El mundo cruel que el extractor de petróleo PlusPetrol ha erigido en la Amazonía del Perú en los últimos 16 años parece que se desmorona bajo el peso de los delitos propios de la empresa.
La firma argentina – conocida por derramar petróleo, verter químicos y bombear la producción de aguas tóxicas en los arroyos utilizados para la vida cotidiana por las comunidades indígenas – finalmente está recibiendo la atención que merece.
En el alegato de los líderes indígenas, cuyos pueblos han sufrido dos generaciones bajo el régimen del petróleo en la región de Loreto, una investigación del Congreso finalmente llevó a la dramática llegada de cuatro miembros del Congreso, que el mes pasado tuvieron que ver por sí mismos la contaminación que los funcionarios en todos los niveles de gobierno han ignorado durante años.
Congreso “sorprendido” por el daño
En una visita, una prominente congresista cayó en un estanque lleno de petróleo que la empresa incluso negó siquiera existía. En otra, los miembros del Congreso llegaron a la escena justo cuando trabajadores de Pluspetrol estaban ocupados hundiendo suciedad y árboles, y otra vegetación en la parte superior de un lago lleno de petróleo para ocultar la contaminación. Ahí están, en video, atrapados en pleno acto de delincuencia.
“Así es como son las cosas. Esto es con lo que vivimos allí”, dijo Adolfo Rengifo Hualinga, vicepresidente de la federación indígena Achuar FECONACO, a Alianza Arkana el miércoles.
En un testimonio reciente ante el Congreso del Perú, los funcionarios de Pluspetrol culparon al “vandalismo” indígena por la mayoría de los derrames, insinuando que los indígenas eran los responsables de envenenarse a sí mismos.
Forzando la mano del gobierno
Después de que las comunidades quechuas en el río Pastaza se levantaran para protestar el mes pasado y amenazaran con añadir uno más a los muchos problemas del Presidente del Perú, Ollanta Humala, una comisión a nivel ministerial fue movilizada y enviada a la comunidad de Alianza Topal para aliviar las tensiones, dando como resultado compromisos sin precedentes por parte de los Ministros del gobierno central para mejorar la vida en esta región – promesas ahora hechas oficiales en una vinculante “Resolución Suprema”, que abarca cuatro importantes cuencas hidrográficas del Amazonas.
Los primeros 25 personal médico, acompañados por la Primera Dama del Perú, llegaron a la ciudad petrolera de Andoas, en el Pastaza, el día jueves para iniciar el tratamiento y examinar la salud de los indígenas Quechuas y los residentes de Urarinas, y demostrar que el gobierno finalmente habla en serio.
La convergencia de las investigaciones del gobierno ha llevado a algunas de las coberturas nacionales más completas y concluyentes de medios de la industria petrolera de Loreto en los últimos años, tal vez teniendo como mejor ejemplo una foto impactante en el diario limeño La República, que muestra a un hombre hundido hasta la cadera en un lago lleno de petróleo siendo sacado con las ramas de un árbol.
“De las 75 obligaciones (reparadoras) que figuran en el Plan Complementario del Medio Ambiente (PAC), la compañía mantiene que ha completado todas menos siete”, dice la leyenda del diario La República. ”La realidad pone de manifiesto la mentira”, concluye.
Los derrames continúan
PlusPetrol permanece en un notable silencio a través de toda la actividad en curso, tal vez todavía ocupado con el control de daños después de derramar inconvenientemente más petróleo en la región húmeda de Trompeteros el 26 de junio – justo en medio de la investigación del Congreso y las visitas de los ministros del Gobierno. Los líderes indígenas dicen que ese derrame se produjo porque a la empresa se le permitió seguir usando un tubo en su oleoducto norte, que se remonta a inicios de la década de 1970 en un esfuerzo por reducir costos.
“Por fin pudieron verlo y sentirlo, ver con sus propios ojos que la contaminación existe”, dijo Sandy el miércoles sobre la visita del Congreso. ”Tal como siempre hemos dicho que existía”, afirmó.
Pero sea lo que sea que la empresa quisiera decir en su defensa, sólo puede balbucear ante las nuevas sanciones impuestas en su contra esta semana por la Agencia de Control Ambiental Peruana OEFA, por no limpiar la contaminación que afirmaban haber limpiado de los arroyos, lagos, lagunas y humedales a lo largo de Loreto.
Violaciones acumuladas
“Estas resoluciones ratifican las acusaciones hechas por las organizaciones indígenas afectadas por las operaciones y la contaminación petroleras en las cuencas del Tigre, Pastaza, Corrientes y Marañón, lo que confirma que la empresa Pluspetrol es un agente de contaminación a largo plazo en sus territorios”, informaron los vigilantes del petróleo del grupo indígena PUINAMUDT el jueves.
Esta evidencia más reciente de “las infracciones a las leyes ambientales” y los abusos con las comunidades indígenas de Pluspetrol, sin duda, otorgará consistencia para la investigación en curso en el Congreso, que está a punto de completar su primer informe sobre la base de datos que se remontan a seis años atrás. Fuentes privilegiadas señalan que el informe, que podría estar ya listo la semana que viene, podría dañar la reputación de PlusPetrol lo suficiente como para hacer imposible, o al menos más incómodas, que las relaciones afables con funcionarios del gobierno continúen.
Ningún lugar donde esconderse
También podría hacer más difícil para la comisión de ministros del gobierno central encubrir los antecedentes de la empresa y el no responsabilizar al Gobierno Regional, cómplice por largo tiempo.Las fuentes privilegiadas hablan de destapar años de corrupción en los niveles regional y local.
Con algo de suerte y un montón de presión constante, la evidencia podría producir golpes significativos a la estructura de la confabulación y las mentiras que ha permitido a PlusPetrol operar aquí con impunidad por tantos años, y finalmente desenmascararlo ante la ira de las comunidades indígenas, empeñadas en conseguir un poco de justicia largamente esperada.
Y con la industria petrolera planeando duplicar su producción en el Perú durante los próximos cinco años, un movimiento indígena empoderado y unificado finalmente en el escenario nacional podría forzar el cambio necesario para asegurar que, los negocios aquí no se puedan hacer como se ha acostumbrado hasta ahora nunca más.
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