Los griegos volverán a votar mañana luego del fracaso para formar gobierno de las elecciones del mes pasado, pero esta vez con el futuro del euro en duda por la firme posibilidad del triunfo de un partido que denuncia los rescates financieros externos y los duros ajustes.
Con la eurozona sumida en la peor crisis desde su creación, las elecciones suscitan la atención de toda Europa y gran parte del mundo político y financiero, pues en ellas se pondrá en juego la continuidad de un programa de ajuste para Grecia que se considera esencial para mantener un poco más a salvo al ya debilitado euro.
Abrumada por una deuda pública gigantesca, Grecia se mantiene a flote desde 2010 gracias a 240.000 millones de euros prestados por el FMI y los otros 16 miembros de la eurozona a cambio de duros ajustes que prolongaron la recesión de ya cinco años, dispararon el desempleo al 22,6% y provocaron hondo descontento social.
Europa y el FMI no prestaron el dinero porque sí, sino por temor a que un default griego o una salida de Grecia del euro arruinen a los bancos -sobre todo alemanes y franceses- tenedores de los bonos de Grecia o infecten mortalmente a otras economías del euro más grandes y en crecientes problemas, como la de España e Italia.
La prensa reflejaba hoy la división que existe en el país. El diario del partido de la coalición de izquierdas Syriza se mostraba convencido de la victoria de ese partido, asegurando que el pueblo "pondrá fin al sistema corrupto" y dará paso a "una nueva sociedad justa y solidaria".
En tanto, el diario de centro Ta Nea titulaba hoy "euro o dracma" mostrando la imagen de una moneda con dos mitades, una de cada divisa, para resumir el dilema que se presenta el domingo en las urnas.
Además, en un comentario señalaba que sería una pena que Grecia abandonara la eurozona precisamente en este momento, cuando el ánimo en Europa comienza a dirigirse hacia un rechazo a un ajuste estricto.
Por su parte el diario conservador E Kathimerini señaló que el domingo la carrera estará entre los conservadores y la izquierda, mientras los diarios sensacionalistas intentaban apelar al miedo advirtiendo que el lunes podría haber una "revolución popular".
Los partidos favoritos son el conservador Nueva Democracia (ND), de Antonis Samaras, que quiere "renegociar" los severos términos de los rescates, y la coalición de izquierda Syriza, de Alexis Tsipras, que propone directamente rescindir los salvatajes y dar marcha atrás con los ajustes, pero sin abandonar el euro.
Alemania, el mayor prestamista de Grecia, el FMI y otras naciones de la UE advirtieron ya que suspenderán la financiación a Atenas si el país incumple sus compromisos.
En ese sentido, la canciller alemana, Angela Merkel, mostró hoy su deseo de que las cruciales elecciones de mañana en Grecia deriven en un gobierno dispuesto a cumplir con las condiciones de ajuste impuestas desde la Unión Europea (UE).
"Es importante que los Estados miembros de la UE se comprometan con el pacto fiscal", resaltó Merkel, citada por DPA.
La canciller pidió poner fin a la práctica de "prometer, no cumplir y que no pase nada": esto no debería volver a pasar en Europa bajo ninguna circunstancia", aseveró.
En su cierre de campaña, Tsipras dijo ayer en Atenas que Syriza es el único partido que ofrece una salida de la crisis, acusó al partido de Samaras y al también proajuste y socialista PASOK de "terroristas" y dijo que Merkel, está "asustada" porque ya no podrá imponer sus ajustes a Grecia.
"La suerte está echada. El domingo pasaremos página. Aterroricen a los terroristas este domingo con sus votos", exhortó el dirigente de 37 años, que luego mostró una lista con los recortes de gasto adicionales que prepara Samaras en caso de llegar al poder, incluido el despido de miles de estatales.
De campaña en el norte de Grecia, Samaras, de 61 años, insistió esta semana en que una victoria de Syriza dejará al país afuera del euro, pese a que Tsipras afirma que la eurozona no permitirá este escenario porque sería tan malo para Atenas como para las chances de que el bloque de 17 países se recupere de su crisis.
"Estas elecciones son sobre el futuro de nuestros hijos. Lo que está en juego está claro: si seguimos en el euro o volvemos al dracma", la antigua moneda de Grecia, agregó Samaras citado por la CNN.
Desde Atenas, Tsipras le respondió horas después que no ahorrará ni un esfuerzo "para mantener a Grecia en el euro", consciente de que la enorme mayoría de sus compatriotas (hasta un 87%, según un sondeo reciente) quiere seguir en la unión monetaria.
La crisis de deuda griega, conocida en toda su dimensión recién en 2009, inauguró a su vez la más amplia crisis financiera de la eurozona, que obligó a la Unión Europea (UE) o a la unión monetaria a dar préstamos de rescate también a Irlanda y Portugal.
Tanto Samaras como Tsipras manifestaron esta semana su deseo de que el rescate a España, al parecer con condiciones más favorables que los de Irlanda, Portugal y Grecia, allane el camino para que se suavicen las condiciones impuestas a Atenas.
"Si España puede tener financiación sin condiciones, ¿por qué no va a poder permanecer Grecia en la eurozona sin un acuerdo desastroso?", se preguntó anoche Tsipras.
Esta semana, Samaras dijo que el rescate a España y la idea que gana terreno en Europa de complementar el ajuste con medidas de crecimiento "dan la oportunidad" para que Grecia renegocie el plan de austeridad que acompaña los rescates, una idea que defiende desde las elecciones inconclusas del 6 de mayo.
Tsipras espera que la eurozona se siente a rediscutir las condiciones de los acuerdos crediticios y permita el lanzamiento de un programa de estímulo del crecimiento que incluya el fin de los despidos en la administración pública, un aumento del salario mínimo de 480 a 700 euros y reactivar los convenios colectivos.
También propone anular la deuda de las familias más pobres, suprimir el impuesto inmobiliario, nacionalizar la banca, frenar las privatizaciones y aumentar el impuesto a la renta empresarial.
La "renegociación amistosa" de Samaras, en tanto, contempla aumentar las ayudas a los sectores más castigados con la crisis -desempleados, jubilados y familias numerosas-, reducir los impuestos y aumentar las privatizaciones.
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