde ésta perspectiva,
el actual "patrón de poder mundial", consiste en la articulación entre:

La conialidad del poder, un concepto que da cuenta de uno de los elementos fundantes de dicho patrón: la "clasificación" social y mundial de la población del planeta en torno a la idea de "raza" ("blancos" "negros" "indios", "amarillos"). Esto es, la idea de "raza" como fundamento para "clasificar" a las gentes según su "étnia" o "color", y para mantener y justificar la dominación social; la idea fue originada hace más de 500 años junto con América, Europa y el capitalismo, y fue impuesta sobre toda la población del planeta en el curso de la expansión del colonialismo europeo.

La colonialidad del poder, esto es, la idea de la existencia de las "razas" y que unas son superiores a otras por "naturaleza", desde el siglo XVI, impregna a todas y a cada una de las áreas de existencia social, constituyendo la matriz básica, la más profunda y eficaz, forma de dominación social, en el actual patrón mundial de poder, tanto en lo material, como en lo subjetivo e intersubjetivo.

El capitalismo, que refiere aquí, no a una "economía", a una "relación social productiva" y mucho menos a un "modo de producción" o alguna "etapa histórica", como en toda la literatura eurocéntrica. El capitalismo refiere al conjunto de articulación estructural de todas las formas históricamente conocidas de explotación del trabajo: esclavitud, servidumbre, pequeña producción mercantil independiente, reciprocidad y capital/salario. A partir del siglo XVI y con América, todas estas formas de explotación se fueron articulando en una estructura conjunta, en torno del predominio de la forma capital/trabajo asalariado, y para producir mercancias para el mercado mundial.

El capital aquí, es una forma específica de control del trabajo que consiste en la mercantilización de la fuerza de trabajo a ser explotada, y es su condición de eje central en dicha articulación, la que le otorga ese caractér al conjunto estructural histórico-heterogéneo, es decir lo hace capitalista. Históricamente, el capital no existe, no ha existido nunca, y no es posible que lo haga en el futuro, separado o independientemente de las otras formas de explotación. En tal sentido, el capitalismo es comprendido pues, como un patrón mundial de explotación social y no reducido a una mera relación económica.

El Estado, como forma central universal de control de la autoridad colectiva/pública y el moderno estado-nación como su variante hegemónica. Aunque no esté del todo establecido desde cuándo y en asociación con cuáles condiciones históricas se impuso como la forma central universal de control de la autoridad colectiva/publica y menos aún, cuándo, cómo y dónde llegó a ser estado-nación, se sabe que el moderno estado-nación es, de una parte, relativamente reciente y no está constituido sino en espacios de dominación estatal o países.

Los signos especificos de un moderno estado-nación son, primero, la ciudadanía o presunción formal de igualdad jurídico-política de los que habitan en su espacio de dominación no obstante su desigualdad en los demás ámbitos del poder; segundo, la representatividad política que, sobre es base, se atribuye al Estado un "interes general" respecto del conjunto de ciudadanos y no sólo, como en las otras variantes de Estado, de algún interés social particular o sectorial.

El moderno estado-nación se fue constituyendo en el periodo conocido como la "modernidad", que se abre a partir de América, y en vinculación con el proceso de eurocentramiento del capitalismo y de la propia "modernidad" (esto es, que a partir y luego de América, ambos comienzan a ubicarse en Europa, como el "centro" de su producción); alcanza sus actuales rasgos definitorios desde fines del siglo XVIII y es admitido durante el siglo XIX como el modelo mundialmente hegemónico, lo que no equivale a que haya llegado a ser practicado también mundialmente.

Es decir, el Estado tiene una presencia universal, pero no todo Estado es un moderno estado-nación, sino al contrario, la colonialidad del poder es la que explica el por qué los pocos casos de modernos estado-nacion (ciudadania y representación política) se van constituyendo en el "centro" y explica el por qué las otras variantes se ubican en la "perifería".

Finalmente, otro de los elementos fundantes del actual patrón histórico de poder mundial, es el eurocentrismo, una forma hegemónica de control de la subjetividad/intersubjetividad, y en particular, en el modo de producir conocimiento. El eurocentrismo es una perspectiva de conocimiento y de ver el mundo, que fue elaborada sistemáticamente desde el siglo XVII en Europa, como parte de las necesidades y experiencias del capitalismo, como parte del proceso de eurocentramiento del capital y del patron de poder mundial, y por tanto, como expresión de las experiencias del colonialismo y de la colonialidad del poder.

En esta perspectiva eurocéntrica, es Europa la que se atribuye como única generadora de ciencia, modernidad y civilización, mientras se concibe al resto del planeta como ignorantes, incivilizados y barbaros. Esta perspectiva fue mundialmente impuesta y admitida en los siglos siguientes, como la única legitima racionalidad. En todo caso, como la racionalidad hegemónica. Entre sus elementos principales se encuentra el dualismo radical entre "razón" y "cuerpo", entre "sujeto" y "objeto", en la producción del conocimiento; tal dualismo radical está asociado a la propensión reduccionista y hegemonizante, de su modo de definir e identificar, sobre todo, en la percepción de la experiencia social, de manera aislada o separada a los fenomenos u objetos, y por tanto, no requiere ninguna idea de totalidad, menos la idea de una totalidad histórica. La imposición del eurocentrismo implica ver y conocer el mundo, a través de esta racionalidad colonial.

Con todo estos elementos, el "patrón histórico de poder" que surge y se va constituyendo desde el siglo XVI, a partir de la conquista de América y luego, del mundo entero, en tanto complejo estructural fraguado históricamente por el poder, debe ser referido como a un patrón de poder mundial/capitalista/colonial/moderno y eurocéntrico. Ninguno de esos elementos puede ser concebido de manera separada o aislada.

Tal como lo propone Aníbal Quijano, estas son propuestas y categorías abiertas y cuya indagación apenas esta comenzando. Sin embargo, se hace evidente que esta perspectiva supera a las anteriores perspectivas criticas eurocéntricas.

Sin la distinción entre "capitalismo" y "capital", sin la distinción entre "modernidad" y "modernización", sin la distinción entre lo "colonial" y la "colonialidad", sin la idea de "heterogeneidad histórico-estructural" como la coexistencia y articulación permanente entre diversas formas de explotación del trabajo, sin la idea de un "patrón de poder mundial" como una "totalidad histórica", sin la idea de la "colonialidad del poder", inherente a dicha totalidad, no como "legado" ni "herencia" colonial existente sólo en la "periferia", sino como relación de poder básica de todo el orden mundial, incluyendo al "centro", pues su calidad de "centro" se explica por la "colonialidad del poder", no se podría comprender el proceso histórico mundial durante estos últimos 500 años.

Me propongo que este blog se ubique en esta perspectiva y sea un espacio para tales indagaciones.

Pero más que eso, me propongo que este blog sea un elemento más para las luchas mundiales que se desarrollan por constuir una nueva sociedad en la cual la democracia sea, realmente, el modo cotidiano de vida de las gentes. Desde la perspectiva en que lo ubico, toda reflexión deberá estar en función de conocer las estructuras, los procesos y los cambios que acontecen en el actual patrón histórico mundial de poder, y este conocimiento, en función de la organización y generación de un movimiento político y colectivo orientado a tramontarlo. Ello no será posible, si no es desde un horizonte des/colonial.