sábado, 26 de junio de 2010

Ecuador: ¿Autodecepción? - Sobre el Presidente Rafael Correa


Por: Carlos de la Torre

cdelatorre@hoy.com.ec

Los ataque sistemáticos al movimiento indígena y la organización de una reunión de la Alba en Otavalo para promover la interculturalidad sin la participación de la dirigencia indígena demuestran que quienes integran el Gobierno están sumidos en un sopor. Ya no sorprenden los artificios y los insultos del presidente a la Conaie, tampoco las propagandas oficiales en contra de los indígenas que tienen ideas propias y no le aplauden como a un mesías.

Correa fue un tiro de la izquierda al aire. No es producto de un partido ni de una organización con raíces en las luchas de los movimientos sociales. Más bien, dijo ser de izquierda, y, a lo mejor, lo es en algunos aspectos, pero no cree en la organización autónoma de la sociedad civil, en el pluralismo o en el debate democrático entre propuestas.

Además, sus agresiones a la Conaie han destapado el racismo que estaba solapado. Insultar a los indígenas y presentarles como seres primitivos es algo permitido y promovido desde la Presidencia de la República.

Muchos académicos, periodistas e intelectuales que hasta hace pocos años escribieron libros, artículos, editoriales y reportajes sobre el movimiento indígena, en el mejor de los casos, ahora guardan silencio. Otros están a cargo de ejecutar políticas para terminar con el poder autónomo de la Conaie. No se entiende su transformación. Tampoco su visión de ciudadanía o de interculturalidad.

Parece que se han olvidado de que, desde los años setenta, se discutió que el etnodesarrollo y el reconocimiento de los indígenas se basaba en la noción de que se debían respetar sus propuestas y organizaciones autónomas. Por más que los funcionarios tengan buenas intenciones, su saber técnico no puede remplazar al debate democrático en el que los indígenas puedan articular sus propuestas.

Los peores son los que antes cooperaron con la Conaie y, ahora, utilizan sus redes y contactos con las organizaciones para destrozar el poder de esta organización a través de los programas clientelares del Gobierno. ¿Qué hizo que muchos que antes idealizaron a los indígenas como el nuevo sujeto liberador digan ahora sin tapujos todo lo contrario a lo que sostuvieron antes de ser parte de la revolución ciudadana? ¿Qué ocurrió y qué llevó a esta transformación de los intelectuales que apoyaron a la organización más importante de la sociedad civil? No lo sé, pero es un tema que se debería discutir en la esfera pública.

Leyendo el libro de Catherine Conaghan sobre el Perú durante los Gobiernos de Fujimori, encontré esta cita que, a lo mejor, da respuestas: "En cada coyuntura en la que se construía el régimen autoritario, los profesionales fueron convocados para hacer cosas que ellos sabían que estaban mal. El que muchos de ellos obedecieran fue el secreto del éxito del Régimen. Algunos lo hicieron para conservar sus puestos de trabajo y avanzar en sus carreras. Otros, por el dinero. Hubo quienes estaban hipnotizados por el glamour y el poder, por ser parte del círculo político interno que toma las decisiones. Ciertamente, estuvieron los que creyeron ciegamente que este fue el camino para salvar a su patria".



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