lunes, 12 de octubre de 2009

Trazando el mapa del islam

Autor: Rosa Meneses
Los tópicos nos conducen a asociar la religión islámica con Oriente Próximo. Pero un estudio revela que la mayoría de los musulmanes del mundo son asiáticos. La región Asia-Pacífico es el hogar de casi el 62% de la población islámica total, que suma en todo el mundo 1.570 millones de personas. Un cuarto de la población del mundo es musulmana, según una encuesta realizada por el Pew Forum on Religion and Public Life, un think tank estadounidense.

En el top de cinco países con mayor población que profesa la religión islámica sólo uno está en Oriente Próximo, Egipto. Por delante quedan, por este orden, Indonesia, Pakistán, la India y Bangladesh. El estudio también aporta datos curiosos: Alemania cuenta con mayor población musulmana que el Líbano, Rusia tiene más musulmanes que Jordania y Libia juntos y China, más que Siria.

Sin embargo, si se analizan los datos en términos demográficos, la sorpresa se apaga un poco. El Líbano, por ejemplo, es un Estado multiconfesional y de sus cinco millones de habitantes (estimados, pues no se realiza un censo desde 1934), se cree que la mitad son musulmanes, lo que nos da 2,5 millones. Compararlo con Alemania, un gigante con más de 80 millones de habitantes -cuatro millones de ellos, musulmanes- es como poner un guisante en un campo de fútbol.

Aun así, el estudio destruye el mito occidental de identificar siempre islam con Mundo Árabe. Es cierto que Oriente Próximo es la cuna del credo que le fue revelado al profeta Muhammad en la Arabia del siglo VII. Pero, hoy por hoy, el mayor país musulmán de la Tierra es Indonesia, que con 203 millones (el 88% del total de la población indonesia) representa el 13% del total de fieles de esta religión. Le siguen Pakistán (sus 174 millones de musulmanes son el 96% de la población) y la India (con 161 millones, el 13,4% de la población india).

La realidad es que dos tercios de los seguidores de Alá son asiáticos. En Oriente Próximo y el norte de África vive el 20% y en África Subsahariana, el 15%. Nigeria -con unos 50 millones de fieles- es el país africano con mayor población musulmana. "La idea de que los musulmanes son árabes y de que los árabes son musulmanes queda desterrada con este informe", explica Amaney Jamal, profesor de Política de la Universidad de Princeton.

La mayoría no son inmigrantes

¿Y en Europa? En el Viejo Continente existe una población musulmana de 38 millones que supera, por ejemplo, a los 34 millones que hay en Argelia. En términos relativos sólo supone el 5% del total de la población de Europa. Se concentran sobre todo en Rusia, con 16 millones, Alemania, con cuatro y Francia, con 3,5 millones. En España, los musulmanes son el 1% de la población.

Aquí surge otra idea invalidada: que la población musulmana europea es principalmente inmigrada. "Eso sólo es cierto para Europa occidental. En el resto del continente [Rusia, Albania, Bosnia, Kosovo, etc.] los musulmanes son población indígena", resalta Alan Copperman, director de investigación del Pew Forum. "Más de la mitad de los musulmanes en Europa son indígenas", concluye.

Un dato que el estudio sí confirma es que la gran mayoría de los musulmanes pertenece a la rama suní -entre el 87 y el 90%-, frente a los chiíes, que representan entre el 10 y el 13%. Los chiíes, seguidores de Ali (primo y yerno del profeta Muhammad), son mayoría en cuatro países: Irán, Irak, Pakistán e India. Además, uno de cada cinco creyentes de la fe islámica vive en países donde son una minoría religiosa.

Además de rebatir prejuicios afianzados en nuestra sociedad, la encuesta puede servir para que Occidente se replantee sus relaciones con el mundo islámico, que no deberían estar enfocadas tan intensamente con Oriente Próximo, sino prestar mayor atención al sureste asiático. El estudio desmonta la asociación entre política y conflicto e islam, al mostrar que el credo de Alá está presente en países con culturas y procesos históricos muy diferentes.



Momentos de tensión en la plaza Independencia en Argentina

Los fieles defendieron la Catedral y San Francisco que quedaron virtualmente sitiadas por las manifestaciones contrarias a la Iglesia. Duros epítetos en contra de la Iglesia partieron desde la marcha, mientras que un grupo los fieles rezaba el rosario a viva voz frente a los templos. Naranjazos y pintadas.


Más de tres horas de pronunciada tensión se vivieron ayer por la tarde en la plaza Independencia, como consecuencia de las discrepancias en torno de la despenalización del aborto entre participantes del XXVI Encuentro Nacional de Mujeres y los fieles católicos y cristianos en general.

En la plaza se observó una imagen inédita: la Catedral y el templo de San Francisco prácticamente sitiados por las manifestantes.

A las puertas de ambas iglesias cordones de fieles, que luego fueron reforzados por agentes de la Policía Antimotines, defendieron los edificios, ya que temían que las manifestantes ingresen. Lo mismo ocurrió en la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes, en el Colegio Sagrado Corazón.


Cuando el grueso de la columna de las mujeres del encuentro llegaron a la plaza, el aire se llenó con el sonido de las campanas de la Catedral y de San Francisco.


Un amplio sector de las mujeres que marcharon anoche, desde la plaza Urquiza hasta la Independencia fueron lanzando consignas tales como "Iglesia basura, vos sos la dictadura".

En los templos, gruesos cordones humanos de varones rezaban el rosario a viva voz y en ningún momento respondieron a las agresiones o provocaciones de las manifestantes.


Algunas mujeres del movimiento feminista lésbico se sacaron las remeras y bailaron con sus pechos descubiertos mientras otras se besaban apasionadamente frente a las vallas humanas.

Inmutables, jóvenes y adultos se aferraban a sus rosarios y oraban cada vez más alto. Se dice que debieron soportar algunos escupitajos y gestos obscenos.
Algunas les pintaron bigotes con felpones negros, pero ellos seguían rezando sin inmutarse.

En la Catedral, uno de los jóvenes se desmayó apenas se retiraron las manifestantes, y fue trasladado en ambulancia a un centro asistencial.


"Saquen sus rosarios de nuestros ovarios", vociferaban las activistas pro aborto. "En mi cuerpo yo decido", gritaban. "Si el Papa fuera mujer, el aborto sería una ley", fue otro de los cánticos.


No se produjeron enfrentamientos físicos, solamente algunas escaramuzas y corridas, más las agresiones verbales, según informó el jefe de Policía, comisario general Hugo Sánchez, quien siguió de cerca la protesta.


Uno de los momentos de mayor tensión fue cuando por calle Congreso apareció una columna de policías antimotines, que dobló hacia la Catedral. Las mujeres que marchaban con niños pequeños fueron las primeras en salir corriendo.

Se cerraron las puertas de los templos, con las fieles católicas adentro, y se pusieron vallas. "Tucumán está a favor de la vida", rezaba el cartel de la Catedral.


Un grupo de mujeres marchó con gorros de bruja de color violeta. "¡Queremos reivindicar a las brujas de la Inquisición", explicó Emilia, del movimiento feminista Mujeres en otredad.

Otra columna iba con la cara cubierta con remeras y pañuelos, al estilo piquetero, y armada con palos. "Vamos a defender a nuestras compañeras por si se arma la podrida", alcanzó a decir una de ellas a LA GACETA.

Los edificios de barrio Norte fueron el primer blanco de las manifestantes cuando iniciaron la marcha por 25 de Mayo. Se pararon frente a las torres de donde colgaban banderas argentinas y papales y cantaron mirando hacia arriba: "cheta, cheta, nariz parada, vos te hacés aborto en la clínica privada".

En el colegio Sagrado Corazón tiraron naranjazos, botellas vacías y todo tipo de proyectiles. Durante todo el trayecto fueron pintando consignas con aerosol sobre veredas, paredes y vidrieras. "Nosotras parimos, nosotras decidimos", decía una de las leyendas.

La manifestación se desconcentró alrededor de las 21, sin llegar a la Maternidad, como se había programado en un principio.

Según el jefe de Policía, comisario Hugo Sánchez, participaron del encuentro entre 12.000 y 15.000 mujeres. Agregó que al menos 8.000 están alojadas en hoteles y hospedajes de la capital.

Por parte de la Iglesia, el padre Marcelo Barrionuevo dijo, en cambio, que en los talleres no había más de 6.000 participantes. Las organizadoras dijeron que eran más de 10.000.





Alemania, ¿Y ahora qué?

Por Luis Mena.

En el terreno de la anécdota política cabe anotar que, como resultado de las últimas elecciones al parlamento (Bundestag), Alemania tendrá, como hasta ahora, en la próxima legislatura, a una mujer Angela Merkel como canciller (Bundeskanzlerin) y a un homosexual, Guido Westerwelle, como ministro de asuntos exteriores (Aussenminister).


En una ronda de comentaristas de alto copete, un día después de la votación, el redactor jefe del semanario germano de mayor tirada, decía en un programa televisado, a propósito de la opción sexual del futuro ministro de exteriores: "Si tomamos en cuenta lo que les ocurría a los homosexuales en nuestro país hace menos de 70 años, hemos dado un paso de gigantes en el reconocimiento y respeto de los derechos del individuo".

Nada que objetar; los políticos tienen tanto derecho a ejercer su libertad (dentro de la legalidad) en la elección de pareja como cualquier otra persona.

En los campos de la política y de la economía, tan indisolublemente imbricados, el panorama de la Alemania poselectoral no es tan nítido. Con Westerwelle llega al gabinete de la canciller Merkel un considerable refuerzo para el liberalismo económico que muchos comentaristas no dudan en calificar de neoliberal.

¿Por qué el cambio?. ¿Por qué el fracaso de la coalición CDU/SPD (democristianos/socialdemócratas)?. La crisis global ha golpeado también a la próspera Alemania, locomotora económica de Europa. Han cerrado empresas, ha habido, deslocaciones (traspaso de la producción a países de salario bajo) y se ha llegado a cuotas de paro inusuales para el país.

La repercusión del descontento popular ha sido evidente; descenso en los votos a favor de los dos grandes partidos (Volksparteien) y auge de las pequeñas formaciones políticas, la Izquierda (Die Linke) y los Verdes (Die Grünen).

El Partido Liberal FDP ha visto cumplido su sueño de volver al gobierno, después de una larga travesía del desierto. Lo ha hecho con un resultado espectacular que supera todas las previsiones y le permite formar coalición con los democristianos de la canciller Merkel, mermados en proporción de votos pero, como en la legislatura anterior, primera fuerza política en el Bundestag. Esta coalición era la apuesta de la canciller; se sabía, aunque, cauta e inteligente, no lo proclamara públicamente y durante la campaña electoral mantuviese abiertas las dos opciones: continuar la gran coalición con los socialdemócratas o aliarse con los liberales.

El SPD ha sido el gran perdedor; viene decepcionando a sus electores desde 1998 y esta vez, colmado el vaso de la decepción, unos dos millones de antiguos simpatizantes lo han dejado en la estacada. La abstención masiva de "los suyos", no el voto de los adversarios políticos, le ha llevado al desastre. A ello se ha unido la desastrosa campaña electoral de Franz-Walter Steinmaier, ministro del exterior y líder del SPD; un político con el carisma de un vaso de leche tibia, incapaz de arrastrar a las masas, si es que las hubiera habido en los mítines socialdemócratas.

Y ¿ahora?. Una coalición de la economía de mercado y el (neo)liberalismo se verá obligada a lidiar con una situación político-económica provocada precisamente por estos dos mismos factores.

No lo tendrán fácil; el sesudo diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), de gran prestigio en toda Europa, y el populista y hasta populachero BILD ZEITUNG (5 millones de ejemplares diarios) coinciden en pedir ya bajada de impuestos y anulación del salario mínimo interprofesional. Malos tiempos para los mileuristas alemanes que son muchos. Los electores han puesto al zorro (neo)liberal Westerwelle y su partido de los "lobbys", de la gran industria y del mercantilismo radical, a cuidar de las gallinas de la economía germana.

Los analistas políticos anuncian que el nuevo gobierno tendrá que proclamar "sangre, sudor y lágrimas" en el terreno de lo económico.

Esperemos que el buen sentido que ha regido la política alemana en las últimas décadas atempere estos pesimistas pronósticos. A toda Europa le va mucho en ello y, desde luego, a España: en 2008, algo más del 10% de las compras alemanas en el exterior fueron de productos españoles y adquirimos un 11% aprox. del total de sus ventas al extranjero.

Un socio comercial alemán potente y recuperado de la crisis contribuiría en gran medida a aliviar los problemas de las economías continentales.

Luis Mena, Ex Secretario General de la Cámara Oficial Española de Comercio en Alemania. Miembro de la Orden del Mérito Civil Alemán.
Ciutadella de Menorca.

El minué presidencial de Chile


Por Gervasoni Carlos

BUENOS AIRES – Chile ha sido la historia de éxito de América Latina desde los años ´80, como consecuencia de un rápido crecimiento económico, una integración exitosa a la economía mundial, instituciones democráticas sólidas, una efectiva burocracia estatal y bajos niveles de corrupción. En todas estas áreas, en términos generales, el país supera claramente al promedio de la región.

No es de sorprender que los chilenos hayan mantenido a la gobernante coalición demócrata cristiana-socialista (la Concertación) en el poder durante cuatro mandatos consecutivos desde 1990, cuando se restableció la democracia después de 17 años del represivo régimen militar del general Augusto Pinochet. El 13 de diciembre, sin embargo, es probable que los votantes en las elecciones presidenciales de Chile “hagan transpirar” al candidato presidencial oficialista.

La Concertación lleva como candidato al demócrata cristiano Eduardo Frei, hijo de un ex presidente, y él mismo presidente desde 1994 hasta 2000. Su principal contendiente es Sebastián Piñera, magnate, ex senador y candidato presidencial en 2006, representante de las principales fuerzas de la oposición —la moderadamente conservadora Renovación Nacional (RN)— de Piñera y la Unión Demócrata Independiente (UDI), más de derecha.

Hasta aquí, nada nuevo: RN y la UDI —que difieren principalmente en su actitud hacia el gobierno militar del cual surgieron (RN es la más autocrítica)— han sido los principales retadores en todas las elecciones previas.

Sin embargo ahora se está produciendo un cambio importante, representado por la figura de un candidato independiente de 36 años sin respaldo de un partido tradicional. Marco Enríquez-Ominami, con aproximadamente el 20% de apoyo según las últimas encuestas, está notablemente cerca de Frei (alrededor del 26%) y no tan lejos de Piñera (alrededor del 38%). El inesperado apoyo popular a este joven candidato está arraigado en la misma coalición gobernante: su padre adoptivo es un prominente senador socialista (su padre biológico, un líder de la izquierda revolucionaria de los años ´70, fue asesinado por la policía política de Pinochet).

El propio Marco fue electo diputado socialista, pero abandonó el partido cuando éste le negó la posibilidad de disputar la candidatura con Frei en una elección interna. Con esta mezcla única de tradición y renovación, y una frescura de la que carecen ambos candidatos principales, Enríquez-Ominami ha llegado más lejos de lo que predecía la mayoría de los observadores.

El liderazgo de Piñera y el surgimiento de Enríquez-Ominami probablemente sean expresiones del mismo fenómeno: la fatiga con y dentro de la Concertación. A pesar de sus muchos logros desde 1990, y la alta popularidad de la actual primera mandataria (la socialista Michelle Bachelet, primera presidenta mujer de Chile), el tiempo está pasando factura.

En los últimos años, varios grupos se han desprendido de los partidos gobernantes tradicionales. Muchos votantes están siguiendo sus pasos, atraídos principalmente por Enríquez-Ominami. Las deslucidas cifras de Frei en los sondeos reflejan sus propias debilidades (es notoriamente poco carismático y fue el menos popular de los cuatro presidentes de la Concertación), así como el inevitable estrés que dos décadas de gobierno ininterrumpido han generado en la coalición gobernante.

Como están las cosas hoy, la derecha probablemente gane la primera vuelta, pero con menos del 50%. Incluso una victoria cómoda de Piñera podría revertirse en la segunda vuelta el 17 de enero, ya que Frei y Enríquez-Ominami esencialmente se dividen el voto de la centro-izquierda.

Enríquez-Ominami tiene la popularidad y el ímpetu para desplazar a Frei de la segunda vuelta, pero le puede resultar más difícil derrotar a Piñera. Los dos escenarios más probables, entonces, son la continuidad del gobierno o el cambio predecible (hace años se espera que la derecha llegue a la presidencia). Pero no debería descartarse un tercer escenario —un cambio menos predecible tras una victoria de Enríquez-Ominami—, en parte porque la publicidad de campaña recién aparecerá en los medios a partir del 13 de noviembre.

En cuanto a las principales políticas públicas de Chile, sin embargo, es muy probable que prevalezca la continuidad, aún si gana Enríquez-Ominami. La coalición de centro-izquierda que derrotó a Pinochet (en un plebiscito en 1988, y a su candidato presidencial en las elecciones de 1989) ha tenido la inteligencia de mantener, y en algunos casos profundizar, las sólidas políticas de libre mercado heredadas del gobierno militar.

Chile ostenta una administración fiscal y monetaria ortodoxa, una economía muy abierta y un sector privado dinámico. También fue el primer país del mundo en adoptar un sistema de pensiones totalmente privado, una experiencia liderada por uno de los tecnócratas de Pinochet (que curiosamente era el hermano de Piñera, José) y que ha sido esencialmente mantenido desde entonces.

Estas políticas son populares entre los votantes, y están respaldadas por actores poderosos (por ejemplo, el fuerte sector empresario exportador) y por acuerdos comerciales con casi todas las principales economías y bloques regionales del mundo. A diferencia de muchos países latinoamericanos, en los que a las reformas liberales de los 90 fueron seguidas por reacciones populistas, la principal oposición en Chile es una coalición aún más pro-mercado.

Más allá de la economía, existen, por supuesto, muchas áreas de desacuerdo. La Concertación ha lidiado prudentemente con los legados políticos de la dictadura, desmontando gradualmente las instituciones creadas por Pinochet para protegerse a sí mismo, a las fuerzas armadas y a la derecha, y haciendo progresos en el juzgamiento de los violadores de los derechos humanos.

Pero muchos no están contentos: la extrema izquierda —no muy fuerte en estos días pero con una importante tradición política— quiere un mayor y más rápido progreso en los juicios, mientras que la derecha recalcitrante insiste en tratar a Pinochet (que murió en 2006) como un héroe nacional. Las cuestiones morales, étnicas y ambientales siguen similares líneas ideológicas. Y, sin embargo, el espectro del debate político es mucho más estrecho, y el tono más amigable, que en el caso de los vecinos más polarizados de Chile, como Argentina, Bolivia y Venezuela.

En cualquiera de los escenarios más factibles, la continuidad o el cambio prudente, o incluso si gana el candidato independiente, Chile muy probablemente seguirá siendo un faro de estabilidad democrática, dinamismo económico y compromiso internacional en una región demasiado frecuentemente caracterizada por turbulencias políticas y económicas.

El autor es profesor de ciencia política en la Universidad Torcuato Di Tella en Buenos Aires, Argentina.

Copyright: Project Syndicate, 2009 y Los Tiempos
www.project-syndicate.org
Traducción de Claudia Martínez

Los trabajadores pobres se benefician poco del boom del comercio


GINEBRA (Reuters) - El boom comercial de las últimas dos décadas no ha mejorado la calidad de la mayoría de los puestos de trabajo en los países más pobres, dijeron el lunes la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la organización laboral de las Naciones Unidas (ILO, por sus siglas en inglés).

El informe conjunto, cuyas conclusiones pueden hacer que un nuevo pacto mundial de libre Comercio sea más difícil de aceptar por algunos, halló que la mayoría de los trabajadores de los países en vías de desarrollo tienen que lidiar con ingresos bajos y seguridad laboral limitada, incluso en sectores vinculados a la exportación.

Pese a que el comercio internacional creció hasta representar más del 60 por ciento del Producto Interior Bruto mundial en 2007, desde menos del 30 por ciento a mitad de los años 80, el número de trabajadores ilegales ha permanecido constante o incluso crecido en los países más pobres.

"El fuerte crecimiento en la economía mundial no ha llevado, hasta ahora, a una mejora correspondiente en las condiciones laborales y en los patrones de vida de muchos", dijeron las organizaciones con sede en Ginebra.

Los trabajadores ilegales en áreas como construcción, agricultura y minería por lo general no pagan impuestos y no tienen acceso a beneficios como prestación por invalidez o pensiones. Siguen siendo tan vulnerables ahora como antes del boom del comercio, informó el texto.

"Incluso en la economía formal, una creciente proporción de trabajadores no están declarados o trabajan bajo condiciones precarias", dijeron Pascal Lamy, de la OMC, y el jefe de la ILO, Juan Somavia, en el informe.

"Estos resultados probablemente empeoren como resultado de la crisis económica mundial", dijo.

Los 153 gobiernos que integran la OMC han trabajado durante ocho años para alcanzar un nuevo acuerdo comercial que abriera los mercados mundiales a bienes y servicios recortando aranceles y otras penalizaciones en las fronteras.

Ese acuerdo, la nueva "ronda de Doha", cuyas negociaciones comenzaron en Qatar en 2001, reduciría también los subsidios que los países pagan para proteger de la competencia exterior a sus agricultores y trabajadores de fábricas.

Sin embargo, grandes economías como India, China, la Unión Europea y Estados Unidos, han sido reacias a hacerlo, lo que ha colocado lejos del alcance el acuerdo - que requiere el pleno consenso.

El informe reconoce que el crecimiento que se produjo después de rondas comerciales previas de la OMC y varios pactos regionales y bilaterales habían beneficiado principalmente a los trabajadores cualificados, habiendo repercutido poco en los trabajadores físicos.

La ILO y la OMC concluyeron que una mayor liberalización del comercio mundial tiene el potencial de repercutir en beneficios en el mercado laboral y sugirió que reformas comerciales futuras "pueden ser aplicadas en una forma que afecte positivamente al empleo".

El informe dijo que la flexibilidad facilitada a los países en vías de desarrollo en la ronda de Doha debería ayudarles a alentar las buenas prácticas laborales e introducir a más personas en el empleo regulado.

"Abrir sólo partes de la economía y mantener ciertos sectores o firmas protegidos de la competencia extranjera probablemente empeore las distorsiones en la economía sin traer necesariamente ningún beneficio macroeconómico", añadió.




Política y estrategia en Afganistán


ENRIQUE FOJÓN, Profesor del Instituto Universitario Gutiérrez Mellado

Desde la llegada de la nueva Administración demócrata americana a principios de año, la guerra de Afganistán ha pasado al primer plano de la actualidad. La polémica desatada por la oportuna filtración del informe McChrystal al «Washington Post» está levantando una gran polvareda en el ámbito político norteamericano con sus secuelas en la Alianza Atlántica.

El debate en la prensa de Estados Unidos es encendido, ya que se ha pasado de una simple «reconsideración estratégica», a un percibido enfrentamiento entre el presidente y su general en la zona de operaciones. En este caso hablamos de Obama y McChrystal. Ello trae a colación reminiscencias de otros choques, aunque no parece ser este el caso, como el de Lincoln con McClellan en la Guerra Civil, o el de Truman con McArthur en Corea. Parece que el destino ha puesto al prefijo gaélico Mc como contrapunto a los inquilinos de la Casa Blanca en tiempos de guerra. No hay que sacar falsas conclusiones, como no podía ser de otra manera, siempre prevalecerá la autoridad del presidente.

El pasado mes de marzo el presidente Barack Obama definía el objetivo de su estrategia en la zona como: «Desorganizar, desmantelar y derrotar a Al Qaeda en Afganistán y Pakistán», añadiendo que, para ello, era necesaria «una estrategia más fuerte, adecuada e integral», «...anular los progresos de los talibanes y promocionar un gobierno afgano más capaz y fiable». Como ya se sabe, esa opción fue expuesta a los aliados de la OTAN, a los que se les solicitó su apoyo. Se preconizaba un «enfoque» donde la acción «integrada» de los potenciales diplomático, económico, militar e informativo permitiese estabilizar y reconstruir el Estado afgano.

Dada la situación, la condición previa, en términos militares pasaba por una campaña previa de contrainsurgencia que estableciese el ambiente de seguridad necesario, lo que conlleva un esfuerzo prolongado con vistas a proteger a la población separándola de los insurgentes. En estas situaciones la derrota es fácilmente identificable y la victoria posee contornos difusos.

La situación actual, como señaló el Dr. Kissinger en «Newsweek» el pasado día 3, no es nueva y hay que evitar el derrotismo que se produce por las controversias previas a conflictos en los que hay que enfrentarse a adversarios que utilizan la guerra de guerrillas.

Estamos asistiendo, por una parte, a las naturales tensiones entre una nueva Administración, que alcanza el poder mediante un alarde mediático en la que, en la era de la información, se emplean realidades virtuales y, por otra otra, la realidad de los hechos. Anteriormente, las cosas funcionaban de otra manera. Lo relacionado con los intereses vitales de una nación no era corriente que se convirtiese en materia de campaña electoral. Pero parece que las cosas en la actualidad funcionan de otra manera. Estas tensiones son de naturaleza política y deben subsanarse en ese ámbito, pues si contaminasen el ámbito estratégico, producirían alteraciones que podrían ser presentadas por los medios como «derrotas» y, en el caso de la potencia hegemónica mundial, eso sería muy grave.

Por otra parte, un empeño largo y costoso en Afganistán sólo es justificable ante la opinión pública estadounidense si los intereses vitales norteamericanos no se pudiesen solucionar de otra manera. Y ahí reside parte del problema: en la campaña electoral no se explicó el coste. El rumbo a seguir en Afganistán depende mucho, por un lado, de la opinión de los consejeros de la Casa Blanca y, por otro, de la parte militar, con el almirante Mullen y los generales Petraeus y McChrystal, pues el secretario de Defensa tiene que actuar como el fiel de la balanza. De fondo se atisba la necesidad política, de Gran Estrategia, explicada sólo a medias, de reducir la «huella» militar americana en tierras del Islam y acomodarla a las expectativas del discurso de Obama en El Cairo.

Es un hecho admitido que el largo empeño militar americano en Mesopotamia y en las estribaciones del Indo-Kush ha reducido la libertad de acción estratégica de Estados Unidos a nivel global, a la vez que sus Fuerzas Armadas, como instrumento militar, están sometidas a una enorme y prolongada presión. Si se decide llevar a cabo una campaña de contrainsurgencia en Afganistán, esta situación se prolongará en el tiempo. Además, el «confinamiento» militar americano en Irak y en Asia central está liberando otras dinámicas estratégicas en África, América del Sur y en otras partes de Asia con gran potencial de amenaza y otras, como la nuclearización de Irán, a punto de concretarse.

La actual situación en Afganistán es un problema aplazado. La guerra en Irak lo ocultó durante seis años y ahora está podrido. Estados Unidos ya ha puesto a prueba la máxima del general Marshall de que «una democracia no puede implicarse en una guerra de siete años». Esa guerra ya ha entrado en su octavo año en Irak. La acción necesaria en la zona Afganistán-Pakistán sobrepasa la «paciencia estratégica» de las democracias y ahí está el problema.

Otro rasgo de la situación es que la actual Administración americana no ha emitido todavía su Estrategia de Seguridad Nacional y la OTAN está en el proceso de confección de su Concepto Estratégico, lo que no debe ser óbice para identificar las consecuencias del conflicto a nivel regional y global. Si el conflicto afgano no se logra encapsular, el contagio puede extenderse no sólo a Pakistán, sino a India, China, las repúblicas ex soviéticas de Asia Central y la misma Rusia, donde existen minorías islamistas que podrían radicalizarse.

La tradicional forma americana de resolver los problemas estratégicos, basada en la creencia firme de que existen normas y valores de aplicación universal, lo que algunos denominan «la talla única universal», debe de buscar acomodo en un nuevo ambiente donde resurgen las tensiones geopolíticas. En este debate, y en la toma de decisiones, es imprescindible que participen los aliados. La defensa de nuestros intereses así lo demanda.




ONU urge tregua en lucha Yemen para entregar ayuda


SANAA (Reuters) - El Gobierno de Yemen y los rebeldes chiítas en el norte deberían suspender los combates para permitir que la ONU entregue ayuda a los refugiados, dijo el domingo un alto funcionario del organismo después que una retrasada caravana de ayuda arribó desde Arabia Saudita.

El Coordinador de Alivio de Emergencias de la ONU, John Holmes, dijo a periodistas que había pedido un "cese al fuego (...) por razones humanitarias" durante una reunión con funcionarios yemeníes en el país de la península arábiga, una de las naciones más pobres del mundo fuera del Africa.

Las agencias de ayuda están advirtiendo de una crisis humanitaria en el norte de Yemen, donde unas 150.000 personas han huido de sus casas desde que rebeldes chiítas lanzaron la insurgencia en el 2004.

Rebeldes musulmanes chiítas Zaydi dicen que sufren de discriminación religiosa de los sunitas de línea dura que han ganado terreno debido a los estrechos lazos del presidente, Ali Abdullah Saleh, con Arabia Saudita que adhiere a una forma puritana de islamismo sunita.

Estados Unidos y Arabia Saudita temen que las luchas en el norte de Yemen, y los enfrentamientos en las calles con separatistas en el sur, puedan crear inestabilidad que Al Qaeda podría explotar para atacar a Arabia Saudita.

La caravana de la ONU, retrasada por luchas entre los rebeldes y fuerzas gubernamentales, cruzó el domingo hacia Yemen desde Arabia Saudita.

Personal de la ONU en el sur de Arabia Saudita cargó tres grandes camiones con 200 tiendas de campaña, así como mantas y colchones, para cerca de 300 refugiados varados en la provincia yemení de Saada que ha visto fuertes luchas desde que el Ejército lanzó una gran ofensiva el 11 de agosto

"Esperamos que haya más caravanas", dijo Sultan Khilji, funcionario de protección de la ONU de la caravana, y agregó que hasta 5.000 personas están varadas en la región fronteriza del norte.

(Reporte adicional de Ulf Laessing y Mohamed Ghobari; Editado en español por Mario Naranjo)