jueves, 17 de enero de 2013

Bolivia: Los “librepensantes” en el Gobierno

Editorial de www.paginasiete.bo

 El vicepresidente Álvaro García Linera dio una muy precisa explicación de lo que es la democracia en el interior del MAS. Sobre el partido dijo: “No es un club de amigos, no es un grupo folklórico. Quienes nos incorporamos al instrumento político lo hacemos asumiendo no solamente su planteamiento estratégico, sino que lo hacemos asumiendo sus mecanismos de democracia interna”.

Y luego añadió que si alguien no está de acuerdo “en mantener esa forma de trabajo puede retirarse, no hay ningún problema, tiene el derecho a no aceptarlo, pero una vez que acepta las reglas, no es ni un grupo de amigos ni somos librepensantes, somos revolucionarios”.

Esta visión de la política, que es la misma que la de la de los partidos durante todo el siglo XIX y XX, es equivocada. La democracia en un país se asienta sobre bases muy endebles si los partidos políticos, que están en los cimientos del sistema, no son democráticos.

Una de las lacras de la política boliviana es el caudillismo, un rasgo que ha estado presente en los 180 años de vida republicana. Más que las instituciones valen las personas. Hoy ello es claramente evidente en el proceso político que vive el país. Si Evo Morales abandonara la política, el MAS se dividiría en diez facciones diferentes y su capacidad de reproducirse en el poder sería mínima. Le sucedió, sólo considerando los últimos 30 años, a ADN, MIR, MNR, Condepa y UCS. Hoy el Vicepresidente advierte a los “librepensantes”. Hace dos décadas, Max Fernández dijo que en UCS hasta los ceniceros le pertenecían. Es la misma lógica.

La visión antidemocrática del Vicepresidente se basa en que el partido no puede mostrar disensos, opiniones distintas, visiones diferentes a las del jefe. La posición de García Linera se dio en el marco de comentar el pedido de audiencia con el Jefe de Estado, en una carta llena de concesiones, solicitada por la presidenta saliente de la Cámara Baja, Rebeca Delgado. O sea que para quien ose salir de la línea oficial lo que se debe esperar es el castigo. Ya le sucedió al senador del MAS Eduardo Maldonado.


Hace dos años, cuando se registraban fuertes protestas en Potosí, éste dijo que el Gobierno y la dirigencia departamental debían dialogar y realizó una breve huelga de hambre. Nada más. Y eso fue suficiente para que la ira del Gobierno lo deje como un senador relegado. Delgado fue mucho más allá, desafió las opiniones de la jerarquía masista. En el futuro veremos cuál será la sanción que reciba.

Es interesante ver el cambio de ciertas opiniones entre un intelectual fuera del poder, como lo fue García Linera, a un Vicepresidente, como lo es ahora. García Linera insistía en la necesidad de democratizar a las fuerzas políticas del país.

No hay comentarios: