Los partidos de ultraderecha se fortalecen en Europa. Ya no se trata solo de Francia y de Austria, sino también de otros países. Las razones son varias.
¿Se debe el ímpetu de la extrema derecha a la crisis económica que sacude a Europa? Para Florian Hartleb, experto del Centro de Estudios Europeos de Bruselas (CES por sus siglas en inglés) esta explicación es demasiado simple. En parte, porque los partidos de extrema derecha casi no tienen estrategias contra la crisis. Solo convocan al aislamiento nacionalista y critican fuertemente la globalización.
Presión en Estados con dinero
En los países escandinavos apenas se sienten los efectos de la crisis del euro. La inmigración ilegal tampoco es un tema de procupación. Sin embargo, los partidos de ultraderecha se han fortalecido. En Finlandia, los Auténticos Finlandeses obtuvieron el 20 por ciento de los votos con el eslogan “No vemos por qué tenemos que pagar por Portugal”, dice Hartleb. En Suecia, los “Demócratas de Suecia” entraron por primera vez al parlamento en el 2010.
Florian Hartleb, del Centro de Estudios Europeos en Bruselas.
Según el politólogo, se aprovecharon del miedo de los ciudadanos de clase media a perder su estatus. “Un elemento importante es el chauvinismo de bienestar. Es por ello, que los votantes provienen de clase media”, dice. No obstante, el atentado cometido en el verano de 2011 en Noruega por Anders Breivik, un joven motivado por la ideología de ultraderecha, solo se puede calificar como un acto individual, y no como una expresión general del recrudecimiento de un ambiente violento.
En Alemania, por más de una década, el trío neonazi de extrema derecha Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU por sus siglas en alemán), cometió varios crímenes, hasta que las autoridades finalmente los detectaron. Este caso conduce hacia el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD). Se trata no sólo de un partido de extrema derecha sino también de un enemigo de la Constitución, indica Hartleb. "En Alemania no existe el problema del fortalecimiento de los partidos de untraderecha, sino de los actos violentos de extrema derecha y de una subcultura responsable de una cadena de asesinatos”, dice el experto.
Presión en sociedades liberales
Geert Wilders, del Partido para la Libertad.
En los países vecinos de Alemania, sin embargo, se percibe un claro desplazamiento hacia la ultraderecha en el panorama político. En Bélgica, el partido flamenco ultraderechista y racista Vlaams Belang es desde hace casi 20 años uno de los tres partidos más exitosos de ese país. En los Países Bajos, el Gobierno de cristianodemócratas y liberales de derecha sólo se mantiene a flote porque el Partido para la Libertad, del islamófobo Geert Wilders, apenas los tolera una de las tres fracciones más importantes.
Para Stefan Seidendorf, historiador y director del departamento de Europa del Instituto franco-alemán de Ludwigsburgo, es justamente la tradición liberal de esos países la que ha fortalecido a la ultraderecha. "La visión liberal de una población definida de forma universal ha demostrado su debilidad en los últimos años, porque no se corresponde con la realidad”, dice Seidendorf. Mientras que el ultraderechista Geert Wilders tolera a un Gobierno, su similar austríaco, el populista y abiertamente xenófobo Partido para la Libertad (FPÖ) estableció en el 2000 una coalición con el partido conservador ÖVP.
Presión en países en transformación
Stefan Seidendorf, del Instituto franco-alemán de Ludwigsburg.
Los partidos de ultraderecha también se fortalecen en Europa del Este. Para Seidendorf se trata de un fenómeno de modernización y transformación. “Después de la Segunda Guerra Mundial se necesitó una generación para modernizar el sistema de partidos”, dice el experto de Ludwigsburg. Algo similar podría suceder en Europa del Este.
Hartleb difiere con el comentario anterior. Para el experto del CES no hay duda de que las democracias en Europa Central, como la República Checa, Eslovaquia o Hungría, no se se diferencian en calidad y estabilidad de las democracias occidentales. Pero en Hungría gobierna actualmente el no solo conservador, sino también euroescéptico primer ministro Viktor Orban.
Aparte del partido de Orban, Fidesz, los otros dos importantes partidos son los socialistas y el ultraderechista Jobbik. En Polonia, el populismo de derecha se entremezcla por lo general con opiniones de ultracatólicismo y antisemitas. "Todos estos países tienen su propia tradición, y deben ser vistos de forma distinta. Es erróneo denominarlos como ‘los Estados del antiguo bloque oriental'”, dice Hartleb.
Desafíos para Europa
Los partidos de extrema derecha ganan cada día más adeptos.
Para Seidendorf, la crisis económica sí tiene un impacto en el aumento del populismo de derecha. Para él son los perdedores de la modernización los que se sienten identificados con los partidos de derecha. A esto se suma el aumento de inmigrantes en Europa. No obstante, La Unión Europea no cuenta con una política conjunta de inmigración.
Cuando los partidos tradicionales no responden a los requerimientos de los ciudadanos, estos se dirigen a los movimientos extremistas, opina Seidendorf. Éste parece ser el mínimo denominador común para justificar el fortalecimiento de los partidos de ultraderecha en todos los países europeos.”La política de la Unión Europea no requiere sólo gestión, sino también visiones”, dice Hartleb. Pero visiones que permitan vencer los miedos, concluye.
Autora: Daphne Grathwohl /Cristina Mendoza Weber
Editor: Pablo Kummetz
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