lunes, 3 de marzo de 2014

España: Un 8 de marzo diferente

No se me va de la cabeza la acusación de la diputada popular, MartaTorrado, cuando tachó de «rancio» al feminismo desde la tribuna del Congreso. Ella, que está allí, precisamente gracias al feminismo. Disfrutar de las conquistas sociales desvinculándolas del movimiento que las consiguió o, incluso, atacándolo es, por desgracia, muy común. Mucho más cuando del feminismo se trata.

 Los nombres de quienes lucharon para hacer posible la extensión y el reconocimiento a las mujeres de los derechos civiles, políticos y sociales son desconocidos y se invisibiliza el papel decisivo del movimiento feminista en la abolición de la esclavitud o en la consecución del sufragio universal. 

El efecto de esta «ablación de la memoria», como afirma Amelia Valcárcel, es un déficit de legitimidad del feminismo, pues parece que las reivindicaciones de las mujeres nazcan de cero en cada generación. Se sustrae así a las mujeres de su memoria histórica como grupo oprimido pero también como protagonistas de luchas políticas y, por tanto, pierden, perdemos, legitimidad y eficacia política. 

Y tenemos un largo recorrido ya. Las promesas emancipatorias del proyecto ilustrado, basadas en la libertad y la igualdad de los individuos, se formularon abstractamente en términos universalizadores pero se revelaron excluyentes cuando se concretaron normativamente.


 Y de la decepción e irritación de las mujeres por su exclusión del proyecto ilustrado surge la primera ola del feminismo en el s. XVIII: la vindicación de igualdad con los derechos reconocidos a los hombres. La abolición del esclavismo y la presión de las revoluciones obreras supondrán la extensión de los derechos políticos a todos los hombres, pero no a las mujeres; comienza así, en el s. XIX, la segunda ola feminista: el sufragismo, que prosigue con las vindicaciones de igualdad. 

A mediados del s. XX, el reconocimiento del derecho a la igualdad y no discriminación por razón de sexo se generaliza, pero asimilando a las mujeres a los hombres e identificando a éstos y a sus intereses con el único modelo normativo de lo humano. De ahí que surja, en el contexto de las revoluciones sesentayochistas, la tercera ola feminista, con el lema «lo personal es político». Y, aun reconociendo los avances que se han producido en la consecución de una igualdad efectiva, en ello estamos todavía en el s.XXI.

La Plataforma Feminista de Alicante ha impulsado la organización de la tradicional manifestación del 8 de marzo de una forma diferente, pues ésta irá encabezada por un desfile representativo de esas «olas del feminismo» que contribuya a fortalecer nuestra memoria histórica. Por el centro de Alicante desfilarán desde las revolucionarias francesas a las Femen para mostrar a la ciudadanía este largo recorrido histórico de las mujeres en la conquista de la igualdad ¿Te apuntas?


(plataformafeministalicante@gmail.com)


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