"La igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer es un derecho humano fundamental y una fuerza que beneficia a todos", señala el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
La igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer están ganando terreno en todo el mundo. Son más las Jefas de Estado o de Gobierno que nunca antes y hay una mayor proporción de mujeres que ocupan cargos de ministro en los gobiernos. Las mujeres ejercen cada vez más influencia en el mundo de los negocios. Son más las niñas que asisten a la escuela y que crecen con un mejor nivel de salud y en mejores condiciones de realizar su potencial.
Pese a este impulso, falta mucho para que pueda decirse que las mujeres y las niñas gozan de los derechos fundamentales, la libertad y la dignidad que son su derecho de nacimiento y que garantizarán su bienestar. Esto es más evidente en las zonas rurales del mundo. Las mujeres y niñas de estas zonas, a quienes está dedicado este Día Internacional de la Mujer, componen la cuarta parte de la población del mundo, pero suelen ocupar los puestos más bajos en todos los indicadores económicos, sociales y culturales, desde los ingresos y la educación hasta la salud y la participación en la toma de decisiones.
Las mujeres rurales, que suman casi 500 millones de pequeñas agricultoras y trabajadoras sin tierra, constituyen una parte importante de la mano de obra agrícola. Desempeñan la mayor parte de la labor no remunerada de cuidado de personas en las zonas rurales. Sin embargo, las mujeres rurales siguen sin poder alcanzar su potencial. Si pudieran acceder en condiciones de igualdad a los recursos productivos, el rendimiento agrícola aumentaría un 4%, reforzando la seguridad alimentaria y de la nutrición y rescatando del hambre a 150 millones de personas. Si tuvieran la oportunidad, las mujeres rurales también podrían ayudar a poner fin a la tragedia oculta en el ámbito del desarrollo del retraso del crecimiento, que afecta a casi 200 millones de niños en todo el mundo.
Las leyes y prácticas discriminatorias no perjudican solamente a las mujeres, sino a comunidades y naciones enteras. Los países donde las mujeres carecen de derechos a la propiedad de la tierra o de acceso a créditos tienen un número significativamente mayor de niños desnutridos. No tiene sentido que las mujeres agricultoras reciban solamente un 5% de los servicios de extensión agraria. La inversión en las mujeres rurales es una inversión inteligente en el desarrollo de una nación.
El sufrimiento de las mujeres y niñas rurales del mundo es un reflejo del de las mujeres y niñas en toda la sociedad, desde la persistencia del techo de cristal hasta la penetrante violencia en el hogar, en el trabajo y en situaciones de conflicto; desde la asignación de prioridad a los hijos varones en la educación hasta los cientos de miles de mujeres que mueren cada año al dar vida por falta de atención obstétrica básica. Incluso en los países con el mejor historial se mantiene la disparidad entre ambos sexos en la remuneración por igual trabajo y las mujeres continúan estando insuficientemente representadas en la adopción de decisiones políticas y de negocios.
En este Día Internacional de la Mujer, insto a los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado a que se comprometan a alcanzar la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer, que es un derecho humano fundamental y una fuerza que beneficia a todos. La energía, el talento y la fuerza de las mujeres y las niñas son el recurso natural no aprovechado más valioso de la humanidad.
Ban Ki-moon
Secretario General Naciones Unidas
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