Hecho también que ha patentizado lo develado
por WikiLeaks, particularmente por Julian Assange y, después, sobre el
caso de espionaje mundial, por Edward Joseph Snowden. La excusa para la
clausura del espacio aéreo fue la sospecha de que en el avión del
presidente se trasladaba, clandestinamente, Snowden. El tema en cuestión
es éste, no hay que perder la cabeza. El gobierno de Obama ya había
amenazado al gobierno de Ecuador de tomar sanciones y represalias si es
que asilaban a Snowden, teniendo en cuenta que Julian Assange ya se
encuentra asilado en la embajada ecuatoriana en Londres. ¿Hubiera hecho
lo mismo el gobierno de Obama, presionar a los gobiernos europeos para
que tomen medidas, como la clausura del espacio aéreo, si es que no se
presentaba el caso de Snowden, que se encuentra, en una especie de
limbo, en el aeropuerto de Moscú? No parece ser este el caso.
Indudablemente, la desfachatez con la que han actuado los
“imperialismos” en contra de un presidente indígena, subleva doblemente;
uno, por atentado contra las soberanías de los estados; dos, por
reproducir una actitud grotescamente colonial. Ambas dimensiones tienen
que ser analizadas. ¿Qué hay detrás de esta persecución a Assange y a
Snowden? ¿Qué hay detrás de los mensajes amenazantes contra el gobierno
de Ecuador, contra el gobierno de Bolivia, amenaza extendida a todo
gobierno que se atreva a dar asilo a Snowden?
A la primera
pregunta, respondimos en otros textos, anteriores a éste; dijimos que se
trata de la apuesta del imperio a marchar a un Estado de excepción
mundial prolongado, suspendiendo los derechos fundamentales a los
ciudadanos, a los pueblos y a los estados
[1].
No vamos a insistir en esta interpretación. Lo que nos interesa es
analizar la segunda pregunta, pues tiene implicaciones con el debate
sobre imperio, imperialismo, capitalismo y colonización, debate que ha
puesto en mesa la Conferencia Internacional Anti-imperialista, que se
lleva a cabo en Cochabamba, organizada por el gobierno boliviano, aunque
aparezca convocada por el Pacto de la Unidad – la mitad del Pacto de
Unidad por cierto, en ausencia de las organizaciones indígenas -,
promovida por la CSUTCB. Conferencia que no deja de ser sugerente por el
tema, a pesar de que forma parte del montaje propagandístico del
gobierno.
En el discurso de inauguración, el vicepresidente ha
expuesto la perspectiva que tiene del tema y del encuentro. Ha comenzado
su discurso caracterizando al colonialismo; de manera “pedagógica” ha
leído la apreciación que tenían los conquistadores sobre los nativos,
recurriendo a la correspondencia de uno de los clérigos conocidos de
entonces, que denotan los primeros pasos de la descalificación racial en
la constitución del sistema-mundo capitalista y su geopolítica
racializada.
Después ha dicho que estas percepciones no han cambiado, a
pesar de los siglos transcurridos, refiriéndose a las apreciaciones del
gobernador de Santa Cruz sobre el presidente. Posteriormente ha expuesto
sucintamente las tesis de Vladimir Lenin sobre el imperialismo,
teniendo como referencia el libro conocido
El imperialismo, fase superior del capitalismo;
destacando básicamente el carácter de concentración del capital, la
característica de exportación de capitales para dominar y controlar, así
como tomando en cuenta que el imperialismo es la dominación de un
Estado sobre otros estados. Aunque quedaron pendientes esclarecer la
concentración de la producción y los monopolios, el nuevo papel de los
bancos en la fase imperialista, el capital financiero y la oligarquía
financiera, el reparto del mundo entre las asociaciones capitalistas, el
reparto del mundo entre las grandes potencias, para llegar, de una
manera más exhaustiva, a la tesis del imperialismo, la última fase del
capitalismo.
Se puede comprender estas ausencias por las
características de la exposición “pedagógica”. En su exposición, el
vicepresidente, vinculó la indisoluble unión reciproca entre
colonialismo y capitalismo. Ambos se retroalimentan; más o menos se
estableció la siguiente tesis: el capitalismo es colonialismo y el
colonialismo es capitalismo. Tesis que también puede ser planteada de la
manera siguiente: el colonialismo es el procedimiento de expoliación
que emplea el capitalismo para extenderse y acumular, en tanto que el
capitalismo es el modo de producción que el colonialismo usa para
afincar su poder. En conclusión planteó que los conceptos fundamentales
son: colonialismo, capitalismo, imperialismo e imperio. Dejaremos de
lado la apología al líder, el culto a la personalidad, de Evo Morales,
que ya se ha vuelto una costumbre ansiosa en el vicepresidente. Con esto
dejaremos de lado su interpretación de que Evo Morales Ayma es el líder
más peligroso para el imperialismo, por eso le teme. Nos interesa
evaluar el contenido del debate, no los discursos de alabanza.
Sobre los conceptos colonialismo, capitalismo, imperialismo e imperio
A
estas alturas no podemos recurrir a un texto despreciativo de lo
indígena, como el leído por el vicepresidente, para caracterizar al
colonialismo, de acuerdo a cómo pensaban los conquistadores, al comienzo
de la colonización. No se trata de saber cómo pensaban los
conquistadores, sino de cómo funcionaba y funciona el diagrama de poder
colonial.
El concepto de colonialismo, como todo concepto, tiene
su historia, no sólo por sus antecedentes, sino porque sufre mutaciones,
desplazamientos y transformaciones, en el espacio-tiempo. En esto
intervienen enfoques distintos, corrientes contrastadas, teorías
concurrentes; así como experiencias de los pueblos. Podemos decir que el
concepto de colonialismo ha venido logrando mayor cuerpo, mejorando su
composición, haciendo más inteligible la problemática de la que trata.
Hay como ritmos de variación entre las configuraciones de colonialismo y
colonialidad, articulados con el concepto operador de colonización.
La
colonización como acción desbordante habría instaurado y establecido el
colonialismo como sistema de dominación. La persistencia, en ciclos
largos del colonialismo, terminaría cristalizándose en una forma de
sociedad, cuyas características se describen en la colonialidad
múltiple; colonialidad del poder
[2], colonialidad del saber
[3], colonialidad del cuerpo
[4], colonialidad de género
[5], colonialidad económica
[6];
etc. Para comprender el concepto múltiple de colonialidad, es
indispensable entender el alcance conceptual del concepto de
colonialismo interno
[7].
Pues este concepto ayuda a comprender la continuidad colonial después
de las llamadas independencias, la conformación de las repúblicas y los
Estado-nación, en las llamadas sociedades postcoloniales. Entonces el
concepto de colonialismo adquiere connotación no sólo en la descripción
de la historia colonial, sino en sus relaciones teóricas en la formación
discursiva sobre colonialismo, colonialidad, colonización.
Hoy
podemos decir que el colonialismo no solo es el procedimiento por
excelencia de la reiteración recurrente de la acumulación originaria de
capital, por despojamiento y desposesión, sino que el colonialismo es
toda una economía política racial, pues inscribe la diferencia racial en
los cuerpos. La dominación, es decir, el ejercicio de poder, se ejerce
racialmente.
Este es el aporte de los estudiosos y estudiosas del
colonialismo y de las distintas formas de colonialidad.
Independientemente de la discusión entre perspectivas teóricas, entre
Estudios poscoloniales, Estudios de la subalternidad, crítica de la
razón postcolonial, genealogía de la colonialidad, investigaciones
etnohistorias y antropológicas, el significado compartido entre los
distintos puntos de vista, es este de la geopolítica racial del
colonialismo. Esto es importante, no por decir algo que parece decir a
simple vista, lo que todo el mundo sabe, esto de la percepción del
prejuicio racial, sino porque se estudian las distintas prácticas,
técnicas, procedimientos, imaginarios, de racialización de las
relaciones sociales. La importancia de esos estudios radica en lo que
develan sus investigaciones; las formas específicas de colonización, de
colonialidad, de colonialismo, formas representativas, formas
institucionales, formas de saber, formas de poder.
En otro texto
dijimos que el diagrama de poder colonial, que es un diagrama múltiple,
pues articula distintos diagramas de poder, tiene como materia de poder a
las sociedades nativas
[8].
Primero, marca a los cuerpos de las sociedades nativas, los separa,
dualiza a las sociedades, jerarquizando la dominante sobre la dominada;
después, subordina a las sociedades nativas a la sociedad dominante;
para luego subsumirlas, diluyéndolas en la sociedad “mestiza”. ¿De qué
manera esta colonización múltiple, que se concreta en la colonialidad
múltiple, efectuada en distintos “planos” y espesores, inscripción en la
superficie del cuerpo, inscripción en el espesor del cuerpo,
inscripción en la virtualidad de los imaginarios, coadyuva en la
acumulación capitalista?
Se entiende que la acumulación originaria
de capital tiene que ver con el despojamiento y desposesión de
territorios, recursos, saberes, técnicas, instituciones, cultura,
lenguas. En lo que respecta a la acumulación ampliada de capital, el
colonialismo y la colonialidad han logrado niveles espeluznantes de
súper-explotación, desde la esclavización hasta el trabajo asalariado,
pasando por distintas formas de servidumbre, aprovechando también la
diferencia de “género”, súper-explotando más a las mujeres. También
sabemos que la geopolítica colonial del sistema-mundo capitalista ha
establecido una geografía que distingue centros de periferias,
condenando a las segundas a ser exportadoras de recursos naturales, en
la división mundial del trabajo.
En otras palabras, el colonialismo
condena a las periferias a un capitalismo dependiente, basado en el
modelo extractivista. Esta división del trabajo, a escala mundial,
genera súper-ganancias a los centros industriales del sistema-mundo.
Mantenerse en el modelo extractivista es no sólo preservarse en el
círculo vicioso de la dependencia, sino en reproducir la dominación
colonial. Mientras se sigue en este modelo, no se puede hablar
seriamente de descolonización, a no ser que se quiera hacer propaganda,
incluso del colonialismo más peculiar de los últimos tiempos. Decir que
se ha resuelto el problema del colonialismo porque se ha llegado al
gobierno, porque se ha llegado a ocupar el lugar del otro, del
dominador, del amo, del patrón, haciendo después lo mismo que éste. Esto
no es otra cosa que hacer, cumplir, las tareas coloniales y de
dominación, que ya no cumple el dominador, el amo, el patrón, porque
simplemente ya no está.
Otra relación colonial, que podríamos llamar
neocolonial o, si se quiere, incluso
trans-colonial,
es lo que se ha convertido en deuda infinita. Desde las tesis del
marxismo austriaco, del que Rudolf Hilferding era uno de los teóricos
más destacados, que son las tesis que retoma Vladimir Lenin, se puede
decir que es la composición y combinación entre capital financiero y
Estado lo que le dio características propias a la acumulación ampliada
en las “fase(s) superiores del capitalismo”, hablamos, por cierto, de la
concentración y la centralización fabulosas de capital. A esta
composición es a lo que se llamó entonces y en Europa, capitalismo de
Estado
[9];
es a esta combinación, de alta concentración monopólica de capital,
producción, financiera, de mercados, por lo tanto, control geopolítico
efectivo, incluyendo el dominio militar, que se llamó imperialismo. La
exportación de capital amarró fuertemente a los estados periféricos a
los centros, no solo industriales, sino financieros. Entonces se puede
decir que el imperialismo tiene como una composición de edificación
“estructural”, basada en esta gran concentración de capital,
concentración de producción, concentración industrial, sobre todo, en la
“etapa superior del capitalismo”, concentración financiera.
Concentraciones y centralizaciones sostenidas, por lo que llama Samir
Amin, monopolio del complejo tecnológico-militar.
Esta alta composición y
combinación explosiva lleva rápidamente a una dominación financiera de
toda la estructura del capitalismo y del capital; donde la burguesía
financiera domina a la burguesía industrial. Esta “fase superior”,
imaginada por Lenin como la “última”, desencadenó la primera y la
segunda guerra mundial, por la competencia imperialista, por las
ineludibles contradicciones imperialistas. En esa “fase superior” había
varios imperialismos concurrentes. Al finalizar la segunda guerra
mundial, la victoria de los aliados, capitalistas y “socialista”, sobre
el III Reich, derivó en la conformación de dos híper-potencias, si se
quiere, dos súper-imperialismos; uno, el híper-imperialismo
estadounidense; el otro, el súper-imperialismo soviético, que Mao Zedung
llamó social-imperialismo. Esto ya no lo imaginó Lenin. Entonces, lo
que la escuela del marxismo austriaco conceptualizó no era “la última
fase del capitalismo”, no era, ahora podríamos decirlo, usando a
Fukuyama, el fin de la historia. Hay formas imperialistas mucho más
descomunales, que no son tampoco la “última fase”. El mundo se partió en
dos; la orbe capitalista y la llamada orbe “socialista”.
Hoy
sabemos que tampoco terminó ahí la historia del imperialismo; sobrevino
una tercera “fase superior”, pasando por la primera, que conoció Lenin,
también por la segunda, que conoció Mao Zedung. Esta tercera “fase
superior” es el que corresponde a la dominación única y casi absoluta de
la mega-potencia capitalista, industrial, tecnológica, comunicacional y
militar de los Estados Unidos de Norteamérica. Hemos pasado, de un
mundo dual a un mundo unilateral. En este contexto “superior” del
capitalismo, que no parece ser el último, se ha dado lugar a una nueva
integración de capitales, sobre todo financieros, articulando
sólidamente la dominación mundial, institucionalizando esta dominación y
control capitalista, redefiniendo una nueva estrategia geopolítica del
sistema-mundo capitalista, que ya no se basa en los repartos del mundo,
sino en los flujos financiero, rápidos, extremadamente rápidos, por la
digitalización y la cibernética, llamados “capitales golondrinas”.
Lo
que no se ha dejado de manifestar reiterativamente, en las distintas
“fases” del capitalismo, en las distintas “fases superiores del
capitalismo”, es la reincidencia de las crisis cíclicas y orgánicas del
capitalismo. Las llamadas crisis de sobreproducción, que también pueden
ser interpretadas como de sobre-acumulación, así como de
sobre-concentración financiera, han llevado a una abrumadora
disponibilidad financiera, que no encuentra salida, para seguir
valorizando el dinero. La estrategia del sistema financiero mundial es
la especulación; inventó, lo que se ha venido en llamar, “burbujas
financieras”. Se trata de la valorización especulativa dineraria,
ocasionando un sistema capitalista inflacionario. El costo de esta
valorización
ficticia recae indudablemente sobre las sociedades y los pueblos del mundo.
En
este decurso, lo que conoció Lenin, partiendo de las tesis de la
escuela austriaca, es la exportación de capitales, en la escala de su
tiempo; es decir, conoció la inversión capitalista en las periferias
colindantes y distantes de los centros imperialistas. Lo que no conoció
es la “exportación” propiamente financiera, la relativa a los prestamos
del sistema financiero mundial a los Estados, en la gigantesca escala en
la que se dio durante la segunda mitad del siglo XX. Los mecanismos de
este endeudamiento, la contabilidad de las amortizaciones, de los
intereses, de los refinanciamientos y por lo tanto de los re-
endeudamientos, derivó en la deuda infinita; una deuda impaga. Una deuda
que no solamente ya habría pagado su amortización, más de una vez, sino
que, por todo el engranaje financiero, no puede dejar de seguir
pagándose. Este es el gran negocio financiero y la forma perversa del
nuevo sometimiento de los estados a esta dominancia del sistema
financiero internacional. Nueva dominación imperial y colonial del ciclo
largo del capitalismo vigente.
A esta nueva composición y
combinación integral del capitalismo, cuya forma descomunal es única, es
decir, la concentración y centralización unificadas en un orden mundial
consolidado, Antonio Negri y Michael Hardt le llaman imperio, usando la
metáfora del imperio romano y de la paz romana. Independientemente de
la polémica apasionada que ha desatado esta tesis, independientemente de
la configuración cuestionada del imperio, recurriendo a la figura
piramidal propuesta por el historiador griego Polibio para la
explicación del dominio del imperio romano, lo sugerente de la tesis es
haber interpretado la transformación estructural del capitalismo, su
dominio absoluto y control sobre el orbe, haber comprendido su
transformación imperialista en imperio; es decir, si se quiere, en la
forma unificada de “imperialismo”, la forma unificada de concentraciones
y centralizaciones, realizadas por la lógica financiera, la lógica de
la mundialización y la genealogía del poder.
A estas alturas, seguir recurriendo a Lenin, al libro
El imperialismo, la última fase del capitalismo,
es un anacronismo. No le hace bien a la escuela austriaca, que son los
elaboradores de las tesis sobre la transformación imperialista del
capitalismo, no le hace bien al marxismo, que se supone es dinámico y se
actualiza, no le hace bien a la lucha contemporánea contra el
capitalismo, el imperialismo, el imperio y el colonialismo. Hay
intelectuales, que se proclaman marxistas, que se han desgarrado las
vestiduras atacando el libro de Negri y Hardt
Imperio[10],
recurriendo al manual de Lenin. Creen que esa es la mejor forma de
demostrar que son “revolucionarios”, pues son fieles a las “fuentes”.
Esto no es más que fidelidad a los santos escritos.
Se puede
explicar el anacronismo del vicepresidente por el apego a la propaganda,
por la opción tomada por el gobierno, el realismo político y el
“pragmatismo”, que los llevó a la intensificación y expansión del modelo
extractivista colonial del capitalismo dependiente. El vicepresidente
requiere convencer a los convencidos que siguen siendo “revolucionarios”
y anti-imperialistas, aunque su anti-imperialismo corresponda a una
lucha con los fantasmas del imperialismo de la mitad del siglo pasado, y
no una lucha concreta con el imperialismo de carne y hueso de la
actualidad. El enojo de los intelectuales anti-Negri, que se desesperan
ante las nuevas interpretaciones sobre la dominación imperial, dejando
atrás las sagradas escrituras de Lenin, se explica también, pues muchos
de ellos están acostumbrados a los escenarios académicos, congresos,
conferencias y foros, donde también hay que demostrar que son
“revolucionarios”, mejor aún si son añejos como el vino.
Notas:
[1] Revisar de Raúl Prada Alcoreza
Potencia social o poder; Dinámicas moleculares, Horizontes nómadas; La Paz. También
Ultra-burguesía y Estado de excepción mundial, así como
La agonía del Leviatán, Globalización del diagrama de control y
Potencia de la vida. Bolpress, La Paz; Rebelión, Madrid.
[2] Tesis trabajada por Aníbal Quijano.
[3] Tesis trabajada por Estudios postcoloniales, en los que se encuentra Walter Mignolo.
[4] Tesis trabajada por las teóricas del feminismo de-colonial.
[5] Tesis trabajada y discutida por María Lugones.
[6]
Tesis propuesta por nosotros, recogiendo los aportes de la Teoría de la
dependencia, sobre todo, las investigaciones diferenciales de la
colonialidad. Ver de Raúl Prada Alcoreza
La colonialidad como malla del sistema mundo capitalista; Dinámicas moleculares, Horizontes nómadas; La Paz.
[7] Tesis elaborada por Rodolfo Stavenhagen.
[8] Ver de Raúl Prada Alcoreza
Potencia social o poder; Dinámicas moleculares, Horizontes nómadas; 2013, La Paz.
[9]
Desde otra perspectiva y con otra apreciación, en América Latina y el
Caribe, llamamos capitalismo de Estado a los gobiernos nacionalistas y
populistas, que optan por las nacionalizaciones y la empresa pública.
[10] Revisar de Michael Hardt y Antonio Negri
Imperio; Paidós 2002; Buenos Aires.