lunes, 3 de marzo de 2014

Socialismo – ecologismo – feminismo


Eduardo Giesen
especial para G80

Esto NO ES ni quiere ser una tesis de ciencia o filosofía política. No es más que una reflexión desde la calle. Ya alguien podrá –probablemente ya lo han hecho- profundizar en estas ideas, para reforzarlas, corregirlas o desecharlas.

La idea central es que para avanzar en la construcción y -antes- en la imaginación de nuevos modelos de sociedad, es necesaria, imprescindible, la convergencia de las corrientes socio-políticas que representan de manera principal a los cambios de pensamiento y a los movimientos sociales de las últimas décadas, tanto en Chile como en el resto del mundo; aquellos que han congregado y articulado a millones de personas y organizaciones, en torno a demandas y luchas de comunidades y movimientos; han inspirado la concepción, transformación o recuperación de paradigmas de vida y organización de la sociedad que superen el capitalismo en la dirección de la justicia social, la igualdad y la libertad: el socialismo (en sí mismo), el eco-socialismo, el Buen Vivir, la economía feminista y otros; y así, separados, y aun a veces aliados, no han sido capaces, en el mundo actual, de constituirse en alternativas políticas y proyectos de sociedad desde y para las mayorías, respetando e integrando a las minorías.

Sin duda hay una multiplicidad de movimientos y causas que, sin inscribirse dentro de una de estas grandes corrientes, están en la primera línea de los movimientos sociales, cuyas demandas -los derechos de los pueblos indígenas, la diversidad sexual, la soberanía alimentaria, la libertad de expresión y otras- constituyen parte imprescindible de la construcción de un nuevo proyecto de sociedad.

Esta convergencia requiere de lucidez y generosidad por parte de las organizaciones, los líderes y los militantes de estas corrientes. Esto implica abandonar el “infantilismo”, el vanguardismo y el sectarismo, que impiden aproximarse de manera libre a la comprensión de las ideas ajenas y a la superación de las barreras y rigideces ideológicas de los propios esquemas de pensamiento y estructuras de poder.

Es necesario dejar atrás la soberbia que se expresa en frases como “El socialismo es en esencia sustentable e igualitario entre hombres y mujeres”, que puede ser una verdad teórica, pero muy lejana a la realidad histórica de los procesos revolucionarios y más aun en los sistemas de gobierno instalados, y también reconocer que los valores originales del socialismo han encontrado en sectores del ecologismo y el feminismo una expresión genuina y -muchas veces- bastante más consistente que en grupos o partidos del llamado “tronco histórico” del socialismo.

Mucho más que marchar juntos

La convergencia debe incluir pero exceder el encuentro en las movilizaciones públicas y debe manifestarse en espacios de reflexión, intercambio, formación y desarrollo político ideológico conjunto, así como en instancias de análisis y elaboración de políticas públicas, e incluso en el trabajo académico

Esto permitiría, por ejemplo, que las y los socialistas, sin dejar de serlo, aborden de manera crítica un debate sobre el desarrollo, particularmente el extractivismo, y sobre el patriarcalismo en los procesos de construcción socialista; que los y las ecologistas, sin dejar de serlo, incorporen de manera explícita las problemáticas sociales contemporáneas, como el trabajo urbano, potencial o parcialmente contrapuestas a la sustentabilidad ambiental; que las y los feministas, sin dejar de serlo, amplíen y profundicen su mirada y su acción en diversos ámbitos de las problemáticas sociales y territoriales; y lo más importante, que seamos todas y todos capaces de ir constituyendo una gran fuerza –feminista, ecologista, socialista- que pueda encantar y sumar a las mayorías en la construcción de una nueva sociedad, libre, justa, igualitaria y sustentable.

Esto es, entonces, una invitación desde la calle, para actuar unidos en todos los frentes, empezando por la misma calle, pero también a crear nuestros propios espacios y herramientas para el encuentro y la reflexión conjunta, para el fortalecimiento y la entrega de nuestras ideas y proyectos para su apropiación por el pueblo, por los pueblos.

Eduardo Giesen A. Socialista, ecologista y –si me lo permiten- feminista

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