sábado, 14 de noviembre de 2009

Japón revisa su tradicional subordinación como aliado de EE.UU. en Asia


Bajo un fuerte dispositivo de seguridad formado por 16.000 policías, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó a Japón en la escala inicial de su primer viaje al Lejano Oriente, que le lleva mañana a Singapur para participar en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y luego a China y Corea del Sur.

En otros tiempos, el paso de un dirigente estadounidense por Tokio habría supuesto un camino de rosas, ya que el imperio del Sol Naciente ha sido el aliado más fiel de Washington en Asia desde su derrota en la Segunda Guerra Mundial y una base estratégica para controlar el ascenso de China y la amenaza de Corea del Norte. Pero eso era antes de que, el pasado mes de agosto, subiera al poder el socialdemócrata Yukio Hatoyama, quien acabó con medio siglo de hegemonía conservadora y se ha propuesto revisar la tradicional subordinación nipona a la Casa Blanca para centrar sus relaciones diplomáticas en los países vecinos.

“Le he dicho a Obama que la alianza entre EE.UU. y Japón es la piedra angular de todo pero, dados los tiempos que cambian y el escenario global, me gustaría profundizar en dicha relación y crear una nueva unión que sea constructiva y tenga futuro”, explicó Hatoyama tras reunirse con el presidente norteamericano.

Fin a la ayuda logística en el Índico

En su deseo de gozar de unos lazos diplomáticos "de igual a igual” entre ambos países, el primer ministro Hatoyama pondrá fin a la ayuda logística que los barcos japoneses prestan en el Océano Indico a EE.UU. para la guerra de Afganistán. A cambio, Tokio ha prometido fondos por valor de 5.000 millones de dólares, pero las verdaderas discrepancias giran en torno al cierre o no de la controvertida base americana de Okinawa, que alberga a más de la mitad de los 47.000 “marines” que permanecen en Japón.

Mientras ambos países buscan una solución, Obama intentó mantener el peso de Washington en Extremo Oriente asegurando que “EE.UU. fortalecerá nuestras alianzas y será parte de los esfuerzos multilaterales y de las instituciones regionales que avancen hacia la seguridad y la paz en la región”.

Obama no pisará Hiroshima ni Nagasaki

A pesar de sus buenas palabras, Obama ha dejado esperando a Hiroshima y Nagasaki. Ambas ciudades quedaron arrasadas por sendas bombas atómicas americanas que sellaron la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y habían reclamado su visita aprovechando la gira asiática. En su condición de firme defensor de “un mundo sin armas nucleares”, la invitación al Premio Nobel de la Paz estaba llena de simbolismo porque, además, habría sido el primer presidente de Estados Unidos en pisar ambos lugares.

Pero su apretada agenda en Asia le ha librado de tan incómodo trance. Al menos de momento, porque Obama dejó la puerta a una visita en el futuro al asegurar que su presencia en Hiroshima y Nagasaki “estaría justificada”. En una reciente entrevista televisiva, el inquilino de la Casa Blanca también indicó que “sería un honor tener la oportunidad de visitar ambos lugares en algún momento de mi presidencia”, pero que “esta vez” no podía aceptar la invitación.

De todas maneras, Obama tendrá una nueva oportunidad el próximo año. En agosto se cumple el 65 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial e Hiroshima y Nagasaki, donde murieron en total más de 200.000 personas, volverán a recordar que son los dos únicos lugares del planeta devastados por las armas nucleares.

Un riesgo que sigue pendiendo sobre Asia y, más en concreto, sobre Japón, uno de los objetivos de las amenazas de Corea del Norte, que ha utilizado sus ensayos atómicos de 2006 y del pasado mes de mayo para forzar las negociaciones sobre su desarme a cambio de ayuda humanitaria, petróleo y reconocimiento diplomático para el régimen de Kim Jong-il. Tras la escaramuza del martes entre patrulleras de las dos Coreas, dicho asunto formará parte de la agenda de Obama en la cumbre de mañana del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Singapur y de sus posteriores visitas a Pekín y Seúl.



No hay comentarios: