domingo, 31 de julio de 2011

Brasil: Reparación de $ 20 millones por racista


Servindi, 31 de julio, 2011.- La libertad de expresión no puede ser utilizada para propagar el racismo. La Justicia de Mato Grosso do Sul aceptó los argumentos del Ministerio Público Federal y condenó al abogado y articulista Isaac Duarte de Barros Júnior a dos años de reclusión por el delito de racismo contra los indígenas.

La sentencia, del 6 de julio, es inédita en esta región que posee la segunda mayor población indígena del país.

Isaac Duarte escribió un artículo en el diario O Progresso de Dourados, con términos ofensivos. La fiscalía presentó entonces dos acciones contra el articulista, una penal y otra por daños morales, con una reparación que podía ascender a 30 millones de reales.

Con la presente decisión judicial, la acción por daños morales deberá volver a atramitarse.

Duarte fue condenado de acuerdo al artículo 20 de la Ley 7716 que define los delitos por intolerancia de raza o color.

En la sentencia, el juez afirmó que la libertad de expresión no es una garantía absoluta. “La dignidad de la persona humana, base del estado democrático de derecho, prevalece sobre cualquier manifestación de pensamiento que incite al preconcepto o a la discriminación racial, étnica y cultural”.

La cultura indígena debe acabar

El artículo fue publicado entre el 27 y 28 de diciembre de 2008 con el título “Indios y el retroceso”. Aquí se utilizan los términos bugrada (salvajes) y malandros e vadios (sinvergüenzas y vagos) para referirse a los indígenas. Afirmó, además, que ellos se aseñoran de las tierras como verdaderos vándalos, cobrando peajes y matando pasajeros.

En otro momento critica la cultura indígena: “La preservación de costumbres que contraríen la modernidad son retrocesos y deben acabar”. Agrega que la civilización indígena no resultó y en detrimento de eso fue conquistada por la inteligencia cultural de los blancos. “También es retrógrada la actitud de querer preservarla”, dice.

Isaac Duarte también es contrario al respeto de la organización social, cultural, creencias y tradiciones indígenas, amparado por la Constitución y confirmado como cláusula pétrea.

“En nombre de la razón y de los avances culturales modernos civilizados, los palaciegos parlamentarios brasileños deberían retirar inmediatamente la tutela constitucional ejercida cómodamente sobre las costumbres pasadas de los indios aculturados”, dice.

El articulista también se mostró en contra del proceso de demarcación de tierras indígenas en Mato Grosso do Sul: “Lo que necesitamos, con madurez responsable, es dar urgente fin social y productivo a todos los quiñones brasileños, inclusive aquellos ocupados por indios sinvergüenzas y ociosos”.

La culpa es de la TV


Ante la Primera Vara de la Justicia Federal de Dourados, Duarte negó lo que había escrito y atribuyó sus ideas a un abuelo y a los programas de televisión.

Afirmó que “los dueños de la tierra son silvícolas y debe haber una distribución de la tierra a los indígenas”.

Las alegaciones no fueron aceptadas por la Justicia. “Obsérvase la tentativa del acusado en burlarse de este juicio (…) Como puede una persona con formación intelectual, escribir sobre cuestiones indígenas y desconocer el real significado de los términos utilizados por él mismo”.

Con información de CTI – Centro de Trabalho Indigenista



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Roberto Espinoza
Tf (511)991199376
ayamtai08@gmail.com
skype : roberto.espinoza2008



Afrochilenos

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Racismo. Hermoso video

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Historia del Racismo, Documental de la BBC

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Brasil: el drama de la esclavitud moderna


La Organización Internacional del Trabajo estima que 12 millones de personas en el mundo viven en condición de esclavos. Brasil, principal receptor de esclavos de América Latina durante la colonia, continúa albergando miles de “esclavos modernos”. La Comisión Pastoral de la Tierra de ese país sudamericano acaba de lanzar una campaña de denuncia, retomada en Suiza por la ONG Brücke - Le Pont.

A pesar de su abolición en 1888, siguen apareciendo en ese país sudamericano –y en otras regiones del planeta- nuevas formas de esclavitud.

Seres humanos que trabajan en condiciones infrahumanas en plantaciones, fábricas cerradas, minas, carboneras etc. Diversas fuentes estiman que cerca de 40 mil brasileros están actualmente condenados a una situación de esclavitud “moderna”. Situación que motiva a la Comisión Pastoral de la Tierra a lanzar la campaña de denuncia: “Mantenerse vigilantes para evitar la esclavitud”.

“Es muy importante la solidaridad internacional para denunciar esa realidad inhumana que se da todavía en mi país” explica la ingeniera agrónoma Rosa Lidia Morais da Silva, de visita en Suiza.

Morais, voluntaria nacional de la organización “Haciendo la Paz” -coparte de Brücke- se desempeña como responsable de gestión interna de la Acción Social Arquidiocesana (ASA). Reconocida ONG brasilera que reúne en su trabajo a diversos actores de la sociedad civil brasilera como las pastorales de la Tierra, de los Emigrantes, de los Niños, de la Salud.

“Lo que define legalmente la situación de esclavitud son dos elementos: condiciones degradantes de trabajo y vida; y la privación de libertad”, explica Morais.

Según las Comisión Pastoral de la Tierra, Pará es el Estado “campeón” en cuanto a mayores denuncias de trabajo esclavo. Le siguen en el ranking del esclavismo moderno brasilero, los Estados de Mato Grosso, Maranhão, Goiás y Tocantina. En 2010, 3.054 personas fueron liberadas de la esclavitud en esas regiones dado el trabajo de ONG y de instancias estatales.

Realidad verídica...con aire de ficción

“Un personaje denominado “gato” (Ndr: dado que captura gente como a ratones) llega a un municipio aislado, que padece normalmente un alto nivel de desocupación, ofreciendo trabajo”, narra Morais para explicar el funcionamiento del esclavismo moderno.

Entrega anticipadamente algo de dinero para la familia. Y fleta un bus, en general de bastante lujo, con un grupo de desempleados contratados, explica.

Luego de un viaje largo, que puede ser de varios cientos o incluso miles de kilómetros “los van cambiando de transporte, hasta terminar en vehículos muy incómodos y poco seguros con los cuales serán distribuidos en diferentes haciendas o explotaciones rurales”.

Con esas condiciones “que se degradan con el paso de las horas”, los contratados llegan a un lugar aislado, muchas veces zonas boscosas donde trabajarán en el desmonte o a parcelas rurales que serán destinadas luego para el agro-negocio, precisa la joven agrónoma brasilera.

“Los trabajadores llegan ya endeudados a su lugar de trabajo. Porque el “gato” les descontará de sus ridículos salarios los gastos de transporte y la alimentación durante el periplo. Comienzan desde el primer momento a soportar condiciones inhumanas de vida y de trabajo, agravadas por el aislamiento total de sus familias y su pueblo de origen”, explica Morais.

“La existencia de esta esclavitud moderna y del mecanismo de contratación que la origina sólo se puede explicar por la ignorancia de la persona desempleada, por la falta de información sobre lo que le va a esperar, y por la propia desesperación surgida de su situación económica”, explica Rosa Lidia Morais. Es el resultado directo de la “pobreza extrema, de la miseria, del hambre, de la falta de acceso a la educación”, enfatiza.

Crimen

El artículo 149 del Código Penal brasilero considera al “esclavismo como un crimen”, explica la ingeniera agrónoma, quien reconoce “los esfuerzos tenaces del Estado para tratar de confrontar esta realidad indigna”.

La voluntad política existe y se expresa, por ejemplo, a través de un Plan Nacional contra el tráfico de personas, que combate el trabajo esclavo, la venta de órganos y el comercio sexual.

Además, enfatiza Morais, “el Ministerio de Trabajo y Empleo ha creado comisiones especializadas para combatir el trabajo esclavo. Sus funcionarios actúan junto con la Policía Nacional. Corriendo, muchas veces, grandes riesgos, ya que los propietarios de las haciendas cuentan normalmente con milicias armadas para proteger sus propiedades”.

Elemento también significativo: dicho Ministerio publica regularmente una “lista sucia” de las empresas denunciadas por violaciones graves, como contratar mano de obra esclava. “Las mismas quedarán así excluidas de todo tipo de licitación pública y no podrán aspirar a recibir créditos bancarios”, subraya Morais.

Quien anticipa dos reflexiones de síntesis. La constatación que a pesar de las leyes y de la voluntad política del Estado y del Gobierno actual, “la esclavitud moderna en Brasil existirá en tanto amplios sectores sociales sigan viviendo en la miseria”.

Y el llamado a la cooperación y la solidaridad internacional para acompañar la campaña de las ONG brasileras. Las tareas principales: “informar adentro del país y afuera. Promover campañas de divulgación sobre el trabajo esclavo. Sensibilizar sobre su efecto perverso. Reforzar a los actores de la sociedad civil nacional que lo combatan abiertamente”, concluye Moreira.




Guerras americanas en Asia II (2001-2011)


VÍCTOR MORALES LEZCANO (UNED- ESPAÑA)


En las dos últimas décadas, el complejo tecno-militar americano -tan invocado en su momento por J.K. Galbraith en sus breves e incisivos ensayos- ha ido implicándose a fondo en una serie encadenada de conflictos armados.

Unos, han durado unas cuantas semanas, como la guerra del Golfo Arábigo-Pérsico (1990-1991). Pero Estados Unidos se ha ido involucrando también en guerras menores contra países árabes “rebeldes” (Libia, Iraq) o sumidos de hoz y coz en estado de crisis permanentes (Líbano, Yemen).

La culminación del ciclo bélico americano, centrado en reforzar los regímenes autoritarios de los países musulmanes ricos en fuentes de energía, alcanzó su cenit en 2001 con el ingreso de Afganistán en el reñidero ¿asiático-americano?, como se ha sugerido en la entrega anterior para EL IMPARCIAL; o ¿islamo-americano?, como proponen reconocerlo otros analistas de peso. Habría de poseerse mayor perspectiva sobre el asunto en cuestión, contar con estadísticas fiables (que las hay) y dotarse de un argumentario conexo para dirimir la disyuntiva, algo más que nominal, que se acaba de plantear arriba.

Contentémonos, por ahora, con recordar que a fecha del fin de semana del 16-17 de julio del año en curso, el Congreso y la Casa Blanca estadounidenses han alcanzado un techo-límite en sus discrepancias presupuestarias y disensos respectivos sobre la política fiscal que habría que implementar desde ahora en la nación federal por antonomasia. Sin entrar en consideraciones y juicios de apreciación relacionados con el “impasse” político en que se encuentra Estados Unidos, reténganse algunos datos ilustrativos con mucho.

El nuevo secretario de Defensa americano (hombre curtido en varias dependencias administrativas de alto bordo, como la CIA) ha llegado a la convicción de que el Presidente ha de rescatar, no importa cómo, 400 billones de dólares en los próximos 12 años. Esta suma afectará principalmente al presupuesto del Pentágono.

Junto a la reducción de programaciones megalómanas e imposición de recortes burocráticos severos, Panetta es consciente de que una de las mayores sangrías financieras que afectan al sistema estatal americano se llama Afganistán. En Afganistán, Estados Unidos hubo de plantar cara a la frenética insurgencia talibán y a su red básica, inspirada por el “yihad” islámico de “Al-Qaeda”. Pero en Afganistán no sólo ha habido que contrarrestar el foco talibán, sino, además, empezar a colocar los pilares de una sociedad dotada de unos rudimentos de estado-nación, en trance de incorporarse al “desorden” internacional del siglo XXI si las circunstancias lo permiten.

El incremento de las partidas para acometer en Afganistán la doble misión -militar e instructiva- que se fijaron en Estados Unidos los republicanos (2001-2009) y demócratas (2009-2011), no ha hecho sino reflejar la ley de los costes crecientes.

Ante este fastidioso panorama, 24 senadores y congresistas de pertenencia política mixta (progresistas, moderados, conservadores) han dirigido al presidente de los Estados Unidos una petición que reza como sigue: “Hemos llevado a buen fin en Afganistán aquello a lo que nos comprometimos; pero no podemos permitirnos el lujo de seguir perdiendo vidas y dinero, con la prosecución ambiciosa de construir indefinidamente una nación”. O sea, Sr. Presidente, vámonos de Afganistán, vámonos de ese reducto agreste de Asia central, puesto que es una de las vías de fuga que está debilitando la precaria salud financiera del Tesoro.

Ocioso, aunque necesario, es el hecho de que Karl Eikenberry, y David H. Petraeus (embajador, y general en jefe de Estados Unidos en Kabul hasta hace poco más de una semana) mantienen, frente a los abandonistas, un punto de opinión bautizado como “optimismo cauteloso” en lo que a la guerra en Asia concierne. Ambos piensan que la retirada de las tropas metropolitanas ha de ser gradualmente dosificada hasta alcanzar 2014; y piensan, además, que un remanente militar-instructivo habrá de permanecer “in situ” hasta verificar fehacientemente que, de una constelación de tribus, América haya conseguido forjar una nación aceptablemente funcional.

La polémica interna está servida en cuanto a cuándo y cómo culminar este nuevo capítulo asiático de la América contemporánea.

Sin entrar en detalles, datos y digresiones de los que hay que prescindir en una columna de prensa diaria, sí es pertinente mencionar, aquí y ahora, al vecino “inquietante” con que Estados Unidos ha de jugar las bazas más espinosas de su aventura militar en Asia central, supuesta vía de fuga que agrava las dolencias hacendísticas de América. Nos referimos, naturalmente a Paquistán.

En puridad, las relaciones entre Washington e Islamabad fueron equívocas desde el principio del último decenio transcurrido. La desaparición física de Osama Bin Laden, instalado en un reducto privado no lejos de una importante base paquistaní, no ha venido sino a empeorar la comunicación bilateral existente entre las dos potencias. El régimen paquistaní necesita la copiosa ayuda financiera y armamentista americana para mantener el pulso militar y la confrontación latente con la India; mientras que sin el concurso geopolítico de Paquistán, Estados Unidos se habría encontrado, en sus campañas contrainsurgentes en Afganistán, con una papeleta más ardua, si cabe, que la que ha tenido que afrontar en la guerra que sigue desplegando en el indómito Afganistán de siempre.

En este “quid pro quo”, la diplomacia de guerra ha de actuar, por ambas partes, con máxima acribía y mucho tacto. Lo exige todo lo que está en juego en el escenario de marras. Y en el coste de una guerra que está, a todas luces, debilitando la república imperial.




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Guerras americanas en Asia I (1945-2001)


VÍCTOR MORALES LEZCANO (UNED-ESPAÑA)


Nos hemos habituado a ver y pensar la guerra en Afganistán (hecho que ahora cumple un decenio) como si se tratara de un conflicto armado presidido por la idea de detener el ascendiente de los talibanes, insurgentes musulmanes de tipo extremista, en la periferia asiática del mundo árabe-islámico. Seguir contemplando tal guerra con tal visión, no es ni correcto ni equivocado, sino que se trata de otra manera de ver y pensar esa guerra.


Cuando, en los manuales de Historia Contemporánea, se narre la implicación, los éxitos y los fracasos de la presencia estadounidense en Asia, tengo la intuición de que se describirán como una sucesión de intervenciones militares encadenadas en el tiempo.

Recuérdese. La primera “ronda” de esas intervenciones tuvo lugar con motivo de la segunda guerra mundial en el escenario extremo-oriental entre 1941-1945. En la posguerra inmediata, la figura del procónsul americano en el derrotado Japón, Douglas MacArthur, estuvo a punto de convertir el archipiélago del sol naciente en una satrapía estadounidense en Asia. Los presidentes Truman y Eisenhower mismo quisieron paliar la inclinación de Estados Unidos hacia el continente asiático; aunque no tanto, sin embargo, como para impedir que, en la guerra entre las dos Coreas, Estados Unidos se viera atrapado en las redes del pescador. Y como no suele haber dos sin tres, la administración republicana, primero, y la demócrata, a continuación, involucraron a la república imperial en la tercera guerra americana a dirimir sobre suelo asiático. No ocurrió, empero, lo que sucedió en el caso de las guerras púnicas de la victoriosa Roma.

En Vietnam, entre 1964-1975, un pueblo de pobre desarrollo material -dirigido por su núcleo estratégico (Vietkong)- terminó por derrotar a la primera superpotencia del globo terráqueo. (El devenir se comporta incorregiblemente con frecuencia). Nadie olvidará las imágenes de las flotas aérea, naval y aeronaval americanas abandonando la ciudad y el puerto de Saigón, cuando sus instalaciones estaban a punto se ser ocupadas por las tropas que comandaba el general vietnamita Giap. Imágenes para la historia de los conflictos bélicos del siglo pasado que no han de diluirse en la memoria iconográfica de la humanidad -como la implantación, en mayo de 1945, de la bandera roja en los altos del “Reichtag” berlinés por un soldado soviético; o la imagen de un pelotón estadounidense izando la bandera propia al final de los truculentos combates que se desarrollaron en la isla japonesa de Iwo Jima (entre febrero y marzo de 1945), situada a unos 1.200 km de Tokio.

Un poco de sonrojo nos invade al tener que encadenar el recuerdo de las guerras americanas en Asia, para así colocar congruentemente nuestra correlación histórica. Cierto es que también se impone connotar este telón de fondo -el frente americano en Asia central- que durante la guerra fría, entre 1947-1980, recorrió su trayectoria principal.

En Corea y Vietnam -repetimos-, Estados Unidos, la OTAN y los aliados secundarios de aquel sistema internacional partían del supuesto de que el sistema comunista, suerte de implantación político-ideológica de procedencia soviética, había de ser detenido en Asia, en particular después de que en China se resolviera la guerra civil con la victoria de Mao y las muchedumbres movilizadas por el “partido patrio”.

Como la Historia es comparable a una puerta entreabierta, fácilmente entornable, el final de la guerra fría y la desintegración del imperio soviético han impelido a Estados Unidos a reiniciar un segundo ciclo de guerras en Asia central.

En vez de tratarse de una intervención armada para “detener el comunismo”, la república imperial emprendió sus filtraciones en el bastión afgano-paquistaní a partir de los años 80 del pasado siglo XX. La finalidad de aquellas incursiones era, una vez más, poner coto a las veleidades afganas de Moscú. Washington caía así en el desatino de apoyar al enemigo interno (musulmán) del gran contrincante soviético en la cancha de juego del Asia central.

Al producirse en Afganistán el reflujo de una insurgencia guerrillera en regla, George Bush decidió emprender una cruzada contra las “fuerzas del mal” (2001), lo que ha llevado a Barack Obama, poco después, a una situación-límite en política internacional. Ahora que, según fue previsto en Washington en el verano de 2010, se inicia la desescalada militar en Afganistán, ocurre que la reversión del calcetín tiene lugar en el marco de una ofensiva pre-electoral implacable, con la que viene arreciando el partido republicano desde hace algunas semanas.

Momento crucial en Asia central, donde lo haya: para Obama, para la república imperial, y para los propios aliados europeos de Washington. Esta cuarta guerra americana en Asia se encuentra en situación crítica. Luego de trazada la perspectiva, subamos ahora el telón que nos deje expedito el panorama actual que tiene Estados Unidos a la vista en el escenario afgano-paquistaní.



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EL ARTISTA DETRÁS DE LA FIGURA DE SALVADOR ALLENDE

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Son las 11:00 horas del jueves 14 de julio. Los carros del metro de Santiago se llenaban nuevamente de miles de estudiantes, trabajadores y artistas. Carlos Paredes era uno de ellos. El objetivo: llegar a la Plaza Italia y marchar a través de la Alameda por una educación de calidad y sin fines de lucro.

Para Carlos, no era un día normal. Estudiantes de distintas facultades de la Universidad de Chile y del propio sindicato de Actores (SIDARTE), le habían solicitado que interpretara a uno de sus personajes más conocidos, el presidente Salvador Allende.

“No sabía cuál podría ser la reacción de la gente”, comenta el actor a Crónica Digital, tras beber un rico café en el local de este diario que está ubicado en Maturana con Huérfanos, frente a la plaza Brasil, en el centro de la capital.

“Al salir del carro en la estación Baquedano, los transeúntes y usuarios del metro miraban mi interpretación del presidente Salvador Allende con cariño y respeto. Vi cómo los niños les preguntaban a sus padres ¿Quién era ese señor? Sus progenitores con la emoción en sus ojos, les explicaban que era el presidente Allende”, recuerda con nostalgia el actor.

Carlos sabía que tenía que marchar junto a los estandartes de SIDARTE, “pero la gente me llevó a la marcha y decían: Señor presidente marche delante de nosotros”.

Aquella mañana nadie sabía si el gobierno autorizaría la marcha.

Días anteriores el Ejecutivo había señalado que no permitiría ninguna manifestación por la principal arteria de Santiago, pero los porfiados hechos nuevamente darían vuelta la opinión de la autoridad: Miles de jóvenes copaban la Alameda.

Carabineros tuvo que optar y tras la llamada de la Intendencia autorizó la marcha. Pero en realidad, a la policía, como los actuales habitantes de La Moneda, no les quedaba otra opción.

La prensa internacional nuevamente transmitía en vivo para todo el orbe la protesta estudiantil, a diferencia de los medios oficiales que trataban de disimular la noticia.

En tanto, Carlos, perdón, el “presidente Allende” quien era acompañado de un joven “Miguel Enríquez”, personificado por actor Marco Antonio Tapia, eran saludados por los miles de asistentes.

“Al ver el cariño que tenían los manifestantes a los personajes que interpretábamos, nos relajamos”, relata Paredes y agrega: “Que si podíamos marchar por la Alameda y pasar por el palacio de gobierno de La Moneda”.

Al ser consultado por los comentarios de los presentes, el profesional de las tablas nacionales indica: “Gracias señor presidente por estar con nosotros” o “Si usted estuviera vivo no estaríamos en esta situación”.

Medios de prensa nacionales e internacionales informaron la presencia del “presidente Salvador Allende en la marcha” y no fueron pocos los que entrevistaron in situ a los dos actores.

Para Carlos Paredes, su participación en la actividad fue: “Conmovedora y pude ver con distancia el peso histórico de la figura de Salvador Allende y lo que hizo su gobierno. Nunca pensé que jóvenes, después de 40 años del golpe de Estado en contra de su gobierno, conocieran de la vida y por sobre todo el respeto a su figura y legado”.

De hecho, en las distintas marchas realizadas por los estudiantes los ex presidentes, Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, Sebastián Piñera y el ex dictador Augusto Pinochet, fueron los más criticados y mirados con desdén en las distintas pancartas y figuras alusivas a las políticas aplicadas en sus gobiernos.

En tanto, la interpretación de Allende realizada por el actor, no fue repudiada. Sino, más bien, fue cariñosamente aplaudida por los asistentes.

El artista aclara: “Mi interpretación de Salvador Allende, no fue para figurar en la marcha. Está circunscrita en una investigación que he estado realizando desde hace un año y que partió con la obra “El Golpe” de Roberto Parra y de participar en la obra “Hamlet” en la universidad de Chile.

Al final, Carlos Paredes reflexiona: “Actuaciones como esta me reafirman mi opción por las tablas. Aunque no recibí dinero alguno, recibí lo que todo artista quiere. El respeto y consideración por una de las profesiones que menos cuenta con apoyo del sector privado o público. Para mí y mis colegas actores, recibir el cariño de la gente refuerza cada día más nuestro compromiso por el arte y la cultura la cual debe ser para todas y todos los chilenos”.

Al finalizar la memorable marcha, al parecer algo quedó latiendo en las mentes de los actuales representantes del gobierno. Esto no se dejó estar, no pasaron 48 horas y el actual mandatario realizó un cambio ministerial que más bien fue un enroque. Lo que nadie supo es, que por esa fecha, se recordó los intrínsecos valores que nos dejara la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Por Iván Gutiérrez Lozano

Santiago de Chile, 22 de julio 2011
Crónica Digital


(Posteado en la Lista Ubunto por Danilo Quijano)


América Latina: Dilma y Cristina unen fuerzas ante la crisis global


Sábado 30 de Julio de 2011 | Las presidentas de Brasil y Argentina les bajaron el tono a las disputas comerciales e instaron a perfeccionar el proceso de integración.

Al hacer un análisis de la situación económica mundial, Rousseff pidió que se definan acciones conjuntas y concretas para "defender a nuestros países de la excesiva liquidez que valoriza nuestras monedas". Fernández, a su vez, sostuvo que se debe "tener una actitud proactiva y de integración en defensa de lo que se ha hecho en todos los países de la región"

 CARA A CARA. Las jefas de Estado brasileña y argentina mantuvieron una extensa reunión en el Palacio del Planalto, sede del gobierno del país vecino. REUTERS


BUENOS AIRES.- Las presidentas de la Argentina y Brasil salieron, desde Brasilia, a bajarles el tono a las recientes disputas comerciales entre ambos países que preocuparon al empresariado, y también instaron a "acelerar y perfeccionar el proceso de integración" dentro del Mercosur. Ambas mandatarias defendieron una acción conjunta de todos los países latinoamericanos para enfrentar la crisis económica global.

"Debemos definir acciones conjuntas y concretas para defender a nuestros países de la excesiva liquidez que valoriza nuestras monedas", expresó Rousseff al término de un encuentro que mantuvo con su par argentina en el Palacio del Planalto. Luego destacó el desarrollo económico y social de los países sudamericanos, que contrapuso a las dificultades económicas por las que atraviesan actualmente Estados Unidos y varios países europeos.

En tanto, Fernández sostuvo que Brasil y Argentina tienen la responsabilidad de liderar la integración de los países sudamericanos por ser las mayores economías del continente. "Por primera vez tuvimos una grata visión común sobre los problemas globales. Tenemos que tener una actitud proactiva y de integración en la defensa de lo que se ha hecho en todos los países de la región", señaló.

En relación al comercio bilateral, que pasa por una crisis en el sector industrial debido a trabas de las que se acusan mutuamente los empresarios de ambos países, Rousseff minimizó las dificultades y destacó el récord en el intercambio comercial de 33.000 millones de dólares, alcanzado en 2010.

El pico de las tensiones se desató hace dos meses, cuando Brasil frenó el ingreso de autos argentinos, en represalia porque la Argentina trababa la importación de algunos productos brasileños como maquinaria agrícola, calzado y neumáticos.

En la anterior visita a Brasil, Fernández se había reunido con el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, con quien también intentó atenuar el diferendo comercial que existía en ese momento. La jefa de Estado consideró que hay que "trabajar mucho sobre la articulación de los sectores privados de ambos países, porque no puede haber incompatibilidades y estamos en condiciones de ganar".

"No se trata de enfriar la economía, sino de que recalentemos la inversión", sostuvo la Presidenta, y dijo que el crecimiento económico argentino "no tiene que ser visto como una amenaza por ningún empresario brasileño".

Cristina destacó que "por el volumen del Brasil y también por el volumen que tiene Argentina, es una cuestión de carácter estratégico este proceso de integración". Agregó que "somos una región muy apetecible para blindarla desde la integración y no desde el aislamiento", y dijo que "hay que acelerar y perfeccionar el proceso de integración".

A su vez, Dilma aseguró que "el dinamismo del comercio es un considerable instrumento de integración entre Argentina y Brasil". Y agregó: "es importante que integremos cada vez más nuestros procesos de producción. No podemos retroceder en una integración de este tipo. Los problemas que surgen en la integración son poco importantes".


(NA-DPA)


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En Lima, Correa propone a Unasur establecer economía regional que no dependa del dólar


El presidente de Ecuador, Rafael Correa, instó a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) a establecer una economía regional que no dependa del dólar ni sea tan vulnerable a la crisis económica mundial. El mandatario aseveró que el organismo multiestatal necesita fortalecerse en el ámbito financiero e indicó que para eso se requiere “una nueva arquitectura”.

Durante su intervención en la cumbre de la Unasur realizada este jueves en Lima (capital de Perú), Correa insistió en que los países miembros de este organismo son vulnerables y dependientes de la economía dolarizada por “decisión propia”, lo que para él, debe cambiar a futuro.

En este sentido, instó a la conformación de una nueva arquitectura financiera, que además de tener una moneda regional, también incluya un sistema de compensación autónomo.

“Podemos tener una moneda regional, incluso un sistema de compensación, ya lo tienen Brasil y Argentina, ¿por qué tener que esperar capitales, de los que que más que golondrinas son buitres, y que han hecho mucho daño a la región y al mundo en desarrollo?”, cuestionó.

Insistió en que el mantener las reservas de todos los países suramericanos en dólares y bancos de Estados Unidos (EE.UU.) “es uno de los más graves problemas de nuestras economías” y que para solucionarlo “América Latina debe potenciar nuestras propias fuerzas”.

“América Latina puede avanzar muchísimo con sus propias fuerzas, tener un sistema de compensación regional y salir del que, además de dependencia, genera transferencia de nuestras riquezas”, aseveró.

Señaló que en esta nueva arquitectura financiera y comercial se debe implementar “un mecanismo de compensación que evite la utilización de dólares”, así como también un fondo de reserva regional, “que nos permita tener muchas más seguridad para crisis financieras y podemos liberar reservas”.

Además, añadió que estos excedentes “podrían ir al Banco del Sur”, dinero con el que después “se podrían generar proyectos de desarrollo que necesitamos”.

Del mismo modo, aplaudió una solicitud realizada por el mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, para que los ministros de Hacienda del organismo, en su próxima reunión, “traten esto como primer punto”.

“Para lograr esto se requiere voluntad (...) la visión de la economía no puede ser sólo coyuntural”, concluyó.

Argentina celebra alineación de países de América Latina

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, resaltó la importancia de que los países de América Latina se alineen para un mismo fin, en contraste al mundo de los países desarrollados, que se derrumba.

“Estamos teniendo una misma visión del rol de la región, una misma visión de los problemas que debemos abordar, y una misma manera de abordar los mismos y proponer soluciones”, expresó.

La presidenta de Argentina subrayó que tal como lo había señalado la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, los países emergentes han hecho un esfuerzo por hasta 10 años para sacar a millones de personas de la pobreza, así como lo que se ha inyectado en temas sociales.

En tal sentido, destacó que “Argentina afecta el 1,2 por ciendo de su PBI para la asignación universal por hijo y llevar a los sectores más necesitados y más vulnerables en el medio de un programa de endeudamiento muy fuerte”.

La Presidenta concluyó que América Latina se ha convertido en mercado para que los países desarrollados coloquen y exporten sus crisis.

teleSUR/ lp -MM

Textos de México: Movimietos Sociales e Indigenismo

Acuerdos de San Andrés


El movimiento indígena y la autonomía en México

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Los pueblos indígenas en México



México Diverso



Tierra, libertad y autonomía



Autonomía y derechos indígenas en México




Neoindigenismo, legalidad e identidad




Movimientos sociales en México




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Colombia: Por candidatura Mockus se dividen los movimientos indígenas


La candidatura de Antanas Mockus a la Alcaldía Mayor de Bogotá, que ya dividió al Partido Verde, provoca ahora otra división, esta vez, entre los grupos indígenas.

Mockus tiene asegurado el respaldo de la Alianza Social Indígena, así, y es casi seguro que su candidatura será inscrita por ellos, como en el pasado. Pero otro grupo indígena, el movimiento Autoridades Indígenas de Colombia, AICO, no quiere a Mockus, anda en coqueteos con Gustavo Petro y es casi seguro que terminarán adhiriendo a su candidatura.


Lo irónico es que la candidatura Mockus surge de una división y la candidatura, de otra.

¡Cómo quieren los colombianos que nuestros partidos se unan! ¡Miren en lo que andan nuestros ancestros indígenas!


(CM&R Noticias)


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Washington: Una mujer transexual ha sido asesinada en las inmediaciones de un centro de acogida LGTB

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Lashai Mclean, una mujer transexual de 23 años, ha sido asesinada a tiros en plena calle en el noreste de Washington durante la madrugada del pasado miércoles 20 de julio.

Según ha informado el diario 'The Washington Times', quien ha enviado a varios reporteros a la zona para conocer mejor el altercado, la muerte de la mujer se habría producido en los alrededores de un centro de acogida para jóvenes lesbianas, gays, transexuales y bisexuales que no disponen de hogar.

La policía ha comenzado una investigación para esclarecer el suceso, evitando pronunciarse hasta el momento respecto a si el crimen está motivado por la transfobia, aunque no han descartado calificar en un futuro cercano el asesinato como un crimen de odio.

El alcalde de la localidad, Vincent C. Gray, ha pedido a los ciudadanos que no comiencen a especular en torno a los motivos que llevaron al asesinato de la mujer, esperando a que sea la policía quien de a conocer si el suceso está vinculado con la transfobia.


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EE UU se asoma al precipicio


SANDRO POZZI 31/07/2011

Estados Unidos se ha disparado en su propio pie con el debate político para elevar el techo de la deuda, en el que el Tea Party, el ala más radical del Partido Republicano, se ha enrocado. Algo que hasta ahora se hacía casi de forma automática, pero que va a causar un daño que costará reparar. El prestigio de EE UU está tan tocado por el circo ideológico en Washington, que en Wall Street se da casi por hecho algo que hace un año era impensable: una rebaja temporal de la nota crediticia a la mayor economía del mundo.

Lo anticipó Barclays Capital y le siguieron el resto. Ampliar el margen que tiene el Gobierno federal para pedir prestado, indican desde IHS Global Insight, no será suficiente para evitar la rebaja de Standard & Poor?s (S&P) y Moody?s. Las dos agencias de calificación dejan claro que de lo que se trata es de si este trámite que se fue de la mano servirá para contener la escalada de la deuda.


Un estudio del Tesoro indicaba recientemente que la deuda nacional bruta superará el tamaño de la economía este año por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, al alcanzar el 102% del PIB. Hace un año se proyectaba en el 96,4% para 2011 y que rebasara el 100% en 2014. La causa de semejante revisión es doble: un crecimiento menor de lo esperado y la extensión de las rebajas fiscales.

Es una imagen que contrasta radicalmente con la de hace una década, cuando avanzaba por el camino del superávit fiscal. ¿Qué pasó para que siga hundiéndose en el agujero? Dos recesiones seguidas, dos recortes de impuestos y dos guerras. Otro estudio de Pew revela que el tío Sam está obligado a pedir más prestado, lo que le lleva a pagar un 11% más en intereses.

El drama se lleva cocinando desde el pasado verano, cuando la Casa Blanca vio que no iba a conseguir que el Congreso le aprobara el presupuesto federal de 2011. Desde el 1 de octubre, Washington lo fue prorrogando con partidas de gasto de emergencia, hasta que llegó un momento en el que hubo que llegar a un pacto para evitar un parón gubernamental, como en 1995 y 1996. Aquellos "cierres del Gobierno" en tiempos del presidente Bill Clinton se debieron a la falta de un presupuesto y no tanto a que no se hubiera aprobado el techo de deuda.

Ahora, la batalla por el presupuesto era el principio de otra más intensa que ha puesto en cuestión la capacidad de EE UU para pedir prestado y poder pagar así a tiempo sus facturas.

Desde la fundación de Estados Unidos hasta 1917, el Congreso tenía que aprobar individualmente cada emisión de deuda pública. Para facilitar la financiación de la participación de Estados Unidos en la I Guerra Mundial, el Congreso cambió este método por el de fijar un límite de emisiones. Desde 1979, este techo se ha fijado habitualmente de forma semiautomática en el momento de aprobar el Presupuesto (a menos que el Congreso se opusiese) o cada vez que ha hecho falta. El techo se ha elevado en 78 ocasiones desde 1960, incluyendo 18 bajo los mandatos de Ronald Reagan; 7, con George W. Bush, y 3, con Barack Obama. El actual presidente se opuso en 2006 a una de las elevaciones del techo de deuda con Bush que se aprobó en el Senado por solo 52 votos a 48.

En 1995, los republicanos, liderados por Newt Gingrich, se opusieron a elevar el techo de deuda y Estados Unidos tuvo que recurrir a tomar fondos prestados de fondos de pensiones públicos para evitar el impago. Pero entonces el déficit era mucho más bajo y Washington no necesitaba tanto como ahora apelar al endeudamiento para financiar su actividad una vez que se aprobase el presupuesto. También era más baja la deuda y hasta Newt Gingrich daba por hecho que no se llegaría a una situación límite que impidiese el pago de la deuda y de los intereses.

Pero la situación esta vez es distinta. El nivel de deuda ronda el 100% del PIB, buena parte del gasto federal se financia con deuda y Washington ha agotado ya prácticamente todas las fuentes alternativas de financiación. El rifirrafe político podría acabar con que la preciada AAA se esfume y, en el peor de los casos, que EE UU no pueda pagar sus deudas a tiempo.

Incluso en esa situación extrema, es diferente a la del parón de las actividades no esenciales del Gobierno federal por falta de presupuesto. Pero, como señalan los expertos, sirve de precedente para anticipar lo que puede pasar. Las agencias públicas pueden seguir operando y manteniendo a los empleados en nómina, con la promesa de que les pagará por su trabajo.

En una escenario de default, estarían en riesgo los más de 80 millones de cheques que salen al mes desde el Tesoro para pagar a veteranos, jubilados y a los que se benefician de la sanidad pública. En ese caso, como en el de parón gubernamental, son la Casa Blanca y el Congreso los que deciden para quién habrá dinero disponible. Pero son aguas nunca navegadas, y en este momento nadie da garantías de pago. La esperanza es que se llegue a un acuerdo de último minuto que evite el peor escenario.

La rebaja, sin embargo, de la calificación podría llegar a un año de las presidenciales. EE UU se descolgaría así del club que integran Alemania, Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Holanda, Noruega, Reino Unido, Singapur, Suecia y Suiza. A no ser que el acuerdo convenza de que habrá una consolidación fiscal a medio plazo. Ni S&P ni Moody?s ni Fitch quieren ver un arreglo a corto plazo de los que acostumbra Washington, donde hay una brecha sobre cómo afrontar el desafío. S&P ha advertido que Estados Unidos necesita un recorte de gastos por 4 billones de dólares, aunque podría mantener la máxima nota con un recorte de gasto de entre 1,5 billones, si va acompañado de un compromiso creíble para acciones futuras.

EE UU tiene la triple A desde 1941. Pero, como decía Christine Lagarde esta semana, aquí no se trata de entrar a valorar la posición adoptada por los demócratas o los republicanos durante la negociación. En términos económicos, la nueva jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI) recuerda que EE UU arrastra un déficit gemelo que hay que solucionar a medio plazo.

Una rebaja en uno o dos peldaños no es la calamidad que se vaticinaba ante un escenario de impago de la deuda. Pero no deja de ser un riesgo en un momento de incertidumbre. EE UU entraría así, en un territorio peligroso. Además, este juego tiene lugar en un momento delicado a escala global, donde no hay una zona del planeta que no escape de problemas.

La pérdida de la máxima nota crediticia no afectará a EE UU como destino de inversión. Pero sí puede hacer que sus principales acreedores se replanten sus carteras en dólares a largo plazo, indica Goldman Sachs. Elevará además los costes de las firmas financieras para pedir prestado, con el consiguiente impacto en la actividad empresarial y el empleo.

Un rebaja afectaría, además, a la valoración de algunos bancos y empresas -que podrían verse forzados a reforzar sus colchones de capital-, de las hipotecarias semipúblicas Fannie Mae y Fredie Mac, y la de los bonos municipales. Y, con toda probabilidad, un mayor debilitamiento del dólar, que ya está sufriendo frente al euro a pesar de la incertidumbre que domina en Europa.

JP Morgan estima el impacto de la pérdida de AAA en 100.000 millones de dólares anuales para el contribuyente. Eso se deduce de un incremento del coste de pedir prestado de hasta 75 puntos básicos, con lo que el dinero público irá a pagar intereses y tendrá que retirarse de otros partidas. El efecto a corto plazo sería menor, de 10 puntos básicos.

Como indican en Bank of America, si EE UU se topa con la situación de que pierde algo de credibilidad entre sus grandes compradores de deuda en el exterior, eso hará más difícil lograr una situación fiscal sostenible a largo plazo. Lo que, indican, creará a la vez un clima negativo para la inversión. Pero como añade IHS, tampoco hay alternativas más atractivas para el inversor.

Hay quien se pregunta, viendo la situación financiera de EE UU, si la rebaja no debería haber llegado mucho antes. Es decir, incluso si se evita la rebaja de una o más agencias, seguirá pesando la amenaza de EE UU abandone el club de las grandes economías y tenga que acabar llamando a la puerta del más poblado grupo que integran países como Japón, Chile, Bélgica o España. -


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Honduras: “Ni Golpe De Estado, Ni Golpe A Las Mujeres”


El 28 de junio de 2009 Honduras fue víctima de un Golpe de Estado cívico militar. La represión a los movimientos sociales como forma de control ha crecido fuertemente en los últimos meses.

Honduras está situado en centroamérica y tiene un poco más de 8 millones de habitantes. En junio de 2009, las clases dominantes del país representadas por la cúpula militar, políticos conservadores de los partidos liberal y nacionalista, los dueños de los principales medios de comunicación, terratenientes y empresarios de la clase alta y olagárquica, aprovechando la coyuntura política del país, forzaron la salida del presidente Manuel Zelaya a través de un Golpe de Estado. Roberto Micheletti Baín fue nombrado presidente interino, y en noviembre se realizaron elecciones nacionales. El 27 de enero de 2010 el presidente electo Porfirio Lobo Sosa tomó posesión del cargo, pero esto no terminó con la crisis en el país y la violencia y la represión han continuado.

Conversamos con Jessica Sánchez, activista de Feministas en Resistencia (FER), sobre cómo está resistiendo el movimiento de mujeres y cuál es la situación actual de sus derechos.

AWID: ¿Qué es el movimiento de resistencia popular?

Jessica Sánchez (J.S.): Es el movimiento social que se gesta frente al Golpe de Estado, conformado por organizaciones de mujeres, sindicales, obreras, campesinas, indígenas, gremiales, movimiento LGBTI entre otras. Surge representando los múltiples reclamos de un pueblo que soportó por décadas golpes militares, violencia, pobreza y exclusión por parte de las clases dominantes del país. Cuando estas deciden dar el Golpe de Estado no se imaginaron la respuesta de todo un pueblo que se lanza a la calle y decide “resistir” día tras día en protestas pacíficas en diferentes ciudades del país.

AWID: ¿Creció la represión como respuesta a la continua resistencia? ¿Qué grupos han sido blanco de la represión?

J.S.: Sí. Ante la desobediencia civil al llamado de las autoridades de facto, autorizaron vía decreto el uso de la fuerza que es ejercida por policías y militares. El uso de la fuerza fue creciendo a medida que más gente se fue sumando a las acciones de resistencia. Entre las medidas utilizadas e incrementadas durante ese período se dieron la detención, diversas formas de tortura (golpes, fracturas, violaciones sexuales), amenazas y persecución de líderes de los movimientos sociales con especial énfasis en líderes jóvenes y mujeres.

Los docentes protestaban por la derogación y falta de cumplimiento del Estatuto del Docente; cuando activistas de este movimiento gremial salieron a las calles a protestar fueron fuertemente reprimidos con bombas de gas tóxico, detenciones y agresiones. El Gobierno ordenó la suspensión de más de 300 maestras/os como medida represiva contra este sector, quienes todavía se encuentran en lucha por ser reincorporados a sus puestos de trabajo.

Otro sector que sigue muy afectado es el movimiento campesino del Aguán, en la zona norte del país. Se han reportado 30 asesinatos en 15 meses debido a la lucha por la defensa de sus tierras confiscadas por los terratenientes locales. Una situación similar la enfrenta la población de la isla de Zacate Grande, quienes han recibido amenazas de desalojos y violencia, además de amenazas de muerte en su lucha por la defensa de su territorio. Por otra parte los comunicadores han sufrido un duro revés ya que se calcula que por lo menos doce periodistashan sido asesinados durante el mandato de Porfirio Lobo. Las organizaciones indígenas y afro-descendientes también han formado parte del escenario de represión violenta y militarización.

Hasta la fecha el Estado no ha reconocido la violación a los derechos humanos ocurridos a partir del Golpe de Estado del 28 de junio del 2009, por lo que la reincorporación reciente de Honduras a la OEA es fuertemente cuestionada por los movimientos sociales en el país, entre ellos el movimiento feminista quienes protestaron ante la reunión que se celebró en El Salvador.

AWID: La violencia contra las mujeres recrudeció con la represión ¿verdad?

J.S.: Existen más de 400 agresiones contra mujeres documentadas por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) y la coalición FER entre los años 2009 y 2010. Estas agresiones citadas en un informe presentado ante la CIDH en el 2009 consisten (2) en torturas, golpes, abusos sexuales, detenciones, amenazas de violación sexual, y persecución a líderes y mujeres integrantes del MRP. La represión contra las mujeres en algunos casos fue llevada a cabo por miembros de la policía nacional y el ejército. La represión en los barrios por medio de “redadas policiales” tuvo como consecuencia el desalojo y abandono de las viviendas por parte de las mujeres que tenían que correr con sus hijos/as para defender sus vidas.

Cabe destacar que la Fiscalía de la Mujer, organismo creado para la defensa de los derechos de las mujeres y dependiente del Ministerio Público, no consignó ninguna de estas violaciones a los derechos humanos de las mujeres en este período.

AWID: ¿Cómo han sido afectados los derechos de las mujeres desde el comienzo del Golpe de Estado?

J.S.: La instituciones creadas para el desarrollo y la administración de justicia para las mujeres (1) se han debilitado. Esto eses alarmante ya que al haber un clima de impunidad los femicidios aumentaron en más de un 60% del año 2008 (252 femicidios) a 407 en el año 2009 de acuerdo a cifras oficiales del Ministerio Público. La tendencia en el año 2010 se mantuvo en más de 350 casos y para inicios de marzo de 2011 se contabilizaban 55 asesinatos considerados como femicidios.

En materia de políticas públicas se tuvo un retroceso importante con la prohibición de la comercialización y uso de las Píldoras de Anticoncepción de Emergencia (PAE) y el estancamiento de la Política de Salud Sexual y Reproductiva. Por otro lado se detiene el proceso de consulta y aprobación del II Plan de Igualdad y Equidad de Género construido luego de un gran proceso de consulta con las mujeres a nivel nacional. Actualmente el II PIEGH fue aprobado por el Gobierno de Porfirio Lobo sin contar con la revisión y aprobación del movimiento feminista y de mujeres con el que fue elaborado.

AWID: ¿Por qué y de qué manera las feministas y otros movimientos sociales siguen haciendo frente al gobierno de facto?

J.S.: Las Feministas estamos resistiendo porque creemos y necesitamos luchar por una democracia real con equidad, con el reconocimiento de nuestros derechos como humanas y constructoras de ciudadanía. Estamos construyendo un movimiento social anti-patriarcal fuera de la lógica neoliberal y militar. Un movimiento de diálogo y cambio donde las mujeres estemos presentes. Además de las FeR hay feministas en los diversos movimientos sociales campesinos, gremiales, indígenas y desde allí queremos reconstruir, refundar una nueva Honduras. Por lo menos esos son nuestros sueños, nuestras aspiraciones.

Resistimos desde el arte. “Contra el Golpe, contra todos los golpes, poesía” fue una actividad con la participación de Francesca Gargallo y Karina Ochoa quienes vinieron cargadas de libros a leer a grupos de mujeres de las maquilas y mujeres campesinas en los meses más cruentos de la represión en el año 2009. En El Salvador se organizó la misma actividad con poetas hondureñas y salvadoreñas como parte de las actividades de resistencia ante la incorporación de Honduras a la OEA.

Estamos resistiendo con actividades de denuncia sobre la ineficiencia del Estado por resolver las flagrantes violaciones a los derechos humanos y los derechos de las mujeres. No creemos como dijo de forma reciente el gobierno de Porfirio Lobo “hay que perdonarnos y arrancar de cero” porque no pueden ubicarse en el mismo nivel la víctima y el victimario, el torturador y su torturada. Exigimos como requisito mínimo el reconocimiento de la violación a los derechos por parte de los cuerpos policiales, militares y los ejecutores responsables del Golpe de Estado.

AWID ¿Cuáles son algunas de las consecuencias de esta resistencia?

J.S.: Una sería en la vida personal y política de cada una de las mujeres que formamos parte de este movimiento de resistencia. Por un lado está la amenaza de posible violencia que varias de nosotras hemos experimentado de manera personal y colectiva, con nuestras familias, con nuestras amigas, con nuestras hijas/os. Por otro lado, está la persecución política que otras compañeras han vivido y que se mantiene hasta la fecha. Por ejemplo una organización de derechos de las mujeres todavía es mantenida bajo vigilancia policial y el exilio de compañeras/os que tuvieron que salir del país por amenazas contra su integridad física y su vida.

Hubo un momento en que vivíamos en la pura emergencia, denunciando, pasando información a los medios, atendiendo situaciones de apoyo con tal intensidad que nos dejaba exhaustas. El impacto sobre la salud física y emocional de muchas compañeras/os es una realidad que nos sobrepasa. Necesitamos de espacios de sanación pero no pueden darse mientras sigamos atendiendo situaciones de emergencia en el tema de los derechos humanos.

Por otra parte, para las organizaciones del movimiento feminista y de mujeres, el tema de la financiación internacional está debilitada tras el proceso del Golpe de Estado. ¿Cómo conciliar las nuestras agendas, que incluyen ahora el tema de militarización y construcción de la democracia, con las agendas de la cooperación internacional?, ¿Cómo articular nuestro trabajo Estado-sociedad civil sin un reconocimiento de las violaciones ocurridas después del Golpe? Estamos trabajando en torno a estas preguntas, recreando nuestro movimiento desde una propuesta de resistencia que incluya las demandas feministas y que ya tiene su lema: “¡Si la mujer no está, la Constituyente no va!”

La resistencia ha desembocado en propuestas afirmativas desde nuestro propio movimiento, como la articulación de diversas organizaciones feministas y feministas independientes en la coalición de FER o en el Foro de Mujeres por la Vida en la zona norte del país. Hay movimientos de feministas jóvenes que han surgido producto de esta resistencia.

Ha sido un proceso duro pero eso nos ha permitido sentir esa solidaridad-sororidad internacional-regional de las compañeras que comparten nuestra lucha desde los diferentes puntos cardinales del planeta. Hemos sentido que no estamos soñando solas, que somos entonces parte de una lucha global, de un gran sueño colectivo que nos permite crecer y continuar.

NOTA:

1- Fiscalía de la Mujer dentro del Ministerio Público. En la Corte Suprema de Justicia: los Juzgados de Violencia Doméstica y los Juzgados de lo Penal. La policía tiene una Unidad de Género y otra de Femicidios.

2- Informe presentado ante la CIDH en el 2009:

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Lucha de clases, fascismo y nacionalismo en la Revolución bolivariana


Por: Amaury González Vilera
Fecha de publicación: 31/07/11


En una entrega publicada a finales de mayo, planteaba lo que parece ser un dilema presente en el proceso bolivariano, el cual ha consistido en un dinámica política orientada a la transformación social que parece oscilar entre la lucha nacional y la lucha de clases, lo cual adquiere matices polémicos en la medida en que se ha definido al Socialismo como la forma organizativa, como el sistema social, al cual debe enrumbarse el proceso de cambio que conocemos como Revolución bolivariana.

En esa oportunidad, destacamos el carácter complejo del debate sobre cómo lograr ese objetivo, sobre cuál debería ser el programa y los principios que debería seguir el sujeto del cambio para lograr la necesaria transformación social. Cómo ejemplo, citamos a un autor que en uno de sus artículos planteaba como uno de los temas objeto de debate, el papel que debe desempeñar la empresa privada en el proceso, surgiendo preguntas como ¿Debe o no desaparecer la empresa privada en el socialismo?, ¿Si no tiene por qué desaparecer, cual debe ser su papel? Y ¿En caso de que tenga que desaparecer, es el Estado el que debería ejercer la hegemonía socioeconómica, o más bien las comunidades organizadas? ¿Sistema mixto con efectiva regulación estatal?

Seguidamente, recordamos que, como es natural, estos debates han surgido y se han dado en otros momentos de la historia, por lo que nos pareció pertinente recordar el debate que se dio en los años 20 del siglo XX, entre Haya de la Torre, fundador del APRA (organización en la que se inspiró Acción Democrática), y José Carlos Mariátegui, aquel que diría que el socialismo en nuestras tierras no debe ser calco no copia sino creación heroica. En este sentido, establecimos una analogía entre las posiciones fijadas en esos años por esas figuras, y las posiciones que vienen expresándose en los debates que se dan hoy en Venezuela, preguntándonos si así como el Partido Socialista fundado por Mariátegui se encontró ubicado por sus principios y programa entre el APRA y la III Internacional, nuestro Psuv se ubicaba entre el Partido Comunista y Acción Democrática o, si más bien el Psuv no se parecía más –o una de sus corrientes principales- al APRA. Es así, como recordamos que en ese debate, Haya de la Torre representó el paradigma de la lucha nacional, así como Mariátegui representó el de la lucha de clases.

Hicimos énfasis en los tiempos históricos y geográficos que nos separaban del contexto en el que se dio ese debate –que como sabemos se fue decantando a favor de Haya de la Torre, más aún luego de la muerte del Amauta en 1930. Esta comparación nos llevó a plantear una serie de desafíos teórico – políticos como vía necesaria para definir cual sería la perspectiva de lucha más acertada en aras de la construcción de socialismo. Esos desafíos, planteados en otros espacios, en otros momentos, son los siguientes:

- Caracterización de la estructura de clases de la sociedad venezolana utilizando los marcos teórico-metodológicos más adecuados a nuestra realidad específica.

- Análisis en profundidad de nuestra estructura económica, de nuestro particular capitalismo rentista, como paso imprescindible en el propósito de construir el socialismo ¿Rentista?

- Investigar sobre las raíces de los desarrollos y tendencias económicas, políticas, culturales, sociales, militares, ecológicas, mundiales, las visibles y las que no lo son tanto, de manera que se puedan definir las alternativas históricas en función de, con las capacidades alcanzadas por la sociedad contemporánea, afirmar la vida humana.

De tal manera, reflexionamos sobre estos desafíos para la filosofía política, la ciencia, la organización y la voluntad, dejando claro que ya se han planteado posibles respuestas sin que éstas hayan sido reconocidas y difundidas como necesitamos, sugiriendo que posiblemente el desafío se supere sistematización mediante, y citando lo dicho por gente que va desde Jesse Chacón y Alí Rodríguez Araque, pasando por Aníbal Quijano, Alberto Flores Galindo y Amilcar Cabral, hasta Ludovico Silva, Dussel y Marcuse.

Hechos que expresan perspectivas de lucha

Dos hechos recientes han destacado la importancia de dar un debate en todos los espacios –dentro y fuera de la academia- en relación a la perspectiva de lucha que ha asumido el proceso bolivariano en su devenir, considerando siempre su carácter democrático y pacífico. Uno de ellos fue la deportación del director de Anncol y la reacción que suscitó en un sector de la izquierda; el otro, las sanciones impuestas a PDVSA por parte de EEUU y la consiguiente respuesta del gobierno y el pueblo venezolanos.

En el caso de la rápida extradición de Pérez Becerra, director de Anncol, hecho sobre el cual el propio presidente Chávez declaró que a aquel le habían tendido una trampa para afectarlo a él directamente, se llegó a decir que revolución no entrega revolucionarios. Desde la perspectiva de la lucha de clases, desde la solidaridad internacional o internacionalismo revolucionario, este hecho resultó contradictorio y preocupante. No olvidemos que si un proceso de transformación social es estructural y por tanto, si es una revolución, sería una ilusión pensar que ésta se puede realizar en un solo país. Pero, si la actual etapa del proceso corresponde a la creación de las condiciones mínimas necesarias orientadas a propiciar las rupturas con el statu quo, el papel y las decisiones de Estado en relación con otros Estados cobran mayor centralidad. Priva el realismo político. Más aún cuando las condiciones materiales, jurídicas, políticas y culturales para que haya revolución, por razones históricas, se vienen creando desde arriba, desde el propio Estado.

Si el Estado no hace la revolución por elementales razones estructurales, sí puede de otro lado garantizar las premisas sociales necesarias para trascender sus propios límites. Puede promover procesos de democratización, impulsar la producción, la construcción, el deporte, garantizar la salud y la educación, pero no transformar las relaciones de producción o instaurar una nueva visión de mundo. Para esto último, no se podría prescindir de instituciones educativas renovadas jurídico, político, cultural y prácticamente -una labor titánica que no se lograría sólo con la aprobación de una nueva Ley- ni tampoco de una renovación en el seno de la familia tradicional. Ya lo veremos. Ahora, los riesgos de este proceso se han comentado en los últimos años: que el impulso revolucionario sea reciclado y esterilizado por la estructura estatal heredada; que el bienestar alcanzado por grandes sectores de la población tradicionalmente excluida, reconcilie a ésta con el sistema, desdibujando así la posibilidad de la transformación radical; que ese mundo que muere pero que no termina de morir, se reconfigure alentado y propiciado por nuestros propios errores, pero también por las estrategias de desgaste que ha implementado el imperialismo desde el mismo comienzo del proceso en articulación con la oligarquía local.

Por otra parte, las sanciones a PDVSA y la consiguiente movilización patriótica de los trabajadores petroleros y del pueblo en general, constituye el otro hecho de importancia, que está relacionado con la perspectiva de lucha del proyecto bolivariano, recordando el debate que dejamos en entrega anterior sobre si aquí en Venezuela la lucha es –y más si se supone que vamos hacia el socialismo- de carácter nacional antiimperialista o, de perfil clasista, lo cual no excluye la perspectiva antiimperialista. Estas alternativas las planteamos como dilemas aunque dejando abierta la posibilidad de la falsedad de ese dilema. Porque, efectivamente, quien consideró tales sanciones –que atentan contra la decisión política soberana de nuestro país de comerciar con quien le dé la gana- como una ofensa contra la nación, como un ataque a Venezuela por medio de su principal industria, puede ser definido como un (a) patriota, un hombre o mujer con sentido de pertenencia a un particular terruño que alberga una determinada población que tiene su historia y sus mitos, una religión y una idiosincrasia y que no ha perdido la capacidad de indignarse ante las acciones de la “planta insolente del extranjero”. Sin embargo, este hombre y esta mujer, que bien puede ser un banquero, el camionetero de Pinto Salinas, una Madre del Barrio o una estudiante de odontología, en su indignación como venezolanos no son necesariamente chavistas ni mucho menos revolucionarios; incluso puede que sean hasta de oposición; incluso de la oposición no escuálida.

Ahora bien, tanto en el caso de la deportación de Pérez Becerra como en el caso de las relaciones comerciales de Venezuela con Irán –causa esgrimida por los EEUU para imponer las unilaterales sanciones- se trata de decisiones relacionadas con la política exterior soberana que viene desarrollando nuestro país, política orientada hacia la asunción de la multipolaridad mundial, y con los peculiares rasgos que han adquirido las relaciones colombo-venezolanas, en el interés de que nadie las descarrile. Entre las declaraciones que se hicieron luego de las movilizaciones en repudio a las sanciones imperiales, estuvo la de que el pueblo venezolano en su mayoría, y más allá de las posiciones políticas, se había plantado frente a la agresión a PDVSA, unos con más fervor nacionalista que otros, algunos calladamente desde la telepantalla de su hogar, otros desde la esquina del barrio fumando un cigarrillo con el compadre, otros desde la conversación de pasillo con el colega con quien me topé, en una afirmación que sugiere la postura y la idea del bloque o la clase nacional, más allá del estrato socioeconómico o de su pertenencia a alguna clase social -en el esquema clásico de burguesía y proletariado-, como la perspectiva más importante de la lucha en el actual contexto del proceso de cambio.

Esta perspectiva se ha expresado en una lucha política contra el Dpto. de Estado desde los mismos inicios del gobierno bolivariano, un forcejeo constante frente a la tradicional insolencia de las pretensiones mayestáticas de un gran hermano enfermizo y desesperado, en su persistente oligofrenia por el néctar petrolero. Y es aquí donde ha tenido predominio el discurso antiimperialista. Pero, tampoco es mentira que en Venezuela, como en todos los países de la región y del mundo, hay situaciones de injusticia social producidas por el capitalismo secular y, en el caso de nosotros, por un particular capitalismo rentista que ha dado lugar a una sociedad donde los ingentes ingresos por concepto de renta petrolera, nos trajo una pasmosa alienación, un desaforado consumismo y una cultura rentista que, como afirma Rodolfo Quintero, nos impuso desde formas de comer y vestirnos, hasta los deportes y la forma de transportarnos.

De tal manera, surge aquí la problemática de la caracterización de los diversos grupos sociales, en un contexto donde la lucha nacional parece predominar sobre la lucha de clases, y donde por tanto el antiimperialismo de la Nación-Clase se impone al internacionalismo proletario. A propósito de esto, no queremos sugerir una postura posmoderna diluyente de las contradicciones sociales. Estamos muy lejos de eso. Lo que si afirmamos es que esas contradicciones sociales no se dan entre una clase llamada burguesía y otra clase llamada proletariado, aunque de hecho en Venezuela haya burguesía y asalariados. No se si me explico. Lo ilustro con estos fragmentos de la obra Teoría del Socialismo, de Ludovico Silva:

“los revolucionarios de nuestro continente muy a manudo se han dejado deslumbrar por la oposición dialéctica clásica entre proletariado y burguesía”.

Pero el autor no se queda en esta observación. Conciente de estar reflexionando sobre un aspecto neurálgico para todo proceso revolucionario –el del sujeto de la revolución- , Ludovico recuerda la sangre que ha constado comprender que la oposición clásica proletariado-burguesía:

“se matiza gravemente en nuestros países no sólo por la existencia de diversos tipos de burguesía y proletariado, sino por la presencia activa de estratos sociales que no encajan dentro del esquema clásico”.

Lo decíamos en el escrito anterior, y si esto era cierto y empíricamente comprobable hace treinta años, hoy merecería un estudio detenido, minucioso, creativo, axiológica, metodológica y filosóficamente diferente, de manera que una caracterización adecuada de nuestros grupos sociales nos permita un diagnóstico que vaya más allá de la simplificación que significa decir que, como aquí hay 10 millones de asalariados, es entonces evidente que ahí está el sujeto revolucionario. Este es tema que merece su propio espacio, pero desde ahora podemos decir que no se pueden meter en el mismo saco social a un diputado de la Asamblea Nacional y a la Sra. que limpia en el Ministerio de Asuntos Coyunturales partiendo de que ambos son asalariados, como no se pueden igualar, en nuestras sociedades heterogéneas pero de difusión homogénea de mensajes por medio de las empresas de información, las aspiraciones y los deseos, el carácter y la ideología –entendida como falsa conciencia-, presentes en los diversos grupos o clases sociales que hacen vida en nuestra sociedad, como cualidades que tienen el poder de identificar dos grupos sociales económicamente diferenciados.

Recordemos que ante la pregunta sobre cual es la perspectiva de lucha dominante en el proceso bolivariano, planteamos que la respuesta vendría dada con la victoria sobre los desafíos teóricos ya mencionados. Y si lo que deja Ludovico en el fragmento citado no es un desafío no sé que es. Porque lo que parece cierto es que no son versos del poema “El sexo de los ángeles”, aunque la caracterización de la estructura de clases de nuestra sociedad pueda originar sin mucho esfuerzo una discusión bizantina.

Cuando hablamos de tomar en cuenta las aspiraciones, carácter, deseos e ideología, presentes en los diversos grupos sociales, queremos destacar tres ideas-fuerza que bien pueden servir de base a nuestras reflexiones:

- Relación circular entre el proceso material y el proceso intelectual, jurídico-político. La estructura económica tiene como expresión una superestructura ideológica con capacidad de incidir a su vez en el proceso económico. La consideración del carácter rentista de nuestra economía adquiere aquí tanta importancia como el hecho de que nuestra superestructura constituye una expresión del rentismo petrolero, lo cual sugiere desde ya los efectos culturales así originados.

- La estructura económica no siempre coincide con la estructura ideológica o, dicho de otra manera, la existencia social no siempre produce –mucho menos determina- una particular forma de conciencia. Conviene aquí considerar igualmente el carácter rentista de la economía, ya que quien capta la renta petrolera a través de un cargo público bien remunerado y sin que su trabajo implique mayor esfuerzo, puede responder a una estructura caracterológica identificable con la de un burgués o pequeño burgués promedio. Recordemos que si bien en nuestras sociedades persisten –más o menos veladas, en momentos explícitas y en otros implícitas- diversas formas de opresión y dominio, el éxito del capitalismo en gran medida ha consistido en hacer pensar a los de abajo como los de arriba; en haber logrado que los de abajo vivan “mirando a lo alto”.

- Una estructuración de clases en Venezuela debe incorporar los factores ideológico-subjetivos que pueden incidir en los procesos políticos. Si el lugar que ocupa el individuo en la estructura económica, hoy por hoy no es un determinante en la conformación de su visión del mundo, no lo es porque no sea un condicionante de gran influencia en esa dirección, sino porque no es el único condicionante en la conformación de la manera de ver y entender el mundo. Al lugar en la economía hay que acoplar el lugar ideológico, la subjetividad, el carácter, la conciencia, la voluntad, la cultura, la época, los casos particulares, el azar y los factores irracionales, en el propósito de dilucidar las efectivas distinciones que se pueden hacer entre dos personas que, eventualmente, tienen techo, ropa, comida y bebida, en cantidad y calidad suficientes -por supuesto con lugar para diversos matices-, pero con estructuras ideológicas diametralmente opuestas, así como el caso contrario de dos personas que, diferenciándose sustancialmente –escandalosamente- en sus posibilidades de acceso a los bienes básicos necesarios para el buen vivir –no para la buena vida-, coinciden sin embargo en su estructura caracterológica, en sus valores y sistemas de creencias respectivos.

Antiimperialismo, lucha nacional y el fantasma del fascismo

Escribiendo esto recuerdo un artículo publicado en Aporrea hace un tiempo, en el que su autor sugería señales de fascismo en Luis Britto García en virtud de sus conocidas posturas nacionalistas. También, la entrega anterior la cerramos con esta pregunta: ¿Es el nacionalismo esencialmente fascista?

En primer lugar, conviene afirmar que el nacionalismo no es fascista en sí mismo. Una cosa es la lucha por la soberanía y la autodeterminación, la lucha y la defensa de lo nuestro, por la vida del Ser nacional, y otra bastante diferente, la lucha por la expansión y la imposición de una nación sobre otras, que previamente han sido definidas como inferiores, enfermizas, débiles, peligrosas para la propia nación, ignorantes, terroristas, y hasta no-humanas en la definición nazi de los judíos previa a la “solución final”. La contraparte de esta desvalorización del Otro es el etnocentrismo y el despliegue fanático de sentimientos de superioridad con el añadido de elementos místico-religiosos. El nacionalismo fascista considera la propia nación como la mejor, la superior, el pueblo elegido para dominar sobre las razas inferiores porque, el factor raza aquí desempeña un papel central. De tal manera, el nacionalismo fascista es racista, alucinado, histérico, revanchista, y nada de eso tiene que ver con lo que podemos definir como nacionalismo revolucionario. En otras palabras, el nacionalismo, como doctrina, como movimiento político y recurriendo a nuestro tradicional espectro, puede ser de izquierda, cuando el nacionalismo es revolucionario, como puede ser de derecha –de extrema derecha- como en el caso del nacionalsocialismo hitleriano. Este último es el fascista.

En una distinción centro-periferia, norte-sur, sería torpe, absurdo, simplificador, pensar que el nacionalismo alemán o francés del siglo XX, lo que es decir, el nacionalismo de países metropolitanos del sistema mundo moderno/colonial, pueda equipararse con el nacionalismo revolucionario que ha caracterizado al proceso bolivariano, desde un país que lo que quiere es dejar de ser dependiente y subalterno, lo que es decir recuperar su soberanía y alcanzar la verdadera autodeterminación, objetivos por demás logrados en gran medida. Ahora, eso no quiere decir que la idea de la presencia del fascismo en nuestro nacionalismo dignificador sea una idea del todo hueca y descabellada.

Como otras palabras que han formado parte del discurso político de los últimos años (muchas veces bien usado, sobre todo después de los sucesos de abril de 2002 y de diciembre de 2002 y enero de 2003), el fascismo, como signo, como vocablo, forma parte de ese conjunto de palabras de las que se ha hecho un uso reiterado sin que se haya reparado muchas veces en sus orígenes y rasgos no sólo históricos, geográficos, económicos y sociales, sino también y sobre todo en los psicológicos y emocionales. Como suelen ser los temas relacionados con el comportamiento humano, el fascismo, debido las profundas marcas y secuelas que dejó como fenómeno político en la Europa de los años treinta y cuarenta del siglo XX, por lo general no se considera como una tragedia humana siempre latente y muchas veces presente –en mayor o menor medida, escandalosa o silenciosamente- en toda sociedad capitalista, y por tanto socialmente estratificada, jerárquica, desigual, y tanto más opresora, represora y autoritaria cuanto más instaurado está el capitalismo en cuestión.

Una explicación contemporánea y literaria del fascismo la ofreció Vargas Llosa en un artículo publicado en el diario El Nacional, hace ya varios años, donde este establecía una distinción entre el fascismo de los años 30, cuyos rasgos característicos según el escritor fueron la voracidad territorial y el militarismo, y lo que llamó el fascismo de nuestra época, caracterizado por explícitas prácticas de odio y el desprecio por la condición humana. Recordemos que el fascismo, como fenómeno político –pero también como problema de psicología de masas, como veremos- tuvo lugar en una condiciones histórico-concretas muy particulares: las de la Europa de la posguerra, en pleno auge de la Revolución Rusa, años en los que sobrevendría la peor de las crisis capitalistas hasta ese momento (el crack de 1929), y que tuvieron como expresión en el campo de la filosofía, del arte y de las ideas en general, el nihilismo, el decadentismo, un auge del misticismo y un clima general de pesimismo fatalista.

Fueron los años donde se publicaron obras como La decadencia de occidente, de O. Spengler, y donde surgieron teorías estéticas como aquella de la “deshumanización del arte” de Ortega y Gasset. La atmósfera era asfixiantemente pesimista y ya desde 1920, autores como John Maynard Keynes, consideraban un error catastrófico lo sucedido en Versalles, ya que estos hechos producirían en Alemania una hiperinflación y darían lugar, inevitablemente, al militarismo nacionalista. Esta hiperinflación no podía traer al pueblo alemán sino depauperación y el empobrecimiento de su clase media, exaltando así los sentimientos de honor y orgullo nacional. Alemania había sido humillada y el tiempo le daría la razón al economista inglés. Pero más allá –o más acá- de estas razones político-económicas del surgimiento del Nacionalsocialismo, están aquellas que explican el por qué, en un contexto revolucionario o, donde las condiciones de empobrecimiento de la clase media y de la clase trabajadora alemana en general, en teoría estaban creando las condiciones para una transformación revolucionaria de la sociedad, esa clase media y lo que resultaba más llamativo aún, parte importante de la clase obrera, opto por la opción reaccionaria; la mayoría de los alemanes votaría por Hitler.

Dos trabajos resultan suficientemente esclarecedores sobre el tema del fascismo. Uno de ellos es La psicología de masas del fascismo, de Wilhelm Reich; el otro es La escena contemporánea y otros escritos, de José Carlos Mariátegui. Como pensadores que vivieron el auge del fascismo y que por tanto lo vieron y analizaron de cerca, nos apoyaremos en sus reflexiones para plasmar en pocas palabras lo que significa el fascismo, y del riesgo que efectivamente existe de que pueda surgir en cualquier país capitalista del mundo, dadas ciertas condiciones. Reich, desde las primeras páginas de la obra citada, explica cómo la izquierda en Alemania se vio imposibilitada, en gran medida por el mecanicismo, el positivismo y el economicismo vulgar dominantes en ese particular marxismo, de dar cuenta del fenómeno fascista. Mucho más adelante, luego de explicar los dos aspectos antagónicos del fascismo, y que explican sus contradicciones así como su convergencia en el nacionalsocialismo “en una sola forma”, Reich afirma que:

“La historia del fascismo italiano hubiera permitido comprender el fascismo alemán y su ambigüedad toda vez que el italiano reunía en su seno las dos funciones netamente antagónicas de las que acabamos de hablar”.

Estos dos aspectos antagónicos, que siempre hay que considerar para cualquier análisis que pretenda comprender el fenómeno del fascismo como “miedo a la libertad”, son los siguientes:

- Los intereses subjetivos de la base de masas de un movimiento reaccionario como lo es el fascismo: Desde esta perspectiva, el fascismo fue desde sus inicios un movimiento de las clases medias, y Hitler nunca hubiera podido ganar para su causa a este grupo sin prometerles la lucha contra el gran capital, los grandes almacenes, los truts. Como afirma Reich, los dirigentes del nacionalsocialismo, presionados por las clases medias, tuvieron que tomar medidas efectivamente anticapitalistas, medidas que posteriormente tuvieron que revocar obligadamente por una presión mayor: la del gran capital.

- La función reaccionaria objetiva del movimiento: opuesto tanto al liberalismo como al comunismo, objetivamente el fascismo propugnó la vuelta al pasado. De tener que plantear las palabras clave de este movimiento, a todas luces estas serían: tradición, nación, raza, familia, religión y autoridad… Pero si intentamos dilucidar los dos ingredientes explosivos que dieron lugar al fenómeno, tendríamos que citar, de un lado, el empobrecimiento de la clase media, y de otro, la moral sexual represiva presente en la familia media pequeña burguesa. De tal manera, se hace necesario distinguir entre la función reaccionaria objetiva del movimiento y los intereses subjetivos de su base de masas.

Reich, afirma que la historia del fascismo italiano es lo suficientemente ilustrativa como para permitir comprender al fascismo alemán. Y es el Amauta Mariátegui, en el primer capítulo de su obra citada, llamado “Biología del fascismo”, quien nos señala los rasgos fundamentales del fenómeno, considerando su raíz italiana. “Mussolini y el fascismo”, es el nombre del primer subcapítulo donde desliza de entrada un dato sobre el carácter del animador, líder y duce del fascismo. Procedente, como se sabe, del socialismo, Mussolini tuvo siempre una posición “extremista e incandescente. Tuvo un rol consonante con su temperamento. Porque Mussolini es, orgánica y espiritualmente, un extremista. Su puesto está en la extrema izquierda o en la extrema derecha.” Mariátegui destaca en todo momento los rasgos de carácter del duce, y como veremos, son precisamente estos rasgos, en coincidencia fatal con la estructura caracterológica de las masas, las que explicarían el fenómeno en significativa medida.

Llegado el año 1914, cuando resonaron los tambores de la gran guerra, los socialistas –el partido de Mussolini- exigieron la neutralidad de Italia. Pero el inquieto, frenético y beligerante duce, defendió la intervención de Italia en la guerra, dándole a su punto de vista una perspectiva revolucionaria, afirmando que la conflagración precipitaría la revolución europea. Pero, dice el Amauta “…en realidad, en su intervencionismo latía su psicología guerrera que no podía avenirse con una actitud tolstoyana y pasiva de neutralidad.” Otra vez Mariátegui alude una cualidad de carácter de Mussolini. El hecho es que Italia participaría en la guerra junto a una Entente (alianza Inglaterra, Francia y Rusia contra Alemania) que, luego de su triunfo, no retribuyó de la mejor manera la participación de Italia, para quien la guerra terminó siendo un mal negocio. Esto produjo descontento, desencanto, resentimiento.

Italia pudo sentirse ofendida y humillada. A pesar de que el clima era ciertamente revolucionario –dice Mariátegui que Mussolini fue derrotado en las parlamentarias por los socialistas, quienes ganaron 155 escaños-, los extendidos sentimientos de depresión y decepción estaban creando las condiciones para una “violenta reacción nacionalista”. Mariátegui afirma que esta fue la raíz del fascismo en Italia. En el siguiente fragmento, el Amauta intenta una caracterización de la clase media, protagonista, como hemos visto, en este fenómeno:

“La clase media es peculiarmente accesible a los más exaltados mitos patrióticos. Y la clase media italiana, además, se sentía distante y adversaria de la clase proletaria socialista. No le perdonaba su neutralismo No le perdonaba los altos salarios, los subsidios del Estado, las leyes sociales que durante la guerra y después de ella había conseguido del miedo a la revolución. La clase media se dolía y sufría de que el proletariado neutralista y hasta derrotista, resultase usufructuario de una guerra que no había querido. Y cuyos resultados desvalorizaba, empequeñecía y desdeñaba. Estos malos humores de la clase media encontraron un hogar en el fascismo”. (Cursivas nuestras).

Claras las palabras del Amauta que coinciden con las de Reich. Respecto a la distancia y los recelos que la clase media sentía por la clase obrera, el autor alemán, preguntándose qué factor había logrado la unificación de todos los sectores medios en un solo movimiento, desde la perspectiva de la psicología de las masas, afirma que la respuesta la encontramos en la posición social de los funcionarios del Estado y de los pequeños y medios empleados:

“el empleado y el funcionario medio se encuentran en una situación económica menos favorable que el obrero industrial medio; la inferioridad económica de los primeros, queda parcialmente compensada en los funcionarios del Estado por algunas esperanzas mínimas de promoción y por la perspectiva de una cierta seguridad económica hasta el fin de su vida. La dependencia característica de esta capa social con respecto a las autoridades aboca a una actitud de competencia frente a sus colegas, incompatible con la formación de un auténtico sentimiento de solidaridad”. (Cursivas nuestras).

Este dato, verificable empíricamente, conviene tomarlo en cuenta en los procesos de organización laboral porque, definitivamente, un obrero industrial o fabril no es un trabajador de ministerio, instituto o fundación. De esto se desprende una realidad: una cosa sería un Consejo de Trabajadores; otra un Consejo de Fábrica. Se les podrá llamar a todos con un solo nombre para efectos prácticos, pero siempre que se consideren las sutiles diferencias.

Todo lo dicho hasta aquí, no tiene otro propósito que destacar que de las dos perspectivas de lucha mencionadas, esta primando la lucha de la nación-clase por encima de la lucha de clases. Esto no significa, sin embargo, que la emancipación lograda por el pueblo venezolano y la efectiva inclusión de la mayoría otrora excluida de todo beneficio y garantía social, haya acabado de una vez con las contradicciones sociales, las jerarquías y las diversas formas de discriminación. Sólo en una sociedad donde se ha logrado instaurar una organización donde se ha hecho valor, sistema y convención esperar de cada quien según su capacidad y dar a cada cual según su necesidad -o, en un momento anterior, dar a cada cual según su trabajo- podría esperarse una superación de las diversas formas de discriminación y de desprecio que florecen en la sociedad capitalista.

Tan involucrados como estamos en el Sistema Mundo Moderno/Colonial Capitalista/Patriarcal, como primera reserva petrolera mundial, no resulta fácil, para no decir que hoy día es imposible, sustraernos a las influencias y tendencias que ejercen poder en dicho sistema. Es decir, ante la posibilidad de salirnos del juego para inventar nosotros un juego propio regulado por reglas propias, un objetivo que logró Paraguay y que le costó la guerra de la Triple Alianza, la tendencia modernizadora parece señalar el camino del desarrollo como industrialización y crecimiento, lo que significa un posicionamiento en el sistema de acuerdo a las reglas de siempre; lo que es decir jugar bien su juego, jugarlo sensatamente y a pesar de las locuras metropolitanas. Un Estado fuerte, una fuerza política patriótica, nacionalista, de izquierda, una significativa y permanente inversión social como distribución del ingente ingreso petrolero con criterios de equidad y justicia, la recuperación del campo, la diversificación de la economía a través del impulso a la industrialización, grandes planes de urbanización y de unión física de la nación, una participación popular por encima de la media de cualquier país con democracia política, y sus correlatos en los procesos de profesionalización-tecnificación con la correspondiente adopción de los valores culturales y mitos de la modernidad, parece ser la tendencia que, como una ola imparable avanza sobre nuestra realidad social concreta.

Ya tenemos presencia en la fórmula 1 y una selección de fútbol de categoría y con el poder de unificar a la nación y a sus clases o grupos sociales bajo la poderosa embriaguez del color Vinotinto, una pasión de multitudes con la virtud de la cohesión social y con el poder de consolidar lo que sería un nuevo bloque histórico. Estamos encaminados a ser una potencia.

Así las cosas, considerando el derrotero por el que vamos, un Estado de bienestar –lo que actualmente se desmonta en Europa- sería el sistema actualmente en construcción. Un Estado que ciertamente tendría rasgos socialistas como siempre lo ha tenido un Estado como el nuestro dueño del ingreso petrolero, pero que en sí mismo y como organización necesaria y difícilmente prescindible de cara a nuestras relaciones con el contexto regional y global, se erige también en un obstáculo nada desdeñable en la construcción de un socialismo libertario en lo real, en lo concreto.


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(Tomado de Aporrea.org. com)

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