La Habana, (PL) Marineros árabes y conquistadores portugueses medraron con el comercio de esclavos africanos en dos épocas diferentes en la historia de Kenya, mucho antes de que potencias coloniales europeas se disputaran el control de la región.
Esta nación del Africa Oriental toma su nombre del monte Kenya, el segundo más alto del continente después del Kilimanjaro, en la vecina Tanzania, y está habitada desde principios de nuestra era por tribus que lucharon largo tiempo contra la expansión bantú.
Los bantúes provenientes de lo que es hoy Camerún, en la zona occidental de Africa, realizaron una migración hacia el este y sur del continente. Desde el siglo IV hasta el X se considera que fue un período crucial, pues ocuparon el cinturón costero de los actuales Estados de Kenya, Uganda y la parte norte de Mozambique.
En un estudio sobre la época se diferencia a los pastores somalíes (el país limita al norte con Somalia), que no cultivaban cereales y bebían la sangre de su ganado, y las tribus de malindi, de la costa de Kenya.
Según los investigadores, este tramo de la historia de Africa Oriental coincide con la etapa en la que la población bantú se expandió hasta la costa de Tangañica (junto a Zanzíbar forma parte la actual República Unida de Tanzania), ayudada por la comercialización de ciertos artículos de Asia Suroccidental.
Es también el momento histórico en que los marines árabes creaban un mercado marítimo de esclavos negros. La magnitud de este comercio se desconoce, pero es la primera referencia de la trata de africanos en la región y particularmente en Kenya.
Estudiosos sugieren que en los países árabes los hombres laboraban en la agricultura, y las mujeres servían como domésticas y concubinas.
Frente a este aspecto del comercio en el Océano Indico, el problema del asentamiento árabe en el Africa Oriental asumió otras proporciones.
De acuerdo con documentos conservados en Arabia y en el Africa Oriental, los primeros colonizadores en el siglo VIII fueron refugiados de la secta islámica chiita, provenientes de Omán, en la costa arábiga del Golfo.
Se estima que otra secta islámica, la sunnita, fue la fundadora del puerto de Kilwa en Kenya.
En 1444, los portugueses comenzaron a penetrar en la costa ya explorada en busca de oro y especias. Los lusitanos, que fueron los primeros europeos en arribar a Africa y los iniciadores del comercio esclavista, fundamentalmente hacia América, trataban de acrecentar la trata de esclavos. Es la segunda referencia a esta actividad en la zona.
Cuatro años después, Vasco de Gama comandó una expedición que bordeó la costa del este e inició la conquista, al expulsar a los árabes de Kenya, Somalia y Tanzania.
Los árabes reconquistaron territorios en 1670, pero los intereses europeos comenzaron a intervenir en la región, en particular los ingleses y franceses.
Las pugnas coloniales
La Corona Británica abolió, en 1834, el comercio de esclavos en todas sus posesiones debido a la Revolución Industrial y no era de su interés esa práctica. Aunque aún Kenya no se había convertido en una colonia inglesa, Londres comenzó a patrullar las costas kenianas para impedir el tráfico.
Inglaterra también hizo contacto con dirigentes árabes en la región para anular la competencia de Francia, su gran rival en Africa. No obstante, los misioneros alemanes Johann Krapf y Johannes Rebmarn fueron los primeros europeos que exploraron el interior de Kenya en 1849.
Entre las décadas de 1840 y 1870 se incrementaron las incursiones de exploradores con el supuesto manto de misiones arqueológicas que buscaban el nacimiento del Nilo y otros ríos, al familiarizarse con la vegetación y la vida salvaje de los bosques.
Después de la exploración del lago Victoria, el mayor del continente, donde tiene su nacimiento el Nilo Blanco, los ingleses aumentaron su interés en el área Kenya-Uganda, en especial durante el período que se conoció como el reparto de Africa, el cual tuvo su epicentro en la Conferencia de Berlín, 1884-1885.
El Lago es compartido entre Kenya, Uganda y Tanzania.
Pero el reparto del continente no satisfizo a todas las partes. Gran Bretaña y Alemania entraron en contradicciones por el reparto del Africa Oriental. Dos años después acordaron que toda la tierra al norte del lago Victoria fuera propiedad inglesa y que el territorio situado al sur de éste pasara a dominio teutón.
El primero de julio de 1895, Inglaterra proclamó el llamado Protectorado Británico de Africa Oriental (Kenya-Uganda), pese a la resistencia de las tribus kama, kikuyo y masai, los principales grupos étnicos, que fue vencida por la superioridad de las armas británicas.
En 1896 comenzó a construirse el ferrocarril desde el puerto de Mombasa en Kenya hasta Uganda, pero el trabajo se suspendió temporalmente ante la resistencia de los nativos y la mortalidad ocasionada por la inhumana explotación a que eran sometidos.
Como respuesta, más de 30 mil indios y otros asiáticos fueron llevados desde las colonias británicas en esa región para laborar en la vía férrea, que en 1901 se extendió desde Mombasa hasta el lago Victoria y años después hasta Uganda.
Sublevaciones
Debido a las sublevaciones, la colonización de Kenya no pudo completarse hasta finales de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Inglaterra encerró a los nativos en "reservas" y los despojó de sus tierras, entregándoselas a colonos británicos.
La metrópoli reclutó a miles de kenianos para formar parte de las fuerzas armadas británicas que combatieron al eje nazi-fascista en el norte de Africa, a los italianos en Etiopía y Somalia, y al imperialismo japonés en Birmania.
Cuando los soldados regresaron a Kenya, el dominio colonial se había debilitado por el éxodo de algunos colonos y el desgaste ocasionado por el conflicto. Los kenianos reclamaron la independencia.
A pesar de la debilidad del sistema, Inglaterra no estaba dispuesta a dejar libre a su colonia. Londres realizó una de las más crueles masacres en la historia de Africa: la represión contra el movimiento independentista de los mau-mau, que dejó 15 mil nativos muertos y 80 mil enviados a los campos de concentración.
El 12 de diciembre de 1963, Gran Bretaña reconoció la independencia de Kenya, obligada por la tenaz lucha del pueblo. El país dejaba así un doloroso pasado de trata de esclavos y colonialismo.
(*) El autor es periodista cubano, especializado en política internacional, y ha sido corresponsal en varios países africanos.
arb/rcw
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