Mónica Bruckmann
La crisis mundial contemporánea no sólo se manifiesta en su dimensión económica y principalmente financiera, sino que representa también una profunda crisis civilizatoria del capitalismo mundial como modo de organización de la sociedad y como forma de producir conocimiento, al mismo tiempo que cuestiona fuertemente el sistema de poder en el planeta. Asistimos a la decadencia de un sistema hegemónico unipolar que necesita cada vez más de la intervención militar brutal para validar su condición de dominación, convirtiendo la civilización occidental en una fábrica de barbarie y de políticas de irrespeto a los principios fundamentales de convivencia de la humanidad.
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