jueves, 24 de septiembre de 2009

La necesidad de un nuevo proyecto político para la soberanía de Puerto Rico


Por Carlos Gallisá

Según la tesis albizuista, sólo una crisis del sistema colonial hará posible la independencia de Puerto Rico. Esta tesis de la crisis, puntal de la lucha nacionalista, fue posteriormente adoptada como rectora de la lucha de independencia desarrollada por el Movimiento Pro Independencia (MPI) y el Partido Socialista Puertorriqueño. Por su parte, el Partido Independentista Puertorriqueño desde su fundación hasta el presente ha postulado que la independencia se logra por la vía de un triunfo electoral.

Ninguna de las dos estrategias de lucha ha logrado romper el dominio colonial de Estados Unidos sobre Puerto Rico. Sin embargo, a pesar de que no hemos vencido en la conquista de la independencia, hemos probado que somos invencibles al afirmarnos sólidamente como nación a través de nuestras luchas enfrentando más de cien años de agresión cultural, persecución y represión de parte de la potencia colonial sin que hayan logrado despojarnos de un sentimiento nacional que mantiene viva la lucha de independencia.

Las condiciones existentes en el Puerto Rico de 2009 apuntan a una gran crisis. Aunque esta crisis no es provocada por las acciones del independentismo, conforme a la tesis albizuista, no deja de ser lo suficientemente seria para abrir espacio a grandes cambios en nuestra condición política y favorecer el camino a la independencia.

Los principales factores que definen la presente crisis son los siguientes:

1. Una insatisfacción inmensamente mayoritaria del pueblo puertorriqueño con la actual relación política de Puerto Rico con Estados Unidos. Aunque el PPD como institución no ha reconocido la relación actual como colonial, no creo exagerado decir que hay en el país un consenso anti-colonial. La defensa del ELA como está es casi inexistente dentro de las filas del Partido Popular.

2. Las estructuras políticas existentes están desacreditadas ante el pueblo, no responden a las necesidades del país, y gobierno y partidos han perdido la confianza de la gran mayoría de los puertorriqueños. Los deficientes y caros servicios gubernamentales, la corrupción y la ineficiencia del gobierno para atender los reclamos de la población, elevan continuamente el malestar y la protesta de la ciudadanía.

3. En el plano económico, la situación es grave. El gobierno, con una deuda pública de unos $50,000 millones de dólares, rayando al tope de su capacidad para tomar prestado, no puede seguir cumpliendo con su rol habitual de motor de la economía ni absorber los empleos que la empresa privada no puede proveer. El costo de vida ha aumentado en un 15% mientras los salarios se mantienen estancados.

La quiebra gubernamental provocó un cierre de gobierno, el pánico de los bonistas y una degradación de los bonos gubernamentales a la categoría más cercana de la clasificación de chatarra. El cierre de fábricas por diversidad de razones aumenta el desempleo con el agravante de que se pierden los empleos mejor remunerados. Por otro lado, ha comenzado un nuevo ciclo de emigración masiva que amenaza con una notable fuga de cerebros.

En el sector gubernamental, durante los primeros siete meses del actual gobierno, se han producido unos ocho mil despidos y se habla de que llegarán a cerca de treinta mil. El gobierno no tiene los ingresos suficientes para sostener la nómina gubernamental, ni ofrecer los servicios necesarios.

Las limitaciones en el orden político, esto es, la falta de poderes, nos mantiene en enorme desventaja en la competencia por atraer inversiones de capital extranjero, lo que hace prácticamente imposible enfrentar exitosamente los problemas económicos existentes. Esta ausencia de poderes políticos no nos permite desarrollar un proyecto económico que responda a las nuevas realidades del comercio internacional y la globalización de la economía.

4. El abuso contra el ambiente por parte de desarrolladores y contratistas, y la inacción del gobierno para proteger la salud del pueblo y el patrimonio nacional, ha colocado en los últimos tiempos la lucha ambiental en un primer plano y al gobierno como un encubridor de los empresarios.

5. Si los campos político y económico están en las condiciones alarmantes que hemos descrito, el plano social no es distinto. La degradación de la calidad de vida es acelerada y continua. Los altos índices de criminalidad, drogradicción y otros problemas, mantienen a la comunidad en gran tensión.

Los partidos existentes han probado ser incapaces de resolver los problemas del país. Tampoco han podido crear las bases para su solución. El pueblo ha perdido la confianza en ellos y el liderato político que los dirige. Grandes sectores del pueblo se quejan de no tener opciones, y aunque no se retiren masivamente del proceso electoral, están muy receptivos a propuestas políticas nuevas y distintas.

Hay necesidad de cambio junto a reclamos de cambio y los partidos existentes no lo ofrecen ni tienen credibilidad en sus ofertas. Están desprestigiados y se protegen mutuamente para sobrevivir detrás de una ley electoral hecha por ellos y para ellos.

Ante esa situación, se impone sentar las bases de una gran alianza, uniendo diversidades de sectores alrededor de un programa de buen gobierno y de un proceso descolonizador. Un programa de gobierno alrededor del cual se pueda alcanzar un amplio consenso.

En cuanto al proceso descolonizador podría adoptarse la asamblea constitucional de estatus o cualquier otro mecanismo que facilite el consenso.

Si partimos del convencimiento de que las opciones políticas actuales y sus estrategias están fracasadas, no hay otra salida que explorar nuevos caminos. Para ello, quien convoca es tan importante como para qué se convoca.




1 comentario:

Omar Lopez dijo...

Está llegando la hora de formar una amplia alianza en defensa de nuestra nación.

http://soberaniapuertorico.blogspot.com/