El hecho de que haya un mayor número de hombres que de mujeres por
los feticidios femeninos y la política de no dividir la herencia
familiar explican que la poliandria subsista en la India, donde la
costumbre hunde sus raíces en la mitología local.
Aunque no hay estadísticas oficiales sobre los matrimonios de varios
hombres con una misma esposa, no faltan los expertos que afirman que en
las últimas décadas se ha producido un resurgimiento del fenómeno en
algunas áreas rurales del gigante asiático.
"Tradicionalmente el caso más habitual era el de hermanos casados con
una sola mujer con el objetivo de mantener unido el patrimonio de la
familia", apunta a Efe Ranjani K.Murthy, especialista en problemas de
género vinculados con la pobreza y la salud.
"Pero -precisa- existen informes que indican su reaparición en
estados como Haryana y Uttar Pradesh", ambos en el norte del país y en
los que la experta atribuye el resurgimiento de la práctica "al sex
ratio, que registra un mayor número de hombres que de mujeres".
El desequilibrio está causado por los abortos intencionados de fetos
de sexo femenino en las comunidades agrícolas, donde las niñas son
consideradas una carga familiar y en las que continua vigente la
interrupción voluntaria del embarazo por motivo sexista.
El resultado es que entre los más de 1.200 millones de habitantes de
la India hay 940 mujeres por cada 1.000 hombres, pero en algunas áreas
la tendencia es más acentuada, y se ha mantenido o incrementado en
paralelo al crecimiento natural de la población.
Según el censo nacional, a principios de esta década había en la
India 7,1 millones menos de niñas que de niños, lo que suponía un
aumento respecto a 2001, año en que la diferencia se cifraba en 6
millones, y a 1991, cuando la distancia se reducía a 4,2 millones.
Murthy responsabiliza de la situación al Gobierno, "que no aplica de
manera estricta" la prohibición de que los progenitores conozcan de
antemano el sexo de los fetos mediante técnicas de diagnostico prenatal,
de acuerdo con una ley que data de los años noventa.
Pese a que admite que "hay estudiosos que mantienen que la desigual
distribución del patrimonio familiar alienta la poligamia", la socióloga
Roli Misra también relaciona la persistencia de la costumbre a la
disparidad demográfica entre los géneros.
En The Indian Economic Journal, esa experta sostiene que el creciente
desequilibrio en el número de mujeres y de hombres explica asimismo el
alto índice de divorcio en determinadas zonas rurales donde las mujeres
tienen sucesivos maridos a lo largo de su vida.
Misra distingue entre poliandria consentida y forzada, esta última desencadenada, precisa, por la pauperización.
La especialista subraya la situación que se registra en los distritos
de Bagpat y Moradabad, en el estado de Uttar Pradesh y donde "hay
chicas que se casan legalmente con un chico y luego son obligadas a
mantener relaciones con los hermanos de su marido".
"Se viola gravemente la dignidad y autoestima de la mujer. Las implicaciones son trágicas y dolorosas", critica la socióloga.
En la actualidad la poliandria es tabú pero no lo fue en la India
antigua, cuando fuentes literarias apuntan que tampoco era forzada.
La poliandria permanece inscrita en el imaginario colectivo local
desde el Mahabhárata, junto al Ramayana la principal obra épica escrita
en sánscrito, que se remonta a dos mil años atrás y forma parte del
núcleo central de los textos sagrados del hinduismo.
Los héroes de la narración -de autor desconocido, vocación
enciclopédica y cuya extensión es siete veces mayor que las de la Iliada
y la Odisea juntas- son cinco hermanos de estirpe real, los Pandavas,
que se disputan el poder con un clan rival, los Kauravas.
Tras una serie casi interminable de avatares, y como suele ocurrir en
este tipo de epopeyas, el relato concluye bien; los Pandavas derrotan a
los Kauravas, y lo celebran junto a su común esposa Draupadi, que
comparte con los cinco lecho y felicidad.
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