Jorge
Beinstein
ALAI AMLATINA,
07/07/2016.- A
fines de Mayo, durante la reunión del G7 Shinzo Abe, primer
ministro de Japón,
anunció la proximidad de una gran crisis global[1],
el
comentario más difundido por los medios de comunicación fue
que se trataba de
un alarmismo exagerado reflejo de la difícil situación de la
economía japonesa.
De todos modos no faltan los que admiten la existencia de
peligros pero en
general los atribuyen a los desequilibrios financieros de
China, a la recesión
en Brasil o a las turbulencias europeas. La situación en los
Estados Unidos
suele merecer comentarios prudentes distantes de cualquier
alarmismo. Sin
embargo el centro motor de la última gran crisis global (año
2008) fue la
explosión de la burbuja inmobiliaria estadounidense, ahora los
expertos no
perciben allí burbujas en plena expansión a punto de estallar
sino todo lo
contrario: actividades financieras, industriales y comerciales
estancadas,
crecimientos anémicos y otros señales al parecer
tranquilizantes que alejan la
imagen de algún tipo de euforia descontrolada.
Pero es imposible
ignorar la
realidad. Los productos financieros derivados constituyen la
componente
mayoritaria decisiva de la trama especulativa global, solo
cinco bancos de los
Estados Unidos más el Deutsche Bank han acumulado esos
frágiles activos por
unos 320 billones (millones de millones) de dólares[2]
equivalentes a aproximadamente 4,2 veces el Producto Bruto
Mundial (año 2015),
eso representa el 65 % de la totalidad de productos
financieros derivados del
planeta registrados en diciembre de 2015 por el Banco de
Basilea. Esa
hiper-concentración financiera debería ser una señal de alarma
y el panorama se
agrava cuando constatamos que dicha masa financiera se está
desinflando de
manera irresistible: en diciembre de 2013 los derivados
globales llegaban a
unos 710 billones de dólares, apenas dos años después, en
diciembre de 2015 el
Banco de Basilea registraba 490 billones de dólares… en
solo 24 meses se
evaporaron 220 billones de dólares, cifra equivalente a
unas 2,8 veces el
Producto Bruto Global de 2015.
No se trató de un
accidente sino
del resultado de la interacción perversa, a nivel mundial,
entre la
especulación financiera y la llamada economía real.
Durante un largo
período esta última pudo sostener una desaceleración gradual
evitando el
derrumbe, gracias a la financierización del sistema que
permitió a las grandes
empresas, los estados y los consumidores de los países ricos
endeudarse y así consumir
e invertir. La declinación de la dinámica económica de los
capitalismos
centrales pudo ser ralentizada (aunque no revertida) no solo
con negocios
financieros, la entrada de más de 200 millones de obreros
industriales chinos
mal pagados al mercado mundial permitió abastecer con
manufacturas baratas a
los países ricos y el derrumbe del bloque soviético brindó a
Occidente un nuevo
espacio colonial: la Unión Europea se amplió hacia el Este,
capitales de Europa
y de los Estados Unidos extendieron sus negocios.
Así fue como los
Estados Unidos y
sus socios-vasallos de la OTAN siguieron adelante con los
gastos militares y
las guerras, enormes capitales acumulados bloqueados por una
demanda que crecía
cada vez menos pudieron rentabilizarse comprando papeles de
deuda o jugando a
la bolsa, grandes bancos y mega especuladores inflaron sus
activos con
complejas operaciones financieras legales e ilegales. Los
neoliberales
señalaban que se trataba de un “circulo virtuoso” donde
las economías
real y financiera crecían apoyándose mutuamente, pero la
fiesta se fue agotando
mientras se reducían las capacidades de pago de los deudores
abrumados por el
peso de sus obligaciones.
La crisis de 2008
fue el punto de
inflexión. En diciembre de 1998 los derivados globales
llegaban a unos 80
billones de dólares equivalentes a 2,5 veces el Producto Bruto
Global de ese
año, en diciembre de 2003 alcanzaban los 200 billones de
dólares (5,3 veces el
PBG) y a mediados de 2008, en plena euforia financiera,
saltaron a 680 billones
(11 veces el PBG), la recesión de 2009 los hizo caer: para
mediados de ese año
habían bajado a 590 billones (9,5 veces el PBG). Se había
acabado la euforia
especulativa y a partir de allí las cifras nominales se
estancaron o subieron
muy poco reduciendo su importancia respecto del Producto Bruto
Global: en
diciembre de 2013 rondaban los 710 billones (9,3 veces el PBG)
y luego se
produjo el gran desinfle: 610 billones en diciembre de 2014
(7,9 veces el PBG)
para caer en diciembre de 2015 a 490 billones (6,2 veces el
PBG).
El aparente
“circulo virtuoso”
había mostrado su verdadero rostro: en realidad se trataba de
un círculo
vicioso donde el parasitismo financiero se había expandido
gracias a las
dificultades de la economía real a la que drogaba mientras la
cargaba de deudas
cuya acumulación terminó por enfriar su dinamismo lo que a su
vez bloqueó el
crecimiento del globo financiero.
La primera etapa
de interacción
expansiva anunciaba la segunda de interacción negativa, de
enfriamiento mutuo
actualmente en curso la que a su vez anuncia la tercera de
enfriamiento
financiero marchando hacia el colapso y de crecimientos
anémicos, estancamientos
y recesiones suaves de la economía real acercándose hacia la
depresión
prolongada, todo ello como parte del probable desinfle
entrópico del conjunto
del sistema.
La
financierización integral de
la economía hace que su contracción comprima, reduzca el
espacio de desarrollo
de la economía real. El peso de las deudas públicas y
privadas, la creciente
volatilidad de los mercados sometidos al canibalismo
especulativo, grandes
bancos en la cuerda floja y otros factores negativos ahogan a
la estructura
productiva.
Por otra parte el
sistema global
no se reduce a un conjunto de procesos económicos, nos
encontramos ante una
realidad compleja que incluye una amplia variedad de
componentes
interrelacionadas (geopolíticas, culturales, militares,
institucionales, etc.),
eso significa que la crisis puede desencadenarse desde
distintas geografías y
focos de actividad social. Por ejemplo un hecho político como
la decisión del
electorado de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea pudo
haber sido el
detonador tal como lo anticipaba George Soros que esperaba un
“Viernes negro”
seguido por una reacción en cadena de turbulencias fuera de
control si el
jueves 23 de Junio triunfaba el Brexit[3],
el
desastre no se produjo pero pudo haber ocurrido... aunque el
sacudón fue
bastante fuerte[4].
Podría ser una ola
de protestas
sociales en Europa más extendida y radicalizada que la
ocurrida recientemente
en Francia o el derrumbe del Deutsche Bank que acumula papeles
volátiles por
unos 70 billones de dólares casi equivalentes al Producto
Bruto Mundial[5].
También la
economía italiana ofrece su cuota de riesgos, afectada por la
degradación
acelerada de los bancos acorralados por los impagos de sus
deudores que sumaban
en marzo de 2016 unos 200 mil millones de euros (equivalentes
al 12 % del
Producto Bruto italiano)[6].
Y por
supuesto Japón aparece como un importante candidato al
derrumbe con una deuda
pública de 9 billones de dólares que representa el 220 % de su
Producto Bruto
Interno, no ha conseguido salir de la deflación y sus
exportaciones pierden
competitividad[7].
Los Estados Unidos
centro de la
economía global (sobre todo de su hipertrofia financiera) es
naturalmente el
motor potencial de futuras tormentas globales. Allí se han ido
acumulando en
los últimos meses las señales recesivas: desde la persistente
tendencia a la
baja en la producción industrial desde fines de 2014[8],
hasta el ascenso continuo de deudas industriales y comerciales
impagas (que ya
han alcanzado el nivel de fines de 2008 – aumentaron casi un
140 % entre el
último trimestre de 2014 y el primer trimestre de 2016)[9],
pasando
por la caída del conjunto de ventas (mayoristas, minoristas e
industriales) al
mercado interno desde el último cuatrimestre de 2014[10]
y de las
exportaciones desde noviembre del mismo año[11].
A ello debemos
agregar una deuda
pública nacional que sigue aumentando, ya ha superado la
barrera de los 19
billones de dólares (casi 106 % del PBI) que sumado a las
deudas privadas llega
a los 64 billones de dólares (3,5 veces el PBI de 2015)[12],
y también
claras señales de deterioro social como el hecho de que unas
45 millones de personas
reciben actualmente ayudas alimentarias por parte del Estado[13],
la agencia encargada de monitorear los programas alimentarios
gubernamentales,
FRAC por su sigla en inglés, señalaba en su último informe que
“más de 48,1
millones de estadounidenses viven en hogares que luchan
contra el hambre”[14].
Para un creciente
número de
expertos, sobre todo los especialistas en temas financieros el
interrogante
decisivo no es si la crisis se va a producir o no sino cuando
va a ocurrir.
Para algunos podría tomar la forma de un estallido financiero
al estilo de lo
ocurrido en 2008 o en anteriores eventos de ese tipo, para
otros lo que está
por llegar es una gran implosión del sistema.
Caben dos
hipótesis extremas, la
primera de ellas es que la acumulación de deterioros debería
generar tarde o
temprano un salto cualitativo devastador, la historia del
capitalismo está
marcada por una sucesión de crisis de distinta magnitud,
mirando al pasado
sería razonable suponer un desenlace bajo la forma de hiper
crisis.
La segunda
hipótesis es que la
pérdida de dinamismo del sistema no es un fenómeno pasajero
sino una tendencia
pesada que obliga a superar la idea de gran turbulencia
repentina, de tsunami
arrasador e introducir el concepto de “decadencia”, de
envejecimiento
prolongado, de degradación civilizacional, lo que no excluye
las crisis sino
que las incorpora a un recorrido descendente donde el sistema
se va apagando,
desarticulando, caotizando, perdiendo vitalidad, racionalidad.
Larry Summers, ex
Secretario del
Tesoro de los Estados Unidos, relanzó recientemente con gran
repercusión
mediática la teoría del “estancamiento secular” según
la cual las
grandes potencias tradicionales están ingresando en una era de
estancamiento
productivo prolongado arrastrando al conjunto del sistema
global[15],
recuperaba de ese modo las ideas de Alvin Hansen expuestas en
plena crisis de
los años 1930. Por su parte académicos importantes como Robert
Gordon[16],
Tyler
Cowen[17]
o Jan Vijg[18]
apuntalaban ese punto de vista desde la visión de la
ineficacia creciente del
cambio tecnológico en términos de crecimiento económico, este
último planteando
el paralelismo entre la decadencia estadounidense y las del
imperio romano y de
China en la era de la dinastía Qing (entre mediados del siglo
XVII y comienzos
del siglo XX). En los años 1970 cuando se iniciaba la larga
crisis global que
llega hasta nuestros días, Orio Giarini y Henri Loubergé, por
entonces en la
Universidad de Ginebra, habían elaborado la hipótesis de los “rendimientos
decrecientes de la tecnología” a partir del
procesamiento de una gran masa
de información empírica[19],
por su
parte el historiador Fernand Braudel señalaba que la gran
crisis de esa década
era el comienzo de una fase cíclica descendente de larga
duración[20].
Desde una
visión marxista Roger Dangeville, también en esa época,
afirmaba que el
capitalismo en tanto sistema global había ingresado en su
etapa senil[21],
yo retomé
esa hipótesis desde fines de los años 1990[22]
que más
adelante fue asumida por Samir Amin[23]
y otros
autores.
Ahora las señales
de alarma se
multiplican, desde desajustes financieros graves hasta
perturbaciones
geopolíticas cargadas de guerras y desestabilizaciones, desde
crisis
institucionales hasta declinaciones económicas. Los
comentaristas occidentales se maravillaban en los años 1990
ante el espectáculo
de la implosión de la URSS, es probable que dentro de no
mucho tiempo empiecen
a horrorizarse ante desastres mucho mayores centrados en
Occidente.
- Jorge
Beinstein es economista argentino, docente de la Universidad
de Buenos
Aires.
URL de
este artículo: http://www.alainet.org/es/ articulo/178662
[2] Tyler
Durden, "Is
Deutsche Bank The Next Lehman?", Zero Hedge,
http://www.zerohedge.com/news/ 2015-06-12/deutsche-bank-next- lehman
Michael Snyder, "Financial Armageddon Approaches", INFOWARS, http://www.infowars.com/ financial-armageddon- approaches-u-s-banks-have-247- trillion-dollars-of-exposure- to-derivatives/
Michael Snyder, "Financial Armageddon Approaches", INFOWARS, http://www.infowars.com/
[3] Antoine
Gara, "George
Soros Says Brace For 'Black Friday' If Brexit Vote
Succeeds", Forbes,Jun
21, 2016,
http://www.forbes.com/sites/ antoinegara/2016/06/21/george- soros-says-brace-for-black- friday-if-brexit-vote- succeeds/#7e295d543a89
[4] Wolf
Richter,
"European Banks Get Crushed, Worst 2-Day Plunge Ever,
Italian Banks to Get
Taxpayer Bailout, Contagion Hits US Banks", Wolf Street,
June 27, 2016,
http://wolfstreet.com/2016/06/ 27/european-banks-get-crushed- worst-2-day-plunge-ever- italian-banks-to-get-taxpayer- bailout-contagion-hits-us- banks/
[5] Michael
T. Snyder,
"Will Deutsche Bank Survive This Wave Of Trouble Or Will
It Be The Next
Lehman Brothers?", Smarter Analyst, May 23, 2016,
http://www.smarteranalyst.com/ 2016/05/23/will-deutsche-bank- survive-this-wave-of-trouble- or-will-it-be-the-next-lehman- brothers/
[6] Jeffrey
Moore, “Will
Italian banks spark another financial crisis?”, Global
Risk Insights, March 7,
2016.
[7] Takashi
Naakamichi,
"Japan emerges as key victim in fallout from Brexit",
Market
Watch,June 27, 2016.
[8] U.S.
Board of Governors of
the Federal Reserve System, “Industrial Production and
Capacity Utilization”.
[9] Worlf
Richter,
"Business Loan Delinquencies Spike to Lehman Moment
Level", May 19,
2016,
http://wolfstreet.com/2016/05/ 19/delinquencies-of- commercial-industrial-loans- spike/
[14] FRAC,
Food Research &
Action Center, "U.S. Makes Progress Addressing Food
Hardship, but One in
Six American Households Still Struggle to Put Food on the
Table", June 30,
2016,
http://frac.org/u-s-makes- progress-addressing-food- hardship-but-one-in-six- american-households-still- struggle-to-put-food-on-the- table-report-finds/
[15] Laurence.
H. Summers,
"Reflections on the New Secular Stagnation Hypothesis",
Secular
Stagnation:Facts, Causes, and Cures, CEPR Press, 2014.
[16] Robert
J. Gordon, “Is US
Economic Growth over? Faltering Innovation confronts the
six Headwinds”, NBER
Working paper series, 18315, August.2012."The turtle’s
progress: Secular
stagnation meets the headwinds", Secular Stagnation:Facts,
Causes, and
Cures, CEPR Press, 2014.
[18] Jan
Vijg,"The American
Technological Challenge: Stagnation and Decline in the
21st Century",
Algora Publishing, 2011.
[19] Orio
Giarini y Henri
Loubergé,"La Civilisation technicienne à la dérive.Les
rendements
décroissants de la technologie", Dunod, Paris, 1979
[20] Fernand
Braudel,
“Civilisation matérielle, économie et capitalisme, XVe
XVIIIe
Siècle”, tome I, Armand Colin, Paris, 1979.
[21] Roger
Dangeville,