El próximo sábado, 17 de noviembre, Sierra Leona celebra elecciones
presidenciales, parlamentarias y locales. Desde que en 2002 terminase
la sangrienta guerra civil se han celebrado diversos comicios que han
sido ganados por diferentes partidos. En 2007, cuando el actual
presidente, Ernest Bai Koroma del APC, salió elegido, el partido en el poder, el SLPP, aceptó,
aunque a regañadientes, el resultado de las urnas. Fue así como Sierra
Leona se convirtió, a los ojos de la comunidad internacional liderada
por la ONU, en un ejemplo de estado reconstruido tras un cruento
conflicto que se estudia en todos los manuales de resolución de
conflictos y se cita en todos los informes internacionales. Poco antes,
en 2005 la mayor fuerza de paz hasta aquel momento de Naciones Unidas
(17.500 unidades) se retiró del país y, ahora, en 2012, Sierra Leona
contribuye a la Operación de paz de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) con 850 soldados.
Las cadenas hoteleras Radisson y Hilton han firmado contratos para abrir nuevos establecimientos
en 2013 y 2014. Desde 2010, las embarazadas, las madres y los menores
de 5 años tienen atención sanitaria gratuita (con muchos defectos). Se
espera que este año la economía crezca un 32% debido,
principalmente, a las exportaciones de mineral de hierro de las minas
de Marampa, en Lunsar. Efectivamente, son muchos los cambios que ha
experimentado el país en los últimos años, sin embargo, las elecciones
que están a punto de celebrarse nos sirven de punto de referencia para
determinar si Sierra Leona ha cambiado de verdad.
Los comicios de 2007 fueron denunciados como fraudulentos por el partido perdedor, SLPP, alegando que la Presidenta de la Comisión Nacional Electoral (NEC), Christiana Thorpe,
invalidó el resultado de 426 colegios electorales donde el 100% de los
votos eran para el SLPP. Este partido acusó a la NEC y a la comunidad
internacional de conspirar contra él.
Tratando de evitar el fraude electoral en las presentes elecciones, la NEC introdujo un registro biométrico de votantes.
Este recoge la huella dactilar y la fotografía del individuo junto
a varios datos personales. Sin embargo, no impide alguno de los
elementos más negativos que han caracterizado anteriores citas con las
urnas.
Una historia de fraude
salpica todas las elecciones sierraleonesas donde los distintos partidos
políticos se han caracterizado por registrar muertos, menores de edad o
extranjeros, por ejemplo. Quitando el primer supuesto, los otros dos no
los detecta este nuevo sistema. Tampoco pone fin a la compra de votos,
algo que ha sido muy común en pasados comicios y que hay indicios de
que se ha practicado también de cara a los actuales.
En mi opinión, a parte del posible
fraude electoral que siempre pesa sobre las elecciones en Sierra Leona,
el principal problema al que el sistema democrático se enfrenta en este
país es que en él no se vota de acuerdo a ideologías o programas políticos, sino según la identidad tribal.
Cada grupo étnico se identifica con uno de los grandes partidos
políticos y estos mantienen la fidelidad de sus votantes gracias a sus redes clientelares, las cuales, a su vez, fomentan la corrupción
(otra de las grandes lacras del país) ya que para mantenerlas se
necesitan grandes sumas de dinero y muchos favores. El SLPP cuenta con
los mendes (grupo mayoritario del país) y otras tribus del sureste como
los konos, kissies, vais…, mientras que el APC es más fuerte entre los
temnes, limbas, kurankos, lokos o mandingos del norte, además de los
krios asentados en la capital y la península que la rodea (Western
Area).
Como en tantos otros lugares de África el ganador de las elecciones se lleva todo,
es decir, controla de forma absoluta todos los recursos del Estado. Los
cuales se utilizan para favorecer con ayudas y proyectos a las regiones
y tribus que le apoyan y condenar a la privación y exclusión a las
regiones perdedoras. Un ejemplo claro de esta política se ve en la
administración del estado: cuando el SLPP está en el poder la mayoría
de los funcionarios son mendes y este es el idioma que se habla en los
pasillos de los ministerios y oficinas, si es el APC, la mayoría de los
empleados públicos son, como en la actualidad, temnes y limbas.
Esta división étnica tiene también como consecuencia el continuo recurso a la violencia al que se acude durante las campañas electorales. Christiana Thorpe ha acusado,
en repetidas ocasiones, a los altos cargos de los dos principales
partidos del país de comprar a jóvenes desempleados con “unos pocos
billetes y mucho alcohol” para atacar a los rivales políticos. Este año,
gracias a un pacto firmado entre todos los partidos, la campaña
electoral ha resultado, relativamente, más pacífica que las previas (si
se quitan algunos incidentes aislados, como los acontecidos en Kono a finales de octubre). Fue en Septiembre de 2011, cuando Julius Maada Bio ganó la nominación a candidato a presidente por el SLPP, cuando se produjeron los incidentes más graves.
En un mitin celebrado en la segunda ciudad del país, Bo, su convoy fue
atacado por jóvenes del APC y el político necesitó puntos en su cabeza.
En venganza, seguidores del SLPP quemaron la sede del APC. Esto dio
lugar a una espiral de violencia que llevó a la policía a prohibir todos los actos políticos en el país durante un tiempo y al gobierno a comprar material antidisturbios por valor de 4.5 millones de dólares, decisión muy criticada por todos los sectores de la sociedad.
Para garantizar la celebración pacífica de los comicios del sábado, el gobierno sierraleonés, ha despelgado 15.000 agentes de seguridad.
La elección de Julius Maada Bio como candidato presidencial abrió muchas heridas en el país. Antiguo miembro de la Junta militar del NPRC
que dio el golpe de estado de 1991 y responsable de varias ejecuciones
extrajudiciales, fue presidente del país durante algunos meses de 1996.
Ahora su candidatura ha sido contestada por grupos de Derechos humanos y
víctimas de la guerra que piden que se investiguen sus presuntos
crímenes. Sin embargo, el antiguo militar golpista, que nunca ha pedido
perdón en público por las atrocidades cometidas durante el tiempo que
fue miembro del gobierno, cuenta con muchos simpatizantes en el ejército
y entre los jóvenes.
Rojo es el color distintivo del APC, el mismo que llevan estos simpatizantes. Foto The Africa Paper.
También resulta curioso que el RUF,
el antiguo grupo rebelde que inició la guerra y es responsable de miles
de amputaciones y muertes, además del secuestro de cientos de menores
para ser utilizados como soldados o esclavas sexuales, se presente de
nuevo a las elecciones reconvertido en partido político (RUFP) bajo el liderazgo de Eldred Collins.
Este partido, que no consigue el apoyo popular, sigue vivo gracias a
las subvenciones que ha recibido del gobierno de Ernest Bai Koroma, lo
cual levanta dudas sobre el papel que puede jugar de cara a los comicios
del sábado. Algunos analistas acusan al actual presidente de financiar
al RUFP para mantener vivo el fantasma de la guerra y poder acusar a
alguien de los males del país.
Pero el partido a tener en cuenta de verdad es el PMDC de Charles Margai
que en los comicios de 2007 fue capaz de arrebatar un considerable
número de votos al SLPP, tras lo cual apoyó la investidura de Ernest Bai
Koroma. Margai tiene sus principales bastiones en el sur, en territorio
mende, por lo que su aliado político natural sería el SLPP del cual se
escindió en 2006 al no conseguir la nominación como candidato
presidencial. Esta mezcla de amor-odio hacia el partido
de la oposición puede resultar clave si ninguno de los dos candidatos
principales consigue la mayoría absoluta.
Las previsiones, con todo lo de fiable que puedan tener en un país como Sierra Leona, dan como ganador al actual presidente,
no tanto porque haya sido capaz, durante su primer mandato, de
transformar la realidad económica del país sino por haber sabido
utilizar los recursos que tenía a mano para comprar favores de diversos
caciques políticos y descreditar a los líderes del SLPP. Si de los
comicios del sábado no saliese un claro vencedor habría que esperar a la
segunda vuelta, que se celebraría el 8 de diciembre, para conocer el
nombre del nuevo presidente de Sierra Leona.
Lo que pone de relieve el proceso electoral es que poco ha cambiado en este país
después de casi 11 años de paz en materia política. No será porque
Naciones Unidas y otros donantes no hayan invertido dinero y medios en
organizar seminarios, conferencias y cursos sobre buena gobernanza y
temas similares y establecer organismos y estructuras para modernizar la
política sierraleonesa. El clientelismo sigue dominando el día a día de
Sierra Leona y los patrones ven en la actividad política un medio más
para enriquecerse y mantener sus redes de control. Mientras, el 70% de los jóvenes
del país, según cifras del Banco Mundial, están desempleados, la
educación sigue siendo un privilegio al que muy pocos pueden acceder y
la sanidad un lujo. Estos problemas contribuyeron enormemente a crear el
ambiente que propició el inicio de la guerra en 1991. Ahora, 21 años
después, siguen sin resolver, a pesar de las promesas que llevaron al
actual presidente al poder en 2007.
La voluntad de estos jóvenes, como bien denunció la Presidenta de la NEC, es fácilmente comprable y manipulable.
Ellos, principalmente los residentes en las grandes ciudades, donde las
divisiones étnicas tienden a desaparecer, jugaron un papel muy
importante en la llegada al poder de Ernest Bai Koroma. En vísperas de
las elecciones de 2007, muchos de los artistas más populares del país
compusieron temas denunciando la corrupción o la falta de oportunidades
para los jóvenes lo cual inclinó a muchos de ellos a buscar un cambio en
la jefatura del estado.
Cinco años después la situación para
ellos no ha variado y la incógnita es saber hacia qué partido se
inclinarán. Miembros consultados de ambos partidos están convencidos de
que los jóvenes, cansados de promesas que nunca llegan, optarán por el candidato que les ofrezca algo tangible en el presente,
principalmente dinero. De ahí que tanto el APC como el SLPP estén
distribuyendo billetes entre este colectivo para asegurarse su voto.
Sierra Leona está viviendo un momento de
bonanza económica que, sin embargo, no llega a la mayoría de los
ciudadanos. Además, el país ha fallado en el intento de modernizar sus estructuras.
Las elecciones del próximo sábado solo supondrán una continuación o un
cambio de personas, pero el voto étnico, la corrupción, la violencia, la
pobreza, el clientelismo… seguirán dominando la vida política y social
del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario