El feminismo tiene un color, el violeta. Aunque no se sabe con exactitud cuál es su origen de esta elección, hay una teoría bastante extendida que a continuación os explicamos:
La historia comienza en Nueva York en 1908 cuando unas trabajadoras de la Cotton New York deciden ponerse en huelga por las pésimas condiciones en las que soportaban las jornadas laborales. El dueño de la fábrica textil decidió acabar con la huelga de la forma más cruel, prendiendo fuego al edificio con las mujeres encerradas. A causa del incendio murieron 129 trabajadoras. Aquí es cuando comienza la hipótesis, se dice que se tomó el violeta como símbolo del feminismo porque era el color de las telas que estaban tratando en ese momento. También se dice que era la tonalidad del humo que desprendía el incendio.
Algunas fuentes apuntan que el día del incendio fue 8 de marzo de 1908, fecha que actualmente es el Día de la Mujer. Otra fecha en la que se celebró el día de la Mujer era el 28 de febrero en Estados Unidos, aunque esta solo fue del año 1909 al 1913. El éxito de estas primeras celebraciones fue tal que otros países se unieron a ella, como Rusia en 1913, de forma que su carácter se hizo internacional y finalmente se celebra mundialmente.
El violeta también se asocia a la idea de ponerse las gafas de color violeta, es decir, cambiar nuestro punto de vista para verlo desde el feminismo y ver los abusos y discriminaciones que sufren las mujeres. Con estas gafas imaginarias no sólo se deben visualizar las discriminaciones mundiales, también en los pequeños actos cotidianos que están asimilados como normales.
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