miércoles, 29 de junio de 2011

"Quedarse en el closét, tambien es un derecho"


El domingo los activistas de la diversidad sexual se tomaron las calles de las ciudades más importantes de Colombia. Nikita Vargas, coordinadora de comunidades LGBT y uno de sus protagonistas explica por qué.

¿Por qué tomarse las calles?

Es nuestro acto de visibilización y sensibilización con el resto de la comunidad. Este año nos reunimos para valorar y reivindicar las diferentes formas de configuración de familia bajo el lema: “Somos familia de mil colores”.

¿Qué buscan frente a este tema?

Las familias homoparentales ya existen en Colombia y lo que queremos es que sean reconocidas jurídicamente.

¿Qué les responde a quienes dicen que a un niño le haría daño crecer con dos papás o dos mamás?

Que aún siguen siendo demasiado moralistas frente a la concepción de familia, porque las familias monoparentales son las más comunes. Venimos de una generación —de la que yo también formo parte—, en la que nos criaron las mamás porque siempre hubo padres ausentes. Aquí se siguen recostando en utopías moralistas, más que en la realidad, y se sueña con las familias que ya no son.

Este fin de semana fue aprobado el matrimonio gay en Nueva York, ¿porqué Colombia no ha dado ese paso?

Lastimosamente tenemos personajes públicos que todavía siguen avalando decisiones legales, pero con la Biblia en la mano; además, este es un país muy conservador y de derecha, pero más allá de las inclinaciones políticas no somos un país que piense en sus habitantes como sujetos de derechos, y frente a este tema necesitamos una mentalidad más progresista para que se avalen asuntos como el matrimonio y la adopción.

¿Cómo describiría este momento en la lucha por la defensa de sus derechos?

Es histórico. Por eso estamos viviendo acciones y reacciones fuertes. Este año será crucial frente a la incidencia que podemos hacer en el TCM5 (Catálogo de Enfermedades Mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana) que sale el próximo año. Allí veremos si la transexualidad se seguirá mencionando como una enfermedad.

Está al frente de un centro que atenderá muchos transgeneristas, ¿cuáles son las mayores dificultades que tiene esta población?

El acceso a las oportunidades laborales es la primera. Hay una exclusión generalizada a la población ‘trans’ en el trabajo, son personas con muchas habilidades, pero en Colombia no se contratan. También han sido considerados como personas problemáticas y asociadas con la prostitución, que sí es un trabajo, pero que no todos la ejercen. Otra dificultad es que no tienen claras las herramientas jurídicas para defenderse y el Estado no ha sido muy juicioso con la resolución de sus casos. Y, por otro lado, aunque la Secretaría de Salud ha estado atenta, las mujeres y los hombres ‘trans’ no tienen claro cómo acceder a la salud, desconocen temas de autocuidado en los tratamientos hormonales, en ocasiones adquieren hormonas de manera ilegal y se inyectan medicamentos insalubres.

¿De qué manera se han hecho visibles frente al gobierno Distrital?

El consejo consultivo LGBT es un ente que habla con las entidades y que se ha hecho escuchar, además las movilizaciones demuestran que la diversidad es un tema que se está pensando en esta sociedad, porque no sólo marchó comunidad LGBT, sino mucha gente que le apuesta al tema de diversidad sexual y de género.

¿A qué debe atenerse alguien que quiera cambiarse el género?

Debe hacerse cargo de sí mismo, y eso tiene consecuencias. Debe atenerse a señalamientos, a discriminaciones y a un sistema de salud y psiquiátrico que sigue señalando, en el ámbito mundial, la transexualidad como una enfermedad mental, sobre todo debe atenerse a la libertad y a ser feliz por haber decidido ser lo que siempre soñó.

¿Qué tan difícil es salir del clóset en Colombia?

Depende de los actores con los que quieras encontrarte y desencontrarte. En el contexto colombiano es muy complicado, pero no salir del clóset también es un derecho.

Entonces, ¿usted nació mujer pero decidió ser hombre?

No, eso no es del todo cierto. Nací con una genitalidad que me calificó mujer, pero no nací mujer, porque creo que el sistema sexo-género es una cosa que se construye en cada persona. Definitivamente siempre he sido un hombre. Hay una genitalidad externa que nos califica y que a partir de ella nos hacen unas construcciones de género que algunos deciden adoptar y otros decidimos deconstruir.


No hay comentarios: