Por Juan Carlos Díaz Guerrero
La
Habana, 13 nov (PL) La proyectada intervención militar en el norte de
Malí es ya casi realidad insoslayable después del reiterado visto bueno
el domingo de los jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad
Económica de Estados de África Occidental (Cedeao).
Los gobernantes ratificaron en Abuja, Nigeria, la decisión adoptada
meses atrás en una reunión cumbre para aprobar el despliegue de tres mil
300 soldados africanos de la Cedeao, con posibilidad de superar los
cinco mil a partir de una nueva iniciativa.
Este apoyo exterior
para combatir a los grupos islámicos en poder de los territorios de Gao,
Kidal y Tombuctú provino del Ejecutivo de transición maliense, impuesto
por los militares tras un golpe de Estado el 22 de marzo último.
La petición del mandatario interino, Dioncounda Traoré, encontró apoyo
en sectores reaccionarios de la sociedad como el Comité Nacional por el
Regreso a la Democracia y la Restauración del Estado, además de países
europeos y de la propia Cedeao.
Sin embargo, fuerzas
progresistas y nacionalistas, entre ellas la Coordinación de
Organizaciones Patrióticas de Malí, se oponen a la intervención.
El 12 de octubre el Consejo de Seguridad de la ONU respondió al
insistente pedido de las autoridades malienses y dio 45 días de plazo a
la Cedeao para estructurar la solicitud, aspecto este abordado por los
jefes de los estados mayores de los 15 países miembros del bloque.
Esta resolución de las Naciones Unidas tiene por objetivo apoyar a las
fuerzas armadas del Estado africano "a recuperar las regiones ocupadas
en el norte", y no descarta la negociación política entre las partes
para solucionar el conflicto.
En medio de este complejo panorama
llama la atención que un tema de apariencia africano y a resolverse por
sus propios protagonistas, reciba tanta atención de Europa y Estados
Unidos.
Tal es así que en una gira reciente por la región el
presidente francés, François Hollande, apoyó la intervención con el
argumento de la "ayuda humanitaria".
Similar posición mantuvo el
gobierno del Reino Unido y Washington, este último mediante
declaraciones del jefe del Comando Africano de las fuerzas armadas,
Carter F. Ham.
El general estadounidense habló en Argelia de los
varios desafíos en el norte de Malí, entre ellos la "presencia de
organizaciones terroristas" que podría requerir el "uso de la fuerza
militar".
Para el jueves venidero ministros de Exteriores y de
Defensa de Francia, Alemania, España, Italia y Polonia se reunirán en
París para perfilar la intervención europea en Malí.
Cuatro días
después habrá otra reunión del Consejo de Asuntos Extranjeros de la
Unión Europea, de la cual debe derivarse la aprobación de una misión de
entre 200 y 400 militares europeos que llegaría a Malí como parte de una
fuerza de entrenamiento.
Para algunos analistas resulta obvio
que las maniobras del llamado viejo continente están dirigidas al
control geoestratégico de la OTAN del norte del Estado africano, una
extensión territorial de poco más de 850 millones kilómetros cuadrados
llena de recursos minerales y energéticos.
En medio de este
panorama guerrerista Argelia considera inútil una intervención militar
internacional en el norte del vecino país al considerar que su
internacionalización servirá para agravar la situación, según Rezzag
Bara, consejero del presidente, Abdelaziz Buteflika.
Para el
Partido Argelino para la Democracia y el Socialismo la intromisión de un
contingente foráneo armado puede operar como una nebulosa que beneficia
a potencias colonialistas, en tanto hace pelear a africanos entre sí.
mh/jcd
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