Por Julio Morejón *
La
Habana (PL) La escalada de confictos en Sudán del Sur y República
Centroafricana, y de criminalidad en Nigeria, tienen un elemento común
aparte del entramado económico que se infiere, y es la politización de
la etnicidad.
El concepto de etnicidad no sólo aborda las características de un grupo
humano determinado en el intercambio con su medio, sino también la
supervivencia de la estructura social denominada comunidad.
Es
de puntualizar que las citadas contiendas bélicas tienen múltiples
raíces y aunque sus proyecciones están dirigidas en línea general a la
toma del poder, cada una exhibe rasgos específicos pero igualmente
aspectos medulares y reiterativos que superan lo incidental en ellas.
Los procesos etno-políticos que se presencian hoy se erigen sobre la
base de fragilidades en aspectos económicos, opinan especialistas al
exponer el carácter estructural de las contradicciones en el interior de
los Estados, pero esa formulación tiende a reducir las causas.
Ante el continente, cuyo crecimiento económico muestra su capacidad de
recuperación tras la aplicación de programas de ajuste de tipo
neoliberal y pese faltar equidad en la participación de toda la sociedad
en los beneficios, está el desafío de no fracturarse.
Ahora
disfruta de una curva ascendente, tendencia que podría mantenerse en las
próximas décadas, opina el presidente de Ruanda, Paul Kagame, y añade
que "a lo largo de los últimos 10 años las economías de África se
cuentan entre las que han crecido más rápidamente en el mundo, con una
media anual del 5,6 por ciento".
Sin embargo, si bien el tema
económico es preeminente, también están otros asuntos que se desprenden
de una historia tan extensa y convulsa como lo es la región.
Privilegiar en África la dimensión externa de los diversos grupos
socioculturales frente al Estado o en este, conduce ocasionalmente a
perder de vista la esencia, naturaleza y las potencialidades internas de
esas comunidades, se corre el riesgo de desconocer sus capacidades de
acción.
Es en ese contexto donde podría ubicarse el papel del
partidismo étnico que al parecer, en la actual coyuntura, sienta bases
para prepararse y asumir comportamientos ante lo que identifique como
enemigo o figure entre cuanto considere obstáculo con vistas a la
supervivencia.
Pero "etiquetar los conflictos en África con
términos simples y simplistas como "étnico", "tribal" o "religioso"
equivale tan solo a comprender lo que es obvio" afirma Adie Vanessa
Offiong, reportera en Abuja con Media Trust Limited, y porque tales
reducciones son propias de los medios para sintetizar definiciones y
procesos.
CONCEPTO DE ETNIA
Etnia es un colectivo humano
unido por motivos comunes: parentescos, psicología, fisonomía, religión
y otros rasgos que les diferencia del conjunto siendo parte de este y
con el cual se relaciona de diversa forma resguardando su
individualidad.
"La etnicidad hace referencia a las prácticas
culturales y perspectivas que distinguen a una determinada comunidad de
personas. Los miembros de los grupos étnicos se ven a sí mismos como
culturalmente diferentes de otros grupos sociales, y son percibidos por
los demás de igual manera", según el sociólogo el Anthony Giddens.
"Hay diversas características que pueden servir para distinguir a unos
grupos étnicos de otros, pero las más habituales son la lengua, la
historia o la ascendencia (real o imaginada), la religión y las formas
de vestirse o adornarse", destaca Giddens, y a esas características se
añade la estada en una zona donde actúa como residente por derecho.
En África, los conflictos tienen causas de fondo diversas, tanto
objetivas como subjetivas y es desacertado "vincular negativamente la
problemática étnica con cualquier proyecto de construcción democrática
pluripartidista", es decir con programas excluyentes que conducen a
enfrentamientos, según la experta María Rodríguez González.
Es
decir, la existencia de grupos étnicos no supone el estallido automático
de conflictos como el que ocurre en Sudán del Sur, donde el presidente
Salva Kiir y el ex vicepresidente Riak Mashar colocan sobre el tablero
político su influencia con los dinka, del mandatario y los nuer, de su
rival.
Aunque esa guerra es una lucha por el poder, cuyo
trasfondo sería la tenencia de las riquezas petroleras, la alineación en
el sentido étnico podría hacerla más desgarradora, porque se vería en
términos de supervivencia y/o aplastamiento -y aniquilamiento- de una
comunidad por la otra.
No obstante, Rainer Tetzlaff, catedrático
del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Hamburgo,
discurre que "el estallido de tensiones y conflictos étnico-sociales es
independiente de la riqueza social de una nación", y así ubica la
frecuente violencia con acento étnico en países que son muy pobres en
recursos.
LOS BANDOS DEL CONFLICTO
En una alocución Jean
Baptiste Migheri, teólogo laico congoleño, acotaba que "cuando se habla
de los conflictos africanos desde fuera, se les suele calificar de
tribales o étnicos".
"Es la manera más atolondrada e
irresponsable de definirlos, y por ende de no querer responder por
ellos, exponiendo sus verdaderas causas. Política, economía, cultura y
religión son en realidad los grandes marcos de esas contiendas
africanas, como lo son de alguna manera, en realidad, en todo el mundo",
precisa.
Tras citar el caso de la guerra sursudanesa, otro foco
de tensión que preocupa a la Unión Africana (UA) es el de la República
Centroafricana, donde el derrocamiento del presidente Francois Bozizé el
pasado año reconfiguró la estructura del poder, y colocó en la élite a
la comunidad musulmana, identificada por la guerrilla Seleká.
Los acontecimientos allí retomaron un elemento clave, un factor asociado
a la politización de la etnicidad, el componente confesional que
ciertamente no es un tópico aislado, sino parte de la polarización de
los contrarios y se refuerza con la radicalización ideológica de los
procesos, según experiencias estudiadas.
Frente a Seleká está la
milicia antiBalaka, de base cristiana, con los mismos dogmas étnicos,
pero obediente a una fe que anima al 40 por ciento de la población en la
República Centroafricana. Es así cuando claramente se percibe cómo los
valores de la etnia se supeditan al proselitismo político.
Para
los historiadores Hobsbawm y Rager en La invención de la tradición: "las
modernas tribus de África central no son una supervivencia de un pasado
precolonial, sino creaciones coloniales por parte de administradores e
intelectuales nativos".
Es decir, el fortalecimiento de la
etnicidad fue una consecuencia de los cambios políticos y económicos
resultantes de la colonización continental y su persistencia hasta el
siglo pasado, y la más trágica consecuencia resultó la aberración que
condujo al genocidio de Ruanda hace 20 años.
Las
transformaciones suscitadas por el más reciente período de
reestructuración de las formaciones económico-sociales, en la
globalización neoliberal, induce a optar por actitudes extremas de
protagonistas que operan en la periferia de los sistemas o que
permanecen marginalizados de la participación de riquezas y derechos.
Esa percepción de estar fuera de su lugar en la arena pública y en la
sociedad civil, allana el camino al cambio de situación con uso de la
violencia indiscriminada y apoyándose en palancas de compromisos
étnicos, que en este caso se relacionan torcidamente con la apuesta
confesional de Boko Haram, una secta extremista.
Contrario al
conflicto en la República Centroafricana, donde Seleká no halló una
salida en el callejón de la política, el de Nigeria -con Boko Haram- es
más complicado pues tiende a empujar al país a una peligrosa cisura, que
de agravarse afectaría a todo el Estado.
Coincide ese
pronóstico con un reciente reporte policiaco sobre un ataque más de
individuos de la comunidad étnica nigeriana fulani -cuya base económica
es ganadera y su confesión el Islam- en Kauyen-Yaku, una población de
mayoría cristiana, a la cual causó 17 muertos.
Sobresale "que el
fenómeno de la etnicidad politizada es un problema global, ya que en
todas las sociedades multiétnicas que se han organizado (real o
supuestamente) en Estados nacionales existen fuerzas políticas
centrífugas paralelas a las identidades étnicas", dice Rainer Tetzlaff, y
estimula a seguir de cerca el delicado dilema africano.
*Jefe de la redacción África y Medio Oriente de Prensa Latina.
arb/mt
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