martes, 18 de marzo de 2014

Reflexión feminista: Coco Chanel nos cago la vida


¿Feminismo, machismo? Es muy común ver, escuchar, mujeres quejarse de la actitud poco varonil, (me incluyo) poco masculina de los hombres actuales. Es cierto, nada lejos de la realidad, los hombres están cada vez peor, nos les da la cara, ni las pelotas. Te encaran a través de redes sociales, (en el mejor de los casos) te invitan a una “cita” y pretenden que pagues la mitad, vas a un boliche y te toman el trago, es decadente. Una se pregunta cómo le dan las bolas para esas cosas. Lo peor que he escuchado es la de un flaco que pretendía que la mina le pagara el telo, la mina se lo pagó.

No se trata de echar culpas ni de quejarse a lo pelotudo, pero si se tratara de eso, la verdad es que acá las únicas culpables somos nosotras. Hay que hacerse cargo de lo que nos toca.
Con todo esto de la revolución femenina y nuestro inconformismo, sumado a la histeria y no saber que puta queremos, la terminamos de cagar. ¿Qué paso? Simple: Principios del siglo XX nuestra amada Coco Chanel nos despojo del corsé (tan lindo que nos quedaba) y tanto flujo sanguíneo y oxigeno en cerebro nos pego mal. Empezamos a quejarnos (algunas causas justas y otras no tanto) y empezó la llamada revolución feminista.

Seguido a eso, la guerra mundial obligo a la mujer a ocupar puestos de trabajo. Lo cual, era bastante lógico y justo, dado las circunstancias. Pero después de la guerra a alguna mina, que seguro tenía el periodo, se le ocurrió que era buena idea seguir trabajando y usando pantalones (igual que los hombres). ¿Para qué carajo? Si, esa mujer la pasaba muy mal en las tardes jugando canasta con las amigas y tomando el té. Y dijo: nooooo, es mejor trabajar en una fábrica, que me paguen miserias y me traten como el culo.

Y empezó todo un movimiento de querer ser como el hombre. El usa pantalón: yo también. El va a trabajar: yo también. El vota: yo también. Y así con todo, despojando al hombre cada vez más de su lugar. Empezando con lógica y terminando no con mucha brillantes.
Llegando a tiempos actuales en los que el hombre es solo una “figura”, que es lindo de mirar, es lindo de tocar, y sirve para tener sexo. ¿Por qué llegamos a eso? Esto hasta el día que alguna tenga un ataque de concha y se le ocurra que las mujeres también deberíamos tener pene, y así acabemos con toda la raza humana.

Pero ojo: los roles no están cambiados, solo se nos agregaron más cosas para hacer. Si hace 60 años atrás la mujer tenía que ser ama de casa y verse bonita y tener la comida lista para el marido. Hoy día, la mujer sigue siendo la misma ama de casa, que tiene que verse bonita, tener la comida lista, los pibes bañados y haciendo la tarea, salir a trabajar y “aportar económicamente” a la casa y tener un título. Agregado a los dolores menstruales, la cera en las piernas y en el “área del bikini”, el embarazo, el parto y las secuelas de tal. Copado ¿no?

Mi propuesta es:

Dejemos al hombre ser hombre y seamos mujeres nosotras. Muchas cosas tenemos en la cabeza como para pensar, también, en llevar el forro, arreglar el baño y cambiar el cuerito de la canilla.

No se nos va a caer el pelo por pedir ayuda, por dejar que nos mimen y nos consientan. Y de paso ahorramos plata y las cosas quedan mejor echas, porque es verdad que hay cosas en las que ellos son mejores.

El hecho de no querer ser igual a un hombre y no odiar a toda la raza masculina no te hace menos mujer o menos “feminista”. En mi opinión, eso se podría definir como machismo.
En mi opinión (y lo recalco) la igualdad no está en querer ser como el otro, no veo muchos hombres heterosexuales haciendo marchas por querer depilarse, o por querer usar faldas. ¿Por qué nosotras insistimos en querer ser como ellos?

Que se ocupen de las cosas del auto, de arreglar las falencias de la casa, de invitar, pagar y encarar y comprar los forros.

Que del resto nos ocupamos nosotras. Que no implica no disfrutar nuestra sexualidad o ser totalmente dominadas. El planteo es tratemos de darnos nuestros espacios y dejemos que querer acaparar todo, somos diferente por algo.

Escrito por Lorelai Lee

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