Los tunecinos votaron en masa en las primeras elecciones libres de la historia del país para elegir una asamblea constituyente y pasar página para siempre a la era de Ben Ali, expulsado del poder en enero por una revolución popular tras 23 años en el poder.
Abiertos a las 7 horas locales (06H00 GMT), los primeros colegios electorales cerraron sus puertas a la hora prevista, las 19 horas locales (18H00 GMT). Solo las personas que llegaron antes del cierre oficial de las urnas continuaron votando más allá del plazo previsto, por decisión de la Comisión Electoral Independiente (ISIE).
La participación fue masiva. Dos horas antes del cierre de las urnas, al menos el 70% de los electores habían votado ya, informó el presidente de la comisión Kamel Jendoubi, quien anunció en conferencia de prensa que los resultados "oficiales" se anunciarán el martes.
"Trataremos de tener los resultados el lunes, pero los resultados oficiales se anunciarán el martes por la tarde en conferencia de prensa", declaró Jendoubi en la capital tunecina.
La ISIE había previsto inicialmente dar los resultados el lunes por la tarde, pero la gran afluencia de votantes y algunos problemas logísticos podrían retrasar las operaciones de recuento de papeletas.
Desde primera hora se formaron ante los colegios electorales largas colas de votantes orgullosos por poder ejercer este derecho, tanto en la capital como en el resto de ciudades.
La jornada transcurrió sin incidentes y en calma.
"Ninguna irregularidad mayor, pero algunos retrasos debido a las dificultades para algunos electores para encontrar sus oficinas de voto", resumió a la AFP el jefe de la misión de observación de la Unión Europea, Michael Gaelher.
Por su parte, Jendoubi señaló ciertas "irregularidades", especialmente presiones sobre "electores analfabetos" y "SMS enviados para influir en el voto", sin precisar los partidos.
Estas elecciones han supuesto el bautismo democrático de los tunecinos.
"Hoy voto pensando en mi esposo, que dio su vida por nuestra querida patria, por nuestra libertad", declaró entre sollozos Rabia Dalhoumi, viuda de uno de los 22 "mártires" muertos en Kasserine, en la región desértica del centro-oeste del país y una de las ciudades más afectadas por la represión.
Orgulloso, Abdalá Zidi, de 66 años, acudió a su oficina de voto ubicada en la ciudad olímpica de la capital tunecina: "Nací el 1 de abril de 1945. Toda mi vida ha sido una farsa, pero esta vez, he venido para hacer valer mi derecho".
Estas primeras elecciones libres son cruciales para los tunecinos y clave para la primavera árabe: su éxito o fracaso enviará una señal determinante al resto de pueblos que se sublevaron contra sus regímenes, siguiendo el ejemplo de la revolución tunecina.
Azar del calendario, Túnez celebró esta jornada electoral al tiempo que su vecina Libia proclamaba su "liberación total", tres días después de la muerte del derrocado líder Muamar Gadafi.
Londres y Bruselas saludaron la celebración de estas elecciones y el presidente estadounidense, Barack Obama, felicitó a los tunecinos por lo que consideró "un importante paso adelante".
Los principales responsables y jefes de los partidos votaron por la mañana. La gran afluencia a las urnas "demuestra el hambre del pueblo por la democracia", declaró Rached Ghanouchi, jefe del partido islamista Ennahda, gran favorito de los comicios.
"El pueblo tunecino va a construir una verdadera democracia", aseguró por su parte el presidente en funciones Fouad Mebazaa, tras votar en Cartago, en el norte del país.
Más de siete millones de votantes estaban llamados a elegir a los 217 miembros de una asamblea constituyente que redactará una nueva Constitución y designará a un gobierno provisional que gobernará hasta las próximas elecciones generales.
Los electores pudieron elegir entre 11.686 candidatos, repartidos en 1.517 listas, presentadas por 80 partidos e "independientes" (40%). Aunque la paridad es obligatoria, sólo un 7% de mujeres encabezan las listas.
Más de 40.000 miembros de las fuerzas de seguridad velaron por el buen desarrollo de estas elecciones, supervisadas por observadores locales (13.000) e internacionales (más de 600), y lo harán también en el proceso de recuento de las papeletas.
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