La autora, Profesora de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social en la Universidad de Castilla La Mancha, reflexiona acerca del papel de lo femenino y lo feminista en el movimiento 15M.
Empezaré por el principio. Por la sorpresa que tanta gente sentimos el 15 de mayo de 2011 cuando al asistir a la manifestación vimos que éramos joven multitud, que tenía otro aire, otras formas… Algo que, en ese momento, yo no supe muy bien descifrar, pero que me hizo volver a casa con una profunda emoción. Y, luego, el Movimiento 15M, que mucha gente estamos viviendo con gran ilusión, con más o menos entrega, con más o menos entendimiento, pero igualmente sabiendo que algo radical está sucediendo.
En los primeros días de la Acampada en Madrid, ocurrió un hecho bien desagradable para muchas mujeres. Unas feministas colgaron un cartel que decía: “Esta revolución será feminista o no será”. Acto seguido, un hombre se golpeó el pecho –haciendo honor, supongo, a su genealogía pre-homínida- y arrancó dicha pancarta y también algunos aplausos de alguna gente que andaba por allí.
Como siempre, la contradicción puede ser posibilidad de hacer política, esa política que nos ayuda a evitar la violencia para intentar vivir mejor y, en lo sucesivo, se ha hecho un intento importantísimo por parte de la Comisión de Feminismos de Sol por poner palabra y dar luz a las complicadas relaciones entre los sexos y de cada sexo consigo mismo en el presente. Y, por supuesto, explicar por qué esta revolución “sería feminista o no lo sería”.
Escribo estas líneas para decir que esta revolución está siendo femenina. Es necesario para que el común de los mortales se dé cuenta de que algunas cosas no suceden de forma “improvisada” ni nacen exclusivamente de la “indignación”, que es una lectura que está siendo bastante corriente respecto al 15-M. La rabia sí es una fuente de energía, pero no es un instrumento automáticamente político.
Es más, el enfado sin canales de expresión constructivos, acarrea más violencia y la profundización de los conflictos. Poco de todo eso tiene que ver con lo que está ocurriendo en Madrid y en cientros de ciudades más del Estado español y del mundo.
Por eso, ¿qué tiene de femenino el 15M?
Este Movimiento, que hace un quiebro al poder porque ya no se podrá contar la historia de la crisis del patriarcado capitalista del siglo XXI sin tenerlo en cuenta, se está caracterizando por aspectos ligados a la política de las mujeres. Destacaría que el 15M ha puesto en el centro de su hacer y de la mirada del mundo la política, a través de formas de estar en el mundo típicamente femeninas:
1.- El Movimiento 15M es pacífico. No entiende la violencia como manera de solución de conflictos ni hacia fuera del Movimiento ni hacia dentro.
2.- Esa paz se sostiene básicamente en el papel estelar de la palabra, del diálogo, del intento de encontrar nuevas ideas que nombren la realidad y nuestros deseos de transformarla, situándonos en una nueva dimensión más allá de la oposición de argumentos o el dualismo ideológico y cultural propio del poder (bueno o malo; privado o público; conmigo o contra mí; resistir o pelear; luchar o crear).
3.- La palabra se asienta en los cuerpos de hombre y de mujer que allí estamos, es decir, lo colectivo se construye a base de dar su sitio a la voz de cada quien. Es importante el esfuerzo sincero que se está haciendo en Madrid por utilizar un lenguaje “inclusivo”, sabiendo el abismo acechante de lo políticamente correcto o de patrones igualitarios que puedan anular la transformación singular del hombre o la mujer que habla.
4.- La paz, la palabra y los cuerpos se intentan mover en el terreno del cuidado. Es decir, hay posibilidad de expresión libre y de construcción colectiva no violenta si se cuidan los cuerpos y las palabras, si el espacio está limpio y ordenado, si existe una apertura cuidadosa a lo que está ocurriendo o está por venir.
5.- La acampada es una invención política –que ya utilizaron los trabajadores de SINTEL en 2001- que emula la construcción de una casa grande, un lugar donde vivir en el mismo epicentro del invivible sistema. Un casa grande y democrática en medio de la plaza pública, que se intenta convertir en las últimas décadas en solo “mercado”.
6.- La importancia del momento presente para hacer futuro. El ir haciendo con tiento y sin prepotencia porque el futuro se teje a cada momento y las ideas se construyen desde la experiencia. Como decía un hermoso cartel que sostenía una mujer: “Hoy es toda la vida”.
La confirmación de la herencia femenina de la que hablo en manos de esta juventud –con futuro- está escrita en una pancarta grande colgada en una de las bocas del metro de Sol, como intentando salir de la oscuridad de lo subterráneo: “Gracias mamá, esto es todo lo que me habías enseñado”. Creo que muchos y muchas de estos jóvenes no reconocen esa herencia femenina porque no lo saben, porque la han recibido inoculada de sus madres –reales o simbólicas- y la viven con la naturalidad del don materno recibido, que casi nunca pide algo a cambio.
En plena caída del patriarcado, éste se empeña con fiereza en ocultar la política de las mujeres que lo ha hecho caer. La libertad femenina hecha masa -ocultada por los medios de comunicación y los instrumentos tan poderosos del poder a través de la exclusiva victimización de las mujeres-, sin embargo ha traspasado a la juventud por vía sanguínea que otro mundo es ya posible. A ellas, que ya es tiempo de ocupar el mundo entero y perseguir sus deseos; a ellos, que pueden ser hombres al margen del mandato patriarcal. Y eso está pasando en torno al 15M.
Estamos viendo mujeres muy jóvenes dirigiendo o participando en asambleas con un señorío, una eficacia política y un espíritu democrático inconmensurable; en Barcelona, una mujer valiente parando en seco y a sus pies una camioneta de la policía antidisturbios que iba a arremeter contra quienes acampaban; en Madrid, una madre y su hijo pequeño repartiendo flores a la policía; me he visto siendo mujer feliz y sintiéndome parte de la humanidad.
Estamos viendo hombres que miran, ven y escuchan a las mujeres; hombres que reculan y se callan; hombres violentos que son censurados; hombres que cuidan y se cuidan de beber; hombres que honran a sus madres aún sin saberlo. Vemos madres de todo pelo, orgullosas como nunca de sus criaturas o de las criaturas de otras.
Sin embargo, me parece que es imprescindible darle visibilidad para que perdure, para que podamos hacer política con origen cierto. Reconocer la política de las mujeres y, por tanto, el lugar de la mujer como fuente de vida y palabra –de política-, es romper definitivamente con la re-producción del orden patriarcal y capitalista. Es el lugar desde donde expresar el cuidado por la singularidad sostenible de cada ser vivo que habita el mundo, es la esencia de una voz autónoma de las mujeres, es el camino para una voz autónoma de los hombres. Autónomas del poder, pero dependientes de las relaciones, porque ya sabemos de la necesidad y de la potencia de las relaciones.
Esta Revolución también es heredera de Mayo del 68, continuando con parte de lo que allí quedó en suspenso. Muchas mujeres entonces tuvieron que desmarcarse del movimiento o fueron asimiladas por sus compañeros varones. Y, realmente, la imaginación no llegó ni al poder ni a otros muchos sitios precisamente por eso. Hoy, las mujeres –con mucho esfuerzo, sí- estamos ya en otro lugar y hemos conseguido hacer patrimonio común de que “lo personal es político”, de que no vale la violencia por muy en defensa colectiva que sea, que la casa común y el cuidado están en el centro de la política.
Nos queda a nosotras y a vosotros relacionarnos amorosamente, re-construir lo colectivo, tejer más palabras libres, luchar contra nuestra propia violencia heredada, y hacer visible y nombrable la Política.
PD: Para mí, lo femenino acoge al movimiento feminista –del que formo parte-, sin el cual lo femenino nunca hubiera sido libre.