jueves, 24 de septiembre de 2009

Movimiento Intersex presente en Venezuela



Las personas intersex son todas aquellas que, en el momento de nacer, tienen un cuerpo difícilmente clasificable en las casillas de “niño” o “niña”. Aun cuando sus cuerpos son perfectamente funcionales, suelen ser operadas antes de cumplir los dos años de vida (bajo el pretexto de evitar futuras situaciones de discriminación social) con tal de reasignarlas a una de las dos categorías.

A menudo, estas operaciones tienen efectos secundarios verdaderamente graves, hasta el punto de que algunos activistas intersex hablan de mutilación al hacer referencia a estas intervenciones. Y, claro está, finalmente los tratamientos médicos, permanentes en muchos casos, no ayudan a evitar discriminaciones.

Muchas personas intersex ni siquiera saben que lo son, o bien lo descubren bien entradas en la edad adulta dado que muy a menudo los equipos médicos recomiendan a las familias someter a la criatura a las operaciones y hormonaciones que consideran oportunas, y guardar “el secreto”.

Mientras todo este tabú rodea las vidas de mucha gente, el discurso médico avanza en la dirección de investigar maneras de prevenir el nacimiento de personas intersex, discurso que nos recuerda sin duda a las posiciones más retrógradas y contrarias a la existencia, por ejemplo, de la homosexualidad. Actualmente, no se están buscando de hecho maneras de prevenir la discriminación social de las personas intersex, sino maneras de evitar a la sociedad repensarse y descartar por obsoleto el viejo esquema de identidades binarias de sexo-género.

En mayo tuvo lugar en el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona la Jornada titulada “Moviment intersex: contexts i horizonts”, organizada por la Xarxa d’Acció Trans i Intersex de Barcelona (Red de Acción Trans y Intersex)y que contó con la asistencia de unas 150 personas. La jornada pretendía, de alguna manera, acercarnos a la realidad intersex y, a la vez, empezar a generar un cierto debate y conciencia en torno a esta temática tan poco conocida en el Estado español.

Durante la jornada, compuesta por dos mesas de debate, se habló de la situación de invisibilidad social y mediática que rodea la cuestión intersex, permanentemente frivolizada partiendo del desconocimiento más absoluto. Se expuso también la situación legal, totalmente inexistente con respecto a estas realidades, así como la evolución que se está viendo dentro el propio contexto del escaso mundo asociativo intersex, que en el Estado español empieza a evolucionar desde una posición totalmente aferrada al concepto de “enfermedad” o “deformación” hacia una conciencia de discriminación.

En la segunda mesa, activistas intersex de Barcelona, Argentina y Francia nos acercaron más directamente a la realidad de las vivencias y el movimiento intersex. Mauro Cabral, activista intersex argentino, nos hizo darnos cuenta de la necesidad de crear espacios físicos y simbólicos para la existencia de los cuerpos intersex, para convertir sus vidas e identidades en una posibilidad firme, en “cuerpos vivibles, habitables”.

Por su parte, Vincent Guillot y Dannie Reynal, destacaron por encima de todo la importancia de tomar conciencia de que la lucha intersex es en sí misma una lucha feminista, y que el movimiento feminista necesariamente debe verse implicado, y no por solidaridad, sino porque realmente forma parte de su propio movimiento. Se trata, pues, de hablar de cómo se construyen los cuerpos y las identidades, de cómo se regulan los usos que cada cual da a su cuerpo en base a las normas binarias hombre/mujer, y sobre todo, de cómo el concepto de género acontece opresión.

Una importantísima voz se levanta dentro el movimiento intersex actual para exigir el cese de las operaciones sistemáticas a bebés y quizás algunas lectoras se preguntarán si es lícito, lógico, correcto o saludable. Las personas intersex no reivindican nada más que el derecho indiscutible a la propia existencia, y a un espacio social y simbólico donde existir. No deja de ser, en el fondo, la vieja reivindicación del movimiento feminista por el derecho a decidir sobre el propio cuerpo. Citando de nuevo a Vincent Guillot, “no tendría que existir realmente un movimiento intersex, sino un movimiento feminista consciente de que el género es opresión, y excluye todo aquello que lo cuestiona. Hace falta que reivindiquemos alternativas conjuntamente”.

Marina Collell Militante de la Xarxa de Acció Trans i Intersex de Barcelona y del movimiento feminista



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