martes, 19 de junio de 2012

ÁFRICA: Ex niñas soldado cambian una pesadilla por otra

Por Isabelle de Grave

NACIONES UNIDAS, jun (IPS) - "Cuando todavía estaba en la escuela fui secuestrada junto con otras 139 niñas por el Ejército de Resistencia del Señor. Pasé siete meses en cautiverio, pero sobreviví, escapé y volví a casa", dijo la ugandesa Grace Akallo.

Hace 12 años, cuando Akallo era todavía una niña, su vida dio un giro inesperado cuando cayó en manos de la brutal fuerza rebelde liderada por Joseph Kony.

Actualmente, Akallo está casada y tiene un hijo, una maestría y una misión en la vida: dar voz a las niñas soldado.

Formado en Uganda en los años 80, el Ejército de Resistencia del Señor opera ahora en la República Democrática del Congo y es uno de los más persistentes perpetradores de violaciones a los derechos de niños y niñas, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

"Cuando las niñas son secuestradas, les ocurre lo mismo que a los niños soldados: las golpean, las maltratan, las entrenan para convertirlas en combatientes, les dan (fusiles) AK-47 y las obligan a matar", explicó Akallo a IPS.

"La mayoría de los niños y niñas son enviados al frente, y los líderes los siguen. ‘¿Se terminaron tus balas? Dispárale a tu amigo para conseguir más’. Al mismo tiempo, los líderes usan niños como escudos, y ellos sobreviven", agregó.

Lo que diferencia a las niñas soldado es que además sufren abuso sexual, enfatizó.

"La mayoría de las niñas fueron abusadas sexualmente, incluida yo. Pero fui afortunada: ni volví a casa con un hijo ni me infecté con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) o con otra enfermedad", relató.

"Muchas de estas niñas dieron a luz mientras estaban en cautiverio; algunas de ellas tuvieron que salir a combatir llevando a sus hijos a la espalda, y algunas parieron en el campo de batalla", dijo Akallo.

Pero la terrible situación de las niñas soldado permanece ampliamente oculta de la vista pública, enmascarada por los líderes de los grupos armados que se refieren a ellas como "esposas" o "hermanas".

Las niñas son sumariamente entregadas a hombres combatientes, y se señala que Kony ha tenido consigo hasta 50 de ellas.

"Algunas son entregadas a un solo comandante, y otras a muchos hombres", dijo Akallo a IPS.

Desarme, desmovilización y reintegración

Debido al rol que desempeñan las niñas, que incluye tareas domésticas, transporte de provisiones y servicios sexuales, se vuelven prácticamente invisibles bajo el radar del derecho internacional y de las iniciativas de desarme.

Desde los años 80 funcionan programas de desarme, desmovilización y reintegración, y la ONU lanzó su serie formal de pautas en 2006. Pero el avance ha sido desaparejo, especialmente en relación a las niñas soldado.

"Muchas de las niñas soldado no portan armas. Son usadas como esclavas sexuales y esposas de combatientes. Desde ese punto de vista, no creo que los programas de desarme, desmovilización y reintegración hayan tenido éxito", dijo Ugoji Adanma, fundadora de la Fundación Eng Aja Eze, a IPS. Esa entidad ayuda a mujeres y niñas que sobreviven a conflictos armados.

El derecho internacional también ha "excluido dramáticamente" a las niñas soldado, dijo Matthew Brotmann, director de programas internacionales en la Escuela de Leyes de la Pace University, en una conferencia realizada el 4 de este mes y titulada "La incidencia de las niñas soldado y la Corte Penal Internacional".

"No podemos tratar igual a todas las víctimas sin considerar su género", declaró a IPS.

En el reciente juicio al señor de la guerra congoleño Thomas Lubanga Dyilo, el alistamiento de niños como soldados fue por primera vez definido como crimen de guerra.

Pero comandantes de la milicia de Lubanga, la Unión de Patriotas Congoleños, no fueron responsabilizados por las violaciones de que se los acusaba, lo que plantea preguntas fundamentales sobre el sesgo del derecho internacional.

Aunque se la mencionó, no se tuvo en cuenta realmente la situación de las niñas víctimas, dijo Adanma a IPS.

Reconciliación comunitaria

La reintegración de las niñas soldado a la sociedad plantea uno de los mayores desafíos para excombatientes y para quienes buscan protegerlos, desde organizaciones no gubernamentales a gobiernos y a la comunidad internacional.

Falta financiamiento, y aunque los donantes son rápidos en responder a las emergencias, a menudo la reintgración cae en el área borrosa que existe entre la ayuda de emergencia y la asistencia al desarrollo.

"En Sierra Leona, donde trabajamos en hospitales de rehabilitación y en educación, para abrir escuelas a las que puedan asistir las niñas, mi mensaje fue: lleven bolígrafos y no armas", dijo Rima Salah, ex directora ejecutiva adjunta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), a IPS.

Pero la complejidad de reintegrar a excombatientes desafía las soluciones simples.

"Ningún niño o niña que haya sido soldado es realmente aceptado de regreso en la sociedad, pero para las niñas es peor cuando tienen hijos no deseados", producto de violaciones, explicó Akallo a IPS.

"El niño soldado puede volver a la escuela, capacitarse y desarrollar habilidades para la vida, pero para que una niña haga lo mismo tiene que pensar en sus hijos, conseguir a alguien que los cuide o quedarse en su casa", dijo.

"En el caso del varón, la gente puede olvidar que antes fue soldado, pero la niña camina con un hijo, lo que hace imposible olvidar su pasado. El estigma la acompaña por siempre", agregó Akallo.

Ella fundó una organización no gubernamental con sede en el norte de Uganda. Se llama Africanos Unidos por los Derechos de Mujeres, Niñas y Niños, y enfatiza la importancia de que los ex niños soldados sean reinsertados en sus comunidades.

Actualmente, esa entidad está en proceso de construir un centro de salud comunitario y un centro de atención psicológica, que buscará reconciliar a la comunidad.

La sociedad abre pocas puertas a estas niñas, que son consideradas "sucias", estigmatizadas por ser portadoras de VIH y aisladas en tanto madres de hijos nacidos de la guerra.

"Muchas recurren a la prostitución. Es posible que ya no sean niñas soldado, pero son obligadas a entregar su libertad una vez más", dijo Akallo.(FIN/2012)


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Colombia/Valle del Cauca/ Pueblos Indígenas reiteran su autonomía frente a los actores armados

Los gobernadores indígenas de los resguardos y asentamientos del pueblo nasa de los municipios de Florida y Pradera, Valle del Cauca, emiten un ultimátum a los actores armados para que abandonen sus territorios y cesen las acciones violentas contra sus comuneros y comunidades las cuales, según ellos, son sistemáticas y son cometidas por los actores armados que operan en su región (guerrilla e incluso los mismos militares).

La advertencia la hacen las autoridades indígenas en dos misivas enviadas, una al Presidente de la República y al Comandante general de las Fuerzas Armadas y otra, al Secretariado de las FARC en donde les dan un plazo perentorio hasta el próximo 25 de junio para abandonar los territorios indígenas.

Esta decisión la hacen toda vez que han agotado, como lo indican en las respectivas cartas, “nuestra paciencia tras larguísimos años de soportar las desdichas, desplazamientos, azares y sufrimientos, muertes, heridas y mutilaciones, que nos ha venido proporcionando el conflicto armado entre los actores: Fuerzas Armadas de Colombia, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP, y el narcotráfico; mientras que esto ocurre en los territorios indígenas, el gobierno desobedece las claras instrucciones dadas por la Corte Constitucional sobre establecer Planes de Salvaguarda (Auto 004 de 2009) que son vitales para la supervivencia del Pueblo Nasa radicado en Florida y Pradera”.

Por ultimo advierten que, todo este concierto de destrucción y muerte, además de afectar y en casos acabar con la vida de muchas familias “lesiona y mutila nuestras gentes, pero lo peor es que viene atacando la base misma de nuestra cultura ancestral que es la Madre Tierra, que a sus soldados señor Presidente y a los miembros de la guerrilla o de las Bacrim, No les Importa, pero que para nosotros constituye lo más sagrado de nuestra Cosmogonía”, manifiestán.

Lea Misiva enviada al presidente y a las FFMM

Lea Misiva enviada al Secretariado de las FARC



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Gran represa Belo Monte altera la Amazonia y arroja sombra sobre Rio+20

Altamira, Brasil. AFP. En el corazón de la Amazonía, un ejército de 8.000 trabajadores y cientos de camiones y máquinas construyen la tercera mayor hidroeléctrica del mundo, una obra colosal que conmociona la región y siembra el desconcierto de los indígenas en las tierras ancestrales del río Xingú.

Imagenes/Fotos


Indígenas de la etnia Awa aparecen probando sus destrezas canzado en esta imagen de noviembre anterior en el estado de Maranhao. Dos proyectos en el Congreso brasileño amenazan abrir sus territorios para grandes obras de infraestructura.

En momentos en que Brasil se apresta a acoger la cumbre de la ONU Rio+20 para debatir la sustentabilidad del planeta, la hidroeléctrica de Belo Monte -la mayor obra de infraestructura del país, valorada en cerca de $13.000 millones- es un claro ejemplo de los dilemas de una gran economía, la sexta del planeta.

De un lado, Brasil ha logrado reducir radicalmente la deforestación de la selva amazónica y defiende tener la matriz energética más renovable entre las grandes economías. Del otro, para desarrollarse impulsa masivos proyectos de infraestructura, incluyendo hidroeléctricas y carreteras en la Amazonía.

En un sobrevuelo en avioneta sobre el Xingú, uno de los principales afluentes del Amazonas con casi 2.000 km de extensión, plagado de islas y rodeado de selva, se observan kilómetros de tierra removida y las obras avanzando a todo vapor en tres gigantescos canteros, sobre el verde paisaje y el húmedo calor.

Cerca de 900 camiones y equipos pesados trajinan 17 horas por día. A final de año serán 12.000 empleados, y 22.000 en 2013. La primera turbina entrará en operación en 2015 y la última en 2019.

Belo Monte, que tuvo la oposición frontal de ecologistas y de celebridades como el cantante Sting y el taquillero director de las películas Avatar y Titanic, James Cameron, usará cemento suficiente para construir 48 estadios iguales al Maracaná. La obra del canal de 20 km que desviará el río removerá tierra equivalente a un Canal de Panamá.

El inicio de las obras, hace exactamente un año, desbordó la ciudad de Altamira, a 40 km, y los municipios vecinos, una área conectada al resto del país por la carretera Transamazónica que recorre el estado de Pará, con sólo unos pocos kilómetros asfaltados.

Se estima que la población de unas 100.000 personas aumentó en casi 50%, los servicios de salud y educación están tan desbordados como el tránsito, los cortes de luz son crecientes y el lugar vive un boom, con construcciones y barrios enteros surgiendo por doquier, explica Vilmar Soares, coordinador de Fort Xingú, una asociación que agrupa a comerciantes, empresarios, organizaciones de barrio y religiosas.

Unas 6.000 familias se preparan para abandonar sus casas que serán inundadas por la represa.

"No quiero ir a otro lugar", lamenta Helinalda de Lira Soares junto a sus tres hijos pequeños, orgullosa de su casa a pesar de que, como muchos de los desalojados, vive en un barrio de "palafitas", las barracas de madera que se yerguen encima de palos sobre el agua, ante un desague lleno de basura. Ni ella ni sus vecinos saben adónde irán.

"Las obras de Belo Monte van muy rápido, y la obra social que prometieron para la ciudad y las comunidades muy lenta", denuncia Soares.

El consorcio de la hidroeléctrica y el gobierno están comprometidos con un multimillonario paquete de medidas, incluidos planes para el desarrollo regional y de las comunidades indígenas, escuelas y hospitales, que supera al de cualquier hidroeléctrica antes construida en el país.

El impacto sobre los más de 2.000 indígenas de esa región del Xingú es una de las grandes cuestiones que levanta la represa, que tendrá 11.233 MW de potencia (cerca de 11% de la capacidad instalada del país), por detrás sólo de las Tres Gargantas de China y de la brasileño-paraguaya Itaipú, y que inundará 502 km2, prácticamente duplicando el espacio que ocupa ahora el río.

Belo Monte no inundará ninguna tierra indígena, pero las comunidades pueden sufrir con la pérdida de agua en el río, especialmente aquellas radicadas en la llamada "Volta Grande".

"Vivimos de la pesca y vamos a sufrir una sequía muy grande en el río, nos sentimos muy amenazados", dice Marino Felix Juruna, hijo del cacique de la comunidad Paquiçamba, que alberga a 60 familias de la etnia Juruna, casi a tres horas de Altamira en lancha rápida.

A la llegada a la aldea, situada en una pequeña loma sobre el río, con casas de madera y una miniescuela con una única aula sólo para los primeros años, sorprende una primera visión de material de construcción, flamantes antenas de televisión y nuevas lanchas de potentes motores, que los indígenas afirman recibieron de la concesionaria del proyecto, Norte Energia.

"Como los indígenas eran los únicos que representaban una amenaza a la obra con su oposición, los están cooptando con lanchas y bienes", denuncia José Cleanton, coordinador del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) de la Iglesia católica, quien alerta del peligro de mayor aculturación de esas poblaciones.

"Hay problemas con el alcohol, de abandono de las aldeas", denuncia, reclamando el prometedor plan de desarrollo para los indígenas, que está atrasado, y del que los Juruna esperan un criadero de peces y una escuela.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA pidió en 2010 parar las obras para consultar a los indígenas. Brasil ha declinado el pedido argumentando que las comunidades fueron informadas.

"Están garantizadas la calidad de vida e integridad de los pueblos indígenas en el área de influencia" de Belo Monte, asegura la concesionaria, de fuerte presencia estatal y de grandes constructoras del país. Al autorizar las obras, los gubernamentales Instituto del medio Ambiente y Fundación del Indio aseguraron que la obra garantizará la distribución de agua suficiente para mantener los ecosistemas y los modos de vida de las poblaciones tradicionales.

Los planes de desarrollo en la Amazonía, como las grandes carreteras que cruzan el estado de Pará donde está Belo Monte, resultaron en el pasado en deforestación.

Algunos consideran que esta vez las obras pueden ser positivas. "La vida de mi familia mejoró 100%", explica Luci Cleide, una de las 1.000 mujeres empleadas de la obra.

"Queremos aprovechar esta obra para traer calidad de vida a la región", afirma Vilmar Soares, el responsable de la asociación local Fort Xingú.

Pero muchos temen más daños que beneficios. "Dicen que es una gran obra de desarrollo, pero no ha atraído más dinero al bolsillo de la población. Queremos nuestros ríos, la selva", asegura Antonia Melo, una de las principales voces del grupo Xingú Vivo que integra a ambientalistas y pobladores contra la obra.

Del 20 al 22 de junio, en Rio de Janeiro, un centenar de gobernantes se darán cita en la cumbre de la ONU Rio+20 para debatir la sustentabilidad del planeta.

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(Joseph Stiglitz) El precio de la desigualdad


A los estadounidenses les gusta pensar en su país como una tierra de oportunidades, opinión que otros en buena medida comparten. Pero aunque es fácil pensar ejemplos de estadounidenses que subieron a la cima por sus propios medios, lo que en verdad cuenta son las estadísticas: ¿hasta qué punto las oportunidades que tendrá una persona a lo largo de su vida dependen de los ingresos y la educación de sus padres?

Por: Joseph Stiglitz / Project Syndicate

En la actualidad, estas cifras muestran que el sueño americano es un mito. Hoy hay menos igualdad de oportunidades en Estados Unidos que en Europa (y de hecho, menos que en cualquier país industrial avanzado del que tengamos datos).

Esta es una de las razones por las que Estados Unidos tiene el nivel de desigualdad más alto de cualquiera de los países avanzados. Y la distancia que lo separa de los demás no deja de crecer. Durante la “recuperación” de 2009 y 2010, el 1% de los estadounidenses con mayores ingresos se quedó con el 93% del aumento de la renta. Otros indicadores de desigualdad (como la riqueza, la salud y la expectativa de vida) son tan malos o incluso peores. Hay una clara tendencia a la concentración de ingresos y riqueza en la cima, al vaciamiento de las capas medias y a un aumento de la pobreza en el fondo.

Sería distinto si los altos ingresos de los que están arriba se debieran a que contribuyeron más a la sociedad. Pero la Gran Recesión demostró que no es así: hasta los banqueros que dejaron a la economía mundial y a sus propias empresas al borde de la ruina recibieron jugosas bonificaciones.

Si examinamos más de cerca la cima de la pirámide encontraremos allí sobreabundancia de buscadores de rentas: hay quienes obtuvieron su riqueza ejerciendo el monopolio del poder; otros son directores ejecutivos que aprovecharon deficiencias de las estructuras de gobierno corporativas para quedarse con una cuota excesiva de la ganancia de las empresas; y hay todavía otros que usaron sus conexiones políticas para sacar partido de la generosidad del Estado, ya sea cobrándole demasiado por lo que compra (medicamentos) o pagándole demasiado poco por lo que vende (permisos para explotación de minerales).

Asimismo, parte de la riqueza de los financistas proviene de la explotación de los pobres, por medio de préstamos predatorios y prácticas abusivas con el uso de tarjetas de crédito. En estos casos, los que están arriba se enriquecen directamente de los bolsillos de los que están abajo.

Tal vez no sería tan malo si hubiera aunque sea un grano de verdad en la teoría del derrame: la peculiar idea de que enriquecer a los de arriba redunda en beneficio de todos. Pero hoy la mayoría de los estadounidenses se encuentran peor (con menos ingresos reales ajustados por la inflación) que una década y media atrás en 1997. Todos los beneficios del crecimiento fluyeron hacia la cima.

Los defensores de la desigualdad estadounidense argumentan que los pobres y los que están en el medio no tienen por qué quejarse: puede ser que la porción de torta con la que se están quedando sea menor que antes, pero gracias a los aportes de los ricos y superricos, la torta está creciendo tanto que en realidad el tamaño de la tajada es mayor. Pero una vez más, los datos contradicen de plano este supuesto. De hecho, Estados Unidos creció mucho más rápido durante las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, cuando el crecimiento era conjunto, que después de 1980, cuando comenzó a ser divergente.

Esto no debería sorprender a quien comprenda cuál es el origen de la desigualdad. La búsqueda de rentas distorsiona la economía. Por supuesto que las fuerzas del mercado también influyen, pero los mercados dependen de la política; y en Estados Unidos, con su sistema cuasicorrupto de financiación de campañas y el ir y venir de personas que un día ocupan un cargo público y al otro están en una empresa privada, y viceversa, la política depende del dinero.

Por ejemplo, cuando la legislación de quiebra privilegia los derivados financieros por encima de todo, pero no permite la extinción de las deudas estudiantiles (por más deficiente que haya sido la educación recibida por los deudores), es una legislación que enriquece a los banqueros y empobrece a muchos de los que están abajo. Y en un país donde el dinero puede más que la democracia, no es de extrañar la frecuencia con que se aprueban esas leyes.

Pero el aumento de la desigualdad no es inevitable. Hay economías de mercado a las que les está yendo mejor, tanto en términos de crecimiento del PIB como de elevación de los niveles de vida de la mayoría de sus ciudadanos. Algunas incluso están reduciendo las desigualdades.

Estados Unidos paga un alto precio por seguir yendo en la otra dirección. La desigualdad reduce el crecimiento y la eficiencia. La falta de oportunidades implica que el activo más valioso con que cuenta la economía (su gente) no se emplea a pleno. Muchos de los que están en el fondo, o incluso en el medio, no pueden concretar todo su potencial, porque los ricos, que necesitan pocos servicios públicos y temen que un gobierno fuerte redistribuya los ingresos, usan su influencia política para reducir impuestos y recortar el gasto público. Esto lleva a una subinversión en infraestructura, educación y tecnología, que frena los motores del crecimiento.

La Gran Recesión agravó la desigualdad, provocando recortes en gastos sociales básicos y un alto nivel de desempleo que presiona sobre los salarios a la baja. Por añadidura, tanto la Comisión de Expertos de las Naciones Unidas sobre las reformas del sistema monetario y financiero internacional, que investiga las causas de la Gran Recesión, como el Fondo Monetario han advertido que la desigualdad conduce a inestabilidad económica.

Pero, lo que es más importante, la desigualdad en Estados Unidos está corroyendo sus valores y su identidad. Cuando llega a semejantes extremos, no es sorprendente que sus efectos se manifiesten en todas las decisiones públicas, desde la política monetaria a la asignación del presupuesto. Estados Unidos se ha convertido en un país que en vez de “justicia para todos” ofrece favoritismo para los ricos y justicia para los que puedan pagársela: esto quedó demostrado durante la crisis de las ejecuciones hipotecarias, cuando los grandes bancos creyeron que además de demasiado grandes para quebrar, eran demasiado grandes para hacerse responsables.

Estados Unidos ya no puede considerarse la tierra de oportunidades que alguna vez fue. Pero no tenemos por qué resignarnos a esto: todavía no es demasiado tarde para restaurar el sueño americano.

Alberto Acosta: "Los gobiernos neoliberales y progresistas siguen en la lógica del extractivismo"

Entrevistamos a uno de los impulsores de la Constitución de Ecuador, la primera en el mundo que reconoce los derechos de la Naturaleza. Y donde está planteada la alternativa del momento: un proyecto de sociedad basado en el desarrollo, y otro proyecto fundado en el buen vivir. En su oficina de la FLACSO (Facultad Latinomericana de Ciencias Sociales), nos habló de la Iniciativa Yasuní ITT, de Río+20 y la Economía Verde, y de la realidad ecuatoriana y latinoamericana.
Por Eduardo Soler
Desde Quito.

"La crisis más dramática es que no querer luchar por cambiarla". Foto del facebook de Alberto Acosta.

-En el 2009, publicaba con Esperanza Martínez un libro titulado "El Buen Vivir. Una vía para el desarrollo". En un reciente documento, ya plantea una crítica al concepto mismo del desarrollo y la idea de progreso occidentales. ¿En qué se basa este cambio conceptual?

-Desde un principio teníamos una posición muy crítica sobre el desarrollo. Cuando estábamos en la asamblea constituyente, y antes, ya hacíamos reflexiones en la línea del posdesarrollo. Y cuando se discute en la asamblea constituyente se incorporan estos conceptos pero esto no queda claramente definido en la Constitución. Hay dos capítulos, el régimen del desarrollo y el régimen del buen vivir. Están las dos cosas y eso es en parte entendible. En primer lugar, por la dificultad de avanzar en un debate de este tipo que no se va a resolver en el ámbito constitucional. En segundo lugar, porque incluso para salir del desarrollo vamos a tener que arrastrar gran parte de las tesis del desarrollo.

En ese contexto hay que entender este proceso. Cuando nosotros decíamos "El Buen Vivir. Una vía para el desarrollo" estábamos abriendo la puerta al debate. Y sin lugar a dudas esto se enriquece con los debates posconstituyentes donde nos damos cuenta ya definitivamente el enorme potencial que tiene este concepto, que no es simplemente una alternativa de desarrollo, es una alternativa al desarrollo. Realmente estamos asumiendo lo que esto representa.

-Viéndolo desde Argentina, no existe un seguimiento muy continuo de Ecuador. Sabemos que usted fue parte activa del proceso constituyente y luego se alejó del gobierno (ver nota de ComAmbiental del 2010). ¿Cuáles fueron las causas?

-Hay varias razones que explican porqué no estoy más en el proceso de la llamada Revolución Ciudadana. Una primera razón de fondo es porque quienes se están alejando de los principios básicos de la Constitución son el gobierno y su movimiento. Están tomando cada vez más distancia, incluso están forzando en algunos aspectos rupturas constitucionales: lo que tiene que ver con la ley de minería, la no aprobación de la ley de agua, la no redistribución del agua, la consolidación del presidencialismo y no de la participación ciudadana. Todo ello nos fue tensionando y nos fue alejando. Yo soy una persona de principios, defiendo la Constitución, que es perfectible pero sintetiza gran parte de las aspiraciones de cambio del pueblo ecuatoriano.

-En esta estrategia del gobierno, de transformar los principios constitucionales, un caso emblemático es el Yasuní ITT [implica conservar el petróleo de una zona del parque nacional bajo tierra, a cambio de una compensación económica de la mitad del valor del crudo]...

-Sin ninguna duda ese un proyecto emblemático, fundamental, fundacional. Y ese es un punto donde se va a poner a prueba cuánto el gobierno se juega por la Constitución, por el Buen Vivir, por los Derechos colectivos y los Derechos de la Naturaleza.

-Lo que observo también es que se transforma en una "espada de Damocles". En tanto en que se difunden las razones por las que es muy importante conservar el Yasuní, por la diversidad biológica y cultural que alberga, y por otra parte si no se consigue el objetivo monetario se procederá a realizar la extracción.

-Yo creo que la figura es adecuada. Para el gobierno se ha transformado en una "espada de Damocles". O pongámoslo en términos más andinos, en una papa caliente. Porque el gobierno no sabe cómo desembarazarse del compromiso que adquirió. Yo creo que hay suficientes fuerzas del gobierno que impulsarían la explotación del petróleo. Pero como paulatinamente se ha ido consolidando en la sociedad ecuatoriana, y a nivel mundial, la importancia del Yasuní, le resulta muy complejo dar marcha atrás.

Además, no nos olvidemos, estamos en pleno proceso electoral, y como la Iniciativa Yasuní ITT tiene una altísima aceptación popular, el Presidente no quiere correr el riesgo de iniciar una actividad de explotación. Por eso es muy importante que la sociedad civil, de dentro y fuera de Ecuador, se apropie del proyecto, y le mantenga permanentemente caliente la papa. Que sea difícil para el Presidente tomar una decisión contraria a los intereses de los pueblos originarios, de la naturaleza y del equilibrio ambiental. Además, que no eche abajo un proyecto que puede cambiar el mundo en muchos aspectos. Es, sin lugar a dudas, vuelvo a la idea, una "espada de Damocles".

-Hablando de cambiar el mundo... Estamos en la antesala de la Cumbre Río+20. ¿Cómo observa los debates que se están realizando sobre la "Economía Verde"?

-Yo veo, y ojalá me equivoque en todo lo que digo, que en realidad no estamos caminando a Río más 20, sino a Río menos 20. En la Eco92 se plantearon algunas Convenciones como la de Cambio Climático, de la Biodiversidad y la lucha contra la Desertificación. Fueron potentes convenciones que luego de Estocolmo en el 72 abrían la puerta a la expectativa, a la esperanza. Estas Convenciones no han tenido mayor éxito. Yo no veo que se vayan a ser este tipo de propuestas. Porque no hay compromiso siquiera de cumplir con el Protocolo de Kyoto.

Lo que veo yo en la "Economía Verde" es una respuesta propia del capitalismo, que es experto en seguir ampliando la frontera de colonización. Se está planteando la colonización del clima y una herramienta son los mercados de carbono, donde de una u otra manera la lógica de la especulación va a estar presente. Se abre una fuente de negocios para enfrentar el problema de la destrucción ambiental, provocada por esa excesiva mercantilización propia del capitalismo. La Economía Verde, tal como está planteada, no está resolviendo los problemas. Cuando hablamos de mercado de carbono, o los proyectos REDD en cualquiera de sus versiones, estamos haciendo realidad la posibilidad de quienes fueron responsables de los problemas ambientales globales, intervengan con apoyo de sus gobiernos para seguir haciendo negocios. Quizás en algunas cosas se logren unos paños tibios pero no se van a resolver los problemas de fondo.

-Siguiendo con Río+20. ¿Cree que los gobiernos latinoamericanos pueden plantear alguna perspectiva diferente frente a la visión del Norte?

-Yo esperaría que haya un par de discursos aislados que pueden ser interesantes. Pero claro, estos discursos pueden quedar en nada si se contrastan con la realidad de nuestros países. El gobierno de Ecuador ha anunciado que va a patear el tablero. El problema es que puede no tener la suficiente legitimidad porque el mundo sabe que aquí se habla hacia afuera de Derechos de la Naturaleza, y hacia dentro se está impulsando la mega-minería. Es frente a esas grandes contradicciones que nosotros tenemos que dar respuestas.

-De todos modos: ¿Observa algunas diferencias entre los países del ALBA, como Ecuador y Bolivia con Constituciones que respetan a la Naturaleza, y países como Brasil o Argentina, donde ni siquiera ese debate ha llegado con fuerza al gobierno?

-Aquí el debate se ha hundido en la cotidianidad de la política gubernamental. Hemos abierto el debate constituyente. Pero en la práctica no se está afectando la actividad petrolera, se amplia la frontera al sur de la Amazonía. Se está poniendo en riesgo el territorio de Sarayaku, que es una comunidad que resiste y tiene apoyo de la Comisión InterAmericana de Derechos Humanos (por eso es que, entre otras cosas, el Presidente ataca). O sea que también en nuestros países, en Bolivia y el Ecuador, donde la Pacha Mama, la Madre Tiera cobró una enorme fuerza, está siendo destrozada sistemáticamente. Por eso hay un doble discurso: discurso ambientalista que no se compadece con la realidad.

Aquí hay un problema adicional. No solamente hay que ver las similitudes entre Ecuador y Bolivia, con Brasil y Argentina, sino las similitudes que hay con Colombia y con Perú. El neo-extractivismo del Siglo XXI es lo que cunde por acá. La diferencia es la mayor participación del Estado en el control de las empresas petroleras y mineras, una mayor participación en las rentas petrolera y minera. Lo cual me parece muy bien, que destinen estas rentas para atender las demandas sociales. Pero el problema de fondo es que tanto Perú y Colombia con gobiernos neoliberales, como los gobiernos progresistas, siguen en la lógica extractivista. Seguimos siendo países primarios exportadores. La lógica de acumulación se sustenta en la exportación de naturaleza. Y no hay señales claras que se quiera salir de eso.

-Esto por el lado de los gobiernos. ¿Y cómo ve la posibilidad de cambio?

-Se está trabajando muy seriamente en la Coordinadora Plurinacional por la Unidad de las Izquierdas que aglutina una serie de partidos políticos y movimientos sociales, a nivel nacional, que eran aliados estratégicos, o incluso algunos de nosotros formábamos parte del proceso de Revolución Ciudadana, que estamos distanciados. Nuestra preocupación no es porque nos quedamos fuera del gobierno, queremos una tajada burocrática. Nuestra preocupación es cómo se ha traicionado el interés del pueblo ecuatoriano y se está atropellando la Constitución.

Sin minimizar los logros del gobierno, aceptando que es mejor que los anteriores (lo cual no es ningún mérito), veo que hay demasiadas frustraciones que se están acumulando. Este Presidente es como un conductor de bus, que pone señales a la izquierda, y curva a la derecha. Entonces está generando desconfianza. Y no sólo eso: está rompiendo los movimientos sociales, persigue a los líderes populares, criminaliza a quienes defienden el agua y la vida. En ese sentido creo que hay que tratar de favorecer la organización social, afectada por el gobierno, para que desde la izquierda haya decisiones sólidas y coherentes.

-Está relatando la posibilidad de los procesos de cambio. Usted desde la academia tiene un vínculo importante con la política, ¿cuál cree que es el rol del intelectual?

-Esa es una pregunta muy interesante que creo se puede dilucidar en este Congreso [se refiere al Congreso de Ciencia Política que se llevaba a cabo en la sede de Flacso Ecuador]. Personalmente, creo que tiene que estar comprometido con los procesos sociales. Incluso para comprender la sociedad. Desde una torre de cristal, léase FLACSO, no se pueden cambiar las cosas ni entenderlas. Hay que estar cerca de los procesos, y eso es algo que trato de hacer permanente.

-Para terminar: ¿Está pensando en postularse como candidato?...

-No, no estoy pensando. Yo no pienso en postularme, pero hay quienes quieren que sí lo haga...


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África: Sin dinero, no hay agua

Día 18/06/2012 - 00.35h
No hay dinero, no hay agua

Refugiados malíes unos 300 kilómetros al norte de Uagadugú, capital de Burkina Faso

Unos 300.000 refugiados malíes se hallan en situación dramática por la falta de agua. Naciones Unidas ha levantado repetidas veces la voz de alarma ante la crisis humanitaria que ha generado el conflicto armado en Malí. Varios cientos de miles de personas se han visto desplazados de su lugar de residencia por los enfrentamientos en el norte del país.

El portavoz del Alto Comicionado de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), Andrei Mahecic, ha recordado que de los fondos solicitados en los úlimos seis meses para hacer frente a esa emergencia, unos 153 millones de dólares, solo se ha recibido el 13 por ciento. «Nuestros esfuerzos se están viendo amenazados por una terrible falta de recursos económicos», ha dicho este viernes en Ginebra.

Los estánderes mínimos no se alcanzan en esta población en algo tan esencial como el agua, el saneamiento, la vivienda o la educación, según Mahecic. En todo caso, lo más «dramático» es la falta de agua.

Al conflicto armado que ha desplazado a la autoridad de Bamako del norte del país, controlado ahora por grupos yihadistas e independentistas tuareg, hay que unir la ya débil situación en la que vivía una parte importante de los habitantes, sacudidos por la hambruna y la sequía. Llueve por tanto sobre mojado en esta parte del Sahel.

AFRICA/NIGER - Los habitantes de Tibiri se organizan para lidiar con el hambre que cada año enviste la región

Tibiri (Agencia Fides) - En Níger, uno de los países más pobres del mundo, cada año seis millones de personas de los 18 millones de habitantes de la región desértica del Sahel, en África Occidental, sufren situaciones de hambruna.

Gracias a un proyecto sostenido por Oxfam y financiado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que prevé la recogida de agua para regenerar el suelo y palntar árboles de acacia, los habitantes de la calurosa aldea de Tibiri, en el suroeste de Níger, con la pala en la mano y los pies descalzos, cavan hoyos de 3 metros de profundidad para recoger el agua de lluvia. Un proyecto que ha cambiado la vida de muchas personas de Tibiri y que ofrecen a los agricultores 56$ al mes por el trabajo que hacen para toda la comunidad.

El año pasado, en la región, el 80% de los 75.000 agricultores perdieron sus cultivos debido a la sequía. Cuando las primeras lluvias comienzan a caer, el programa entra en una nueva fase: el apoyo económico continúa, pero cada agricultor comienza a sembrar sus tierras. A varios cientos de kilómetros de distancia, en la región de Tanout, con las primeras lluvias ha comenzado la siembra de semillas de mijo.

Las cosechas de los últimos tres años no han sido suficientes para la población debido a la mala calidad del producto. A la espera de que el gobierno coordine sus limitados recursos para combatir el hambre en el país, los habitantes de Tibiri se han organizado a nivel local y han decidido usar sus ahorros para establecer un banco de alimentos.

(AP) (Agencia Fides 18/6/2012)

La agricultura africana, ante el dilema de alimentar a su población o exportar

Por Claudine Renaud (AFP)

JOHANNESBURGO — La competencia por obtener superficies agrícolas en África, ya sea compradas o arrendadas, para producir biocarburante para los occidentales o alimentar a Asia, es una bomba de relojería en un continente que no logra saciar el hambre de sus habitantes.

Las inversiones en compras o arrendamientos de tierras, difíciles de cuantificar, provocaron fuertes tensiones en los últimos años, principalmente en Madagascar, donde Corea del Sur, con el grupo Daewoo, esperaba adquirir 1,3 millones de hectáreas para cultivar la mitad de su maíz.

La fuerte polémica causada por la transacción, finalmente anulada, contribuyó a la caída del presidente malgache, Marc Ravalomanana, a comienzos de 2009.

Actualmente, la isla ya no vende terrenos y se limita a alquilar pequeñas superficies de entre 5.000 y 30.000 hectáreas, para proyectos mayoritariamente europeos y centrados en la producción de agrocarburantes.

Pero la fiebre por la tierra africana sigue en otros países, en un continente que necesita triplicar su producción de alimentos de aquí a 2050 para dar de comer a una población en rápido aumento.

El asunto no figura en la agenda oficial de la cumbre de la ONU sobre desarrollo sostenible Rio+20, prevista del 20 al 22 de junio, pero será expuesto por las ONG.

Las dificultades no se limitan al daño ecológico (deforestación, agotamiento de recursos hídricos) causado por la adquisición de grandes extensiones agrícolas.

De Madagascar a Liberia, pasando por Mozambique, la constatación es la misma: los contratos son opacos, las tierras se venden demasiado baratas, la población no es consultada e incluso a veces se ve desplazada sin posibilidad de defenderse en caso de conflicto, los beneficios a nivel local son insuficientes y la tierra es acaparada por proyectos que al final acaban abandonados.

"Todas las adquisiciones recientes de tierras en Camerún parecen chocantes, por su magnitud, los precios extremadamente bajos (hasta medio dólar por hectárea y año), por la duración inusual en nuestros países (hasta 99 años) y por su carácter secreto", explica Samuel Nguiffo, secretario general del Centro para el medio ambiente y el desarrollo, una ONG.

En Liberia, la mitad de las tierras arables pasó a manos de extranjeros, lo que plantea para los locales un problema de acceso a los alimentos y a los ingresos derivados de la agricultura, según el Centro Internacional de la Universidad de Columbia para la Resolución de Conflictos.

El pasado diciembre, la presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf admitió "errores" tras unos enfrentamientos violentos al hilo de una concesión de 220.000 hectáreas acordada en 2009 a un grupo malasio, Sime Darby, para cultivar aceite de palma y árboles del caucho.

África alberga alrededor del 60% de tierras no cultivadas del mundo, lo que la convierte en una región clave para la seguridad alimentaria del planeta.

Y algunos países como Bangladesh alientan explícitamente a la compra de tierras para alimentar a sus 150 millones de habitantes. Así, empresas bangladesíes han cerrado contratos para el cultivo del arroz en Uganda y Tanzania.

En Gambia, sin embargo, el gobierno se negó a ceder tierras tras los violentos enfrentamientos ocurridos en 2011 en el vecino Senegal.

Un proyecto privado italiano de producción de biocarburantes a partir de una extensión de 20.000 hectáreas de batatas (Senethanol) provocó choques entre habitantes en Fanaye (norte), dejando dos muertos y una veintena de heridos, hasta que finalmente el gobierno senegalés lo congeló.

En Mozambique, un país muy vasto donde sólo una sexta parte de las tierras arables están cultivadas, y donde se cultiva jatrofa para la producción de biodiésel, la asociación Justiça Ambiental estima que las inversiones exteriores "crean conflictos, agravan la pobreza y la vulnerabilidad de las poblaciones rurales".

Según datos de la FAO de 2009, sólo el 8,5% de las tierras en África están cultivadas y el 5,4% irrigadas.

Antes que ceder a las sirenas de la agroindustria, las asociaciones estiman que sería preferible ayudar a los agricultores locales con simientes y mejores infraestructuras de almacenamiento o transporte para evitar que se les pudra una parte de la producción.



Ecuador: La Coordinadora Plurinacional se solidariza con el pueblo griego

Saludamos al pueblo griego, el cual el pasado domingo, 17 de junio, en medio de una intensa campaña internacional de intimidación, dio un paso adelante en la defensa de sus derechos legítimos, frente a la extorsión económica, social y política del sistema financiero europeo.

Desde la Coordinadora Plurinacional por la Unidad de las Izquierdas, saludamos los resultados obtenidos por la Coalición Syriza, la cual, a pesar de no lograr superar en votos a la durísima campaña del miedo desarrollada desde los medios de comunicación y las instituciones europeas, se amplía y confirma como la principal opción de cambio y ruptura con las políticas diseñadas desde el gobierno alemán, la Comisión Europea, el FMI, los fondos especulativos, los traficantes de armas y los intereses que protegen la corrupción en Europa.

Las organizaciones de la derecha y la socialdemocracia (Nueva Democracia, PASOK y sus aliados de la élite financiera), los cuales han gobernado Grecia durante décadas, continuarán con la entrega del país a los mismos intereses que llevaron al euro a la especulación. Esas fuerzas han hecho desaparecer las políticas sociales del contexto griego, aplicando draconianas medidas de austeridad contra derechos básicos de la población como son el trabajo, la educación, la salud y la cobertura por desempleo. Todo ello enmarcado en las políticas de recortes auspiciadas desde fuera del país, que agudizarán la pobreza en Grecia y por lo tanto el conflicto social.

Sin embargo, los resultados electorales de Syriza demuestran que un importante sector de la población griega, cuyo apoyo crece, mantiene su lucha en contra del interés de los más poderosos, convirtiéndose en el orgullo del movimiento popular en Europa y en una inspiración para su fortalecimiento en todos los países.

Es por ello que apoyamos la lucha de Syriza por un gobierno unitario de la izquierda, entendiendo que los resultados electorales en Grecia indican la necesidad de que se reúnan todos los sectores sociales y políticos que tienen interés en cambiar el sistema capitalista, con el fin de rechazar las políticas de austeridad impuestas desde Berlín y defender al pueblo griego contra la bancarrota de la Europa del capital. Los griegos más tarde o más temprano, demostrarán que una izquierda con valores, una izquierda socialista comprometida con la defensa del pueblo, puede vencer y va a vencer. Esa izquierda griega nos enseña que hay otra alternativa para la gente, lejana de la subordinación ciega a los intereses de las oligarquías financieras, del chantaje y la cancelación de deudas ilegítimas, capaz de restaurar los salarios, las pensiones, defender los servicios públicos, de construir relaciones sociales que garanticen el derecho a la vida de todas y todos, un adecuado aparato productivo para la generación de empleos, respetuoso del ambiente.

En Grecia la esperanza sigue viva !!!

Gustavo Larrea, Participación; Luis Villacís, Movimiento Popular Democrático; Rafael Antuni, Pachakutik, Coordinador Coordinadora Plurinacional; Gustavo Vallejo, Corriente Socialista Revolucionaria; Paul Carrasco, Poder Popular; Marta Roldós, RED; Nivea Vélez, Convocatoria; Alberto Acosta, Montecristi Vive