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Líder de Pink Floyd y su llamado a la desocupación de Palestina por parte de Israel.
Setenta años atrás, mi padre, el
Teniente 2do Eric Fletcher Waters, murió en Italia peleando contra los
Nazis. Fue un pacifista comprometido, y en el inicio de la guerra, un
objetor de conciencia, pero a medida que los crímenes de Hitler se
extendieron por toda Europa, cambió la ambulancia que conducía durante
los bombardeos a Londres por un sombrero de estaño en los Fusileros Reales y se incorporó a la lucha contra el fascismo.
Fue asesinado cerca de Aprilia durante la batalla de Anzio el 18 de
febrero de 1944. Mi madre, Mary Duncan Waters, pasó el resto de su vida
en el activismo político, esforzándose para que sus hijos y los hijos de
todos los demás, no tuvieran la espada de Damocles en forma de credo
nazi o cualquier otro credo despreciable sobre sus cabezas.
Creo
que la raíz de toda injusticia y opresión ha sido siempre la misma -la
deshumanización del otro. Es la obsesión por Nosotros y Ellos la que nos
puede llevar, con independencia de la identidad racial o religiosa, al
abismo.Roger Waters
El mes pasado, gracias a la gente de
Aprilia y Anzio, tuve la oportunidad de rendir homenaje al padre que
nunca conocí con la presentación de un monumento y una ofrenda floral en
honor a él y todos los demás caídos en la ciudad donde murió. La
pérdida de mi padre antes de que yo le conociera y el haber sido criado
por una madre soltera y trabajadora que luchó incansablemente por la igualdad y la justicia,
coloreó mi vida e impulsó todo mi trabajo. Y, en este punto de mi
viaje, me gusta pensar que rindo homenaje a mis padres cada vez que
hablo en apoyo de las personas asediadas, denegadas de la libertad y justicia que creo que todos merecemos.
Después de visitar Israel en 2005 y
Cisjordania al año siguiente, me sentí profundamente conmovido y
preocupado por lo que vi, y decidí sumar mi voz a aquellos que buscan
una solución equitativa y legal al problema, tanto para los palestinos y
como para los judíos.
Por la manera en que fui educado, realmente no tenía otra alternativa.
En 2005, la sociedad civil palestina
hizo un llamado a las personas de conciencia de todo el mundo para
actuar donde los gobiernos habían fracasado. Nos llamaron a unirnos a su
movimiento no violento, de “Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS)”,
cuyo objetivo es poner fin a la ocupación de los Territorios Palestinos
por Israel, asegurar la igualdad de derechos para los ciudadanos
palestinos de Israel y defender el derecho de los refugiados palestinos a
volver a las ciudades y pueblos de los que fueron violentamente
desalojados en 1948 y 1967.
Después de más de dos décadas de
negociaciones, la población palestina vulnerable aún vive bajo
ocupación, mientras más tierra les es tomada, más asentamientos ilegales
son construidos y más palestinos se encuentran encarcelados, heridos o
muertos mientras luchan por el derecho a vivir con dignidad y paz, para
resguardar a sus familias, para poder labrar su tierra, para aspirar a
todas y cada meta humana, al igual que el resto de nosotros. La
prolongada falta de un Estado ha hecho de los palestinos uno de los
pueblos más vulnerables, en particular en la diáspora, donde, como ahora
en Siria, están sujetos a la violencia desde todos los lados de
ese sangriento conflicto, sujetos a penurias, privaciones y, en muchos
casos a la inanición.
¿Qué podemos hacer para promover los
derechos de los palestinos en los Territorios Ocupados, en Israel y en
la diáspora?. Bueno, BDS es un movimiento no violento, dirigido por ciudadanos que se basa en los principios universales de los derechos humanos para todas las personas. ¡Todas las personas!. En consecuencia, he determinado que puedo apoyar al BDS plenamente.
Me siento honrado de demostrar mi
solidaridad junto a mi padre y a mi madre, junto a mis hermanos y
hermanas palestinos, y tantos otros de todos los colores y credos en
todo el mundo – incluyendo un número cada vez mayor de valerosos judíos estadounidenses e israelíes – que también han respondido al llamado.
En el furor que existe hoy en los EE.UU. acerca del BDS y el boicot cultural a Israel, una cita de uno de mis héroes, Mahatma Gandhi, viene a mi mente. Proféticamente dijo: “Primero te ignoran, luego se ríen de ti, después te atacan, y entonces ganas”.
El movimiento BDS está cumpliendo con su promesa y se ajusta a la
descripción de Gandhi. Antes descartada por muchos como una estrategia
inútil que “nunca funcionaría”, el BDS ha ganado mucho terreno en las
últimas semanas, trayendo consigo la reacción esperada.
Y con cada nuevo titular de BDS, la feroz reacción de los críticos del movimiento, con Netanyahu y las diatribas del AIPAC
(lobby pro Israel en EE.UU) en la vanguardia, ha aumentado de manera
exponencial. Creo que es seguro decir que el BDS está en la etapa de
“después te atacan”.
Algunos retratan erróneamente el
movimiento de boicot, que se basa en los boicots empleados contra el
Apartheid en Sudáfrica y en el movimiento de derechos civiles en EE.UU.,
como un ataque contra el pueblo israelí, o incluso contra el pueblo
judío, en su conjunto. Nada podría estar más lejos de la verdad. El
movimiento reconoce los derechos humanos universales en virtud de la ley
para todas las personas, independientemente de su origen étnico,
religión o color.
No pretendo hablar en nombre del
movimiento BDS, sin embargo, como un partidario vocal, y debido a mi
visibilidad en la industria de la música, me he convertido en un
objetivo natural para aquellos que desean atacar al BDS, no abordando
los méritos de sus afirmaciones sino mediante la asignación de
motivaciones de odio y racismo a los partidarios del BDS como yo.
Incluso se ha dicho, cruelmente y sin razón, que soy un nazi y
antisemita.
Cuando comenté, en una reciente
entrevista sobre paralelismos históricos, afirmando que no hubiera
actuado para la Francia de Vichy o Berlín en la Segunda Guerra Mundial,
no fue mi intención comparar a los israelíes con los nazis o el
holocausto judío con la opresión de décadas sobre los palestinos. No hay
comparación con el Holocausto. Tampoco tuve la intención o quise
comparar el sufrimiento de los judíos de entonces con el sufrimiento de
los palestinos hoy. Comparar sufrimientos es un ejercicio doloroso,
grotesco y que deshonra la memoria de todos nuestros seres queridos
caídos.
Creo que la raíz de toda injusticia y
opresión ha sido siempre la misma -la deshumanización del otro. Es la
obsesión por Nosotros y Ellos la que nos puede llevar, con independencia
de la identidad racial o religiosa, al abismo.
No olvidemos nunca que la opresión engendra más opresión, y el árbol del miedo y el fanatismo engendra sólo frutos amargos. El fin
de la ocupación de Palestina, si logramos asegurarla, significará la
libertad de los ocupados y los ocupantes y la libertad del amargo sabor
de todos esos años y vidas perdidos. Y eso será un gran regalo para el
mundo.
“Cenizas y diamantes
Enemigo y amigo
Éramos todos iguales
En el final”