Eduardo Nabal Aragón
No hace tanto que la editorial "Traficantes de Sueños" ha
publicado en su excelente colección "Mapas" el ensayo "Revolución en
Punto Cero", el segundo libro traducido al castellano de la activista y
profesora Silvia Federeci, tras la buena acogida de "El Calibán y la
Bruja. Capitalismo y acumulación originaria", donde analiza la historia
del capitalismo con un enfoque de género.
Federeci
utiliza a Marx y sus discípulos pero siempre va más allá, atendiendo a
ofensas invisibilizadas, materiales o simbólicas. Desigualdades
estructurales y formas de subjetivación opresivas. En esta ocasión la
autora recoge antiguos y nuevos artículos para hablarnos de algo, aún
hoy en día, aparentemente poco visible: “El trabajo doméstico”, un
trabajo todavía asociado, en su mayor parte, a las mujeres, en
diferentes latitudes de nuestro planeta. Federeci desde muchos ángulos
analiza y documenta como se ha asignado a éstas un tipo de trabajo no
solo “no remunerado” sino que se ha pretendido inherente a lo femenino y
al papel tradicional de esposa-madre, el trabajo en casa, al ángel del
hogar. Invisibilizado, ninguneado, impuesto de forma sutil pero también
violenta. Esas ofensas simbólicas de las que habla Nancy Fraser en su
artículo “Heterosexismo, falta de reconocimiento y capitalismo” (New
Left Review).
Desde el EEUU de los 70- en plena emergencia de un
feminismo revolucionario- a los nuevos escenarios de países en un mundo
globalizado en los que se libra una guerra silenciosa contra mujeres
pobres y los/as jóvenes que ven como se escapan oportunidades y sus
derechos conseguidos, de mano de sus gobiernos o infraestructuras
bancarias . Desde tiempo inmemorial, y a pesar de los avances, madres,
esposas, hijas han sido objeto de una explotación no siempre considerada
del todo por la izquierda y sus batallas, a pesar de su importancia
insoslayable en la economía mundial y su funcionamiento en distintos
momentos históricos.
Las batallas domésticas que ella documenta con su
habitual erudición y coherencia, sin abandonar una prosa accesible, esas
micro luchas que se han librado y se siguen librando en muchos hogares
ya no son solo por una posible y justa “remuneración” sino por un
reconocimiento personal y social, aún hoy, bastante pobre o limitado,
incluso por parte de otras mujeres. Federeci dedica su libro “Revolución
en punto cero” a la escritora y activista egipcia Nawal El Saadawi cuyo
libro “Mujer en punto cero” ha inspirado el título de su colección de
ensayos, además de su talante comprometido por los derechos y
autodeterminación de las mujeres en los llamados países musulmanes,
siempre desde una perspectiva no colonialista y antiimperialista.
Escritos en diferentes épocas los capítulos de “Revolución en punto
cero” nos devuelven la voz lúcida, culta y comprometida de una autora ya
clásica en la llamada “economía feminista”, desde los 70 hasta nuestros
días. “Trabajo doméstico y luchas feministas” recoge el pasado que nos
ha traído hasta aquí sin cambios profundos pero sobre todo mira hacia
el futuro. Engloba las situaciones de desigualdad en marcos amplios
como la llamada “globalización”, las formas de colonialismo vigentes,
las luchas horizontales y el llamado “trabajo reproductivo”, impuesto o
limitado por diferentes formas de organizar la economía y la política.
Trabajos que curiosamente no son todavía considerados “Productivos” y
por los que la autora reclama un salario. Algo más que importante en
unos momentos en los que aquí y ahora se cuestionan por la derecha en
el poder muchas de las conquistas logradas por el movimiento feminista
tras largas décadas de lucha en el Estado Español.
El libro de Federeci
expone con una extraña lucidez la raíz de los problemas que siguen
llevando, de distintas formas, a situaciones de subordinación,
dependencia, temores, abnegación, ausencia de libertades,
autorepresión...Esas mujeres que trabajan pero, al menos en teoría, “no
pertenecen a la clase trabajadora” son las protagonistas de este enorme
ensayo, de alcance universal, todavía urgente y como su anterior
trabajo la autora une políticas, geografías, culturas y posiciones de la
mujer en sociedades de ayer, hoy y mañana.
Ese “capitalismo gore” del que habla la mexicana Sayak Valencia
(entrevistada por Diario Progresista) en su libro, esa organización
socioeconómica que se perpetúa ¿silenciosamente? es uno de los elementos
clave de un ensayo feminista ya imprescindible pero no solo destinado a
las mujeres, sino a todos los que hoy hacen o creen en el feminismo
como posible herramienta de construcción de algo nuevo y mejor a nuestro
alrededor.
Os dejo con unas palabras de la propia Federeci
[EL TRABAJO INVISIBILIZADO]
“Partiendo de nuestra situación de mujeres, sabemos que la jornada
laboral que efectuamos para el capital no se traduce necesariamente en
un cheque, que no empieza y termina en las puertas de una fábrica, y así
redescubrimos la naturaleza y la extensión del trabajo en sí mismo.
Porque tan porto levantamos la mirada de los calcetines que remendamos y
de las comidas que preparamos, observamos, que, aunque no se traduce en
un salario para nosotras, producimos ni más ni menos que el producto
más precioso que puede aparecer en el mercado capitalista: la fuerza de
trabajo”
(Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas
feministas. Editorial Traficantes de Sueños. Colección Mapas nº 36)
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