miércoles, 2 de septiembre de 2009

Bolivia: Articulan un frente de izquierda.


El dirigente campesino y ex diputado por el Movimiento Indígena Pachacuti (MIP), Felipe Quispe, anunció ayer que uno de los nuevos frentes articulados para enfrentar al partido de gobierno podía ser el binomio Román Loayza y Alejo Veliz, que serán proclamados luego de una reunión que se realizará hoy.

El ex líder masista Román Loayza, por su parte, anunció la articulación de un frente único de izquierda en que además de Quispe, estaría el dirigente y concejal alteño Roberto de la Cruz, el dirigente campesino de Cochabamba, Alejo Veliz, entre algunos.

El líder y candidato presidencial de Pueblos por la Libertad y Soberanía (Pulso), Alejo Véliz, anunció ayer que está abierto a reuniones que tengan agrupaciones ciudadanas y partidos para apoyar su candidatura o caso contrario para apoyar a alguna, lo que él ve mucho más difícil.

Inauguración del XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología


Oscar J. Serrat

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, consideró que esas fuerzas “se oponen a la redistribución del ingreso y a sociedades más justas”. Fue durante la inauguración del XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, que se realiza esta semana en Buenos Aires. Más información sobre el cronograma de exposiciones haciendo click en el blog sobre el Congreso ALAS 2009.

"Los distintos países buscan políticas de inclusión, algunos a través de una mayor conciencia sobre la deuda social interna o la recuperación de las instituciones. La integración regional ha avanzado. Se ha plasmado una nueva institucionalidad política, sobre todo en defensa de la democracia", dijo Tomada al hablar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

El funcionario nacional advirtió, sin embargo, que "en muchos de nuestros países hemos visto resurgir a las fuerzas de la derecha que se oponen a la redistribución de los ingresos y a sociedades más justas" y agregó que "es en este contexto que las ciencias sociales tienen muchísimo para aportar".

El Congreso es el segundo que ALAS realiza en Argentina, escenario del primer encuentro de la Asociación en 1951, y su temario está basado en el lema "interrogar a la región".

El encuentro cuenta con el auspicio y la colaboración de centros universitarios de Argentina y del resto de Iberoamérica, además de apoyo de una docena de organismos públicos y privados locales, entre ellos de la agencia nacional de noticias Télam.

En su discurso, el presidente de ALAS, el mexicano Jaime Preciado Coronado, sostuvo que "durante estas últimas décadas, la Sociología y las ciencias sociales buscan nuevos paradigmas, acordes con los desafíos de transformación y recuperación social".

Lucas Rubinich, director de la carrera de Sociología de la UBA, afirmó que "no hay alternativas: o las ciencias sociales de América latina se convierten en un espacio problematizador y reflexivo de su propia realidad, mirando críticamente las distintas instituciones sociales, o no iremos hacia ningún lado".

A su turno, el vicepresidente de ALAS, el argentino Alberto Bialakowsky, destacó que "aquí estamos después de 50 años de no tener un Congreso de la Asociación en la Argentina, para festejar el encuentro, para festejar la idea, la ciencia, la sociedad, los movimientos, la rebelión, la rebeldía, la resistencia".

En tanto, el sociólogo brasileño Emil Sader, director ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), manifestó que "ésta es una reunión clave, en un momento en que Latinoamérica no está solamente haciendo críticas, sino construyendo otro mundo posible".

"En Ecuador, en Bolivia, se está discutiendo el futuro de América latina. Estamos buscando formas de expresión común, ya que el pensamiento crítico no ha tenido hasta ahora elementos para contribuir. Pero el futuro de América latina pasa en estos momentos por esos dos países", completó.

El último orador de la noche fue el decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Federico Schuster, quien recordó que "vivimos tiempos de bicentenario en América latina" y agregó: "Es tiempo de que las ciencias sociales miremos qué sociedades tenemos después de 200 años, y qué sociedades queremos tener".

En ese marco, recordó que "todos los regímenes dictatoriales han perseguido el estudio de las ciencias sociales".

Al término del acto inaugural, Schuster entregó el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires al investigador argentino Miguel Murmis, uno de los cuatro sociólogos que recibirán ese galardón durante el XXVII Congreso de ALAS. Los restantes son Theotonio dos Santos (Brasil), Asa Cristina Laurell (México) y Aníbal Quijano (Perú).

Siete piezas para un rompecabezas por armar en tiempos de izquierda


Por Fernando Coronil*

Para entender el estado de América Latina y sus Estados en estos agitados tiempos, es necesario reflexionar sobre el orden capitalista neoliberal dentro del cual estos Estados han surgido y contra el cual han insurgido, al menos en palabra. Efectivamente, en los últimos años ha aparecido en América Latina, para sorpresa de quienes celebraban el fin de la izquierda, un racimo de gobiernos y movimientos que enarbolan sus ideales y le dan nueva vida.

En este ensayo me propongo examinar el contexto dentro del cual estos Estados se desenvuelven y reflexionar sobre el Estado en sí. Con estas notas deseo también celebrar este nuevo aliento por un mundo más justo y, a la vez, advertir contra toda tentación de ver a actor alguno como el agente exclusivo de la historia y la encarnación de su verdad. Mi deseo es evitar no solo la repetición de los errores de un pasado harto conocido, sino también el cierre de nuevos caminos al imaginario utópico democrático.

Es ya un lugar común decir que se ha producido un giro hacia la izquierda en América Latina. Aun quienes por hábito profesional cuestionamos los lugares comunes, desconfiamos del uso de etiquetas genéricas y reconocemos las marcadas diferencias entre los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela y Michelle Bachelet en Chile, o la heterogeneidad de movimientos como los piqueteros en Argentina y los zapatistas en México, recurrimos al término «izquierda» como el signo político común de esta emergente realidad latinoamericana. Pero, incluso reconociendo los matices, es difícil no ver a nuestra América teñida de rojo o, al menos, de rosado. Después de estar de capa caída, la izquierda ondea en nuestro continente como una flamante bandera. Viejo signo en tiempos nuevos: ¿qué significa esto?

Significa, al menos en parte, que estamos, si no en guerra, al menos en pelea de parejas. Incluso en los centros metropolitanos se terminó la luna de miel con un neoliberalismo que era proclamado, después de la caída del socialismo realmente inexistente, como el fin de la Historia –su fin en el doble sentido de meta y de plena realización. Al cabo de unos breves años de difícil matrimonio planetario, el neoliberalismo ha dejado maltrecho al planeta y no ofrece recetas creíbles para mejorar las cosas. Aunque su implementación siempre fue muy selectiva –neoliberalismo para los «otros», no realmente para los centros metropolitanos–, todavía no aparece claramente un mejor partido.

Hoy el neoliberalismo solo puede proclamarse como el único patrón mundial si oculta que puede ser el fin deseado por unos pocos a costa del desdichado fin de muchos más. Dado su descrédito como solución para organizar el mundo capitalista, no debería sorprendernos si la desenfrenada acumulación de capital se efectuase ahora por otros medios, incluso a través de Estados que proclaman enfrentarla.

Es evidente que quienes dominan el orden mundial desde las cimas imperiales buscan reformas que mantengan las relaciones de poder existentes. En buena medida porque la pobreza ha surgido como fuente de inestabilidad global, la lucha contra ella se ha convertido en un lema de agencias y organismos internacionales que antes no mostraban mayor interés en este problema. Hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) ahora lo proclama como suyo.

¿Y qué pasa en América Latina? En medio de tensiones agudas que hacen que las prácticas no vayan siempre de la mano del discurso, la retórica política, al menos, es cada vez más progresista. Estados y movimientos sociales hacen suyas las propuestas de un orden no solo más justo, sino también más plural. Doy dos ejemplos extremos: desde lo que aparece como cierta derecha, el nuevo presidente de México, Felipe Calderón, proclama luchar por una sociedad sin pobreza y multiétnica, por medio de un «elitesco» proyecto de mestizaje y capitalismo neoliberal. Desde lo que es visto como una izquierda radical, Hugo Chávez proclama el socialismo del siglo XXI apoyándose en un conservador modelo de producción petrolera basado en empresas mixtas de capital estatal y transnacional, dirigido principalmente al mercado metropolitano mundial.

Mientras tanto, al margen del Estado, esquivando debates sobre izquierdas y derechas, el subcomandante Marcos pide que vayamos desde arriba hacia abajo: que veamos lo que quiere el pueblo y actuemos en base a sus demandas. En nuestra América, diversos movimientos populares –indigenistas, de vecinos, de mujeres, de campesinos sin tierra, de obreros sin trabajo– también se enfrentan al orden capitalista. Algunos quieren reformarlo, otros revolucionarlo, y otros crear un orden alterno en base a cosmologías no occidentales.

Entonces, ¿se puede hablar de un movimiento de izquierda, de un proyecto común? ¿Sería más acertado reconocer una multiplicidad de izquierdas y movimientos contra el orden imperante, o al menos dirigidos a reformarlo? ¿Se trata de realizar la promesa de igualdad del orden occidental, o de reconocer otros ideales basados en otras tradiciones culturales? Si ya no es el proletariado, ¿quién o quiénes serán los agentes del cambio? ¿Se lucha ahora por el poder o, como proponen algunos, contra el poder? Si no tenemos claros los fines, reconocemos al menos que estamos en lucha y tal vez en guerra. Pero ¿acaso compartimos el mismo adversario o enemigo? Muchos le han puesto nombre: capitalismo neoliberal, imperialismo, patriarcado, Europa, Occidente, la civilización blanca, la episteme moderna. Pero, más allá de las etiquetas, ¿cómo comprendemos a nuestro contrincante y, aún más importante, cómo lo diferenciamos de nosotros mismos? ¿En qué mundo nos hemos formado, en qué idiomas hablamos, qué contenidos y qué experiencias informan los sueños que soñamos?

Estas preguntas sirven de guía para explorar algunos aspectos del orden imperial dentro del cual se mueven los Estados de América Latina. Las presentaré siguiendo un modelo del subcomandante Marcos que ya he hecho mío: como piezas de un rompecabezas para armar en común. Las piezas son incompletas –usted, lector, puede agregar las que quiera y tal vez quitar las que no cuadren. Quizás no todas encajen bien, pero, como en los rompecabezas que uno armaba de niño, a veces entran si uno las empuja, y de este modo permiten vislumbrar algo no imaginado antes; lo que no cuadra a veces ofrece una inesperada iluminación.

1. La izquierda depende de la derecha

Desde sus orígenes en la Asamblea Legislativa durante la Revolución Francesa, la izquierda se ha definido en oposición a la derecha. Su contenido es variable, cambiante y relacional. Si tiene un denominador común, está dado por su oposición cambiante a las también cambiantes jerarquías del poder. En Francia, la Montaña era la izquierda contra los feuillants, pero posteriormente la izquierda estuvo representada por los girondinos, que fueron desplazados por los jacobinos después de la caída de Robespierre. Con la consolidación de Napoleón, la izquierda tuvo que acomodarse al nuevo juego de poder dominante. Igual acomodo parece ocurrir ahora, cuando el poder imperial de EEUU se ha impuesto en un mundo donde el capitalismo aparece como el horizonte histórico más visible.

Durante la Revolución Francesa, la izquierda tendía a favorecer al liberalismo, a la república o a un monarquismo «lite» contra el monarquismo absoluto, al mercado contra el Estado, a la guerra expansionista imperial contra el provincialismo nacional. Hoy la izquierda se define contra el mercado, a favor de la intervención estatal en beneficio de las mayorías, contra las guerras expansionistas y a favor de la sociedad civil contra el Estado y el mercado; en ciertas comunidades, se rechazan estas categorías como parte de un orden occidental, en nombre del orden ancestral que se aspira a mantener o recrear.

La distinción entre jerarquía e igualdad ha sido, como plantea Norberto Bobbio, un eje diferenciador entre derechas e izquierdas: mientras la derecha favorece la verticalidad de toda jerarquía, la izquierda defiende la horizontalidad de la igualdad. Si bien en el siglo XIX y XX la igualdad dentro de los patrones occidentales era el objetivo central de la izquierda, hoy la igualdad se plantea también fuera de sus patrones y, aun más, fuera de Occidente mismo: la igualdad de las diferencias, es decir, entre todo tipo de culturas y subculturas.

El dominio de la derecha significa que tiene poder para definir el juego político. Como siempre, las izquierdas han estado condenadas a una doble relación: entrar en juego con la derecha y, a la vez, tratar de cambiar no solo las reglas del juego, sino sus participantes y el juego mismo. Si el signo del dominio de la derecha es su capacidad de definir el juego, el signo del poder de la izquierda es su capacidad para jugarlo y transformarlo, pero sin ser absorbida por él.

La relacionalidad de la izquierda hace que su posición dependa del cambiante juego de poder. Después de la caída del Muro de Berlín, en el Norte, el centro se ha movido a la derecha, mientras que en el Sur, la izquierda se ha movido al centro. En tanto no tiene suficiente fuerza para cambiar el juego, la izquierda proclama en voz alta sus ideales, pero ajusta calladamente su conducta. Esto ha llevado a una inflación del discurso izquierdista. Chávez es la máxima expresión de esta tensión entre palabras y acciones en el ámbito del Estado, a tal punto que este tema se ha convertido en objeto de debates. Para algunos, su práctica siempre termina coincidiendo con su retórica; para otros, su retórica oculta una práctica acomodaticia.
En todo caso –en éste y en todos los casos–, no se trata simplemente de un doble discurso, de un divorcio entre palabra y realidad, pues el discurso tiene efectos reales. Y uno de esos efectos es que hoy es difícil hacer política en América Latina, aun para la derecha, sin poner al «pueblo» en el centro del discurso.

La derecha defiende el orden existente; su ideal de futuro es conocido. Las izquierdas luchan por un orden nuevo y, por ello, inédito. En la medida en que la utopía implica la creación de un orden nuevo en libertad e igualdad, éste no puede ser definido de antemano. Al contrario, solo puede ser imaginado por medio de lo que Marx llamó «la poesía del futuro». Pero, aun si logramos que nuevas imágenes orienten la acción política, observaremos que, como una lengua nueva que aprendemos, esta poesía no será pura pues estará saturada por los acentos de la vieja lengua; la historia nunca es inmaculada.

2. El siempre contradictorio capitalismo: de izquierda y de derecha

En esta era de acentuado capitalismo global, la derecha es el capitalismo imperial contemporáneo. A la par que ha transformado el mundo y creado condiciones para una mayor igualdad (por ejemplo, la Revolución Francesa), el capitalismo es hoy la fuente de las jerarquías más profundas que dividen a la humanidad.

El capitalismo es global no solo porque cubre el globo, sino porque ha sido global en sus orígenes, desarrollo y evolución. En la historiografía eurocéntrica, el capitalismo aparece como un fenómeno europeo que se expande desde imperios europeos hacia las periferias y las asimila paulatinamente. En esta perspectiva, los debates sobre los orígenes del capitalismo se enfocan en las relaciones dentro de Europa. Paradójicamente, para esta historiografía tanto el capitalismo como el imperialismo aparecen como si sus agentes fueran exclusivamente europeos y la periferia, como el pasivo objeto del abrazo imperial.

Otras perspectivas –dependentistas, sistema mundo, teoría poscolonial– han descentrado esta visión del capitalismo y redefinido la discusión sobre sus orígenes y su naturaleza. De acuerdo con estas perspectivas, se trata ya no de determinar el origen del capitalismo en el campo europeo o en su comercio interurbano (como en conocidos debates), sino de ubicar a Europa misma en el contexto global. La colonización ibérica de las Américas le proporcionó a Europa no solo inmensas riquezas en la forma de recursos sacados del suelo y de la plusvalía extraída por medio de muchas formas de trabajo forzado.

También convirtió a América en un laboratorio imperial donde se forjaron modelos de gobierno y de producción. La jurisprudencia española, en gran parte formada como resultado de los debates sobre el encuentro colonial, sirvió de fundamento para el derecho internacional (como argumenta Carl Schmitt). Los rebeldes de Haití forzaron a los rebeldes franceses a abolir la esclavitud y hacer menos provincial la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (faltarían otras luchas para que se incluyera a las mujeres).

Las plantaciones en el Caribe y Brasil, que integraban agricultura e industria de gran escala, fueron formas originarias de agroindustria que sirvieron de modelo para la producción capitalista industrial europea. Como ha mostrado Fernando Ortiz a través de su contrapunto entre el azúcar europeo y el tabaco americano, la modernidad no se produjo en una región, sino como resultado de intercambios transculturales entre los centros metropolitanos y las sociedades coloniales.

Según esta perspectiva, el capitalismo no se originó en los centros urbanos o en el espacio rural británico para luego expandirse hacia los trópicos. Más bien se desarrolló entre las colonias y los centros metropolitanos a partir de la expansiva economía mundial del siglo XVI. Sus orígenes no se encuentran en una región, sino entre regiones. El desarrollo capitalista no solo es desigual, sino asimétrico: sus múltiples formas regionales reflejan su dinámica polarizante y las cambiantes formas de poder global dentro del cual tiene lugar.

El proceso global iniciado en la Colonia perdura en forma cambiante en el presente imperial. Cada vez más definido por redes de capital y trabajo que trascienden las fronteras nacionales, el capitalismo continúa separando a la humanidad, fracturándola entre, por un lado, países metropolitanos y enclaves en el sur, que concentran la producción de mercancías sofisticadas o basadas en innovaciones científicas y tecnológicas, y, por otro lado, áreas que producen mercancías intensivas en trabajo y recursos naturales.

Si bien es cierto que Europa transformó a América, también lo es que América transformó a Europa. Dada su mutua constitución, no es posible hablar en términos de unidades geohistóricas discretas y autoconformadas y decir que tal o cual región es el producto de la otra. Si bien en desiguales condiciones, Europa y América se constituyeron mutuamente. Pero, como la corriente eurocéntrica corre en una sola dirección y se dice a menudo que Europa ha creado a América, es necesario aseverar a contracorriente, con Frantz Fanon, que «Europa es la invención de América».

3. Los imperios como parteros de naciones

Naciones, imperios y pueblos se han formado en íntima relación, internalizando y creando exterioridades transculturales, todas impuras. La formación de los Estados-nación ha estado íntimamente ligada al desarrollo global del capitalismo. Como centros políticos, los imperios coloniales promovieron la expansión del comercio y la industria aun antes que las naciones se constituyeran como Estados independientes. España se formó como nación durante el largo periodo que abarcó desde la constitución hasta la disolución de su imperio.

Como enfatiza Benedict Anderson, la independencia política de América Latina fue pionera del nacionalismo moderno. La disolución del imperio español dio lugar no solo a la formación de naciones independientes en América Latina, sino a la conformación de España misma como un Estado-nación. La entidad llamada «Francia», que se refiere tanto a un Estado-imperio como a un Estado-nación, se convirtió en una entidad estrictamente «nacional» solo después de la disolución de su imperio a partir de la Segunda Guerra Mundial. Las naciones se formaron simultáneamente con la creación y disolución de imperios. Durante este proceso, desarrollaron cambiantes maneras de definir, incorporar, transformar y diferenciar a sus distintas poblaciones y sujetos.

El imperio no se define por criterios formales o informales, sino por la integración y reconfiguración de ambas dimensiones. En la historiografía de las Américas, la noción de imperio informal se refiere casi exclusivamente a la experiencia británica, tal cual la formularon John Gallagher y Ronald Robinson en 1953. El hecho de que la noción de «imperialismo informal» no se haya usado en relación con EEUU lejos de cuestionarla, demuestra su validez. La distinción formal/informal era necesaria para afirmar, como hicieron Gallagher y Robinson, la «unidad» y la «totalidad» del imperio británico, en su modalidad de imperio formal (en Asia y África) y de imperio informal (en las Américas). Esta distinción se hizo innecesaria en el caso del imperialismo estadounidense, pues éste ha hecho de la informalidad su forma normal de ejercer su dominio. En su caso, lo informal se ha convertido en lo formal, en lo normal.

La resistencia al sistema se produce tanto en sus íntimos engranajes internos como en sus márgenes externos, no menos márgenes sistémicos por ser extensos, como es el caso de la vasta América andina indígena. No existen, en ningún lugar del globo, sociedades desligadas de las relaciones de dominación externas e internas, ni culturas puras, sino un contrapunto de sociedades, culturas y subculturas entretejidas por distintas relaciones de poder.

4. Imperialismo: la otra cara del capitalismo

El imperialismo no es la fase superior del capitalismo, sino su coetánea condición de existencia. Esta proposición cuestiona la visión clásica del imperialismo. Tres premisas han fundamentado esta visión eurocéntrica: a) el capitalismo es un fenómeno europeo; b) las naciones capitalistas europeas son los agentes fundamentales del imperialismo; c) el imperialismo es una fase superior del capitalismo europeo. Si aceptamos que el capitalismo es un fenómeno global y que las naciones europeas no son solo sus agentes sino su producto, entonces veremos todo con otros ojos.

Desde el Sur, podemos ver más fácilmente que el imperialismo no resulta de la dinámica expansiva de las naciones capitalistas europeas ya en etapa de madurez. Antes bien, el imperialismo es una condición contemporánea del capitalismo. El capitalismo y el imperialismo se constituyeron mutuamente en la forja del mundo colonial y el mercado mundial a partir del siglo XVI. Ambos son a la vez causa y producto de la interacción entre los imperios metropolitanos y las periferias coloniales.

Los factores indicados por los teóricos del imperialismo para distinguirlo como una fase del capitalismo nacional europeo –exportación de capitales, búsqueda de mercados, unión entre el capital financiero y el productivo, rivalidades y alianzas entre Estados– han estado presentes, aunque en forma diferente, desde la colonización de América hasta hoy. Su configuración particular en un momento específico (como en el periodo que dio pie a la clásica definición de Lenin) define una modalidad de imperialismo, pero no su naturaleza.

Capitalismo e imperialismo son dos caras de un mismo proceso. Así como el imperialismo hace evidente la dimensión política del capitalismo, el capitalismo hace visible la dimensión económica del imperialismo. Esta perspectiva permite observar que «Estados» y «mercados» son dimensiones complementarias de un proceso unitario. Su tajante división, tan central en las discusiones políticas actuales sobre el papel del Estado y del mercado, oculta sus profundos nexos y su mutua constitución.

Así como el mercado capitalista siempre se ha formado con el apoyo del Estado, el neoliberalismo depende del respaldo estatal, desde leyes laborales que restringen el libre movimiento del trabajo hasta la protección estatal que facilita el flujo del capital financiero. En pocas palabras: sin el capitalismo no existiría el imperialismo moderno. Y, del mismo modo, sin el imperialismo moderno no habría capitalismo.

Este planteamiento recoge ideas ya sembradas en América Latina hace muchos años. En 1936, el líder peruano Víctor Raúl Haya de la Torre argumentó que en América Latina, el imperialismo no era la fase superior del capitalismo, sino su primera etapa. La idea es correcta, pero no solo en relación con América Latina, sino con el capitalismo mundial. Si bien el imperialismo siempre ha acompañado al capitalismo, también el capitalismo siempre ha ido de la mano del imperialismo moderno.

Con esta afirmación no quiero invertir el argumento de Lenin y decir que el capitalismo es una etapa del imperialismo, ni en América Latina ni en otras partes. Mi argumento es que el capitalismo y el imperialismo modernos son procesos coetáneos que se condicionan mutuamente, en forma diferente según el contexto. Naturalmente, así como ha habido capital antes de que hubiera capitalismo, ha habido imperios antes de que existiera el capitalismo. Igualmente, ha habido, y tal vez habrá, imperialismos sin capitalismo. Pero el imperialismo moderno ha estado siempre íntimamente asociado al capitalismo.

Los imperios modernos –primero coloniales y luego nacionales– están ahora dando paso a un imperialismo global, formado por redes de Estados metropolitanos y capitales transnacionales, cada vez menos dependientes de las formas directas de control político.

5. La Cuarta Guerra Mundial

La guerra imperial de hoy es un infierno con muchos círculos. Es una guerra con múltiples frentes, agentes y objetivos. Como dice el subcomandante Marcos, no es la caliente Guerra Fría, que terminó en 1989, marcada por conflictos bélicos en el Tercer Mundo de un planeta dividido en dos bloques de poder. Ésta es una guerra a la vez nacional y transnacional, formal e informal. Es una guerra que consolida, y al mismo tiempo trasciende, la división entre Estados y regiones. Involucra a Estados-nación, como EEUU, y a «redes» de capital. Va dirigida contra otros Estados-nación, como Iraq, pero también contra fuerzas o grupos transnacionales, como «los terroristas». Una de las perversidades de este sistema es que sus mayores víctimas tal vez sean los desposeídos y excluidos, sin espacio digno en sus comunidades ancestrales ni en el nuevo desorden mundial.

Hasta ahora, la guerra caliente se ha centrado en el Oriente Medio. Pero en otros círculos infernales, la guerra llega por vía de la explotación, la pobreza y la exclusión. Hoy hay tantos esclavos como los que cruzaron el Atlántico durante los tres siglos del periodo colonial. La miseria, las epidemias y las hambrunas generan más muertes que las guerras calientes, todas evitables con los recursos de los que dispone la humanidad.

Pero la preservación de un orden mundial basado en la desigual producción y distribución de estos recursos no solo no impide, sino que mantiene, la polarización mundial. EEUU, con solo 5% de la población del planeta, consume la mitad de la gasolina y la cuarta parte de la energía mundial. Aunque se erige como un modelo universal de civilización, es un modelo que no se puede generalizar, pues se basa en la explotación y la exclusión de los otros y en un uso insostenible y no generalizable de los recursos naturales. Las respuestas, entonces, tienen que ser alternativas a este orden.

6. El fetichismo del Estado

El Estado es un fetiche. Como encarnación de la Nación, el Estado se objetiva a través de múltiples discursos y prácticas que proclaman representarlo. El «efecto Estado» se logra a través del poder de objetivaciones tales como: palacio presidencial, ministerios, cuarteles, burocracias, discursos, leyes, códigos, ceremonias, actos, manifestaciones populares. En una escala amplia, el pueblo es el Estado; en una escala reducida, el presidente representa al Estado. Pero, en otras escalas, el Estado es representado por la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial o un simple policía. El Estado es, así, el conjunto de relaciones y objetivaciones particulares que lo constituyen como el agente general de la Nación. Su compleja identidad se adquiere desde posiciones que reflejan y constituyen toda una cartografía del poder.

El Estado-nación es el fetiche de la Nación y de sí mismo; su mistificadora forma de representarla y de representarse es parte esencial de su constitución como representante. La «forma Estado», de modo similar a la «forma mercancía» pero por medio de un abanico más amplio de corporizaciones, se logra a través de relaciones sociales objetivadas en múltiples particularidades. Estas objetivaciones no son entidades meramente independientes con atributos propios, ni son solo símbolos, sino los medios a través de los cuales el Estado se constituye y adquiere significado como una forma general.

Al igual que la forma mercancía, la forma Estado no solo se encarna por medio de objetivaciones particulares, sino que se constituye mediante ellas. Como tal, el Estado se forma a través de objetivaciones que establecen una relación de equivalencia entre lo concreto y lo abstracto, lo particular y lo general –una equivalencia simbólica que permite que objetivaciones individuales aparezcan como «el Estado» sin que éste pueda ser reducido a ninguna de ellas.

El Estado-nación es también un mercado-nación. Eso hace más comprensible por qué los Estados nacionales extreman cada vez más sus esfuerzos por controlar un mercado cada vez más internacional por medio de alianzas no solo políticas, sino también económicas, en especial mercados comunes, o alternativas como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). La política internacional de Chávez, tan criticada por algunos, responde a la necesidad de crear un orden internacional acorde con su proyecto nacional.

Las tensiones que enfrenta el Estado en América Latina surgen del carácter nacional de la legitimidad estatal y del carácter internacional de la acumulación de capital. En esta fase de la historia latinoamericana, para aquellos Estados identificados con la izquierda, esta tensión se expresa en la dificultad de integrar política y economía.

7. Utopía y poesía del futuro

El presente prefigura impuramente al futuro. Todo proyecto utópico, si aspira a ser realizable y evitar, como dice Terry Eagleton, que nos enfermemos con deseos imposibles, tiene que basarse en las tensiones y posibilidades reales del presente. Estas tensiones anuncian un futuro distinto, pero no definen su contenido (lo prefiguran, no lo figuran). Su figura, su contenido, será el producto de luchas cuyos resultados no podemos predecir. En algunos casos, el futuro se imagina como transformación, como la disolución de las diferencias. En otros, se adivina como la permanencia de las diferencias. Si bien el presente está preñado del futuro, su desarrollo en libertad implica la imposibilidad de definirlo de antemano. Lo que soñamos ver nos dirige hacia lo que aún no podemos ver.

Aunque es obvio, es necesario enfatizar que la creación de un mundo alternativo depende de la labor de una gran diversidad de agentes. Sin pretender dar una respuesta al problema de las alianzas y convergencias, éstas serán más posibles si ocurren en democracia. En palabras de Boaventura de Sousa Santos, no se trata de una alternativa a la democracia, sino de una democracia alternativa. Ésta tiene que incluir la práctica permanente de la democracia como un legado de luchas mundiales, un legado indispensable pero insuficiente. La modernidad es global y heterogénea; incluye márgenes formados en un contrapunto permanente. La democracia, como legado mundial de ese contrapunto, excluye privilegios epistémicos o políticos.

Es cierto que los representantes del Estado en las Américas expresan el sentir de muchos. Pero ni viejos jefes de Estado como Fidel Castro ni nuevos como Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner, Rafael Correa, Hugo Chávez, Michelle Bachelet, Evo Morales y Daniel Ortega, o líderes de movimientos como Marcos, pueden hablar o soñar por todos: cada proyecto, por más incluyente que sea, excluye y limita, y da así pie a luchas continuas por una mayor igualdad y diversidad universal.
Cada proyecto plantea preguntas difíciles. ¿Hay que mantener las diferencias o hay que transformarlas? ¿Quiénes deciden y cómo lo hacen? ¿Cómo deben usarse los recursos? ¿Quién decide qué hacer con el gas, el petróleo o el agua? ¿Quiénes definen los medios democráticos para construir la democracia?

Podemos pensar un mundo donde quepan todos los mundos, en cualquier idioma, con cualquier epistemología. Pero este mundo será mejor si está hecho por muchos mundos, mundos hechos de sueños soñados en catres en los Andes y en chinchorros en el Caribe, en aymara y en español, sin que nadie imponga qué sueños soñar, hacia mundos en los que nadie tenga miedo a despertar.

Bibliografía

Anderson, Benedict: Imagined Communities, Verso, Londres, 1991. [Hay edición en español: Comunidades imaginadas, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1993.]

Fanon, Frantz: The Wretched of the Earth, Grove, Nueva York, 1985 [1961], p. 102. [Hay edición en español: Los condenados de la Tierra, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1977.]

Gallagher, John y Ronald Robinson: «The Imperialism of Free Trade» en The Economic History Review vol. I No 1, segunda serie, 1953.

Haya de la Torre, Víctor Raúl: El antiimperialismo y el APRA, Ercilla, Santiago de Chile, 1936.

Ortiz, Fernando: Cuban Counterpoint: Tobacco and Sugar, Duke University Press, Durham, 1995 [1947].

Schmitt, Carl: The Nomos of the Earth in the International Law of the Jus Publicum Europaeum, Telos, Nueva York, 2003.

Subcomandante Marcos: «La Quatrième Guerre Mondiale a comencé» en Le Monde diplomatique, 8/1997, pp. 1 y 4-5, disponible en .

*Fernando Coronil: historiador y antropólogo venezolano; autor, entre otros libros, de El Estado mágico. Naturaleza, dinero y modernidad en Venezuela (Nueva Sociedad / CDCH-UCV, Caracas, 2002). Actualmente es profesor en la Universidad de Michigan y director del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe de esa universidad.

Este artículo fue publicado en la revista Nueva Sociedad, No 210, julio-agosto de 2007

Japón: futuro primer ministro busca un acercamiento con los países de Asia



El futuro primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, presidente del centrista Partido Demócrata de Japón (PDJ), que el domingo se impuso triunfalmente en las elecciones legislativas, quiere acercar a Japón a sus vecinos asiáticos y dar vuelta la página de su pasado que dejó cicatrices aún palpables.

De entrada Yukio Hatoyama, de 54 años, presidente del Partido Demócrata de Japón (PDJ), que será elegido jefe de gobierno a mediados de septiembre, ya ha lanzado la idea de crear una comunidad asiática con una moneda única, al estilo de la Unión Europea.

"No debemos olvidar nuestra identidad de país asiático", escribió en una revista japonesa antes de la aplastante victoria del PDJ del domingo que puso fin a 54 años de poder conservador en la segunda economía mundial.

Hatoyama también propuso la construcción de un memorial nacional consagrado a los soldados muertos en combate en donde podrían recogerse los dignatarios japoneses.

Este monumento sería una alternativa al actual santuario sintoísta de Yasukuni en Tokio, en honor a los 2,5 millones de soldados muertos por Japón, pero también a los 14 criminales de guerra condenados a la pena capital por los Aliados en 1945.

Este lugar de culto es considerado como el símbolo del pasado militarista del Japón imperial.

Las polémicas visitas de los políticos a este santuario situado en Tokio levantan ampollas en China, Corea y otros vecinos.

"Las expectativas en Asia en relación a Hatoyama son realemente grandes", explica Takehiko Yamamoto, profesor de ciencias políticas en la Universidad Waseda, de Tokio. "Hay muchas oportunidades para dar vuelta la página, aunque sea parcialmente, sobre una cuestión histórica tan delicada", asegura.

En China, en donde la ocupación del ejército japonés en los años 1930 y 1940 dejó recuerdos muy dolorosos, se siguen muy atentamente los cambios políticos en Japón.

"Estamos listos para trabajar con Japón para reforzar la cooperación bilateral y conservar el ritmo sano de intercambios de alto nivel para (...) contribuir conjuntamente a la paz y al desarrollo en Asia", declaró este martes Jiang Yu, portavoz de la cancillería china, en lo que es la primera reacción oficial de China a la victoria de la oposición centrista japonesa.

"A juzgar por la composición del PDJ, se puede creer que el nuevo poder japonés será relativamente más amistoso hacia China", opina otro analista, Zhang Haochuan, profesor del Centro de Estudios Japoneses de la Universidad Fudan, en Shangai.

El periódico estatal chino Global Times se alegró del posible cambio de mentalidad del nuevo gobierno japonés e instó al nuevo Primer Ministro a que respete su promesa de no visitar el polémico santuario, lo cual "puede liberar a los dos países de esta carga legada por la historia y marcar una nueva etapa en las relaciones", añadió.

El primer ministro Junichiro Koizumi (2001-2006) provocó la cólera de Pekín y Seúl visitando el santuario en varias ocasiones.

"Para China, la cuestión de Yasukuni está en el corazón de las relaciones con Japón", señaló Yamamoto.

Aunque consiga neutralizar la polémica del pasado militarista, el nuevo primer ministro japonés deberá arreglar otros temas sensibles con Pekín, como los derechos humanos, el Tíbet o las diferencias territoriales.

"China no debería hacerse demasiadas ilusiones, porque las fricciones serán inevitables", opinó por su lado Xu Yiping, director del Centro de Estudios Japoneses en Pekín.

Por su parte, el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-Bak, que fue el primer dirigente asiático en felicitar a Hatoyama, dijo que espera "desarrollar las relaciones entre Corea y Japón hacia una asociación sólida y madura".

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El sur de Asia pide a los países desarrollados ayuda para combatir el cambio climático


Los países del Sur de Asia firmaron hoy una declaración conjunta en Katmandú en la que admitieron su vulnerabilidad ante el cambio climático y pidieron ayuda financiera y recursos a los países desarrollados para combatirlo.

Al término de una conferencia regional de dos días sobre el cambio climático, las partes difundieron un documento de diez puntos que no incluye compromisos en esta materia para los gobiernos.

"El Sur de Asia, incluida la región del Hindu Kush y el Himalaya, es un punto caliente del cambio climático e influye en las vidas de la mitad de la población mundial. El cambio climático en esta región afectará a los pueblos y los ecosistemas desde la montañas hasta las costas y los mares", reza la declaración conjunta.

Al evento han acudido representantes de los gobiernos del espacio surasiático (Bangladesh, Bután, la India, islas Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka) y de países centroasiáticos, como Afganistán, Kirguizistán y Tayikistán.

Estas naciones hicieron un llamamiento a los países desarrollados para que les suministren tecnologías limpias que garanticen un desarrollo sostenible y para afrontar la lucha contra el cambio climático.

"No es un documento vinculante desde el punto de vista legal, sino moral", resumió a Efe Batu Krishna Uprety, del Ministerio nepalí de Medio Ambiente, anfitrión del evento.

Un experto sobre cambio climático consultado por Efe durante la conferencia, que prefirió guardar el anonimato, achacó a la India que no se haya podido llegar a un compromiso de mínimos en el Sur de Asia.

"(La India) sostiene que sus necesidades son diferentes del resto de los países de la región", razonó el experto, que añadió que la conferencia ofrecía al gigante asiático "una oportunidad de tomar el liderazgo" en la lucha contra el cambio climático.

Un secretario adjunto del Ministerio indio de Medio Ambiente, R. R. Rashmi, mostró su satisfacción al final de la conferencia, que "ha abordado todos los ecosistemas" del Sur de Asia pese a centrarse en el Himalaya.

Pero un funcionario del Ministerio bangladeshí de Medio Ambiente, Kamal Uddin Ahmed, lamentó en declaraciones a Efe que los países de la región no tengan una "voz conjunta" de cara a la Conferencia de las Partes en la Convención de la ONU sobre Cambio Climático prevista para diciembre en Copenhague.

Los frágiles ecosistemas, la precariedad de las infraestructuras y la pobreza hacen especialmente vulnerables a los países del Sur de Asia ante los efectos del cambio climático y los desastres naturales.

Oxfam, en un informe difundido el día 27 de agosto, alertó de que el deshielo del Himalaya, las sequías, el aumento de corrimientos de tierra y la menor productividad agrícola podrían arrastrar a la hambruna a millones de pobres tan sólo en Nepal.

China destruye «La ruta de la seda» a golpe de bulldozer

Mezquita en Kashgar, una de las ciudades más importantes de la antigua Ruta de la Seda

EFE PEKÍN. Las excavadoras están destruyendo la ciudad más antigua de China y joya arquitectónica de la Ruta de la Seda, Kashgar, con casi dos mil años de historia y epicentro de la etnia uigur, protagonista en julio de unas violentas revueltas étnicas.

Habitada hoy por casi medio millón de personas, el 90 por ciento uigures, Kashgar era el oasis más importante en la ruta comercial que unió Xian y Estambul desde el siglo II a.C, y hoy no sólo es una de las reliquias de esa etnia turca, sino el patrimonio cultural vivo más antiguo y rico de China.

Los uigures, turcomanos que empezaron a asentarse en la zona en el siglo IV a.C., se beneficiaron de ese comercio y convirtieron a la ciudad, ubicada en mitad del desierto, en una de las más prósperas y ricas de Asia Central.

La "reforma" del laberíntico casco antiguo de Kasghar, cuyos edificios de ladrillo de adobe han sobrevivido 1.700 años y fueron alabados por Gengis Kan y por Marco Polo, implica también el realojo de los 220.000 uigures que la habitan, y el final de su modo de vida, que ha permanecido intacto durante siglos.

Las autoridades, que iniciaron la demolición en febrero, alegan que es necesario reconstruir la ciudadela por estar ubicada en un área sísmica, para modernizar la vida de sus habitantes y lograr la "armonía social" que proclama el presidente chino, Hu Jintao.

"Es una tragedia para el patrimonio cultural", señaló el profesor de arquitectura Luo Deyin, de la Universidad Tsinghua de Pekín. "Quizás los reubicados vivan mejor, quizás mejoren las infraestructuras y el suministro de agua potable y de desagües. Pero el problema es que ya no existirá Kashgar, una de las ciudades más importantes de la Ruta de la Seda", agrega.

Sin embargo, la Asociación Uigur Americana denuncia que la destrucción de Kashgar "forma parte de una campaña intensiva para diluir la cultura única de los uigures y su identidad", un extremo apoyado por el relator de la ONU contra la Tortura, Manfred Nowak, quien asegura que los uigures son torturados por Pekín.

La ciudad antigua, agrega el grupo, es una miríada de calles laberínticas que han preservado la lengua, la música y la gastronomía uigur durante siglos, pero también un área difícil de controlar por parte del Partido Comunista de China (PCCh). Su destrucción es una forma simple de resolver un problema étnico complejo, pero incluso los expertos chinos están escandalizados.

"El problema es que nunca se ha visto en el mundo que una ciudad se destruya y reconstruya para prevenir un terremoto", señala Luo, que pone como ejemplo las urbes históricas italianas.
Situada en la región occidental autónoma de Xinjiang, donde hoy más de la mitad de los 20 millones de habitantes son ya chinos, Kashgar (Kashi, en mandarín) acoge a 17 grupos étnicos que incluyen también otros centroasiáticos como tayikos, kirguís y kazajos, y se considera el lugar en el que Asia Oriental converge con la Central.

El 5 de julio se desataron unas revueltas étnicas sin precedentes en la capital provincial, Urumqi, con cerca de 200 muertos, según cifras oficiales, pero los uigures indican que Pekín está censurando el número de uigures muertos a manos del Ejército.

Hoy Urumqi y Kashgar están tomadas por los militares chinos, y las excavadoras continúan demoliendo la segunda, propuesta para el Patrimonio de la UNESCO en 2002, todavía pendiente de aprobación.

He Shuzhong, funcionario y fundador de la ONG Centro para la Protección del Patrimonio, destaca que en la actualidad "quedan pocas ciudades antiguas en China, Kashgar es una de ellas. Pero todavía quedan menos que sean el entorno de una minoría étnica". Kashgar, declaró He , "representa la cultura árabe e islámica en China. Tiene tanto valor que el no conservarla es un gesto erróneo y estúpido".

He, también empleado de la Administración Estatal de Patrimonio, reconoce que algunos edificios flaquearían en un nuevo terremoto (el último fue en 2002), pero no es razón para empezar a destruir sin haber trazado un plan, y menos aún, el no haber incluido la opinión de los uigures en esa decisión, apunta.

El funcionario, que también intenta proteger los "hutong" de Pekín y otras áreas en peligro del patrimonio chino, califica la destrucción de Kashgar de "terrible", "simplista y brutal", y añade que cambiará "sin duda el modo de vida de los uigures, sus sentimientos, su pensamiento, su carácter, su religión". "Algunos no quieren irse, es su casa, les encantan sus tradiciones. Tenemos que respetarlo".

Aunque Pekín vincula en el conflicto étnico en Xinjiang a grupos independentistas uigures con células terroristas, para expertos como el profesor Simon Shen, de la Universidad China de Hong Kong, el problema "se origina en las políticas étnicas de Pekín".

Por un lado, los uigures no sienten que tengan una autonomía real, a pesar de la inversión de China para desarrollar la región; por otro, los colonos chinos emigrados a la zona creen que el Gobierno cede demasiado ante los uigures. "Ambos lados están insatisfechos", resume Shen.



La población mundial alcanzará los 7.000 millones de personas en 2011


WASHINGTON, 12 Ago. (EUROPA PRESS) -

La población mundial alcanzará los 7.000 millones de personas en 2011, crecimiento que se verá en mayor medida en los países en desarrollo y, en especial, en los más pobres, según el informe anual publicado la Agencia de Referencia de Poblaciones.

Para 2050, se calcula además que la población de India llegará a los 1.7000 millones, convirtiéndose en el país más poblado, indica el documento, que asegura que el 97 por ciento del crecimiento mundial durante los próximos años se producirá en Asia, África, Latinoamérica y el Caribe.

"La gran mayoría de los 1.200 millones de jóvenes de hoy en día, cerca del 90 por ciento, se encuentran en países en desarrollo", indicó Carl Haub, coautor del informe. Ocho de cada diez de esos jóvenes viven en África y Asia.

"Durante las próximas décadas, esos jóvenes continuarán seguramente la tendencia de trasladarse de las zonas rurales a las ciudades en busca de educación y oportunidades, empleos mejor pagados y una sanidad adecuada", comentó el experto, según citó la CNN.

Mientras, en el mundo desarrollado, Estados Unidos y Canadá centrarán la mayoría del crecimiento, la mitad gracias a la inmigración y la otra mitad por el crecimiento natural, indica el informe.

En el estudio se resalta la diferencia que habrá entre países con una población similar como Canadá, con 31 millones de habitantes, y Uganda, que cuenta con 34 millones. En 2050, se prevé que la población canadiense llegue a los 42 millones, mientras que la ugandesa alcanzará los 96 millones.

Dos terceras partes de Guinea Ecuatorial vive en la "extrema pobreza" pese al petróleo

Con el PIB per cápita más alto de África Subsahariana, su mortalidad infantil es mayor que la algunos de los países más pobres

Dos terceras partes de la población de Guinea Ecuatorial viven en condiciones de "extrema pobreza" a pesar de que el país dispone del mayor producto interior bruto (PIB) per cápital de África Subsahariana gracias a sus reservas de petróleo y gas natural, según indica un informe de la organización estadounidense Center for Economical and Social Rights (CESR).

El estudio señala que, pese al descubrimiento de yacimientos de petróleo y gas natural en la década de los años noventa, que han permitido que Guinea Ecuatorial se haya convertido, con "tan sólo 633.000 habitantes", en el país más rico de África Subsahariana con un PIB per cápita superior a los 26.000 dólares, "casi dos terceras partes" de su población "aún viven en la extrema pobreza, con menos de un dólar al día".

El PIB de Camerún, país vecino, "es menor que la décima parte del ecuatoguineano", pese a lo cual "su nivel de pobreza es menos de un tercio del de Guinea Ecuatorial", prosigue el informe, que fue presentado esta semana con vistas a la comparecencia de Guinea Ecuatorial ante la sexta sesión del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que tendrá lugar en diciembre de este año.

Asimismo, según el documento, una quinta parte de los niños ecuatoguineanos menores de cinco años padecen desnutrición crónica, la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años es "muy superior a la de los cuatro países más pobres de África Subsahariana" y sólo un 45 por ciento de los ecuatoguineanos que viven en zonas urbanas tienen acceso a agua potable.

Entre los principales problemas de fondo, el informe del CESR destaca la "falta de transparencia" en relación con los beneficios del petróleo. "La distribución de los beneficios del petróleo está considerada un 'secreto de Estado'", afirma el documento, que cita a la organización no gubernamental Global Witness.

"Guinea Ecuatorial puntuó cero en el Índice de Presupuestos Abiertos de 2008 de la Iniciativa de Presupuestos Abiertos, que clasifica a los países en función de su transparencia", afirma el CESR. Aparte, Guinea Ecuatorial fue en 2008 uno de los pocos países del mundo que no publicaron su presupuesto anual tras su aprobación parlamentaria, al igual que China, Arabia Saudí y Sudán. "Esta falta de transparencia aumenta la sospecha de que la corrupción está desviando recursos que deberían ser destinados a cumplir los derechos económicos y sociales", afirma el estudio.

El CERS es una organización creada en 1993 para la defensa de los derechos económicos, sociales y culturales. Tiene sedes en Nueva York y Madrid. El presente informe fue elaborado con el apoyo financiero del Gobierno de Canadá y sus datos han sido extraídos, fundamentalmente, del Banco Mundial, del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) e incluso de las "más recientes" estadísticas oficiales del país, a pesar de que "la última encuesta de hogares se llevó a cabo en 2000" y de que "desde 1994 no se ha realizado un censo completo de población".

EDUCACIÓN

El estudio denuncia (con datos de la UNESCO) que el Estado sólo emplea el 26,8 por ciento de su gasto educativo en educación primaria, "uno de los porcentajes más bajos de todos los países de África Subsahariana". Por ejemplo, en países tan empobrecidos como Níger o Malí, el porcentaje es del 69,5 y el 62,3 por ciento, respectivamente.

En 2004, según el Banco Mundial, el gasto público en educación fue un cuatro por ciento del gasto total del Gobierno, "muy por debajo del promedio de la región, del 16 por ciento". Como consecuencia de ello, la tasa de alumnos que repiten curso (el 26 por ciento) es más alta que la de la mayoría de los países de la región. Aparte, el 51,5 por ciento de los profesores no posee la cualificación ni la preparación adecuadas para la enseñanza.

El estudio revela también, con datos del Banco Mundial y de UNICEF, que los niños tienen "casi el doble" de probabilidad de acceder a la escuela secundaria que las niñas. "Por cada cien niños tan sólo hay 57 niñas", se lee en el informe.

SANIDAD Y AGUA POTABLE

Aparte, el estudio indica (también con datos del Banco Mundial) que en 2006, el gasto público en salud supuso un siete por ciento del gasto total del Gobierno, "mientras que el promedio de la región fue del diez por ciento".

En estas circunstancias, a pesar del aumento de la riqueza del país desde mediados los años noventa, "entre 1990 y 2006, el número de niños que sobrevivieron a su primer año de vida cayó de 897 a 876 por cada mil nacidos vivos, y el de menores de cinco años de 830 a 794", señala el informe a partir de datos del Banco Mundial.

La tasa de mortalidad de niños menores de cinco años es "muy superior a la de los cuatro países más pobres de África Subsahariana". La tasa aumentó de 170 por cada mil nacidos vivos en 1990 a 206 en 2006. "Países mucho más pobres que Guinea Ecuatorial han hecho progresos significativos en el mismo lapso de tiempo", denuncia el CERS.

Aparte, la proporción de recién nacidos y de niños que mueren antes de cumplir el primer año de vida "es más alta en Guinea Ecuatorial que en otros países de África Subsahariana, con la excepción de Chad y Sierra Leona", prosigue el informe, también a partir de las estadísticas del Banco Mundial.

Asimismo, sólo un 64,6 por ciento de las mujeres reciben asistencia en el momento del parto (en Nigeria, otro país altamente productor de petróleo, el porcentaje es mucho peor, con un 36,3 por ciento), lo cual contribuye a que la tasa de mortalidad materna sea de 680 por cada 100.000 nacidos vivos.

Los últimos datos de UNICEF, citados en el informe, revelan que una quinta parte de los niños ecuatoguineanos menores de cinco años padecen desnutrición crónica y retrasos de crecimiento (poseen una talla menor a la correspondiente a su edad). Esta tasa es superior a la de todos los países vecinos (Nigeria, un 19 por ciento; Camerún, un 13; Congo, un 11 por ciento; y Gabón, un siete por ciento).

Asimismo, el informe destaca, con datos de UNICEF y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la malaria causa en Guinea Ecuatorial el 24 por ciento de las muertes de los niños menores de cinco años y que el 98 por ciento de los guineanos viven en zonas con riesgo endémico de malaria.

Pese a ello, sólo el uno por ciento de los niños duermen con mosquiteras tratadas con insecticidas (en Níger, por ejemplo, el porcentaje es del siete por ciento, y en Sierra Leona, del cinco por ciento), y "Guinea Ecuatorial es uno de los pocos países de África Subsahariana que no recomiendan tratamientos preventivos parea las mujeres embarazadas, mediante dosis periódicas de medicamentos".

Otro dato destacado en el informe es que, a pesar de poseer el PIB per cápita más alto de África Subsahariana, "tan sólo un 45 por ciento" de los ecuatoguineanos que viven en zonas urbanas tienen acceso a fuentes de agua potable. Se trata del "nivel más bajo entre las poblaciones urbanas de África Subsahariana" (por poner tres ejemplos, en Zimbabue, el porcentaje es del 98 por ciento, en Níger del 91 por ciento, en Malí del 86 por ciento). En las zonas rurales, el porcentaje baja al 41 por ciento, según las estadísticas del Banco Mundial.




África: Petroleo no es sinonimo de progreso



Nigeria y Angola son los principales productores de petróleo de Africa, pero la mayoría de su población vive en la más abyecta pobreza, a menudo en barrios de emergencia que se erigen al pie de enormes torres de perforación de las que salen llamas.

Nigeria y Angola son los principales productores de petróleo de Africa, pero la mayoría de su población vive en la más abyecta pobreza, a menudo en barrios de emergencia que se erigen al pie de enormes torres de perforación de las que salen llamas.

La corrupción ha impedido que la bonanza petrolera mejore la vida de la gente común en los dos países y genera un creciente malestar que alimenta las filas de organizaciones insurgentes, provoca inestabilidad y compromete el suministro del combustible al resto del mundo. El tema está siendo abordado por secretaria de Estado estadounidense Hillary Rodham Clinton en su gira por el continente.

Sus vistas a Angola y Nigeria ponen de manifiesto la importancia del petróleo africano en momentos en que Estados Unidos y otros países tratan de reducir su dependencia del petróleo del Medio Oriente.

Clinton destacó en Angola la necesidad de una mayor transparencia y exhortó al gobierno del presidente Jose Eduardo dos Santos, en el poder desde 1979, a que adopte una nueva constitución, investigue y juzgue las violaciones a los derechos humanos y convoque a elecciones presidenciales, como ha prometido.

La reacción de dos Santos a ese mensaje "fue muy positiva", afirmó Clinton.

Nigeria es tradicionalmente el principal productor de Africa. Pero su producción mermó como consecuencia de ataques guerrilleros a su infraestructura petrolera y en junio fue desplazada al segundo lugar por Angola.

Para el nigeriano y el angoleño común, el petróleo es una maldición más que una bendición. Varios observadores hacen notar que los petrodólares le permiten a sus líderes ignorar las críticas que vienen del extranjero pues no dependen tanto del turismo ni de la asistencia del exterior.

Los dos países son en teoría democráticos, pero los políticos no tienen demasiada necesidad de cortejar el voto.

Nigeria tiene una larga historia de golpes. Las últimas elecciones fueron empañadas por irregularidades e incidentes en los que la policía tiró granadas de gas lacrimógeno a la gente que hacía cola para votar. En Angola, en las últimas elecciones legislativas abundaron los regalos de dinero, alcohol e incluso automóviles y no funcionaron algunos centros de votación por falta de equipo, según observadores internacionales.
Angola tuvo una guerra civil de casi tres décadas que concluyó en el 2002. Desde entonces no ha habido elecciones presidenciales.

La semana pasada, la organización Global Witness, de Londres, informó que varios accionistas de una empresa privada autorizada por la compañía petrolera estatal angoleña a buscar lucrativos contratos tienen los mismos nombres que numerosos funcionarios o ex funcionarios del gobierno, incluido el del presidente de la empresa. Ninguno de esos personajes respondió a pedidos de aclaraciones de Global Witness.

"A pesar de que existe la impresión generalizada de que hay una corrupción endémica a todos los niveles del gobierno, no ha habido investigación ni juicio alguno durante el año" en curso, dice un informe preparado este año por el Departamento de Estado estadounidense.

Más de dos tercios de los 12 millones de angoleños y más de cuatro quintos de los 150 millones de nigerianos viven con menos de dos dólares diarios.

A los gobernantes "no les importa la gente común", afirmó Sam Olufemi, quien vende tarjetas telefónicas en un cruce de calles de Lagos.
Angola ha registrado bastante agitación en Cabinda, la principal región productora de petróleo. Agrupaciones defensoras de los derechos humanos acusan a los militares de cometer atrocidades y dicen que el gobierno se apropió de millones de dólares generados por el petróleo. El gobierno ha negado las acusaciones.

Miles de personas han muerto en el delta nigeriano donde se extrae petróleo. Los militares rocían allí con proyectiles los barrios pobres desde helicópteros y los insurgentes realizan atentados contra oleoductos y secuestran a extranjeros.


La Reconquista Imperialista de África

por Teodoro Santana

El viaje que la Secretaria de Estado norteamericana realiza a nuestro continente es el más largo desde que dirige la diplomacia estadounidense. Apenas tres semanas después de la visita de Barack Obama a Ghana, Hillary Clinton inició el martes de la semana pasada un largo recorrido por siete países del África subsahariana para amarrarles económicamente, en el momento en que China se ha convertido en muchos países en el principal inversor extranjero, Ah sí, también para “promover la seguridad” (es decir, la subordinación militar a EEUU) y los “derechos humanos”.

El engodo de este viaje es la African Growth Opportunity Act (Ley de Crecimiento y Oportunidades para África), aprobada en el año 2000 por la administración Clinton y destinada a favorecer la exportación, sin impuestos, de ciertos productos africanos hacia Estados Unidos.



Tras ocho años, los resultados de esta ley (cuya vigencia termina en 2015) son decepcionantes: solo la exportación de petróleo africano hacia EEUU ha aumentado. De hecho, los intercambios comerciales entre la potencia norteamericana y los 48 países de África, por otra parte, son prácticamente insignificantes. Nuestro continente recibe únicamente el 1% de las exportaciones estadounidenses y sólo consigue alcanzar el 3% de las importaciones de EEUU.

¿Cuáles son las condiciones necesarias para que los países africanos puedan acogerse a la exención de aranceles de la African Growth Opportunity Act? Hillary las definió como que los inversores no se encuentren con países llenos de “corrupción y crimen” y dirigidos por “una administración floja”.

En Kenia, primera etapa de su viaje, Hillary Clinton aseguró que las empresas y comercios de África podrán crecer sólo cuando los gobiernos africanos ejerzan un “poder benigno”. En un discurso televiso dirigido a los kenyatas, Obama decía también que “los países africanos deben ejercer un poder benigno.” Este término ya fue usado por el presidente estadounidense cuando visitó Ghana (“ejemplo de democracia africana”). Esta exigencia de “benignidad” (hacia EEUU) no tiene en cuenta la realidad de unos países masacrados por el colonialismo y aún aplastado por las relaciones de saqueo que impone el imperialismo.

Pero la verdadera naturaleza del viaje de Clinton a nuestro continente se hace transparente si tenemos en cuenta que los primeros seis de los siete países africanos que visita o son grandes países petroleros, o son países de gran población y de importancia estratégica. En cuanto a nuestros vecinos de Cabo Verde, el departamento de Estado lo justifica como “apoyo a la democracia africana”.

Con el recurso del palo y la zanahoria, EEUU obliga a que los países africanos acepten la “democracia occidental”. El imperialismo ha aplicado esta táctica durante décadas y sigue insistiendo en ella. Sin embargo, los países de nuestro continente no quieren aceptar con resignación el papel de “negritos obedientes”. Justo antes de que Hillary Clinton pronunciara su discurso en Kenia, el primer ministro del país, Raila Odinga, manifestó que “África no necesita sermones sobre la democracia, porque los problemas africanos fueron creados desde el principio por los países occidentales”.

La visita de Hillary Clinton a la cabeza de una numerosa delegación a África no solo evidencia la enorme ambición imperialista por nuestro continente, sino también pone de manifiesto su rivalidad con China, ya que la actual visita de la Secretaria de Estado norteamericana es un calco las escalas de las giras realizadas por los líderes chinos. Pero en vez de ofrecer contratos y condiciones ventajosas para los países africanos, como hace Beijing, siguiendo el principio de “cooperación y beneficio mutuo” y “no injerencia en los asuntos internos”, EEUU se empeña en mantener las políticas de saqueo y de dominación política y militar.

Evidentemente, África constituye un objetivo preferencial para China. Desde mediados de 2000, los líderes chinos han visitado nuestro continente en varias ocasiones, trayendo compromisos de hacer más y más contratos. El acelerado desarrollo de China le obliga a conseguir recursos energéticos en todo el mundo, y África es una de sus mayores fuentes.

Esa atención que presta China a África la percibe Washington como una amenaza. Ya en 2005, un sector del partidarios demócrata hizo una severa advertencia de que hay que considerar a China como rival de los EEUU, ya que el país asiático continúa la política destinada a convertir a África en el mercado de sus productos, el lugar de trabajo de sus obreros y la región de conseguir minerales y petróleo.

China patrocinó en 2006 la Cumbre de Beijing del Forum de Cooperación China-África, con la participación de 48 países africanos. Y en 2009, planea celebrar otra vez ese Forum, en el que China aprovechará la oportunidad para hacer públicas ocho medidas de su gobierno, incluidas la condonación o reducción de deudas y proyectos de construcción de infraestructuras. La influencia económica de China en África continuará elevándose, y ya hay 20 países africanos con un volumen de comercio con China superior a los 1.000 millones de dólares.

Pero, así y todo, no hay que perder la perspectiva. El volumen total de comercio entre China y África llegó a solo los 107.000 millones de dólares en el año 2008, por de bajo de las cifras registradas por nuestro continente con la Unión Europea (unos 334.000 millones de dólares), Japón (267.000 millones de dólares) y Corea del Sur (186.000 millones de dólares).

El problema para EEUU, por lo tanto, no es cuantitativo -no es tanto lo que le “quita” China en África- sino cualitativo: el mal ejemplo que supone el establecimiento de unas relaciones no imperialistas. Y que nuestros países empiecen a acostumbrarse a las mieles de unas verdaderas soberanía e independencia nacional. No pueden permitirlo, pero cada vez les es más difícil impedirlo.

(*) Teodoro Santana es miembro del Comité Central del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)


EEUU acelera la carrera por el petróleo en África

La Administración Obama ha doblado los esfuerzos diplomáticos para asegurarse el acceso a los recursos del continente y contrarrestar el avance de China.

Clinton visita siete países en 11 días

"Controlar el acceso al petróleo siempre ha sido un elemento dominante en la política exterior de Estados Unidos". Habla la codirectora de Foreign Policy In Focus, Emira Woods, a propósito de la gira africana de la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, que llega hoy a Angola, el segundo productor de petróleo de África subsahariana.

"En 2008, África superó a Oriente Próximo como proveedor de petróleo para EEUU. América importa ya el 25% del petróleo de países africanos. Eso convierte a África en un elemento central de cualquier política exterior, más aún en esta era tan dependiente de los combustibles fósiles", subraya Woods.

EEUU importa ya el 25% de su petróleo de estados africanos

Angola es la tercera etapa de una extensa gira de 11 días por siete países africanos, que le ha llevado ya a Kenia y Suráfrica y que completará con República Democrática de Congo, Nigeria, Liberia y Cabo Verde. "Once días son muchos para una gira de un funcionario estadounidense de alto nivel", opina Gerald Lemelle, director de Africa Action. "Creo que demuestra que África es una prioridad y que Obama se toma en serio el continente".

Muestra de ese carácter "prioritario" es que la gira de Clinton llega menos de un mes después de que el presidente Barack Obama viajara a Ghana y pidiera a los líderes africanos que fortalezcan la democracia para atraer inversión, ayuda y desarrollo.

Obama habló de principios, de los ideales que inspirarán su política hacia el continente. A Clinton le queda la parte práctica, arremangarse y reunirse con gobernantes y funcionarios para asegurar los intereses estadounidenses.

El comercio entre China y África se ha multiplicado por siete desde el 2.000
El secretario adjunto para Asuntos Africanos que la acompaña, Johnny Carson, ha negado que el viaje de Clinton, y su parada en las potencias petroleras africanas Nigeria y Angola, tenga nada que ver con China.
Paradigma de Guerra Fría

"Nuestra presencia allí no tiene que ver con las operaciones de otros países", dijo en referencia a China. "La mención de nuestros colegas de Asia es un paradigma de la Guerra Fría, no un reflejo de dónde nos encontramos hoy".

"EEUU tendrá que invertir más en desarrollo e infraestructura"

Pero la percepción de muchos analistas es que Washington está tratando de posicionarse mejor para no perder más terreno a favor de China, segundo consumidor de petróleo del mundo por detrás de EEUU y que en los últimos cinco años ha incrementado enormemente su relación con África y es ya el tercer socio comercial del continente.

"Hay una nueva carrera por las materias primas de África, especialmente sus recursos energéticos, precipitada por el increíble crecimiento industrial de China y su mayor influencia en la economía global", opina Asare Otchere-Dark, director del Instituto Danquah, el principal think-tank de Ghana.

Otchere-Darko destaca que a pesar de que Angola le vende a EEUU el doble de petróleo que a China, el país asiático ha desplazado a EEUU a la hora de financiar multimillonarios proyectos de desarrollo de infraestructura. Ya en 2004 Pekín dio un paquete de 2.000 millones de dólares y ayuda a Angola, que tiene a decenas de empresas chinas construyendo infraestructura de telecomunicaciones, carreteras, ferrocarriles, puentes, hospitales y escuelas.

Obama ha pedido al Congreso aumentar la ayuda militar a África

"Si EEUU quiere desplazar a China en la batalla del siglo XXI por los recursos de África, tendrá que desplegar una inversión más agresiva en desarrollo e infraestructura, tal y como China está haciendo", recalca Otchere-Darko.

Plan militar

El volumen de comercio entre China y África no deja de ser, todavía, pequeño, aunque se haya multiplicado por siete desde 2000. Un informe de junio del instituto británico Chatham House indica que, en términos absolutos, el comercio entre China y África en 2008 107.000 millones de dólares es modesto comparado con los intercambios entre China y la Unión Europea (425.000 millones de dólares), EEUU (334.000 millones) o Japón (268.000 millones).

El director del Proyecto de Investigación sobre Seguridad en Africa (ASRP), Daniel Volman, resalta que la pujanza de China en el continente africano "es una de las razones por las que se creó Africom", el mando central militar que EEUU ha creado y para el que todavía busca país que acoja su sede. Dicho mando supervisa todas las actividades militares en el continente, desde venta de armas a entrenamiento militar, operaciones navales y ataques aéreos.

"Africom se creó, entre otras cosas, para demostrar a China que EEUU está decidida a competir por los recursos de África. No necesariamente a enfrentarse, pero sí a competir", explica Volman.
"El propio comandante de Africom ha dicho que hay que mostrar a China que no les van a dejar tomar el continente sin más. Hay mucha presión en EEUU sobre este tema", admite Volman.
"Lo que nos preocupa apunta Emira Woods es que el mayor interés de EEUU en los recursos de África venga acompañado de una mayor militarización".

Los datos apuntan precisamente hacia esa tendencia. El presupuesto que la Administración Obama ha presentado al Congreso para el año fiscal 2010 propone incrementos significativos en los programas de asistencia militar a África. De 8,3 millones de dólares en financiación militar en 2009 se pasaría, si el presupuesto es aprobado, a 25,6 millones, según datos del ASRP. Kenia, por ejemplo, pasa de recibir 250.000 dólares a un millón. Etiopía pasa de 843.000 dólares a tres millones.

"Obama habló en Ghana del fracaso de los líderes africanos para respetar el Estado de Derecho", opina el director de Africa Action, Gerald Lemelle. "Es difícil mantener eso y apoyar a la vez a los mandatarios de Guinea Ecuatorial, Etiopía o Angola, que no han mostrado ningún interés en la democracia ni los derechos humanos. En el fondo es hacer lo mismo que los chinos".

"Es fácil culpar a [Robert] Mugabe, que no es amigo de EEUU", dice en referencia al presidente de Zimbabue. "Lo difícil es llamar la atención de nuestros amigos y pedirles que rindan cuentas".