*Por Fabiola Gutíerrez, periodista del OGE
Las mujeres de Chile y del mundo han contribuido por años a la construcción de sociedades más justas e inclusivas y así hoy día demandan mayores espacios de participación en la esfera pública y corresponsabilidad en la esfera privada, "democracia en el país y en la casa". Han sido capaces de dar respuesta a la emergencia tras el 27F de 2010, transformando la catástrofe en una oportunidad de organización. En esta historia las mujeres siguen siendo las principales protagonistas.
Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Una fecha que nos conmina a seguir luchando por una participación en pie de igualdad con los hombres en la sociedad.
A esta conmemoración antecedió el segundo aniversario del megasismo que estremeció a Chile el 27 de Febrero de 2010. Las evaluaciones del gobierno y de las y los actores sociales sobre la reconstrucción y la atención a damnificados/as resultan diametralmente opuestas y muchos son los pendientes para una reconstrucción efectiva –con participación- de la vida de miles de chilenas y chilenos, más allá de subsidios más o subsidios menos.
A dos años del terremoto y tsunami es indiscutible el papel que las mujeres y sus organizaciones en las zonas afectadas, quienes desde el primer momento de la catástrofe tomaron un rol protagónico en sus territorios y comunidades. Incluso, las mujeres maulinas impulsaron una "agenda de las mujeres para la reconstrucción con equidad", iniciativa que se aprontan a seguir mujeres de San Felipe, San Fernando, de la región Metropolitana y también de Tirúa. Se trata de construir CON las mujeres.
Chile tiene historia. Por años, el movimiento feminista y de mujeres se han organizado para demandar derechos políticos, sociales, económicos y culturales. En este año, marcado por las elecciones municipales –precedidas por primarias en algunas colectividades políticas- y el compromiso de llevar candidaturas de mujeres, distintas organizaciones de la sociedad civil impulsan la campaña Más Mujeres al Poder, por una DEMOCRACIA PARITARIA, que garantice leyes para la igualdad en la participación de mujeres y hombres en la toma de decisiones públicas y de representación popular. Construir CON las mujeres.
Este 8 de marzo les invitamos a vislumbrar un futuro con menos desigualdad y discriminación, a seguir reflexionando sobre las oportunidades que nos dejan las catástrofes para la organización y sobre cómo se puede construir desde y CON las mujeres.
En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, les presentamos la entrevista que otorgó al Observatorio de Género y Equidad la Directora de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, quien actualmente contribuye a construir CON las mujeres de todo el mundo, sociedades más justas e igualitarias.
"Estoy más convencida que nunca de la imperiosa necesidad de acceso y participación igualitaria de las mujeres en la marcha de sus comunidades y países. De la urgente necesidad de respetar los derechos humanos de las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres, de entregar oportunidades de desarrollo, educación, acceso a beneficios sociales, leyes y protección en igualdad de condiciones que los hombres. Acceder a los empleos, a los derechos laborales, a los salarios, a la propiedad de la tierra, a la justicia, etc."
Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres.
El 8 de marzo se conmemora la lucha de las mujeres por la igualdad, contra la discriminación y por una sociedad más justa. Desde la visión que le da la Dirección Ejecutiva de ONU Mujeres:
¿Qué destacaría como avance de las mujeres en el mundo, a un año de la creación de ONU Mujeres?
Si me permite, voy a separar en dos partes esta pregunta. Lo primero es referirme a la situación de las mujeres en el mundo y sus avances, que son muchos a lo largo de décadas de transformaciones y conquistas en sus derechos, pero totalmente insuficientes.
Vimos durante este año un rol activo y creciente de las mujeres en lo que se ha conocido como la primavera árabe o la revolución en los países árabes. Mujeres en las calles exigiendo más derechos, más libertad y más igualdad. Ahora el desafío es que en los procesos de transiciones en sus respectivos países puedan participar y tener injerencia en la conquista de más libertad, igualdad y dignidad. Como ONU Mujeres estamos llevando adelante un fuerte trabajo en la región y apoyando en el terreno a las organizaciones de mujeres, a las ONGs y trabajando a nivel gubernamental también.
En el 2011 conocimos del premio Nobel de la Paz que fue entregado a la Presidenta Ellen Johnson Sirleaf de Liberia, a su compatriota Leymah Gbowee, y a Tawakkul Karman de Yemen. Este premio tiene un enorme significado porque reconoce en estas tres mujeres el rol que ellas tienen en la reconstrucción de sus países, como agentes para la paz. Un país que ha vivido un conflicto no puede reconstruir su normalidad sin tener una participación igualitaria de hombres y mujeres, es el único camino hacia la paz, la convivencia y la consolidación de la normalidad.
En otras áreas, hoy 125 países cuentan con leyes específicas que penalizan la violencia doméstica, algo imposible de pensar hace unas décadas. La igualdad entre mujeres y hombres está garantizada en las constituciones de 139 países y territorios, aunque en la práctica todos los países tienen mucho camino que andar.
Una segunda parte de su pregunta tiene que ver con el primer año de funcionamiento de ONU Mujeres y en una palabra le diría que me siento orgullosa de lo que hemos logrado avanzar y consciente de todo lo que necesitamos trabajar para ayudar a que estos cambios se aceleren aun más. El solo hecho de la existencia de ONU Mujeres como una organización exclusivamente dedicada a trabajar por los derechos y el bienestar de mujeres y niñas, es un gesto relevante y da cuenta de la importancia que tiene para los gobiernos, aun cuando cada uno de los países tengan grados diferentes de avances. Las necesidades de mujeres y niñas son hoy un tema de relevancia global.
Tenemos una organización funcionando, con presencia en 75 países, con un plan de trabajo con 5 prioridades y metas medibles, y una recaudación de fondos para nuestros programas que tuvo un incremento superior al 30% con respecto al año pasado.
Obviamente este no es un trabajo que le compete a una sola organización, ya sea en Naciones Unidas o en los gobiernos. Este es un desafío para la sociedad en su conjunto, para las familias y la manera que tienen de educar a sus hijos, para los sistemas de educación, para los propios medios de comunicación, las autoridades, las organizaciones sociales, los hombres, las mujeres, los empresarios y trabajadores, entre otros. Cada uno de nosotros, desde su rol, puede ayudar a una mayor igualdad entre hombres y mujeres.
¿En qué ha cambiado su visión de la condición de las mujeres en el mundo?
Más que cambiar mi visión, yo diría que estoy más convencida que nunca de la imperiosa necesidad de acceso y participación igualitaria de las mujeres en la marcha de sus comunidades y países. De la urgente necesidad de respetar los derechos humanos de las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres, de entregar oportunidades de desarrollo, educación, acceso a beneficios sociales, leyes y protección en igualdad de condiciones que los hombres. Acceder a los empleos, a los derechos laborales, a los salarios, a la propiedad de la tierra, a la justicia, etc.
He viajado muchísimo debido a la puesta en marcha de ONU Mujeres, he estado en todas las regiones del mundo, en países desarrollados, en otros de mediano desarrollo y en países muy pobres. Lo que constato con admiración es la fuerza, coraje, valentía y capacidad de organización de las mujeres. En las condiciones más precarias o en condiciones más ventajosas.
Sin embargo, ni toda la fuerza del mundo puede lograr cambios efectivos sin la ayuda del otro 50% de la población mundial, y me refiero aquí al papel de los hombres. Estoy convencida que la lucha por igualar derechos de hombres y mujeres será posible sólo con la solidaridad de ambos, compartiendo responsabilidades y entendiendo que la legitimidad de las sociedades, los sistemas políticos radica en esta igualdad. Un cambio cultural de esta magnitud no podrá llevarse a cabo sólo por mujeres y niñas.
Quiero insistir en mi experiencia en el mundo árabe y en el rol que han desempeñado las mujeres en el desarrollo de lo que conocemos como primavera árabe. Ellas salieron a protestar de igual a igual con los hombres, sin embargo en el momento de comenzar las transiciones y el "juego de poder" las mujeres quedan en un segundo plano.
Las mismas mujeres me lo decían en Egipto, "estuvimos en las calles durante la revolución, y ahora nos quieren en las casas". Ellas no quieren eso, porque quieren participar en estos procesos políticos que determinarán su futuro.
¿Qué significa esto? Que para ellas no hay otra opción posible que seguir avanzando y no retroceder en sus justos reclamos. En todos los países y en todas las regiones, en tiempos de paz, de conflicto o de transición, las mujeres quieren que sus voces sean oídas.
¿Cuáles son las mayores desigualdades que enfrentan las mujeres y los problemas más urgentes?
Es exactamente la primera pregunta que me hice cuando asumí esta responsabilidad. Cuales eran las urgencias y desigualdades más apremiantes, entendiendo que estas pueden variar dependiendo de los países, los territorios, las regiones y las culturas. Iniciamos una consulta masiva a Ong's, expertos y gobiernos para determinar aquellas urgencias que serian las prioridades de nuestro primer plan de trabajo.
Tras esta consulta, en ONU Mujeres definimos un primer plan de trabajo que considera 5 prioridades: fomentar el liderazgo político de mujeres, mejorar el empoderamiento y autonomía económica, enfrentar la violencia de género en todas sus formas, aumentar la participación de las mujeres en los procesos de paz en aquellos países que viven conflictos y finalmente trabajar junto a los gobiernos en la construcción de presupuestos y programas con perspectiva de género.
Mirando a América Latina, ¿qué deberían priorizar las organizaciones de mujeres en sus luchas?
No me gusta dar recetas ni generalizar en estos temas, porque la variedad de enfoques, de realidades y de prioridades es grande aunque los temas sean parecidos. Yo he viajado a varios países de América Latina y El Caribe como Directora de ONU Mujeres, estuve en Panamá, El Salvador, Uruguay, Paraguay, Brasil, y en todos me reúno con las organizaciones sociales. Es fundamental su mirada, su consejo, incluso sus críticas.
Y aunque las temáticas pueden ser similares, los enfoques y los énfasis cambian. Por ejemplo, el trabajo con las mujeres inmigrantes y la trata de mujeres tiene una gran importancia en América Central, pero no así en el Cono Sur; o la participación e integración de las mujeres afro descendientes que tiene mayor importancia en algunos países y en otros no. Sin embargo, temas como la lucha contra la violencia, la participación política o el empoderamiento económico de las mujeres son muy transversales.
Estamos finalizando la 56 reunión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en New York, que congregó a más de 4 mil organizaciones no gubernamentales, junto a gobiernos y delegaciones parlamentarias de todos los países, y el tema central fue el empoderamiento de las mujeres rurales y su función en la erradicación de la pobreza y el hambre. Es un tema transversal que toca a todos los países, con intensidades y perspectivas diferentes.
América Latina tuvo una presentación y un rol muy destacado y esperamos iniciar muy pronto un trabajo de cooperación técnica junto a Brasil y la FAO que nos permita desarrollar programas con mujeres rurales en países de la región, pero también con mujeres de África.
En Chile, las mujeres ocupan sólo el 14,2% de los escaños del Parlamento. ¿Considera necesaria una normativa que promueva la paridad de género en esta instancia?
Es necesaria y urgente una normativa para igualar la cancha en cuanto a participación de mujeres en elecciones municipales y parlamentarias. Cuando fui Presidenta desarrollamos un proyecto de ley que llamamos "Balance de Género", era justo, equilibrado, daba incentivos a los partidos políticos para llevar mujeres y elegir mujeres. Lo enviamos al parlamento en 2007, pero no encontramos los apoyos necesarios para su aprobación.
Toda la experiencia muestra que tener medidas transitorias especiales para avanzar en participación de las mujeres en política (como las llamadas leyes de cuotas u otros mecanismos similares) son indispensables para mejorar esa representación. Sin embargo, son transformaciones que encuentran mucha resistencia.
Si queremos mejores democracias, más representativas de su diversidad, donde las preocupaciones y necesidades de todos sus habitantes sean consideradas en sus leyes y políticas, aumentar la participación de mujeres es imprescindible. Y de los jóvenes también.
Desde ONU Mujeres trabajamos con los gobiernos y parlamentos, con organizaciones de mujeres también, para generar las condiciones que permitan aumentar la participación de mujeres en política y que su voz sea escuchada en todos los países.
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